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sábado, 29 de octubre de 2011

Por qué elegí el Islam

Por qué elegí el Islam
Sentí que ese día entendí lo vacía que es la doctrina del perdón de los pecados sobre la cual se construye la fe Cristiana
Iniciación - 29/10/2011 4:09 - Autor: M. Emery - Fuente: Islam House
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Etiquetas: conversion islam, reconocimiento, catolicismo, trinidad, unicidad

Adoración
Comienzo con el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso
Nací en el seno de una familia fervientemente católica. Aún en mis primeros días de vida, mi padre me llevaba con él cuando iba a predicar, estaba bien claro que quería que siguiera los pasos de su profesión. Cuando llegué al último año de bachillerato, podía predicar los Evangelios a mi manera. En la universidad, solía reunirme con mis compañeros protestantes y discutíamos las diferencias entre nuestros credos y la manera de llevar a cabo los rituales.
Al terminar mi primer año de la universidad, tenía el suficiente conocimiento de la Fe Cristiana según lo establece la Iglesia Católica. Tenía una beca financiada por la Iglesia y en devolución por la ayuda recibida, me pidieron que asistiera a unas clases especiales para entender partes de las Sagradas Escrituras, bajo el Sumo Sacerdote de la Iglesia que tanto disfrutaba enseñarme y que era muy apegado a mí.
Al haber aparecido en el primer grupo de mi curso intermedio, solía sentarme trabajando en sus materias hasta bien entrada la noche. Una noche mientras todos dormían y yo me encontraba absorto en mis estudios, tuve súbitamente la idea de examinar la doctrina de la Sagrada Trinidad, la fórmula básica de la Fe Cristiana. La pregunta de cómo Dios existe en tres personas, y aún así tiene una sola naturaleza divina, una sola voluntad, y una sola sustancia, surgió en mi mente.
Al no poder reconciliar mi creencia en la Trinidad con el razonamiento lógico de la ciencia, caí en un estado de inquietud mental. Pasaban los días, y pensé en pedirle a mi padre que me ayudase a resolver el problema que me intrigaba pero sabía que mi padre jamás apreciaría la más mínima duda en la creencia dogmática de la Escuela Católica. Sin embargo, un día en que encontré a mi padre de buen ánimo, le pedí que me explicase la Sagrada Trinidad... y esto fue lo que me dijo:
“En asuntos de fe uno tiene que dejar de razonar... esta doctrina va más allá de la capacidad de raciocinio humano. Uno debe creer en la doctrina solo por el corazón y la mente”.
Esta respuesta de mi padre me molestó en gran medida... Todo mi pensamiento se centró en la pregunta que se había convertido en un problema definido que atosigaba mi mente y me pregunté:
“¿Son estos los cimientos sobre los cuales se construye el gran edificio de la fe Cristiana? ¿Es acaso la base de mi fe una cuestión de seguir ciegamente una creencia dictada que no tolera el razonamiento o el escrutinio independiente de los desapasionados e imparciales argumentos de una conciencia limpia?”
Me preocupé bastante y cambié de parecer respecto a creer ciegamente en la Trinidad.
Un día uno de nuestros profesores con mayor antigüedad estaba sentado solo en su cuarto y entré con su permiso y le pedí que me ayudase a resolver lo que para mí era todo un dilema. Me preguntó amablemente de qué se trataba. Le pedí que me explicase cómo Dios, un único ser, puede existir simultáneamente como tres personas distintas: El Padre, el Hijo (Jesús), y el Espíritu Santo.
El profesor sonrió y dijo: “¿No te agrada mi presencia en esta universidad?”. Le pregunté: “¿Por qué, señor?”. Me respondió: “¿Qué crees que harían conmigo las autoridades, fervientes católicos, si alguien les informa que hablo en mi cuarto privado de cosas que se oponen a la fe cristiana en general? ¿Me seguirían manteniendo como parte del personal? Si quieres discutir algo aquí, debes limitar tu discusión a los temas de estudio que se te asignan.”
Por lo tanto, arreglé para encontrarme con él en su casa.
El domingo, cuando me reuní con él, lo primero que hizo fue preguntarme el motivo de mi indagación en la doctrina de la Trinidad. Le dije que quería saber hasta qué punto la doctrina toleraba el razonamiento.
Sonrió y dijo: “¿Por qué no le preguntas a uno de tus sacerdotes?”
Le respondí: “Ya les he preguntado, pero dicen que es un asunto de creencia o fe y que no debe someterse a ninguna lógica o filosofía. Eso me molestó mucho. No hizo más que provocarme dudas, si lo que yo creo es irracional e ilógico, ¿por qué debo someterme y seguirlo ciegamente? ¿Es acaso Dios tan injusto para pretender que el hombre crea en una doctrina sobre Él que ninguna mente humana puede concebir razonablemente? Le pido, señor, que me brinde algún método de discutir la posibilidad de tal existencia tal como la doctrina de la Trinidad pretende que creamos”.
El profesor sonrió y me dijo: “Querido Thomas, supón que quieres que yo pruebe a través de alguna fórmula matemática cómo el agua puede permanecer agua y al mismo tiempo fuego, o cómo una roca puede ser roca y al mismo tiempo agua, ¿cómo lo hago? No creo que ningún hombre sensato de este mundo pueda concebir tal posibilidad... cómo el Eterno Dios, que es Inmortal y Eterno, puede ser al mismo tiempo un mortal (es decir, ser un hombre que sufre la muerte a manos de otros mortales). ¿Y cómo el mismo ser mortal puede ser al mismo tiempo el Dios Absoluto e Inmortal? Es un problema que nuestros sacerdotes quieren que creamos y nada más tenemos que creer en él sin posibilidad alguna de cuestionar la factibilidad de este dogma inconcebible’.
