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sábado, 28 de octubre de 2017

Donald Trump desata a los "equipos asesinos" de la CIA en Afganistán

El secretario de Defensa, James Mattis, en el cuartel general de la OTAN en Kabul. JONATHAN ERNSTAFP-PHOTO
"Tenemos que ser más agresivos y actuar, sin perdón, para aplastar a nuestros enemigos", afirmó el jefe de la CIA
Muchas de las sangrientas batallas contra los elementos más peligrosos del movimiento talibán nunca se conocerán porque son misiones clasificadas como secretas, llevadas a cabo en Afganistán por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y las fuerzas paramilitares que comanda en el país, en conjunción con las fuerzas especiales del ejército estadounidense, descritas por el Pentágono como kill teams [equipos asesinos], a los que la Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido dar rienda suelta con el objetivo de cambiar el curso de la guerra, según ha revelado una investigación del rotativo The New York Times.
La misión aumentada de los "equipos asesinos" seguirá siendo localizar y poner fin a la vida de los líderes talibán, de los comandantes de distrito y de los temidos yihadistas expertos en la fabricación de bombas, así como todo objetivo humano cuya muerte merme la capacidad de los terroristas. "Para llevar a cabo nuestra misión tenemos que ser más agresivos, actuar sin perdón, sin cesar, cada minuto de cada día, poniendo toda la atención en aplastar a nuestros enemigos", según declaró el jefe de la CIA, Mike Pompeo, durante una conferencia a principios de octubre en la Universidad de Texas.
Las nuevas misiones encubiertas estarán lideradas por la CIA siguiendo los objetivos establecidos por la propia agencia -la cual no tiene medidas de control directo por parte de la Casa Blanca o del Congreso-, y cuyas reglas para operar en el país a través de las milicias afganas que paga y controla, muchas de ellas relacionadas con señores de la guerra vinculados al tráfico de drogas y al crimen organizado, serán "expandidas y con menos restricciones", según la investigación de The New York Times. Es decir, que los agentes estadounidenses y sus aliados paramilitares podrán aumentar sus actividades fuera de la ley afgana y sin respetar la Convención de Ginebra.
El aumento de los "equipos asesinos" también supone un cambio de rumbo de la Administración Trump con respecto a sus predecesores -los presidentes Barack Obama y George Bush Jr. también emplearon a los kill teams en Afganistán y Pakistán- pasando de centrar sus actividades contra los santuarios de Al Qaeda en el país, a día de hoy casi inexistentes, para dirigir toda su atención hacia la destrucción de la logística y cadena de mando de los yihadistas.
"Los Estados Unidos van a adoptar una estrategia sin limitaciones de tiempo para forzar a los talibán a sentarse en la mesa de negociaciones", según declaró Trump el pasado 21 de agosto. Sin embargo, analistas de la inteligencia militar de Kabul consulados por EL MUNDO, están convencidos de que este tipo de estrategia sólo servirá para "crear nuevos mártires en el movimiento talibán, figuras a seguir por los combatientes insurgentes más jóvenes y venidos de las zonas tribales. Un regalo para la propaganda y el reclutamiento de los terroristas".
Por otro lado, es muy poco probable que el líder talibán, el mulá Haibatullah Akhundzada, dé su brazo a torcer y se siente a negociar, teniendo en cuenta que el Secretario de Defensa norteamericano, Jim Mattis, aprobó recientemente el envío de 3.000 soldados adicionales para luchar en los frentes de Helmand, al sur del país, y Nangarhar, al este, vulnerando la principal exigencia de los terroristas, los cuales demandan "la marcha inmediata de las tropas internacionales del país", según declaraciones recogidas por EL MUNDO durante la entrevista con el portavoz del grupo, Zabiullah Mujahid.
Asimismo, el aumento de los ataques aéreos de Estados Unidos en Afganistán, 2.400 sólo de enero a octubre de 2017, mientras que en todo 2016 se realizaron 1.337, según cifras del Pentágono, sólo ha incrementado la voluntad de los talibán para seguir combatiendo. Además, los errores de precisión han matado, en 2017, a 88 civiles y herido a docenas, cosa que sólo ha hecho que aumente la legitimidad de los terroristas en las zonas que están bajo su control, un 48% del país, según Washington, que descarta cualquier retirada. "Estaremos aquí el tiempo que haga falta hasta que cambiéis de parecer", según afirmó el Secretario de Estado, Rex Tillerson, en un mensaje dirigido a los talibán durante la visita sorpresa a Afganistán que éste llevó a cabo el pasado 18 de Octubre.
Hoy por hoy, está claro que la Administración Trump no tienen ninguna intención de dar un paso atrás en el conflicto con vistas a una retirada completa, tal y como se especuló cuando el magnate norteamericano tomó las riendas de la Casa Blanca, por lo que Estados Unidos seguirá inmerso en el conflicto más largo de su historia. Una guerra que en diecisiete años se ha cobrado más de 100.000 muertos entre soldados, civiles e insurgentes, mientras millones de afganos han sido desplazados o se han convertido en refugiados que han huido, principalmente, a Irán, Turquía y Europa.

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