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sábado, 29 de octubre de 2011

¿Dos campos diferentes para la ciencia y la religión?

¿Dos campos diferentes para la ciencia y la religión?
Capítul¿Dos campos diferentes para la ciencia y la religión?o de 'El islam aborda asuntos contemporáneos'
Ciencia y Tec - 29/10/2011 4:09 - Autor: Ali Ünal - Fuente: Editorial La FuenteVota:- Resultado 20 votos | Más... Etiquetas: religion, ciencia, islam, cristianismo, dualismo, ali unal

Portada del libro de Ali Ünal: 'El islam aborda asuntos contemporáneos'El cristianismo no se desarrolló como una religión comprensiva que abarcase todos los campos de vida, sino como un conjunto de valores espirituales y morales, con una incidencia directa en los aspectos mundanos de la vida. Esto ha tenido serias consecuencias para la historia occidental. Por ejemplo, en teoría, el cristianismo condenó la guerra, pero rechazó reconocer su realidad en la historia humana y por lo tanto no dejó reglas de conducta para ella. Dado que tal actitud nunca ha terminado con ninguna guerra, la carencia de reglas religiosas ha causado gran número de víctimas y matanzas en manos de varias naciones occidentales a lo largo del planeta.

Asimismo, el Cristianismo condena el mundo y la naturaleza como un velo que separa a la humanidad de Dios, una opinión que ha llevado a la ciencia moderna a considerar la autoridad religiosa como irrelevante. Además, el dualismo que se manifiesta claramente en la separación de este mundo y del Más Allá, la religión y la ciencia, la espiritualidad y la física, llevó a los pensadores y filósofos occidentales queintentaron encontrar un lugar para la religión al lado de la ciencia a asignar distintos campos a la religión y a la ciencia, a la razón y a la Revelación, a este mundo y al Más Allá.

El dualismo cartesiano

Descartesi es la persona más asociada con este dualismo occidental, ya que sus ideas contribuyeron a la separación casi completa de las actividades intelectuales y científicas de la religión y, en siglos posteriores, a la Ilustración, el enfoque mecanicista de vida, el positivismo y el materialismo. El cartesianismo proporcionó un refugio para los que separaron su búsqueda religiosa en la vida de su búsqueda científica. Dio también lugar a muchas ideas falsas sobre la relación entre la vida, la religión y la ciencia. Aquellos intelectuales o filósofos que no quisieron abandonar ni la religión ni el razonamiento científico apelaron al dualismo cartesiano para justificar su posición.

Este modo de defender la religión contra el materialismo científico todavía prevalece entre ciertos intelectuales musulmanes. Según ellos, hay un mundo de cualidades separadas de un mundo de cantidades. La ciencia tiene la autoridad en el mundo de las cantidades y usa la observación, la medición y la experimentación. Pero en el mundo de las cualidades, donde la observación, la experimentación y la medida no se aplican, la religión tiene derecho a hablar. Por lo tanto, ser religioso no puede contradecir a ser científico, ya que la religión y la ciencia no tienen nada que ver la una con la otra.

Aunque intentó defender la religión contra la ciencia, el dualismo cartesiano hace a la ciencia superior a la religión. Restringiendo la religión a un conjunto de creencias ciegas, la relega a un papel secundario en la vida práctica y el pensamiento. Las creencias no pueden estar sujetas a la investigación, la verificación y el razonamiento, siendo así prácticamente irrelevantes al mundo y a la vida mundana. Esta actitud presenta la religión como un asunto de creencia o no creencia, lo cual es totalmente incorrecto, y "demuestra" que hay poca diferencia entre la aceptación de una religión "auténtica" y la creencia en cualquier otra religión, e incluso en mitos y supersticiones. Este dualismo yace detrás de las tendencias modernas que consideran la religión, sea revelada por Dios o creada por el ser humano, como un conjunto de dogmas inaccesibles a la razón y separada de la ciencia y el mundo perceptible.

Pero la religión, sobre todo el Islam, exige la convicción racional y espiritual basada en el pensamiento, el razonamiento, la busqueda y la verificación, a diferencia de la creencia ciega. Aunque uno pueda entrar en la religión por la puerta de la imitación, no es nunca aconsejable el conformarse con una creencia basada en la imitación. Los versículos coránicos relacionados con cuestiones legales no exceden los 300, mientras que más de 700 impulsan a la gente a estudiar fenómenos naturales y a pensar, decidir, buscar, observar, tomar lecciones, reflejar y verificar. Los versículos que concluyen con : ¿no utilizarás tu razón?; ¿no pensarás?; ¿no reflexionarás?; ¿no tomarás lecciones?; Estudiad, Oh hombres de perspicacia, y la condena coránica de los no-creyentes como gente sin intelecto y por lo tanto incapaz de pensar y de reflexionar, sin ojos con los que ver u oídos con los que oír, son serias advertencias para los que ven la religión como una creencia ciega y para quienes no logran distinguir la conexión esencial e irrompible entre la religión y la vida, la naturaleza, la razón y la ciencia.

