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sábado, 23 de febrero de 2013

Obama contra la Gran Muralla Nuclear China


Obama contra la Gran Muralla Nuclear China


Por Yusuf Fernandez


El pasado 2 de enero, el presidente estadounidense, Barack Obama, firmó la nueva Acta de Autorización de Defensa Nacional (NDAA), que ordenó al jefe del Mando Estratégico de EEUU (STRATCOM) someter un informe hacia el 15 de agosto acerca de la “red de túneles subterráneos utilizada por la República Popular de China” y en el que se evalúe “la capacidad de EEUU para utilizar fuerzas convencionales y nucleares con el fin de neutralizar tales túneles y lo que está almacenado dentro de ellos”.

Según defensenews.com, el Acta señala que el Ejército de EEUU tendrá que considerar la posible utilización de armas convencionales y nucleares para “neutralizar” las instalaciones subterráneas de almacenamiento de armas nucleares chinas llamadas “la Gran Muralla China” por los medios de comunicación estadounidenses.

El tema comenzó a aparecer en los medios estadounidenses hace un año cuando un grupo de estudiantes de la Universidad de Georgetown, bajo la dirección de su profesor, el antiguo responsable del Pentágono Phillip Karber, completó un estudio de 363 páginas que detallaba el enorme sistema de túneles subterráneos de China, que supuestamente se extiende a lo largo de casi 5.000 kilómetros y ha sido excavado por el Segundo Cuerpo de Artillería de China, responsable de las armas nucleares. Según este estudio, estos túneles son utilizados para ocultar misiles avanzados y cabezas nucleares.

Durante la Guerra Fría, Karber, de 65 años, fue un alto estratega que respondía directamente ante el secretario de Defensa y ante el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Él lideró un equipo de investigación de élite creado por Henry Kissinger, que era en aquel momento asesor de seguridad nacional.

El estudio no ha sido publicado todavía, pero ha dado lugar ya a una sesión del Congreso y ha estado circulando entre altos responsables estadounidenses, incluyendo el vicejefe de la Fuerza Aérea, señaló el Washington Post. “Sus estimaciones están siendo comparadas con lo que los expertos creen que saben en base a la información clasificada de que disponen,” señaló el periódico citando a un estratega del Departamento de Defensa, cuyo nombre no es mencionado.

En realidad, la existencia de una red de túneles nunca ha sido negada por China. Ella fue, de hecho, revelada por primera vez en la televisión nacional en 2006, aparentemente como reacción a las afirmaciones de algunos expertos estadounidenses de que el Ejército Popular de Liberación de China (EPL) no tenía una capacidad creíble para “un segundo ataque”, es decir, la capacidad de sobrevivir a un ataque nuclear de otro país con recursos suficientes para asestar un contraataque efectivo.

En diciembre de 2009, un informe del canal estatal chino CCTV afirmó que China había construido unos 5.000 kilómetros de túneles que incluían instalaciones subterráneas muy profundas que podían resistir varios ataques nucleares. Ella abrió incluso sus instalaciones subterráneas a periodistas con el fin de dar a conocer los logros del país con respecto al incremento de las posibilidades de supervivencia de su arsenal nuclear y, de este modo, mantener la credibilidad de su disuasión.

Polémica acerca de los números

Sin embargo, la polémica estalló debido a la afirmación, contenida en el estudio, de que los investigadores habían “descubierto accidentalmente” que China tendría hasta unas 3.000 cabezas nucleares, lo que hizo sonar las campanas de alarma en el Pentágono. Esta cifra es muy superior a las estimaciones de los expertos en control de armas de la inteligencia estadounidense. Dichos analistas han estado afirmando de manera consistente que China tendría, en el mejor de los casos, de 240 a 300 cabezas nucleares en su arsenal, un número mucho más reducido que las 5.000 cabezas nucleares de que EEUU dispone.

Sin embargo, las críticas más fuertes provienen de expertos preocupados de que el estudio pueda ofrecer argumentos para alimentar otra carrera nuclear en Asia y el mundo. El Post dijo que algunos críticos del estudio han cuestionado la metodología de los estudiantes de Georgetown, que incluía, entre otras cosas, citas de Google Earth, blogs, periódicos y documentos militares e incluso una serie china de televisión. Sin embargo, el Post también señaló que los estudiantes fueron capaces de obtener un manual de 400 páginas del Segundo Cuerpo de Artillería que iba dirigido únicamente al personal militar chino.

Gregory Kulacki, un analista nuclear de la Unión de Científicos Comprometidos, condenó públicamente el estudio en una reciente conferencia en Washington. En una posterior entrevista con el Washington Post, él calificó la cifra de “3.000 cabezas nucleares” de ridícula y dijo que los métodos del estudio habían sido “incompetentes y vagos”. “El hecho de que estén construyendo túneles en realidad refuerza la tesis contraria”, dijo al Post. “Con más túneles y una mayor oportunidad de supervivencia, ellos pueden pensar que no necesitan tantas cabezas nucleares para ser capaces de lanzar un contraataque”.

