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martes, 31 de julio de 2012

Siria y el camino a la guerra mundial


Siria y el camino a la guerra mundial



Angel Guerra Cabrera





26 Julio 2012









"El tercer veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad (CS) de la

ONU al intento intervencionista de la OTAN en Siria ha dado pie a un

coro de moralinas de Hillary Clinton y sus homólogos occidentales

contra ambas potencias. Moscú y Beijing son insensibles al sufrimiento

del pueblo sirio, alegan, y se rasgan las vestiduras con la hipocresía

inherente a las elites gobernantes anglosajonas y gala. Como si no

fuera Estados Unidos quien con la mano en la cintura ha ejercido el

veto alrededor de 60 veces en contra de los derechos del martirizado

pueblo palestino y a favor de perpetuar la ocupación israelí. Por

cierto, a juzgar por la borrachera liberal de algunos intelectuales en

tiempos recientes parecería que la lucha contra el imperialismo y el

colonialismo y, por consiguiente, liberar a Palestina del yugo

sionista, ha dejado de ser el referente principal del movimiento de

liberación árabe. ¿De qué se trata? ¿De romper el cemento que durante

décadas unió a todos los patriotas y revolucionarios árabes? Al mismo

tiempo, en el colmo de la desvergüenza, el eje

Washington-Londres-París parecería -como en Libia- compartir el lecho

con Al Qaeda, de cuyo protagonismo en la “liberación” de Siria llegan

cada vez más indicios. Este dato lleva a pensar que la organización

terrorista fundada por Osama Bin Laden y sus similares serán actores

señeros en el magno proyecto de reestructuración del Gran Medio

Oriente diseñado por Estados Unidos e Israel. Desde los primeros años

de la ocupación de Iraq era pregunta obligada cómo fue que de buenas a

primeras apareció allí en escena la organización responsable de los

atentados del 11/S, se convirtió en el verdugo de la mayoritaria

comunidad chiíta y pieza fundamental de la guerra sectaria. Hoy vemos

que esa guerra se ha extendido a Siria, vuelve a tomar fuerza en Iraq,

amenaza con pasar a Líbano y devorar con sus llamas a todo el mundo

árabe. Pero es la de Washington la mano que mece la cuna.









El periodista francés Thierry Meyssan reportó desde Damasco que

elementos de Al Qaeda de distintos países árabes combatían en la

ciudad, armados y financiados por -quién va a ser- las monarquías de

Arabia Saudita y Qatar, ambas partidarias del predominio del islam

sumnita y por eso mismo enemigas de los gobiernos de Siria e Irán. A

la vez, reclutas del llamado Ejército Sirio Libre y de organizaciones

integristas han sido entrenados en Líbano y Turquía y en este país

funciona el puesto de comando de la CIA y otros servicios secretos

occidentales que dirige las operaciones militares contra el gobierno

de Bashar Al Assad. Existen testimonios creíbles de crímenes cometidos

contra la población civil y las minorías religiosas por bandas armadas

infiltradas en Siria. Pero al sectarismo religioso se une que todas

las monarquías árabes, sean las del Golfo, la jordana o la marroquí,

son serviles a Estados Unidos y también por esa razón coinciden en el

objetivo del cambio de régimen en Damasco y Teherán, como en el de

destruir la resistencia patriótica libanesa articulada en torno a

Hezbolá.





Las demandas legítimas de importantes sectores de la población siria

deben ser tomadas en cuenta y atendidas pero si Assad ha mostrado

voluntad política de escucharlas, realizar reformas y abrirse a un

régimen multipartidista, por qué Estados Unidos y sus socios se han

negado tozudamente a favorecer las condiciones para que ese proceso

prospere. Al contrario, fomentan un día sí y otro también la violencia

y el cambio de régimen, que conduce al caos, la anarquía y a un mayor

derramamiento de sangre. Esto es lo que diferencia su postura de la

china y rusa, partidaria de una solución política en Siria y entre

sirios. El presidente de Rusia Vladimir Putin ha advertido que si son

desplazadas las actuales autoridades de Damasco por la llamada

oposición armada comenzará una guerra civil que “nadie sabe cuándo

terminará”.





Estados Unidos se ha negado a que el CS condene las recientes acciones

terroristas en Siria y en boca de su embajadora en la ONU Susan Rice

no sólo las ha justificado sino alentado, lo que llevó al ponderado

canciller ruso Seguei Lavrov a afirmar que Washington está apoyando al

terrorismo en el país árabe. El derrocamiento del gobierno sirio, sea

mediante la desestabilización o con una intervención militar de la

OTAN, rompería catastróficamente el precario equilibrio geopolítico

internacional. Abriría el camino del imperialismo a Teherán y a la

guerra mundial.



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