La ciencia moderna estudia el mundo natural. Restringiéndose a la esfera material y observable de la existencia, el dualismo cartesiano no le permite admitir la posibilidad de otros planos de existencia y campos de estudio. Esto puede ser considerado como un modo de mantener la investigación científica fáctica y objetiva. Sin embargo, esta actitud con frecuencia conduce a la opinión de que los estudios inmateriales y sus conclusiones no son científicos y por lo tanto requieren sólo la creencia en vez de la investigación o la verificación.

Esto conduce a muchos al agnosticismo, a ni negar ni afirmar las dimensiones más profundas y amplias de la existencia más allá de lo material. Si la ciencia moderna fuera realmente objetiva, aceptaría la posibilidad de muchas otras verdades y reinos cuya existencia no puede ser descubierta por sus métodos presentes, o cambiaría de táctica y de técnicas y se equiparía con los métodos necesarios para descubrir aquellos reinos. La ciencia nunca comprenderá la completa realidad de la existencia mientras mantenga una actitud y una metodología rígidamente empírica. Es una desgracia para la ciencia el que esto reduzca a la humanidad y al Universo a su existencia física, y trata de explicar todas nuestras actividades intelectuales y espirituales en términos físicos.

La ciencia moderna trata a la naturaleza como un ente material, dotado de una estructura pero carente de propósito o de significado. No estamos muy lejos de la condena cristiana de la naturaleza como un velo que separa a la humanidad de Dios. El Islam, por otra parte, introduce fenómenos naturales, en oposición a los supra-naturales cuya existencia y realidad la ciencia o rechaza o considera incognoscibles por métodos científicos, como una evidencia de su verdad o realidad. Llama a la gente a estudiar y reflexionar sobre ellos, y así recoger el néctar de la creencia.

El Islam ve la naturaleza como el reino en el cual los Bellos Nombres de Dios son manifestados, como un conjunto de « escalas de luz» por las cuales alcanzar a Dios. Habiéndose originado desde los Atributos de Voluntad y Poder de Dios, la naturaleza es el equivalente del Corán, el cual proviene del Atributo Divino del Discurso. Así, la naturaleza es un libro como el Corán, una ciudad o un palacio cuyo significado es explicado por un opúsculo sagrado (el Corán). Además, este opúsculo sagrado explica a la humanidad como habitar y beneficiarse de la naturaleza.

La humanidad es el tercer homólogo de estos dos libros, equipada con el conocimiento y el poder. Este es el motivo por el cual científicos musulmanes como Ibn Sina (Avicenna), Zahrawi, Ibrahim Haqqi, Nasir al-Din at-Tusi y Ak Shamsaddin fueron practicantes sufíes y experimentados en ciencias religiosas.

La naturaleza muestra la Unidad Divina

La naturaleza, el resultado de las manifestaciones de los Bellos Nombres Divinos y una colección de espejos que reflejan los Nombres y Atributos Divinos, tiene una cierta santidad. De hecho, su orden y constancia son dos pruebas significativas de la Unidad Divina, así como las raíces de todas las ciencias. El orden perfecto del Universo se debe a que es el trabajo de un solo Creador, pues sólo este hecho puede explicar la interrelación, la cooperación y la solidaridad entre todas sus partes y criaturas. Por ejemplo, una manzana puede nacer sólo si el suelo, el aire, el agua y el sol, así como la semilla de la manzana y las propiedades del árbol (por ejemplo, la germinación, el crecimiento, la fotosíntesis y el dar el fruto) cumplen con sus papeles específicos. Esto significa que una manzana puede existir sólo si el Universo entero coopera.

Los científicos clasifican la orden y la constancia de todas las cosas que ocurren en el Universo como leyes naturales, aun cuando los elementos o las propiedades de este orden y constancia, en los que la ciencia está basada, tengan una existencia sólo nominal. Lo que las ciencias llaman leyes bien pueden ser los trabajos o las actividades de Dios por medio de los ángeles.