Hans Kristensen, director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses, también ve el estudio como erróneo. Kristensen dijo que este documento ha incrementado el peligro de una guerra entre China y EEUU. “Los dos países están bailando una danza peligrosa que incrementará la tensión militar y podría llevar de forma potencial a una pequeña Guerra Fría en el Pacífico”, dijo en unos comentarios que fueron reproducidos por defensenews.com.

Una excusa para incrementar la presencia militar de EEUU en Asia

A pesar de todas estas críticas, algunos responsables del Pentágono han saludado el estudio de Karber porque contribuye a presentar a China como una creciente amenaza para EEUU. El trabajo del Segundo Cuerpo de Artillería en la red de túneles fue mencionado, por primera vez, en el informe anual del Departamento de Defensa, como resultado del estudio, según algunos responsables del Pentágono.

Y el pasado año algunos en la oficina del entonces secretario de Defensa, Robert M. Gates, fueron informados brevemente sobre el estudio antes de la visita de este último a China. “Creo que es justo decir que algunos altos responsables han puesto de manifiesto la importancia de este trabajo”, dijo un oficial del Pentágono.

La influencia del estudio de Georgetown puede ser visto en la nueva autorización contenida en la NDAA para “utilizar fuerzas convencionales y nucleares para neutralizar túneles y lo que está almacenado dentro de tales túneles”. Esta provisión ha preocupado a los expertos porque dada la localización, longitud y profundidad de la red de túneles, miles de cabezas nucleares tendrían que ser empleadas para eliminar esta amenaza. Dicha doctrina llevaría a la completa destrucción de China y a un contraataque nuclear total de ese país contra el territorio estadounidense.

El estudio se ha convertido en un argumento oportuno que apoya la nueva estrategia estadounidense de dirigir sus prioridades militares hacia la región de Asia-Pacífico. La mayor parte de la fuerza submarina dotada de misiles balísticos nucleares de la Marina de EEUU está ahora operando en aguas del Pacífico. Nuevos escuadrones de bombarderos están desplegados en Guam y cada vez más fuerzas navales están siendo enviadas a la región. Éstos son sólo ejemplos de la postura agresiva adoptada por EEUU, en particular bajo la Administración Obama, hacia China. El reforzamiento de las alianzas de Washington en toda la región de Asia y el incremento de sus fuerzas navales en el Océano Pacífico amenazan con cercar a China.

Hablando en Australia en noviembre, Obama prometió que no habría recortes en el gasto en defensa en la región de Asia-Pacífico. Las nuevas pautas del Departamento de Defensa “Sostener el Liderazgo Estadounidense Global: Prioridades para la Defensa del s. XXI”, publicado en enero de 2012, singularizaba a China como el principal enemigo de EEUU.

EEUU planea también el despliegue de sistemas de defensa antimisil basados en tierra y en el mar con el fin de socavar la capacidad de disuasión de Rusia y China. Esta amenaza es tomada muy en serio por ambos países. El mayor general Zhu Chenghu, de la Universidad de Defensa Nacional de China, manifestó ante un panel en Pekín, en unas declaraciones recogidas por Reuters, que “el Ejército Popular de Liberación tendrá que modernizar su arsenal nuclear” debido al despliegue del sistema estadounidense. Él acusó también a EEUU de “dañar la estabilidad estratégica”.

Con el fin de superar esta amenaza, China tendrá que construir misiles intercontinentales con base en tierra y en submarinos cada vez más sofisticados para reforzar su actual capacidad de transportar cabezas nucleares hasta EEUU y superar su escudo de defensa antimisil.

Larry Wortzel, un coronel retirado del Ejército de EEUU que ahora sirve como miembro de la Comisión de Revisión de los Temas Económicos y de Seguridad entre EEUU y China del Congreso estadounidense, dijo al New York Times que China está desarrollando la capacidad de colocar hasta 10 cabezas nucleares en el misil intercontinental DF-41, que está equipado con vehículos de reentrada múltiples e independientes (MIRV). Esta capacidad proporcionará a China un arsenal nuclear mucho mayor, señaló. Wortzel dijo también al Times que China ha probado en las últimas semanas misiles JL-2 que se lanzan desde submarinos y son capaces de burlar los sistemas de detención estadounidenses.

En 2012, China fue el segundo país, después de EEUU, en aprobar un presupuesto de defensa de más de 100.000 millones de dólares. Este alcanzó la cifra de 670.000 millones de yuans (106.400 millones de dólares), lo que equivale a un 11,2% de incremento desde 2011, aunque se trata todavía de una cifra siete veces más baja que el presupuesto militar de EEUU. El incremento del gasto estará dedicado a construir armas de alta tecnología que rivalicen con las de EEUIU y el desarrollo de fuerzas navales y aéreas. Todo esto es un reflejo de la determinación de Pekín de oponerse a los intentos norteamericanos de amenazar a China y socavar su influencia en Asia y el mundo.

Hasta ahora, China ha incrementado su gasto militar dentro del contexto de intentar evitar una confrontación con EEUU y su política oficial continúa siendo la de lograr un “ascenso pacífico”. Existen círculos en Pekín, sin embargo, que consideran que China necesita una “acción más fuerte” con el fin de oponerse a las políticas hostiles de Washington.

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