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lunes, 30 de junio de 2014

El Islam de nuestros días - que no es Islam

El Islam de nuestros días - que no es Islam


Es curioso observar lo que se tiene frecuentemente por Islam en nuestros días. No nos referimos a los medios de prensa, ni siquiera a ninguna visión, simpática o adversa, de cualquier círculo de personas no musulmanas. Nos referimos a lo que se enseña por tal en muchas mezquitas hoy en día. A lo que pasa por ser la enseñanza correcta del Islam en esta época.

- Dicen: En el Islam todos somos iguales.

Frase hermosa. Lema masónico, valga la anotacion histórica. En la práctica, en las reuniones de este tipo de Islam no hay autoridad. El iman de una mezquita se ha convertido apenas en uno que reza y que ha leído más que el resto. Al igual que el resto del mundo contemporáneo, la autoridad se sobrelleva de mala manera. Tener autoridad es casi tener un estigma.

Resulta por tanto que en el Islam no hay autoridad y que todos pueden decir y sostener las opiniones que quieran a su albedrío. Y ser 'hermano' consiste en consentir la multitud de sinsentidos que se expresan y las conductas en mil diferentes sentidos que se realizan cuando todos, de pronto, 'son tan sabios como otro cualquiera'.

Casi estaría uno tentado a decir que nunca hubo más sabios en el Islam que hoy en día ... de no ser porque el mundo islámico se encuentra hoy a los pies del mundo construido sobre la base del rechazo de Dios.

Ha penetrado tanto la igualatocracia, o la igualolatría, que nadie sabe siquiera en las mezquitas que a una persona venerable, sí, venerable, se le besa la mano. Y los hijos, en consecuencia, tampoco saben que deben besar la mano de sus padres.

Sin embargo:

El Mensajero de Allah, que la bendición y la paz de Allah sean con él, fue una autoridad tanto espiritual como temporal para todos los musulmanes, un gobernador, y dejó tras sí Califas.

Y el famoso 'libre examen de las escrituras', importado desde el protestantismo y que en primer lugar destruyó el cristianismo dividiéndolo en mil iglesias distintas, jamás fue ni pudo ser una práctica de los Compañeros del Mensajero de Allah, sallallahu alayhi wa sallam.

Y ser hermano era llamar al Siratal Mustaqim, a la unidad bajo la autoridad y bajo el seguimiento estricto de lo recibido. No ser cómplice y partícipe activo o pasivo de la Torre de Babel.

La igualdad ontológica, o en nuestro ser mismo, es una igualdad de posibilidad: todos tenemos el camino por delante por igual pues todos somos igualmente criaturas de Allah con el secreto para alcanzar el verdadero honor y la sublimidad del siervo puro de Dios.

La igualdad es además una igualdad jurídica: ante la Ley Sagrada las normas valen para todos aquellos que las normas regulan, sin importar rangos, razas, riquezas o privilegios.

Pero la igualdad no es rechazo de las diferencias, ni menos dejar de reconocer que hay quienes tienen un grado o dos, o más, o incluso mucho más, por encima de nosotros.

Y Allah honra y distingue a quien Él quiere.

Pocos musulmanes hoy saben hoy cómo besaban la mano del Profeta (saaws) sus Compañeros. Ni saben de cómo hubo quienes le besaron los pies, sí, los pies. Ni saben que éstas han sido prácticas continuadas por las más grandes figuras del Islam a lo largo de la historia.

¿Qué es lo que ocurre? No quieren mostrar respeto. No quieren a nadie por encima de ellos. Ésa, desde siempre, ha sido la rebeldía del ego.

Y ésa es la señal de nuestra época.

- Dicen: No hay santos en el Islam.

Se escucha esto incontables veces, hasta el cansancio. No hay santos. ¿Qué ocurre con los que dicen esto? ¿Será entonces que todos los musulmanes son malos? Vaya absurdo. Si una religión no es capaz de tener santos, no está viva. No es real.

Sin embargo:

No recuerdan o intentan desvirtuar los signos prodigiosos del nacimiento del Mensajero de Allah (saaws), y olvidan que en su niñez se le acercaron arcángeles y extrajeron su corazón para limpiarlo en agua bendita, dándole por tanto limpieza sobre limpieza. Y lo mismo volvió a ocurrir la noche de la Ascensión a Dios.