Debido al rechazo a incluir la religión en sus procedimientos, la ciencia atribuye la milagrosa y útil creación y la existencia, así como el orden, la armonía y la constancia que prevalecen en ella, a dos cosas: las ciegas, inconscientes, ignorantes e inanimadas leyes que tienen sólo una existencia nominal, o también a la naturaleza, que es un recipiente pasivo y no un agente activo, un objeto y no un sujeto, y está desprovista de conciencia, conocimiento y voluntad. Pero tal orden, armonía y constancia obviamente requieren la existencia de un conocimiento eterno y absoluto, , de un poder y de una voluntad.

Además, la ciencia intenta explicar la existencia y la vida a través de la posibilidad y la necesidad. La razón de tal ignorancia es que la ciencia considera la religión como un conjunto de dogmas que requieren la creencia ciega, y por lo tanto como a-cietífica o irreconciliable con ella. Esta actitud imperdonable y esta negación de la dimensión supra-natural de la creación o su agnosticismo son el resultado de la separación entre ciencia y religión.

Separada de la religión, la ciencia pierde su verdadera identidad y su objetivo. Según el Corán, estos son el estudiar la existencia según la guía de la luz Divina para entenderla, usar el Universo como un conjunto de escalas para alcanzar "el cielo" de la creencia, y mejorar el mundo y así ayudar a cada persona a cumplir su función como vicerregentes de Dios sobre la tierra, viviendo conforme a esta creencia.

Como leemos en la sura 2:30-31, cuando Dios dijo a los ángeles que Él designaría a un vicerregente sobre la tierra, ellos dedujeron que conduciría a la corrupción, la sedición y el derramamiento de sangre. ¿Por qué? Porque la vicerregencia requiere voluntad, conocimiento y poder. Así que ellos contestaron: "¿Vas a poner en ella a alguien que extenderá la corrupción en ella y la corromperá --mientras que nosotros proclamamos Tu gloria infinita, Te alabamos y santificamos Tu nombre?" [Dios] respondió: "Ciertamente, Yo sé lo que vosotros no sabéis."
Él instruyó a Adán en los «nombres» —los nombres y la realidad de las cosas—, y así le dio las llaves del conocimiento y del dominio de las cosas.

Dado que Él nos hizo superiores a los ángeles por este conocimiento, considera los estudios «científicos» para entender la creación y realizar nuestro papel de vicerregente como equivalente a la glorificación y la alabanza de los ángeles. Esto significa que los estudios científicos son emprendidos para entender la creación, que reconocen al Creador y mejoran el mundo estableciendo la paz y la justicia, son actos de adoración. Por esto, el Islam claramente da un significado sagrado y una dimensión religiosa a la ciencia y a los estudios científicos.

Dado que el primer versículo coránico revelado comienza con ¡Lee!,en un tiempo en el cual la escritura y el alfabetismo eran raros, este mandato es significativo. Esta mandato sigue: en y con el Nombre de tu Señor, Quien ha creado (96:1), lo cual significa que deberíamos estudiar la creación y hacerlo en el nombre del Señor. La palabra traducida como «Señor» es Rabb, El que cría, educa, instruye, sustenta, y nos hace prosperar. Esto significa que la creación está bajo el Señorío de Dios y que nosotros deberíamos estudiar en profundidad todo lo relativo a su nacimiento, su crecimiento y su funcionamiento. Esto es lo que la ciencia hace.

La segunda connotación importante es que nosotros deberíamos estudiar la creación en el nombre de Dios por agradecimiento y conforme a Sus reglas. De esta forma el estudio científico no debería contradecir la religión y sus prescripciones morales, ni dañar a la gente o cambiar el orden que encontramos en la creación y el Universo. Cuando la ciencia es usada para descubrir las leyes divinas en la naturaleza y se mantiene dentro de los límites divinos permitidos, entonces no causa contaminación ambiental, muerte masiva y destrucción o, en resumen, la corrupción sobre la tierra. El Islam no está contra los estudios científicos; más bien establece los objetivos morales de la ciencia y pone restricciones morales sobre ella. Esto impulsa a los científicos a beneficiar a la humanidad y a otras criaturas y, al ordenarles trabajar en el nombre de Dios, transforma su trabajo en actos de adoración. La separación de la ciencia y la religión ha traído la riqueza y el bienestar material a una pequeña minoría. Pero como los dos últimos siglos han mostrado, hay algunas consecuencias, como la inseguridad global, la infelicidad, y el desasosiego causado por el materialismo científico, la opresión brutal y el colonialismo, la brecha entre ricos y pobres; guerras globales o regionales interminables en las que mueren millones de personas o son abandonadas sin hogar, quedado huérfanos o viudas; despiadada rivalidad de clase; y peligrosos niveles de contaminación ambiental. La separación de la ciencia y la religión ha causado numerosos desastres.

