Otro estudio sobre la violencia simbólica
Comunicación y violencia
27/05/2014 - Autor: Prof. Yahia Said Al Andalusí - Fuente: Webislam
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Medios de prensa a la carga contra España
Violencia simbólica
Entendemos por violencia simbólica la manipulación de la información para crear opinión pública.
Esta definición de por sí pareciera no justificar el término violencia, aunque si el término “símbolo”, en cuanto queda claro que no se trata de coacción o coerción, ni de la aplicación de ningún tipo de violencia física o verbal, sino de la simple presentación de ideas fáciles de incorporar en la mente del hombre vulgar, del hombre medio, el hombre –masa o como se lo desee llamar.
Las fabricaciones de la modernidad
La modernidad ha extendido la vida, ha mejorado la calidad de esta y ha puesto al alcance de muchos, mucha información. Pero ha engendrado un tipo nuevo de hombre, o mejor, un nuevo tipo de mente, la mentalidad de masa.
No puede decirse que un campesino iletrado en la Anatolia osmanlí de hace 500 años, fuese un hombre vulgar en los términos que implica esta categoría en la modernidad, ya que este campesino era poseedor de una tradición rica, que conformaba un frondoso acervo cultural.
En cambio el hombre moderno reniega de la tradición y la cultura y todo lo cambia por lo que es “moda” por lo que conforma aquello “comúnmente aceptado”, el hombre moderno pasa de rústico pero culto, aunque no fue poseedor de una cultura enciclopédica. El hombre tradicional era un conservador de tradiciones y cultura, con la modernidad pasó a ser un objeto pasivo, individualista, ya que los lazos tradicionales de cooperación son destruidos por el capitalismo para crear al hombre vulgar, consumidor ferviente y trabajador sumiso.
La máquina fabrica la historia
A comienzos del siglo XX, fue el motor a explosión interna, el avión, el tanque, el lanzallamas todos los artilugios que se desplegaron en la primera y segunda guerra mundial como novedades militares. La guerra se trasladó del campo de batalla a las ciudades, las bajas ya no se contaron en el siglo XX entre los ejércitos sino entre las naciones, los tres actos mas criminales de la guerra fueron cometidos directamente contra civiles, dos sin relación alguna con la persecución del triunfo militar, a saber: estos tres crímenes fueron, el bombardeo de Dresden, y las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
Vale la pena analizar porque se realizaron estas acciones, ya que (esto lo enmascara bajo mentiras la información manipulada por la violencia simbólica) solo la bomba little boy, lanzada sobre Hiroshima tenía por objeto la rendición del país agredido –el Imperio Nipón-; la bomba “Fat Man” arrojada en Nagasaki, tenía por objeto la rendición del Japón antes de que la URSS le declarase la guerra, para que Manchukuo fuese ocupado por tropas estadounidenses y no de sus aliados soviéticos.
El bombardeo de Dresden es una de las aberraciones mejor camufladas de la historia, desde los medios se habla de “la fortaleza de Dresden”, sin embargo esta fortaleza solo eran miles de niños, mujeres, ancianos y lisiados alemanes huyendo de las atrocidades que perpetraba el ejército soviético a su paso, la gente se apiñaba en las calles intentando protegerse del invierno alemán. Para garantizar que Alemania no resurgiría, la Real Fuerza Aérea y la Fuerza Aérea de Estados Unidos realizaron un bombardeo de saturación con bombas incendiarias sobre los civiles, aunque la idea de la operación partió de Moscú.
Las ideologías “sucumben” ante la violencia simbólica
Por supuesto que no hay ningún fin de la historia en la modernidad ni ningún fin de las ideologías, pero sí hay una vulgarización tal, lograda por la violencia simbólica, que el disidente suele volverse funcional a aquello de lo que disiente. La violencia simbólica genera un maniqueísmo absoluto, de manera tal que destruye la posibilidad de pensamiento crítico del hombre vulgar, pero no se lo hace saber, por el contrario, como el vulgar repite lugares comúnmente aceptados, es aplaudido y se cree en la verdad.
El hombre vulgar cree ser intelectual
Nada mas sencillo que convencer a un inculto de que es un sabio, y esto es un eje fundamental de la violencia simbólica, que en este caso, para peor no necesitara siquiera ser muy refinada, ya que el vulgar, festejado por repetir lo políticamente correcto, ve inflamado su ego.
Prof. Yahia Said Al Andalusi
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