Deshielo en Groenlandia


Fusión de la capa superficial de hielo de los glaciares de Groenlandia. El aire sobre Groenlandia está muy caliente (relativamente), y la única explicación es la retención, por las moléculas en exceso de metano, procedente del deshielo de las tundras canadiense y siberiana, y del CO2 procedente de la quema de combustibles fósiles, de la radiación infrarroja emitida por la superficie del planeta: Lo que se suele llamar cambio climático.
La fusión total de los hielos de Groenlandia tardaría unos 200 años, incluso en condiciones de una subida de temperatura media global de 4ºC. Esta fusión elevaría el nivel del mar 15 metros. Es decir: Desharía los cimientos de la gran mayoría de los apartamentos de las playas españolas.
El problema grave no es la -fusión- de los hielos de Groenlandia. Esta isla es montañosa, y sus glaciares lo son de ladera. Cuando se funde la capa superficial de los glaciares, ese agua permea hacia el suelo, sin helarse: Cada gramo de agua que se congela libera 80 calorías que funden otro gramo de hielo y así hasta abajo del glaciar. Cuando llega al suelo se forma una capa de agua sobre la que desliza el glaciar ladera abajo.
Un sistema de patinaje como este (es exactamente el mismo fenómeno gracias al cual patinan los patinadores sobre hielo) es muchísimo más rápido que la mera fusión del hielo de los glaciares, de manera que todos los glaciares de Groenlandia pueden caer al mar de aquí a 2050.
Un dato curioso sobre temperaturas extremas lo pueden encontrar ustedes en el New York Times de hoy.
Pero no hay cambio climático, y todo lo que decimos los científicos es para conseguir fabulosos proyectos (tipo televisiones autonómicas), en situaciones en las cuales la financiación se dirige, esencialmente a la astrofísica, a las partículas elementales y a la fusión nuclear.
La vida de los profetas es dura, como sabían los de Judea. Me imagino que ya es lugar común, pero no viene mal repetirlo. Es la maldición de Casandra. La maldición que le regaló Apolo por no acostarse con él: ''Profetizarás lo que ocurrirá, pero nadie te creerá''. Como los inspectores del Banco de España, que profetizaron esta crisis en 2005, y nadie les creyó.