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domingo, 29 de mayo de 2016

Allah es nuestra única esperanza

Allah oye cada susurro del afligido, del enfermo, del desdichado, del abandonado, del triste

27/05/2016 - Autor: Ángel Álvarez Hernández - Fuente: Webislam
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Allah es la medicina de los enfermos y el consuelo de los desterrados.
Existen personas que se disfrazan de lo que no son, que necesitan aparentar y sentirse fuertes, controlar y dominar, pero que en realidad son como castillos de naipes que se caen cuando sopla el viento. No tienen amigos, ni alma, habitan en su ego, su único amor y consejero, un ego inmenso, como un océano de arena infinita que les ciega.
Viven en la barbarie, en la complacencia y en el absurdo. Necesitan pasar a la historia, y se creen dioses. Están vacíos por dentro, por muy inteligentes que se consideren y aunque no sepan casi nada, por muchos conocimientos que acumulen. Hacen daño pero no les importa, se criaron con el autoritarismo y aprendieron de las dictaduras su forma de razonar. Son dinosaurios de otras épocas. Borrachos de sí mismos, deseosos de poner su nombre a una calle o de recibir una mención o de ser los más importantes de su barrio o de Wall Street. Miserables cuya avaricia nunca llena sus estómagos, capaces de robar al necesitado y de asesinar por un trozo de popularidad, aunque a muchos de ellos les guste ser considerados como los salvadores de la humanidad y que se les rinda pleitesía, mientras otros se comportan como psicópatas que juegan con los países como si estuvieran sobre un tablero de ajedrez y se reparten sus riquezas como fichas de parchís. Su locura no tiene límites.
No son humildes, ni escuchan, pero dan lecciones sin tener que aprender y, aunque el camino esté lleno de flores, no ven ninguna, porque su vanidad les corrompe por dentro, y solo contemplan su orgullo. El Sagrado Corán dice:
“En sus corazones hay una enfermedad, y Allah les añade enfermedad”.
El profeta de Allah (s.a.s.) dijo:
“En el pecho de cada hombre hay un trozo de carne que cuando está sano el resto del cuerpo, está sano, y cuando está enfermo el resto del cuerpo está enfermo. Ciertamente, ese trozo de carne es el corazón”.
No son felices ni lo pueden ser, ni dejan que otros lo sean y, si alcanzan un leve espejismo de felicidad, es sólo un instante fugaz que se alimenta de la sangre de su hermano. Como fanáticos de sí mismos, buscan medallas para ofrecérselas a su egolatría. Envidian el hambre del pobre, la servidumbre del esclavo, la tristeza del huérfano, pero no saben lo que es el amor.
Cada día mueren miles de inocentes cuyas vidas pasan al olvido de la humanidad como si nunca hubieran existido. Nadie sabe del dolor de nadie y a casi nadie le importa el sufrimiento del otro, pero Allah es el omnisciente, el que todo lo ve, el que todo lo oye, el dueño absoluto y controlador de todo. Allah oye cada susurro del afligido, del enfermo, del desdichado, del abandonado, del triste. Allah es la medicina de los enfermos y el consuelo de los desterrados. El Sagrado Corán dice:
"¿Quién, sino Allah, escucha la invocación del necesitado, quita el mal y hace de vosotros sucesores en la tierra?"
(Corán, sura 27, aya 62)
Sólo a Allah invocamos y sólo en Allah creemos, no rendimos culto al dinero, ni a la fama, ni a la gloria, no nos arrodillamos frente a nuestra esfinge, ni ante vanos mitos de carne y hueso que se pudrirán. Allah no es un capricho de nuestros deseos, ni una creación de nuestra mente. Allah es nuestra esperanza frente a la desesperación y el vacio de un mundo que ha exiliado a la verdad. No existe ninguna divinidad excepto Allah. 'La ilaha illa Al-lah'. El Sagrado Coran dice:
"Invocad a vuestro Señor, humilde y secretamente! Él no ama a quienes violan la ley."
(Corán, sura 7, aya 55)
¡Por la mañana!
¡Por la noche cuando reina la calma!
Tu Señor no te ha abandonado ni aborrecido
Sí, la otra vida será mejor para ti que ésta.
Tu Señor te dará y quedarás satisfecho.
¿No te encontró huérfano y te recogió?
¿No te encontró extraviado y te dirigió?
¿No te encontró pobre y te enriqueció?
En cuanto al huérfano, ¡no le oprimas!
Y en cuanto al mendigo, ¡no le rechaces!
Y en cuanto a la gracia de tu Señor, ¡publícala!
(Sura 93, La Mañana)
El profeta de Allah (s.a.s.) dijo:
"Y Allah acude en ayuda de su esclavo mientras que éste acude en ayuda de su hermano."
Y dijo:
"Quien incita al bien tiene la recompensa del que lo hace."
Y también dijo:
“El musulmán es hermano de otro musulmán, no lo oprime ni lo entrega a su enemigo, dejándolo sin ayuda. Allah acude en ayuda de aquél que acude en ayuda de su hermano. Y a quien libera de una pena a un musulmán, Allah lo libera de otra en el Último Día. Y a quien cubra los defectos de su hermano, Allah le cubrirá los suyos en el Día del Juicio.”
Los hombres que buscan su egoísmo y su interés y que viven como si Allah no existiera, morirán como si Allah no existiera. Dijo Allah, Altísimo sea en su generoso Corán:
“Toda alma probará la muerte. Y el Día del Juicio se os pagará cumplidamente la retribución que os corresponda. Quien sea alejado del Fuego e introducido en el Jardín habrá triunfado. La vida de este mundo no es sino disfrute engañoso de lo efímero.”
(Corán, sura 3, La Familia de Imrán, aya185)
El profeta de Allah (s.a.s.) dijo:
“Allah no tiene compasión de quien no es compasivo con la gente.”

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