Podemos pedía este lunes eliminar el delito de enaltecimiento del terrorismo del Código Penal. Lo que era defendido como una propuesta encaminada a fomentar la libertad de expresión y evitar que los chistes negros puedan motivar la apertura de juicio puede suponer una piedra en el camino para la lucha antiterrorista. La supresión del enaltecimiento del terrorismo, tipificada en el artículo 578 del Código Penal, dejaría un vacío en estos casos, puesto que es la única herramienta que poseen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para detectar casos tempranos de radicalización yihadista e iniciar las investigaciones antes de que tengan lugar los hechos consumados.
Las redes sociales son una pata fundamental en la captación yihadista, y por este medio se produce en muchos casos el primer contacto entre la organización terrorista y adeptos potenciales. En este escenario, la figura del delito de enaltecimiento tiene dos funciones principales. La primera es que permite una actuación ultratemprana en estos casos, puesto que ayuda a detectar a quienes están en una primera fase de captación.
Ramón Cosío, portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP), describe este tipo penal como su única arma contra este fenómeno: “Es la herramienta que se pone en nuestras manos para poder abordar a delincuentes potenciales antes de que cometan otros delitos”, precisa. Otra de las funciones es la de investigación, puesto que “permite trabajar y avanzar en un ámbito en el que esa información es vital”, y permite tirar de los hilos que entretejen la red yihadista y tener localizados a quienes la componen antes de que protagonicen manifestaciones mayores.
Para las fuerzas de seguridad del Estado, la eventual despenalización de este delito supondría “dejar coja” la estrategia de seguridad nacional, que incluye la persecución del enaltecimiento terrorista en el trabajo de prevención e investigación. Se trata, en concreto, de actuar sobre los inicios a fin de evitar la captación de nuevos terroristas a través de procesos de radicalización.
“Las actividades de enaltecimiento están muy relacionadas con la captación y colaboración con organización terrorista. Y un pilar básico es la prevención. Si me quitan la posibilidad de detener por enaltecimiento y captación de nuevos terroristas estaríamos fallando en la estrategia”, sostienen fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este diario.
No hay país que no tenga tipificada la apología del terrorismo”, dicen desde el Observatorio Internacional de Seguridad
Desde el Observatorio Internacional de Seguridad, José María Gil, responsable del Departamento de Análisis del Terrorismo y Seguridad Internacional, señala que esta figura penal es “un elemento espoleador del proselitismo yihadista”, y un arma para combatir y frenar la difusión de mensajes que incitan a la comisión de otros delitos. Además, Gil destaca el “fenómeno creciente” de este tipo de captación, “cuyas manifestaciones aumentan”. El especialista resalta que este delito está tipificado en la legislación internacional a través de distintas fórmulas para frenar la expansión del terrorismo yihadista, y reseña que “no hay país que no tenga tipificada la apología del terrorismo”.
La desaparición del enaltecimiento del terrorismo sería para el experto una forma de atraer las campañas de organizaciones terroristas como el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). “Suprimir este delito es eliminar la capacidad del Estado de punición al primer paso de la captación yihadista y permitir que continúe la correa de radicalización. Necesitamos que sea punible”, asegura Gil. A su juicio, esta propuesta “carece de una valoración de peligrosidad”: “Es como decirle al área de marketing del ISIS, que organiza las campañas de captación y propaganda, que se venga a España”, reseña.
“No estamos hablando de chistes ni de ideología, estamos hablando de personas que enaltecen conductas terroristas”, remata el responsable del Observatorio Internacional de Seguridad. Aunque el debate podría centrarse en “qué podemos valorar como enaltecimiento del terrorismo”, Gil señala que en ningún caso en su supresión.
Ignacio Ayala, profesor de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, reseña que este delito supone un “fortalecimiento moral de la sociedad, puesto que la protege frente a algo repudiable” y apunta a que “el Derecho Penal se legitima cuando adelanta las barreras de protección y castiga conductas repudiables como pueden ser las xenófobas”.
Ayala coincide en que el problema radica en la extensión del tipo penal, y a su juicio habría que “restringir o acotar más la aplicación de este delito”. “No es lo mismo un chiste que decir ‘me alegro de que lo hayáis matado’. Esto no se puede permitir, igual que en Alemania no se puede bromear sobre el Holocausto”. En este punto los límites del delito pueden concretarse a partir de dos vías: la legislación o la jurisprudencia.
En la Audiencia Nacional, 9 de cada 10 causas por enaltecimiento son archivadas”, señalan desde la Fiscalía
La Fiscalía del Tribunal Supremo apunta a que en la Audiencia Nacional 9 de cada 10 causas por delito de enaltecimiento del terrorismo son archivadas. Estas mismas fuentes señalan que el enaltecimiento está enmarcado en el delito del odio y que “es inviable en una sociedad democrática despenalizar los discursos del odio”, aunque matiza que “puede existir cierta tolerancia en los chistes o gags humorísticos relacionados con humor negro, pero no se pueden proteger los discursos violentos, discriminatorios y ofensivos con los demás”. El enaltecimiento del terrorismo suele darse en las redes sociales, y puede entrar en colisión con la libertad de expresión: “Pero cuando se da un discurso del odio, lo que se hace es violar la libertad de expresión en un sentido inverso”.
En este sentido, desde la Fiscalía exponen que “se está intentando que las penas sean proporcionales y que no impliquen ingreso en prisión”, aunque marcando las fronteras: “Hay que mandar un mensaje claro a los reincidentes: que si siguen por este camino pueden acabar en la cárcel, porque en las redes sociales uno tiene que saber que hay límites”.