Prosiguió diciendo: “El hecho es que cuando Dios, a Quien conocemos como Único, es uno solo, lo que significa que Dios es singularmente uno por la esencia natural de su existencia, libre de todo otro factor o variante que tenga que ver con su pura o Absoluta Unidad para justificar su carácter de Unicidad Absoluta, que se debe a una existencia indivisible, por sí mismo. La división sugiere que el Único no es Único Absoluto sino un compuesto de algunas variantes y ese ser compuesto nunca puede ser el Único en el verdadero significado de la unicidad. Y ciertamente el Único que depende de su existencia en sus distintos componentes nunca puede ser independiente en su acción, mientras que Dios es el Único Absoluto, independiente y Omnipotente en su voluntad y su acción.
Además, ¿cómo pueden tres seres distintos, con tres variaciones justificar ser tres entes separados, permanecer separados con sus características distintivas propias, y convertirse en un solo ser indivisible, sin variar en lo más mínimo su unicidad esencial?
Un ser Único Absoluto debe ser totalmente independiente en su existencia, Sr. Thomas... ¡es imposible razonar la doctrina de la Sagrada Trinidad pues es un acertijo humano inconcebible!”
Continuó diciendo: ‘Los cristianos nos vemos privados de las vastas fuentes de conocimiento sobre la verdad y los factores mayores en temas religiosos que están a disposición afuera, al maldecir a todos los no cristianos como si fueran obra del Demonio. Los cristianos, Sr. Thomas, en nuestra locura por escalar posiciones hemos hecho un papel muy lamentable, de tal manera que un experto como Sir Dennison Ross no tuvo más remedio que decir la verdad sobre todo esto en su prólogo de la traducción del Corán de George Sale”.
Me sorprendieron los argumentos del profesor, quien era católico, y al mismo tiempo me alentó mucho saber que mi duda sobre la irracionalidad de la doctrina de la Trinidad era algo que también intrigaba a una persona bien preparada e inteligente como mi profesor de matemáticas. Me benefició bastante la charla con el profesor pues así conocí argumentos que justificaban la duda creada en mi mente.
Mi estudio del tema en la ‘Literatura Islámica’ y la traducción del Corán me abrieron los ojos a grandiosos y muy importantes factores que afectan a la humanidad. Visité una vez al profesor en su casa y para mi sorpresa descubrí que poseía una gran cantidad de literatura islámica.
También le pregunté: “¿Puedo preguntarle si usted ha adoptado la fe de los musulmanes?”
Su respuesta fue: “¡No te preocupes por mi elección personal!”
Tomé el ejemplar de la traducción del Corán de George Sale y leí la introducción de Sir E. Dennison Ross. La introducción debe ser leída con especial atención. Sir Ross dice:
“Durante muchos siglos el contacto que la mayoría de los europeos tenían con el 'Mahometanismo' se basaba casi en su totalidad en informes distorsionados de cristianos fanáticos, que llevaron a la discriminación de una multitud de graves calumnias. Lo bueno del 'Mahometanismo' era ignorado por completo y lo que a los ojos de Europa no era bueno fue exagerado o malinterpretado. La unicidad de Dios y la simplicidad de su credo fue probablemente un factor más potente para la extensión del Islam que la palabra de los ghazis”. (Traducción del Corán de G. Sale – Introducción)
Esta declaración del gran estudioso cristiano de renombre internacional creó en mí un apetito por conocer las enseñanzas internas del Islam, especialmente sobre el concepto islámico de Dios.
Pasaron unos cuatro años y para ese entonces ya conocía los contenidos del Corán. Muchas cosas habían atraído mi atención. Había discutido muchos puntos dudosos con el profesor, de quien luego descubrí que había leído el Corán varias veces con un punto de vista mejor y más crítico. Ahora deseaba conocer a algún estudioso musulmán para examinar con él ciertas dudas que yo tenía sobre la Fe Islámica.
Una vez pensé en el Hinduismo pero lo que veía a diario con mis ojos, las maldiciones de lo intocable y las reservas del sistema de castas que aún permanece, la adoración de ídolos, el cumplimiento de innumerables rituales me desalentaron a indagar más en esa fe. Nunca podría entender la superioridad que sostienen exclusiva y arbitrariamente por los miembros de ciertas castas, simplemente porque accidentalmente nacieron en esos estratos. Había visto con mis propios ojos cómo las personas que pertenecían a ciertas castas son consideradas como inferiores en la sociedad y son tratadas como intocables, ni siquiera permitiéndoles entrar a los Templos Hindúes. Había visto a esas pobres almas ser privadas de beber agua de los pozos reservados para las clases superiores.
La destrucción que provoca en la vida social el Hinduismo al dividir a la humanidad en castas y sub-castas y la irracional superioridad de una casta sobre otra es en sí tan repulsiva que a nadie le gustaría tomarse la molestia de llevar a cabo ningún estudio sobre las doctrinas de esa fe.
Al estar resentido con el sistema de castas y la segregación sectaria del Hinduismo, recordé de inmediato algunas restricciones similares entre los cristianos.
