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sábado, 29 de agosto de 2015

Los grandes éxitos del califato

Los grandes éxitos del califato

  • Letras sangrientas a capela con el rumor de caballos a galope o espadas en alto causan furor entre los acólitos del Estado Islámico

  • Compuestas con un buen ordenador, se cuentan por cientos en You Tube y copian el esquema de la poesía mozárabe de Al Ándalus

'Nashid' las melodías del Estado Islámico. Autor: Jorge Barreno.

     
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El pasado viernes, minutos antes de cargar su fusil, Ayoub el Khazzani se acomodó en su asiento del tren; desbloqueó el teléfono móvil y escuchó un "nashid", los cánticos religiosos que venden las bondades del califato y alimentan el ardor guerrero de sus soldados. "Mi nación, el amanecer ha llegado, aguarda una victoria clara. El Estado Islámico ha sido establecido con la sangre de los justos, con la guerra santa de los piadosos", martillea la más célebre de las melodías compuestas en los confines de Siria e Irak, elevada a himno de la organización terrorista más poderosa del planeta. Decenas de salmos similares están al alcance de un clic en Youtube y corren como la pólvora por las cuentas que los acólitos del IS abren sin pausa en Twitter.
"Los 'anashid' (plural de 'nashid') proporcionan una mirada única del mundo yihadista. Es fundamental para comprender los elementos culturales a partir de los que se desarrolla la ideología de estos grupos", explica a EL MUNDO Phillip Smyth, experto en yihadismo y un enamorado de la única oda aceptada por los barbudos. "Me interesan desde niño. Es muy diferente a la música occidental que me fascina", reconoce el académico, acostumbrado a bucear en la red para pescar los éxitos que suenan en las calles del califato. Todos cumplen un mismo patrón: "Melodía pegadiza, mensaje fuerte y directo sobre el poder y la religión y letras y referencias que pueden ser comprendidas con facilidad".
Una concentración yihadista.
La música instrumental -pecaminosa para el islam más pacato- es una línea roja. Fiel a la ortodoxia, los cánticos son un coro polifónico de voces masculinas. Un a capela producido con la última tecnología y que a menudo no es más que múltiples pistas de una buena voz con el propósito de crear la sensación de un crisol de almas canturreando en bucólica armonía. Para aliviar la ausencia de los instrumentos musicales que condenan a la hoguera, las letrillas se adornan con el efecto de disparos, espadas, caballos a galope, viento o pisadas a ritmo marcial.
El fenómeno que enciende hoy a los adláteres del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) repartidos por medio mundo no es nuevo.Nacieron a finales de 1970 voceados por el fundamentalismo islámico en Egipto y Siria y, aunque obtuvieron el veto de los líderes más puritanos, terminaron ganándose el oído de los yihadistas. Hasta el mismísimo Osama Bin Laden hizo sus pinitos juveniles en este cante "halal" (permitido). Ha sido ahora, sin embargo, cuando la organización que ha hecho sombra a Al Qaeda, provista de una formidable maquinaria de propaganda, ha perfeccionado el invento. "Cuentan con 'Ajnad Media', una división dedicada exclusivamente a producirlos y que fue fundada en 2013. Sus canciones hacen mucho hincapié en la identidad del grupo frente a Al Qaeda, la importancia de jurar lealtad al líder Abu Bakr al Baghdadi y la necesidad de establecer el califato", detalla a este diario el politólogo Ayman al Tamimi.
Un yihadista acerca el micrófono para que entonen los cánticos.
La autoría es un misterio. "No sabemos quién los escribe pero a diferencia de otras organizaciones que reciclan viejos cánticos, el IS los crea", apunta Al Tamimi. Las composiciones arrojan algunas pistas: sus urdidores conocen la poesía clásica árabe; han leído con esmero los versos dedicados a la guerra; y manejan con soltura el zéjel, un género de la lírica tradicional árabe recitado en dialecto coloquial que tiene su origen en la la poesía mozárabe de Al Ándalus. Pero, aparte de la rima, las obras del IS se hallan a años luz: están desprovistas del rumor del laúd o la flauta y se regocijan en letras que rezuman el mismo sadismo de las ejecuciones, decapitaciones o lapidaciones que divulgan en vídeo. "Plantamos el camino con los explosivos más potentes y aplastamos los cráneos de los infieles...", presume un "nashid" publicado tras la ofensiva que el pasado verano sembró el terror en el norte de Irak.
Las letanías del califato, que suelen acompañar a sus producciones audiovisuales o se divulgan en cuidados videoclips, mezclan promesas de una vida próspera en sus confines -"la sharia (legislación islámica) es la luz" o "alcanzaremos la gloria eterna"- con salvajes amenazas al enemigo -"saciaremos nuestra sed con sangre" o "los degollaremos"-; alabanzas a la hombría de los muyahidines -"somos leones, fuertes como para romper el hierro"- y metáforas sobre la hostilidad internacional -"No es momento de discordia, nuestro camino está lleno de alambradas y obstáculos"-. En la mayoría de las ocasiones están escritas en primera persona para mejorar la identificación con la organización. "Transmiten la idea de que el IS es un jugador robusto y eficaz en el campo de batalla y que los rivales serán aplastados. Lo hacen yuxtaponiendo batallas y episodios coránicos y son una herramienta de movilización de los yihadistas", recalca Smyth.
Una contagiosa apología de la barbarie que, como ha comprobado este diario, se cuenta por cientos en Youtube, que -en cambio- retira con celeridad los sangrientos fogonazos de sus acciones. Para propagar su mensaje, a menudo incluyen traducciones al inglés, francés o alemán. Empujados por su tirón, rivales de los yihadistas como las milicias chiíes iraquíes o la libanesa Hizbulá se han unido al furor del "nashid". En su caso, dando rienda suelta a tambores y baile.

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