Otra evidencia de la inseparabilidad de la ciencia y la religión, aunque sea negada por la ciencia secular, es que los profetas fueron los precursores de descubrimientos científicos y del progreso material. Por ejemplo, algunos intérpretes coránicos deducen de: (Y así ocurrió) hasta que, cuando llegó Nuestro decreto, la caldera empezó a desbordarse… (11:40), que el Arca de Noé construido bajo la guía de Dios, era un buque de vapor. Los marineros consideran a Noé como su primer maestro o patrón. Asimismo, José fue hacerle primer hombre en construir un reloj y así es considerado como el primer maestro de los relojeros, y los sastres asignan a Enoch el mismo grado.

Sin embargo, la ciencia secular o materialista no considera la Revelación Divina como una fuente de conocimiento o el conocimiento revelado como científico. Por ejemplo, considera la inundación mencionada en todas las escrituras divinas y las tradiciones orales de todos los pueblos como un mito. Si este (o cualquier otro) acontecimiento no puede ser demostrado por métodos científicos, no será considerado científico, y los que dicen que sólo los métodos científicos pueden alcanzar la verdad seguirán dudando de las escrituras divinas. Esto equivale a negar la Revelación divina y todas las religiones reveladas por Dios.

Además, esto provocará que muchos hechos y acontecimientos históricos permanezcan ocultos, tal y como pasa con la historia de Medio Oriente, que es mostrada incorrectamente. Para cualquier historia exacta del área se deben incluir las historias de los profetas mencionados en el Corán. A pesar de ello, la ciencia secular o materialista hace que muchas verdades sean enseñadas como falsedades y muchas falsedades sean presentadas como verdades, por no admitir que la Revelación divina posee la fiabilidad científica. Por ejemplo, los asirios de Irak son presentados como paganos. Pero leemos en la sura 37:147: Y le enviamos una vez más (a su gente, que eran) cien mil…, que más de 100,000 personas creyeron en Jonás, quien, según la Biblia, vivió en Nínive, la capital asiria.

Separar la ciencia y la religión y asignarles a cada una un ámbito diferente de conocimiento o importancia ha hecho que la religión sea vista como un conjunto de mitos y de dogmas -creencias ciegas- y que la ciencia permanezca en la oscuridad del materialismo. Igual que es absolutamente necesario unir y armonizar la mente y el corazón o el intelecto y el espíritu, también es sumamente importante armonizar la ciencia y la religión.

La vida en otros lugares

La ciencia todavía no puede explicar qué es realmente la vida. Este mundo es la arena en la que Dios manifiesta Su Voluntad a través del velo de las «causas naturales», pero la vida es el resultado de la manifestación directa de Su Nombre de el Viviente. Mientras la ciencia insista en su punto de vista positivisista -incluso materialista- , nunca penetrará en el misterio de vida.

Los científicos restringen el concepto de vida a las condiciones sobre o bajo la superficie de la tierra. Por tanto, cuando ellos indagan sobre la vida extraterrestre, buscan condiciones idénticas o similares a la vida sobre la superficie terrestre. Pero si hubieran conservado un mínimo sentido de la maravilla absoluta de la vida (la vida considerada como una manifestación directa de Dios el Viviente), entonces habrían considerado formas y condiciones de vida situadas más allá de su entendimiento. En su opinión, los argumentos de Said Nursi sobre la existencia de ángeles y otros seres espirituales no son dignos de consideración. Sin embargo, tal vez los últimos descubrimientos en la biología de las profundidades del océano los persuadan de reconsiderar sus argumentos, pues al principio de la década de 1930 escribió:

La vida perfecciona la existencia de una cosa, pues la vida es la base real y la luz de la existencia. La consciencia, a su vez, es la luz de la vida… Al ser la vida y la consciencia tan importantes y prevalecer la armonía perfecta sobre toda la creación, el Universo muestra una cohesión firme. Al estar nuestro pequeño planeta rotante lleno de innumerables seres vivos e inteligentes, estos castillos celestiales y estas sublimes constelaciones deben de tener habitantes vivos y conscientes propios de ellos. Del mismo modo que el pez vive en el agua, estos espíritus pueden existir en el calor del Sol. El fuego no consume la luz; más bien hace que la luz sea más brillante. Observamos que el Poder Eterno crea innumerables seres vivos a partir de las sustancias sólidas e inertes y transforma las materias más densas en compuestos sutiles con vida. De ese modo, irradia luz de vida hacia todos los lugares con gran abundancia y provee la mayor parte de las cosas con la luz de la consciencia.