Me pregunté lo siguiente: “¿Por qué criticar a otras personas y sus creencias cuando la religión a la que pertenezco también tiene una segregación sectaria? ¿Acaso las Iglesias del Cristianismo no son propiedad de los miembros de las sectas particulares? ¿Acaso no hay iglesias que pertenecen a una secta y no pueden ser utilizadas por miembros de otra secta? ¿Acaso el Cristianismo no ha fracasado en hacer de la humanidad una sola sociedad? ¿Acaso Jesús predicó todas esas diferencias y disensos que hemos innovado los cristianos? ¿Acaso no nos alejamos así de los objetivos originales de la Misión de Jesucristo?"
Contra las irreconciliables diferencias e innumerables disensos del orden social en los distintos aspectos del Hinduismo y el Cristianismo, me impresionó mucho la verdadera y genuina hermandad que practican día y noche los musulmanes. Descubrí que una mezquita musulmana es una mezquita que le pertenece a todo el que se considere musulmán y que no hay asientos reservados. Vi con mis propios ojos a musulmanes de todas las clases, de todas las posiciones económicas, nacionalidades y colores de piel, sentados en la misma fila, mirando hacia la misma dirección, orando a un Dios en un solo idioma, y luego de la plegaria, estrecharse la mano. La hermandad o igualdad social que dicen tener en teoría otras escuelas de pensamiento en el mundo la encontré como una realidad viva en la vida diaria de los musulmanes.
Un día, el profesor, que para ese entonces ya era un buen amigo mío, me informó que un estudioso musulmán daría unas charlas en inglés sobre la vida el Profeta del Islam en una sala cerca de la gran mezquita de mi ciudad. Mi profesor y yo fuimos a las charlas y conocimos al conferencista, quien era un gran amigo de mi profesor. Hablamos con él de varios temas importantes.
Durante mi encuentro con el conferencista musulmán, le pregunté si podía amablemente responder algunas preguntas para mi propia información. Me respondió: “Con mucho gusto responderé sus preguntas”.
Le planteé las siguientes preguntas, las cuales respondió con entusiasmo: “¿Qué prueba tiene usted además del Corán para establecer que Muhámmad fue ciertamente un Profeta de Dios?”
Su respuesta fue: “¿Tiene consigo la Biblia?”. Le respondí que sí.
Tomó entonces los siguientes versos y los leyó uno tras otro:
Hechos de los Apóstoles 3, Versos 22-24:
“Moisés, en efecto, dijo: El Señor Dios suscitará para ustedes, de entre sus hermanos, un profeta semejante a mí, y ustedes obedecerán a todo lo que él les diga. El que no escuche a ese profeta será excluido del pueblo. Y todos los profetas que han hablado a partir de Samuel, anunciaron también estos días”.
En Hechos de los Apóstoles 7: Verso 37:
“Y este mismo Moisés dijo a los israelitas: Dios suscitará de entre ustedes un profeta semejante a mí”.
Y en Juan 14:16
“Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes”.
Y en Juan 14:26
“Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”.
Leí los pasajes que ya había leído muchas veces antes, pero esta vez la confianza perfecta con la que el hombre me había pedido que leyera el verso de mis propias Sagradas Escrituras para apoyar su postura me dio una nueva luz para entender el asunto. Aún así le respondí: “¡Pero la profecía es sobre la venida de Jesús!”. Él sonrió y dijo: “Lee nuevamente el verso, ¿acaso no dice que Dios enviará un Profeta como Moisés, es decir, que será un hombre nacido de un padre y una madre como lo fue Moisés, mientras que Jesús solo nació de una madre? ¡Además, el Profeta prometido por Dios debe ser un hombre como Moisés, pero ustedes llaman a Jesús el hijo de Dios! Moisés fue un Profeta que legislaba y así debe ser el que se le parezca, pero Jesús solo acataba la ley, seguía la ley de los Diez Mandamientos que ya había introducido Moisés. Por otra parte, uno debe traicionar el sentido común y el aprendizaje para decir que Yo y Él, las dos personas distintas, es decir, la Primera y Tercera personas, significan lo mismo, o que el que parte profetizando sobre la venida de otro son la misma persona”.
El argumento era bastante razonable. Luego le pregunté al conferencista: “¿No cree acaso que Jesús es el hijo de Dios? ¿No puede Jesús ser Dios mismo en forma de hombre?”. El hombre sonrió y respondió animadamente: “¿Puede haber un hijo si no hay una esposa, amigo mío? ¿Puede alguien que cree que Jesús es hijo imaginar sensatamente al mismo tiempo que la Virgen María fue utilizada por Dios como esposa? Que Dios nos proteja de tales maldades en nuestras mentes. La filiación se utiliza en la Biblia solamente para describir a una criatura o al que ha recibido la vida por parte de Dios. De lo contrario, ¿qué dices de Jesús describiéndose a sí mismo como hijo del hombre en el siguiente pasaje?..
“Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores”. (Lucas 7:34)
También el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria de su Padre con los ángeles santos”. (Lucas 9:26)
“Este se lo dará el Hijo del hombre…” (Juan 6:27)
Jesús se dirigía a Dios como su padre lo que significa que Dios es considerado como el padre de Jesús tanto como Él es el padre (o el creador) de todos nosotros, por eso la filiación de Jesús puede significar ser criatura de Dios, el término ‘hijo de Dios’ utilizado por Jesús solo puede tener el sentido de ‘siervo de Dios’ – tal como Jesús se refiere a sí mismo como siervo de Dios. Este hecho es testificado por los versos a través de los cuales todos los profetas de Dios desde Adán han sido considerados como hijos de Dios en Lucas, capítulo 3°, versos 23 al 30. Jesús es llamado hijo de José y la genealogía de José se remonta a Adán y Adán es llamado hijo de Dios. Lee el verso 38° del mismo capítulo:
“…hijo de Enós; Enós, hijo de Set; Set, hijo de Adán; Adán, hijo de Dios”. (Lucas 3:38)
Estas respuestas tomadas de la Biblia crearon en mi mente una profunda impresión sobre la cantidad de estudios comparativos que realizan los musulmanes y cuán fuertes y razonables son en su fe acerca de la Unicidad de Dios.