Y olvidan que, ciertamente, hay una pléyade de santos en el Islam, cuya profundidad gnóstica es tan amplia que sobrepasa con mucho todo lo conocido en otras religiones. Su número, persistencia, profundidad y carácter central es tal que no hay en el fenómeno de las religiones comparadas algo que se le pueda igualar. Por ello mismo, no hay como Islam.


Son los awliya, los Íntimos de Allah.

Que los cristianos, o los hindús, o los budistas, tengan la santidad bajo cierto tratamiento y características, es un asunto. Ellos también ayunan, no por eso diremos que el ayuno no está previsto en el Islam.

El ayuno, la oración, la santidad, cada elemento del Islam, tiene un valor dentro del universo total del Islam que lo hace particular y propio, distinto a lo que hay en otras religiones.

- Dicen: Para ser buen musulmán hay que leer el Corán y los hadices, y hay que aprender a hablar en árabe.

Y por consiguiente cuando alguien entra al Islam, lo bombardean con libros. Y se afanan en sacar publicaciones, y en discutir textos. Y alimentan permanentemente su sensación de 'mejorar' con nuevos y nuevos textos.

Sin embargo:

Olvidan que el Mensajero de Allah (saaws) y la mayor parte de sus Compañeros fueron ... iletrados. Gente sencilla, humilde, cuya principal fuerza era lo que habitaba en su corazón, y no en sus cabezas. Y que su fuerza principal la obtuvieron no de una lectura sino de un hombre, del contacto con un hombre, con uno que tenía el corazón más expandido que todos los que hubo y habrá. Él entrenó así a su gente y ellos a su vez fueron entrenando a la siguiente generación, y ese entrenamiento, que no tiene que ver con recopilar lecturas, sigue vive hasta hoy.

Islam de hoy: demasiadas cabezas (y difícilmente todas pueden ser altamente inteligentes, por decirlo de alguna manera), demasiados egos, y casi nada de corazón. Así es, basta con comprobar la falta de luz en los rostros de los creyentes de hoy en día.
Resultado: el mundo ha sido conquistado por kufr, por el rechazo y la la rebeldía hacia Dios.

Islam - Islam, valga la redundancia: plenitud de un corazón que lo entrega todo e incluso más. Y para quien este mundo tiene el aroma del Paraíso. Y observa a su alrededor la permanente bendición de Dios. Como lo describe Allah en el Sagrado Corán, es un asunto, en su esencia, de: 'expansión del pecho'.

- Dicen: Islam es lo que trajo el Mensajero (saaws) y no importa lo que ha habido en la historia posterior.

Sin embargo:

Islam es ciertamente lo que está en el Corán y lo que trajo el Mensajero (saaws). Pero es también histórico. No fue una Revelación entragada a los ángeles, sino a los seres humanos. Y vivimos la historia y comprendemos, lo queramos o no, el pasado desde nuestras condición del presente. Todos nosotros, incluyendo los que lo niegan. No es un asunto de negarlo o afirmarlo: es un hecho humano, esencialmente humano.

Islam no es una entelequia, es decir, no es una idea abstracta de cómo deberían ser las cosas.

Islam fue una historia sagrada de 23 años. Y un legado a la historia del porvenir. Y de hecho ha sido motor poderoso de magna historia.

Borra la historia y borras tus raíces. Borra tus raíces y te enajenas. Enajénate y te has creado el vacío. Islam no trajo vacío. Fue y es superabundancia sobre abundancia. De allí el valor de nuestra memoria histórica y de nuestras tradiciones de antaño.


Debe quedar claro, sin embargo, algo: dirán del Islam todo lo que dicen. Pero todo eso suena demasiado modernista, demasiado no primigenio, demasiado vacío como para ser Islam. Son islam-ismos. Ismos.
Pero Islam es sólo Islam. Lo demás, propiamente hablando, son imposturas.

Las imposturas y engaños con los que ha traído abajo el shaytan a la Ummah.

Pero el Islam sigue vivo, pese a todo. Alhamdulillah.

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