De esto podemos concluir que el Todopoderoso y Omnisapiente no crearía esas formas sutiles de materia como luz y éter, cercanas y apropiadas para el espíritu, sin vida y consciencia. Él ha creado innumerables seres animados y conscientes a partir de la luz y de las tinieblas, del éter, del aire e incluso de significados (concebidos) y palabras (proferidas). Del mismo modo que ha creado numerosas especies de animales, también ha creado diferentes criaturas espirituales a partir de las formas sutiles de la materia. Algunas de estas son ángeles, otros son seres espirituales y otros son genios.

Medio siglo después, cerca de 300 especies de animales, casi todas ellas previamente desconocidas, fueron descubiertas viviendo alrededor de las chimeneas hidrotermales que se forman cuando el agua del mar se filtra a través del fondo oceánico y donde los arrecifes son calentados por el magma subyacente que aflora al frío océano. Verena Tunnicliffe escribe:

Toda clase de vida precisa de energía, y casi toda la vida sobre la tierra contempla al sol como la fuente. Pero la energía solar no es el único tipo de energía disponible en la tierra. Considera la energía que surge del movimiento y de la erupción de la corteza terrestre. Cuando contemplas un volcán activo, estás viendo un escape de calor que ha sido producido por la desintegración radiactiva del interior de la tierra que surge finalmente a la superficie. ¿Por qué no puede haber comunidades biológicas asociadas al mismo tipo de energía nuclear que mueve continentes y crea montañas? ¿Y por qué no pueden estar comunidades enteras abastecidas por energía química en vez de la solar?

… La mayor parte de nosotros asocia el escape de calor desde el interior de la tierra con sucesos violentos y condiciones físicas inestables, con temperaturas extremadamente elevadas y con escape de gases tóxicos, circunstancias difícilmente propicias para la vida. Antaño, el concepto de que comunidades biológicas puedan surgir en un entorno geológicamente activo parecía fantástico; hasta que recientemente se supo que algunos organismos sobrevivían sin exposición directa o indirecta a la luz del sol. Pero dichas comunidades existen y representan unos de los descubrimientos más asombrosos de la biología en el siglo XX. Viven en las profundidades del océano bajo condiciones duras y variablesiv.

Este asombroso descubrimiento contiene indicios de otras realidades que la ciencia ha de considerar. El profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, afirma que los ángeles fueron creados a partir de la luz. Leemos en el Corán que Dios creó al ser humano a partir de arcilla seca, y que luego le hizo califa (vicerregente: el que viene después [para gobernar según los mandamientos de Dios]) para este planeta. Muchos intérpretes del Corán han llegado a la conclusión, a partir de esto, de que los genios gobernaron la tierra en el pasado y, luego, fueron sucedidos por los seres humanos.

A partir de los indicios mencionados, es posible llevar a cabo estudios formales que determinen el valor de dichas conclusiones del siguiente modo:

Dios primero creó la luz pura (nur) y luego la luz. El proceso de creación siguió con una acumulación gradual y regular de identidades y/o una secuencia de saltos abruptos. El fuego siguió a la luz y luego vinieron el agua y el suelo. Dios propagó una existencia a partir de otra, combinando, entretejiendo y creando seres vivos apropiados para cada fase de la creación. Cuando el universo estuvo en un estado de puro fuego u otro tipo de energía, creó las formas de vida apropiadas a dicho estado. Cuando la tierra se hizo habitable, creó las plantas, los animales y los seres humanos. Adornó cada parte y fase del universo con criaturas, incluyendo seres vivos, apropiados para cada parte y fase.

Finalmente, del mismo modo que creó innumerables seres a partir de la luz, el éter, el aire, el fuego, el agua y la tierra, creó también un Paraíso o un Infierno de acuerdo con nuestras palabras y actos. En otras palabras, del mismo modo que Él hace que un árbol crezca a partir de una minúscula semilla con partículas de tierra, aire y agua, también puede crear otro mundo a partir de los materiales de este mundo, incluyendo el Paraíso y el Infierno, adaptándolos para el Más Allá durante las convulsiones del Día del Juicio Final.

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