Le pregunté al conferencista: “¿Cree usted en la Sagrada Biblia como un Libro Sagrado?”. En respuesta a mi pregunta, me dio las siguientes preguntas:
Su pregunta: “¿La Biblia que tienes en tus manos es el libro que Jesús escribió como la escritura revelada por Dios?”
Mi respuesta: “No”.
Su pregunta: “¿Jesús ordenó o deseó en algún momento de su vida escribir algo en su nombre?”
Mi respuesta: “No”.
Su pregunta: “¿La Biblia que tienes en tus manos fue escrita durante la vida de Jesús?”
Mi respuesta: “No”.
Su pregunta: “¿La Biblia que tienes en tus manos fue escrita inmediatamente después de la partida de Jesús?”
Mi respuesta: “No”.
Luego dijo: “Lee por favor la página 17 del libro “Founder of Christianity and his Religion” (Fundador del Cristianismo y su Religión), publicado por Christian Literature Society, Madras. En el libro dice lo siguiente:
“La Biblia en su totalidad contiene sesenta y seis libros escritos por cuarenta autores distintos en un lapso de quince siglos”. En el libro dice claramente que: JESÚS NO ESCRIBIÓ NADA. Durante muchos años, la transmisión verbal fue el único medio utilizado para la difusión del Cristianismo. Fue por la guía de aquellos jóvenes conversos que fueron compuestas las primeras escrituras del Nuevo Testamento”.
El mismo libro dice más adelante que: “Fueron escritos probablemente veinte años después de la muerte de Cristo”.
En la página 18 consta: “Los Evangelios no brindan una historia completa de la vida de Cristo. Más bien son memorias”.
Le dije: “¡Pero la Biblia es la palabra de Dios inspirada y escrita por los discípulos de Jesús!”.
El conferencista sonrió nuevamente y dijo: “Sr. Thomas, si la Biblia es el Libro de los Discípulos y de Jesús, ¿cómo puede explicar las diferencias en el Libro? Si se trata de la palabra inspirada de Dios... ¿no contiene acaso la Biblia Católica algunos libros que no están en la versión Protestante? ¿Ha leído lo que dice el Sr. Wilson de la Biblia, en la introducción a ‘Diaglot’ – publicada por la Watch Tower Society? :
“Si no ha sido publicado por una autoridad real no sería hoy venerada por los Protestantes Ingleses y Estadounidenses, si bien vino directamente de Dios. ¡Se dice que contiene más de 20.000 errores! Aproximadamente 700 manuscritos griegos no se conocen y algunos de ellos son muy antiguos mientras que el traductor de la versión común sólo tuvo la ventaja de 8 manuscritos, ninguno de los cuales es anterior al siglo X”.
¿No se basa la Biblia acaso en 8 manuscritos... cuando en realidad hay 700 manuscritos disponibles? Si lo que está contenido en los manuscritos es también la palabra inspirada de Dios, ¿por qué fueron dejados de lado? En vista de todos estos datos que tiene usted a disposición, si aún sigue creyendo que la Biblia es la palabra inspirada de Dios, puede hacerlo, pero no podrá pretender que todo el mundo opine igual. Si usted hace un estudio serio e imparcial de los Antiguo y Nuevo Testamentos, descubrirá en ellos una gran cantidad de blasfemias que la mente de algunos judíos ha fabricado contra Lot, David, Noé y Abraham, quienes fueron todos honorables profetas de Dios, a saber:
“Noé, que era labrador, comenzó a trabajar la tierra y plantó una viña. Bebió el vino, se embriagó y quedó tendido sin ropas en medio de su tienda. Cam, padre de Canaán, vio que su padre estaba desnudo y fue a decírselo a sus dos hermanos que estaban fuera. Pero Sem y Jafet tomaron un manto, se lo echaron al hombro, y caminando de espaldas, entraron a tapar a su padre. Como habían entrado de espaldas, mirando hacia afuera, no vieron a su padre desnudo”. (Gen: 9:20-23)
Lot comete adulterio con sus dos hijas
“Después Lot salió de Soar con sus dos hijas, pues no se sentía seguro allí, y se fue a vivir al monte, en una cueva. Entonces dijo la hija mayor a la menor: «Nuestro padre está viejo y no ha quedado ni un hombre siquiera en esta región que pueda unirse a nosotras como se hace en todo el mundo. Ven y embriaguémoslo con vino y acostémonos con él. Así sobrevivirá la familia de nuestro padre.» Y así lo hicieron aquella misma noche, y la mayor se acostó con su padre, quien no se dio cuenta de nada, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. Al día siguiente dijo la mayor a la menor: «Ya sabes que me acosté anoche con mi padre. Hagámosle beber vino otra vez esta noche y te acuestas tú también con él, para que la raza de nuestro padre no desaparezca.» Le hicieron beber y lo embriagaron de nuevo aquella noche, y la hija menor se acostó con él. El padre no se dio cuenta de nada, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. Y así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. La mayor dio a luz un hijo y lo llamó Moab: éste fue el padre de los moabitas, que todavía existen hoy. La menor también dio a luz un hijo y lo llamó Ben-Ammí, y es el padre de los actuales amonitas”. (Gen: 19:30-38)
David se acuesta con la esposa de su vecino
“Una tarde, después de haberse levantado de la siesta, se paseaba David por la terraza del palacio, y desde allí vio a una mujer que se bañaba. Era una mujer muy bella. David ordenó que averiguaran quién era, y le dijeron: «Es Betsabé, esposa de Urías, el heteo.» La mandó a buscar, la trajo a su casa y se acostó con ella cuando acababa de purificarse de sus reglas. (II Samuel 11:4)
Le pregunté: “¿Qué? ¿Acaso ustedes los musulmanes creen que los profetas de Dios, además de Muhámmad, son totalmente puros y sagrados?
