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sábado, 16 de diciembre de 2017

AMLO no va a ser presidente 

@HECavazosAjue 14 dic 2017 13:10

 
 
Las aspiraciones políticas de López Obrador rayan en la angustia
Las aspiraciones políticas de López Obrador rayan en la angustia
Foto propiedad de: Internet
Ahí está la última encuesta publicada por SDP Noticias. Meade lo alcanzará. Y cuando esto se refleje en todas las encuestas, Andrés Manuel las descalificará a todas, sin importar que antes las hubiera presumido. Porque así es él, un perenne esgrimidor de falacias de falso dilema, un hombre contradictorio y visceral, desmemoriado e incongruente. Por eso no será presidente. Pero, ¿será a propósito?
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AMLO le tiene miedo al poder, a perder el aura mesiánica que rodea su efigie de predicador trashumante. Sabe que de ganar, perdería. Porque acabaría decepcionando, se exhibiría como el falso profeta que es: al final, no habría ni multiplicación de panes y peces, ni República Amorosa. Su presidencia terminaría siendo más de lo mismo, con la diferencia de que en el caso de López Obrador, el poder podría corromperlo hasta el punto de que lo empezase a utilizar para oprimir a sus detractores. Casos de autoritarismo y afrentas en contra de la libertad perpetradas por Andrés Manuel sobran: despidos injustificados en La Jornada, periódico en el que el tabasqueño funge como director de facto. Un ejemplo, Marco Rascón; prepotencia en redes sociales contra columnistas que lo critican, que autores como Julio Hernández y Martín Moreno han sido víctimas.
Las aspiraciones políticas de López Obrador rayan en la angustia. Sin embargo, la paradoja brota en su paso errático y titubeante cuando el ahora tres veces candidato presidencial se acerca a cumplir su cometido, pues pareciera ser que cada vez que está a un paso de alcanzar la añorada meta, la ‘silla del águila’, el dueño de MORENA se detuviese, y comenzara a dar marcha atrás. Es como si de verdad en su andar, a AMLO lo que siempre le ha interesado es el camino, mas nunca el destino.
Esta semana ha sido catastrófica para el Movimiento Regeneración Nacional y su propietario.
En primer lugar, AMLO discriminó a sus rivales llamándolos “pirrurris” y “blancos”. Con estas discriminaciones raciales y clasistas, el Peje incluyó al debate un elemento hasta ahora inexistente en la política mexicana: la raza. Pero, ¿qué hubiera sucedido si Meade o Anaya hubieran llamado a López un chairo prieto e imberbe? Se las dejo de tarea.
Después, en un acto intensamente contradictorio y esquizofrénico, el remedo de reencarnación de Juárez, en un arrebato de amnesia ideológica, atentó violentamente contra el principio de laicidad amalgamando política y religión registrándose como precandidato a la presidencia un 12 de diciembre, día de la Virgen (‘morena’) de Guadalupe. Así es, el día de la guadalupana, el líder de MORENA, formalizó por tercera vez consecutiva su aspiración a gobernar México.
Posteriormente, Andrés Manuel y su partido formalizaron su coalición rumbo a la elección presidencial con el Partido Encuentro Social, una organización política parasitaria del sistema, plagada de conservadores y ultra derechistas.
Así las cosas, queda evidenciado el conservadurismo recalcitrante de AMLO. Basta desglosarlo así: en materia fiscal, sus propuestas son calca de las de Trump; en cuanto a principios morales, su política va contra el Estado laico y se asemeja a los partidos cristianos del mundo; por lo que hace a su proyecto de seguridad nacional, el de López es el mismo que el de Felipe Calderón. En relación a derechos igualitarios y civiles, la coalición con el PES refleja una postura expresa en contra de matrimonios homosexuales, familias y adopción homoparental, aborto y eutanasia. En pocas palabras, lo que ofrece López Obrador a México es un gobierno reaccionario y retrógrada, profundamente opresor y conservador.
Decía AMLO, que la alianza entre Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática era una promiscuidad sin ideales ni principios, hecha para mantener privilegios. Y luego de formalizar su alianza con Encuentro Social, manifestó que la unión con este partido de quinta era por fundamento moral.
Pero Andrés, la diferencia entre el PAN y el PES, es que mientras los blanquiazules siempre han sido conservadores distinguidos por eternamente representar la oposición al PRI; por su parte, los de Encuentro Social son ex priistas conservadores que jamás han sido oposición de ninguna manera.
Así que sí, el fundamento moral y la congruencia que atan a AMLO con el
PES, es lo que digo e insisto: Obrador es un priista de vieja guardia, enemigo de las libertades y conservador.
Afortunadamente, en la carrera de Andrés Manuel contra Andrés Manuel, va perdiendo Andrés Manuel.

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