Me respondió recitándome los siguientes versículos del Corán:
“Decid: Creemos en Allah y en lo que nos fue revelado, en lo que se le reveló a Abraham, a Ismael, Isaac, Jacob y las doce tribus [descendientes de los hijos de Jacob], y lo que se le reveló a Moisés, a Jesús y a los Profetas. No discriminamos entre ellos, y nos sometemos a Él”. (Corán 2:136)
“El Mensajero y sus seguidores creen en lo que le fue revelado por su Señor. Todos creen en Allah, en Sus Ángeles, en Sus Libros y en Sus Mensajeros. No hacemos diferencia entre ninguno de Sus Mensajeros. Y dicen: Oímos y obedecemos. Perdónanos Señor nuestro, pues ciertamente a Ti volveremos”. (Corán 2:285)
Estos versículos del Sagrado Corán son un claro testimonio del hecho de que, como uno de los fundamentos de su fe, cada musulmán tiene que creer no solo en el Profeta Muhámmad, sino también en todos los otros Profetas y Mensajeros como veraces y honrados, y no debe hacer ninguna distinción entre ellos. El siguiente versículo del Sagrado Corán nos informa que los Profetas fueron enviados por Dios, a todos los pueblos en todas partes de la Tierra.
“Ciertamente te hemos enviado con la Verdad, como albriciador y amonestador, y no hubo ninguna nación a la que no se le haya enviado un amonestador”. (Corán 35:24)
Me convenció de que el Islam, por sí solo, es una fe comprensiva que reconoce a todas las otras religiones y que contiene en ella una armoniosa integración perfecta de todo lo bueno, lo cual se encuentra en parte en las otras órdenes religiosas del mundo. El libro sagrado del Islam, es decir, el Sagrado Corán es la exposición final de la Verdad Divina. La limitación de la mente humana de las distintas eras ni siquiera permitía que un Profeta como Jesús dijera la verdad completa. Jesús tuvo que partir con muchas cosas aún por decirle a su gente. (Juan 16:14). Jesús tuvo que decirle a su gente que esperara la venida del ‘espíritu de la verdad’ para que éste les revelara toda la verdad. (Juan 16:13).
Me impresionó aún más el aspecto universal de la religión del Islam. Todas las respuestas del conferencista tenían una autoridad irrefutable y un argumento imbatible. Sentí un despertar por diferenciar entre la verdad genuina y los inventos de falsedad y conocer los muchos nuevos factores que hasta ahora había desconocido, durante todos estos años. Pero ya no sabía cómo reconciliar el alba del verdadero conocimiento de la verdad con mi ciega creencia dogmática y mi pertenencia a la fe cristiana. Quería encontrar alguna falla en el conferencista a la hora de responder satisfactoriamente una u otra pregunta, para así tener alguna excusa, aunque sea falsa, de mantener mi posición en la fe cristiana.
El conferencista continuó después de un momento con la pregunta: “¿Puedo preguntarle algo si no le molesta responder para mi información?”. Le dije que sí. Me preguntó: “¿Cree usted que Jesús es hijo de Dios o Dios mismo?”. Le dije: “Jesús es Dios mismo en la forma de Su hijo”.
Me dijo: “¿Puede concebir que alguien sea el Dios inmortal y al mismo tiempo ser un mortal (hombre) que cae en manos de otros mortales y sufre la tortura y la muerte? ¿Puede algo ser alto y a la vez bajo, blanco y a la vez negro? ¿Puede haber oscuridad y luz al mismo tiempo? ¿Qué filosofía es esa?”
El hombre continuó diciendo: “¿Alguna vez consideró que existe otra cuestión que enfrenta la doctrina de la Trinidad y que necesita ser respondida por cada trinitario, y que dice que si tres seres diferentes son al mismo tiempo Uno solo, con Absoluta Unidad en el perfecto significado de la Unicidad, cuál es el control común que los hace permanecer tres y al mismo tiempo uno solo? Si existe algún factor de tal maravilloso e inconcebible fenómeno que provoca ese asombroso efecto, entonces ese poder supremo, que controla el número y la unidad, será solo el Dios Omnipotente y no cualquiera de los tres que no son más que componentes controlados. Además, surge otra pregunta problemática que el que cree en la Trinidad tendrá que responder, es decir, quién controla o determina la división de uno en tres seres distintos, que no son más ni menos en cantidad. Debe existir alguna causa para este efecto controlado y ese factor causante supremo por sobre los tres será el Dios Omnipotente y no cualquiera de los tres que sólo serán el efecto de la Suprema Causa controladora.
De igual manera, también se plantea otra cuestión, cuál es el poder causante que afecta a los tres para que sean solo uno al unirse en lugar de dividirse en muchos grupos de seres y, si existe tal causa, que la misma sea el Dios Omnipotente y no cualquier de los tres que no son más que subordinados. Bajo cualquier circunstancia, ningún hombre sensato puede creer razonablemente en ningún efecto que no tenga un factor causante que lo provoque.
Sin embargo, la Santísima Trinidad es sólo una doctrina problemática para entender, creada por la Iglesia Católica, y que ningún razonamiento lógico ha logrado demostrar su veracidad.
No me quedó más remedio que aceptar las posturas del conferencista pues ya no podía razonablemente creer en la existencia de algo que es uno mismo y al mismo tiempo es su opuesto.
“Me gustaría, Sr. Thomas”, continuó diciéndome, “que piense un poco en cómo la creencia de Jesús siendo Dios Mismo o hijo de Dios coincide con el hecho de que estuviera tan aterrado con la inminente crucifixión que gritó: “Eli, Eli, Lama Sabachtani?” (Significado: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?) (Mateo 27:46)
“¿Qué filosofía es esa? Si Jesús era Dios Mismo, ¿significa que Dios fue olvidado por Dios Mismo y que Dios se sentía desamparado y gritó pidiendo ayuda?”
“Su Biblia, Sr. Thomas, da cuenta que el hijo de Dios fue olvidado por su padre (Dios) en cuyo caso el hijo olvidado automática y naturalmente pierde sus méritos personales como hijo y su relación de hijo con su padre. ¿Qué dice al respecto? ¿De qué sirve el apego a un hijo olvidado? ¡Dígame, Sr. Thomas!”
Me sentí abrumado – y no sabía qué decir ni qué hacer con la fe que poseía como ferviente cristiano.
“Además”, continuó explicando: “¿Cree usted que Jesús es Dios cuando cae llorando, rogándole a otro que lo salve de la crucifixión?”
Le pregunté: “Bien señor, ¿cómo reconcilia usted la violencia utilizada por el Profeta del Islam con su carácter como Profeta de Dios?”
La respuesta no tardó en llegar: “Por favor, Sr. Thomas, mencione una sola instancia de la vida del noble Profeta Muhámmad que me demuestre que ha cometido alguna agresión o una sola instancia en la que haya tomado la más mínima iniciativa de atacar un alma. ¡Cada expedición o batalla que él ha liderado fue solo en defensa propia! La Biblia no predica la defensa propia. La Biblia predica la rendición al punto de entregar todo lo que uno posee cuando todo lo que uno tenía ha sido tomado por el agresor. ¿Algún cristiano respeta esa filosofía?”
“Aparte de la historia política de los pueblos cristianos de Europa, ¿no recuerda acaso los métodos inhumanos utilizados por el Cristianismo para extender su fe?”
Me avergonzaba escuchar todo eso, pero no tuve más remedio que escuchar en silencio los registros de la desgraciada conducta de los cristianos. Finalmente me animé a hacer una pregunta más. “Existe la doctrina del perdón de los pecados de los hombres a través de la sangre de Jesús. Jesús paga el precio de los pecados el hombre, es decir, el que cree en Jesús se purifica y se salva... ¿existe algo así en el Islam?”
El conferencista sonrió y respondió: “Amigo, el más grande los regalos de Dios es el sentido común. Si el hombre lo pierde por decisión propia, nadie puede ayudarlo. Primero, dígame si esa doctrina apela a la razón y al sentido común. Por ejemplo, A, un cristiano devoto, es decir, que cree en Jesús como su salvador, entra en la casa de B y roba todo lo que encuentra allí y atenta contra su familia. ¿Tiene sentido o lógica que ‘A’ sea dejado ir sin ser castigado por la ley, particularmente la Ley del Señor Justo del Universo, simplemente porque ‘A’ acepta a Jesús como su salvador?”
Tuve que decir “No” porque decir lo contrario significaría que pierdo mi sentido común y voy contra la razón.
Continuó diciendo: “Existe un aspecto muy grave de la doctrina del perdón de los pecados a través de la sangre de Jesús, es decir, cuando pagamos algo, ese algo se convierte en algo nuestro y el dueño anterior de ese algo pierde todo su derecho sobre ello pues ha recibido una paga, ¿es así?”
Le respondí: “Sí”.
Dijo entonces: “Si los pecados del hombre ya han sido pagados, ¡Dios no tiene derecho de castigar a ningún pecador! Todo pecador que simplemente cree en Jesús tendría la libertad de hacer lo que le plazca en el mundo según lo dicte su pasión brutal, pues Dios su Señor no tiene derecho a cuestionarlo siquiera, pues Jesús ya ha pagado el costo de sus pecados. ¿Tiene esto alguna lógica o sentido común? ¿Puede esta doctrina ayudar a que la vida sobre la tierra continúe por un momento en paz y seguridad?”
Luego dijo: “Recuerde que el Islam quiere que toda persona responda por su propia vida como también el interés de la vida social como miembro no solo de la raza humana sino de la creación del Señor como un todo. El Islam invita continuamente y alienta al hombre a seguir el camino de la corrección con la promesa de una vida llena de gozo en el Más Allá y advierte reiteradamente contra el vicio y el consiguiente castigo del Señor de la Justicia. El Sagrado Corán advierte de la siguiente manera:
“Y temed el día que ningún alma pueda beneficiarse de otra, no se acepte compensación ni intercesión alguna…”. (Corán 2:123)
“Quien siga la guía será en beneficio propio, y quien se descarríe sólo se perjudicará a sí mismo. Nadie cargará con los pecados ajenos. No hemos castigado a ningún pueblo sin antes haberles enviado un Mensajero”. (Corán 17:15)
“¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Allah es el más piadoso. Ciertamente Allah es Omnisciente y está bien informado de lo que hacéis”. (Corán 49:13)
Si bien advierte al hombre con un castigo por sus pecados, el Sagrado Corán también da cuenta de la infinita piedad del Señor Misericordioso, que no quiere que el hombre, por más pecador que sea, pierda la esperanza en la piedad de su Señor. La única condición para el perdón es que el pecador se arrepienta de sus vicios con la intención de enmendar su conducta en el futuro, y acuda con el corazón a la obediencia y la gratitud del Señor Misericordioso por Su infinita gracia”.
“Por amor de Dios, dígame Sr. Thomas, ¿qué cree usted que es razonable y sensato, intoxicar al hombre y hacer que no le importe pecar (es decir, hacer que se confíe irracionalmente porque sus pecados ya han sido pagados) o alertar al hombre con su compromiso de virtud contra el vicio (es decir, mantenerlo advertido de las consecuencias naturales de ser castigado por el Señor de la Justicia, contra toda mala conducta o desobediencia)?”
Sentí que ese día entendí lo vacía que es la doctrina del perdón de los pecados sobre la cual se construye la fe Cristiana. La divina piedad del Señor me iluminó el corazón con una nueva luz de orientación Divina. Le agradecí a Dios por liberarme de las ataduras de las confusas doctrinas dogmáticas y por guiarme hacia el Islam, el cual encontré yo mismo gracias a indagaciones imparciales y que descubrí que es el camino correcto hacia la salvación que el Señor de la Justicia le ha mostrado al hombre a través del Último Profeta Muhámmad, la paz sea con él.
Cuando di a conocer mi aceptación del verdadero argumento presentado por el profesor y le agradecí, me dijo:
“¡Thomas! ¡Debes agradecerle a Dios por bendecirte con el cumplimiento de su promesa a todo aquel que busca sinceramente la Verdad!”
El Señor Misericordioso ha cumplido a través de Su piedad Su promesa de darle a la humanidad una guía eterna a través del Profeta Muhámmad, quien vivirá en su guía por todos los tiempos.
Después de encontrar tantos fuertes e irrefutables argumentos contra la doctrina de la Santísima Trinidad y también muchos otros fundamentos de la creencia Cristiana, no pude más que preguntarme cómo una fe tan irracional puede atraer a tanta gente en el mundo.
Una vez mi padre llegó a casa muy feliz y en cuanto entró, me llamó y me dijo: “¡Te complacerá saber hijo mío que hoy convertí 109 almas a nuestras filas! ¡En el bautismo de tal número, el padre reverendo, jefe de nuestra misión, alabó mis servicios y me aumentó el salario como también los viáticos además de darme un pago extra en recompensa por el número de personas bautizadas!”
Le pregunté: “¿Quiénes son, padre, las personas que bautizaste?”
Me respondió: “Son de cinco aldeas vecinas. Son hombres, mujeres y niños”.
Le pregunté: “¿Tienen educación?”.
Su respuesta fue: “No, son personas pobres de los barrios marginales; trabajan en las huertas de sus aldeas”.
Le pregunté si ellos habían entendido plenamente que estaban siendo convertidos a la fe cristiana. ¿Alguno de ellos examinaría en detenimiento su decisión de dejar su fe para pasar al Cristianismo?
Me respondió: “¿Qué quieres decir? Te he dicho que no tienen educación, son pobres analfabetos; obreros, ¡vienen de los barrios marginales! El grupo consta de hombres, mujeres y niños. Ahora tengo que ir allí todos los días y enseñarles la doctrina de nuestra fe”.
Al escuchar esto, sonreí; mi padre vio mi sonrisa y me preguntó: “¿Por qué sonríes, Thomas? ¿Qué sucede?”. Le dije: “Nada padre, no veo motivo de orgullo o placer en esta conversión masiva a cualquier religión verdadera o razonable, pues no es más que explotar el analfabetismo y la ignorancia de los pobres obreros. ¡Es guiar a los ciegos mentales hacia algo que ni siquiera conocen o reconocen! ¿Crees acaso, padre, que cualquier hombre sensato puede estar orgulloso razonablemente por hacer que unos hombres, mujeres y niños analfabetos acepten sus propios ideales y sostengan justificablemente el más mínimo mérito o valor a sus ideas?”
“Mientras el ingreso a una fe como el Islam solo se produce después de un estudio y una indagación detallados por aquellos con preparación y convicción, ¿los cristianos nos enorgullecemos de nuestro éxito en engrosar nuestras filas a través de conversiones masivas de obreros analfabetos, quienes por las circunstancias no tienen más remedio que aceptar la doctrina Cristiana sin saber lo que están haciendo? Una mente ignorante es como una hoja en blanco, uno puede dibujar en ella lo que se le dé la gana y una vez que esa inscripción está hecha en el material virgen, cualquier artista puede enorgullecerse por el diseño realizado. Si hoy, para ganarnos la simpatía de las masas ignorantes, nos vanagloriamos frente a nuestros conversos analfabetos y por nuestros sacrificios en pos de expandir nuestra fe, ¿olvidará el mundo el Edicto de Milán, padre, y desaparecerán totalmente los registros de la historia que dan cuenta de las brutalidades cometidas por el Cristianismo contra los pobres e indefensos judíos, en su ansiedad por engrosar sus filas?”
Continué diciendo: “Si me permites, padre, me gustaría que me digas si la Biblia que tienes en tus manos es simplemente leída, memorizada y predicada a los demás... o si actuamos según ella en nuestra vida diaria. Si se supone que debemos actuar según ella, muéstrame padre, si el mundo Cristiano pudo alguna vez practicar el principio de poner la otra mejilla cuando a uno ya lo han golpeado. ¿Puede algún cristiano sincero al día de hoy, dar su camisa cuando ya le han quitado su abrigo? ¿Te rendirías, padre, si alguien invade nuestra casa y roba todo lo que hay en ella? Si los poderosos cristianos del mundo realmente creen en esta doctrina de rendimiento, ¿por qué mantienen entonces sus ejércitos y fuerzas policiales?”
“Dime padre, si sirve de algo en este mundo creer meramente en cualquier ideal dorado que sólo adorna las páginas de un libro y que sólo se predica pero nunca se practica. ¿Por qué no deberíamos aceptar razonablemente la doctrina de la defensa propia que enseña el Islam, y el principio de perdonar a los que nos ofenden si éstos se arrepienten y enmiendan su conducta?”
“Por amor de Dios, dime padre, ¿cómo pueden tres seres diferentes ser uno solo al mismo tiempo, tanto en número como en la naturaleza esencial de la unidad perfecta?”
“¿Sobre qué base razonable puede ser Dios mismo el que es olvidado por Dios y si Jesús es el hijo de Dios, qué tipo de relación con su padre puede tener un hijo olvidado?”
“¿Qué derecho tenía el Cristianismo de predicar cualquier verdad cuando su expansión se realizó a través de atrocidades humanas cometidas por las fuerzas cristianas contra los pobres e indefensos judíos? La conducta brutal cometida en nombre de Cristo ha sido reportada aún por las autoridades cristianas en el Edicto de Milán y por el renombrado estudioso cristiano Gibbon en su famoso libro: ‘The Decline and Fall of the Roman Empire (Declinamiento y caída del imperio Romano)’”.
“La Doctrina del perdón de los pecados a través de la sangre de Cristo atraerá naturalmente a aquellos pecadores que han pecado y que no quieren dejar de hacerlo bajo la protección de la doctrina que dice que el precio de sus pecados ya ha sido pagado, y que por más pecadores que sean, no serán castigados en lo más mínimo por sus horrendos crímenes, pues Jesús ya ha pagado por los pecados del hombre. Dios ha dejado de lado Su derecho a castigar a los pecadores en el más allá”.
“Hay muchas cosas, padre, que necesitan un estudio y un juicio imparciales”.
“Te digo, padre, que sean cuales fueren las consecuencias o las desgracias que pudiese sufrir, he decidido de una vez por todas, no vender ni perder mi conciencia ni mi sentido común sólo para creer en doctrinas dogmáticas irracionales. He adoptado el Islam, y si no te enfadas conmigo, permíteme explicarte los detalles de mis indagaciones; lo haré cada vez que me lo pidan. No me gusta que ninguna idea o creencia mía sea impuesta por la fuerza, pues la religión del Islam, que ahora declaro haber adoptado abiertamente, dicta que no se debe obligar a nada en asuntos de fe, pues la verdad ha sido revelada para evidenciar la falsedad”.
Para mi sorpresa, noté que mi padre estaba muy atento a mis ideas y convicciones, y al final dijo lo siguiente:
“Hijo, no pienses que tu padre es un tonto. Ocasionalmente me he enfrentado con esas ideas a lo largo de mi vida cuando discutía de religión con mis amigos musulmanes. Por amor de Dios, procura mantener este tema en privado. De lo contrario, puedes estar seguro de que nos arrojarán a la calle desamparados”.
Unos días después, mi padre también decidió declararse musulmán.
Ahora, para información y orientación de todo el que busca la verdad, declaro abiertamente los descubrimientos reales de mi sincera indagación de que el Islam no sólo es la Última Religión, sino que también es la fe perfecta que contiene todo lo bueno. Una de las características más distintivas e impresionantes del Islam es que les exige a sus seguidores que crean que todas las religiones del mundo que lo antecedieron fueron reveladas por Dios para el pueblo respectivo en ese momento. Uno de los fundamentos de esta fe es que sus seguidores deben creer en todos los profetas que fueron enviados a este mundo antes del Profeta Muhámmad como veraces y carentes de pecado.
Muhámmad es el nombre del Profeta a través del cual fue revelada esta fe comprensiva en su forma completa y definitiva para la humanidad hasta el fin de los tiempos. Es en Occidente donde llamaron a este credo ‘Mahometanismo’ para que coincidiera con el Cristianismo, Budismo, Confucianismo, Zoroastrismo e Hinduismo. Por otro lado, el nombre de esta religión ya fue dado en su Libro, el Sagrado Corán, como ‘Islam’, y el Profeta del Islam es llamado musulmán, como cualquier creyente de esta religión. Como todos los profetas predicaron esta misma Verdad en distintos pueblos y en distintos idiomas, todo Profeta de Dios es mencionado en el Sagrado Corán como un musulmán. Luego descubrí, lejos de toda duda, que el Islam es la religión que la humanidad necesita para su progreso en todas las esferas de su vida material y espiritual para obtener la salvación final.

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