miércoles, 25 de noviembre de 2009

DIEZ FUNDAMENTOS EN EL ISLAM


Los diez fundamentos:
Imâm Abû Hâmid al-Ghazzali

Quiero explicaros de modo resumido los fundamentos de lo que entiendo como el mejor camino para llegar a saborear a Allah. Ésta senda que resumo es la que se desprende de nuestras experiencias, y tiene diez bases.

Primer fundamento: an-niyya as-sâdiqa
La base de todo bien ante Allah es la intención sincera (an-niyya as-sâdiqa) en la que no hay ninguna doblez, porque el Profeta dijo: “El ser humano sólo consigue en verdad aquello en lo que ha puesto su intención”. Niyya, o intención, quiere decir firmeza interior. Es sincera (sâdiqa) cuando su propósito es alcanzar a Allah, y no tiene otro interés, por lo que se rinde por completo a su objetivo y no busca otra cosa: su sola satisfacción está en su Señor, y no en sí misma ni en sus actos. Y además es firme y continua, y nada influye sobre ella ni se tambalea ante nada. Es una intención con la que se busca la Verdad, y por ello es verdadera.

Segundo fundamento: al-‘ámal lillâh
El segundo fundamente es actuar por Allah (al-‘ámal lillâh). Es decir, hacer lo que se tenga que hacer por Allah, sin asociarle nada. Nada esperarás de la creación, ni te fijarás en lo que opine acerca de ti. No esperarás que te admiren, ni temerás sus censuras. Esto es lo que quiere decir al-‘ámal lillâh. El Profeta dijo: “Sirve a Allah como si lo vieras; si no lo ves, Él te ve”. Tener presente estas palabras es lo que permite cumplir con este segundo pilar del camino. En otra ocasión, el Profeta dijo: “El servidor del dinero es desgraciado”, no esperes, pues, ninguna recompensa que no sea tu Señor en Sí mismo. Además, para cumplir con este segundo fundamento, debes abandonar todas tus esperanzas y expectativas. Sólo sirve a Allah por Allah el que no espera nada de Él como no sea Él mismo. Nada te bastará que no sea tu Señor. El Profeta dijo: “Signo de buen Islam es que abandones lo que no te concierne”, y a ti sólo te concierne Allah.

Tercer fundamento: muwâfaqat al-Haqq wa mujâlafat an-nafs.
En tercer lugar, es necesario coincidir con Allah (muwâfaqat al-haqq) y rebelarse contra el ego (mujâlafat an-nafs). Coincidir con Allah quiere decir abandonarse al destino, fluir con lo que Allah decide, no frustarte ante lo que no te satisface. Rebelarse contra el ego consiste en someterlo a tu disciplina y no entregarte a sus caprichos, perezas y comodidades. El hombre común hace lo contrario a lo señalado en este tercer fundamento: se rebela contra Allah, y acaba frustrado, y coincide con su ego, por lo que acaba cegado. Sin embargo, quien sigue este consejo rompe el velo y entra en el espacio de las revelaciones: duerme poco, prefiere la soledad, practica el ayuno, es humilde, silencioso y pobre. Por ello, es sabio.

Cuarto fundamento: al-‘ámal bil-ittibâ‘.
Actuar conforme al ejemplo (al-‘ámal bil-ittibâ‘), es decir, amoldarse a las enseñanzas del Profeta, y seguirlo en el paradigma que nos ofrece. Esto te evitará tus arbitrariedades. Nada consigue el que se sigue a sí mismo, pues aunque no lo quiera es inspirado por su ego, y el ego es un dios, un rival de la Verdad. El Profeta dijo: “Oid y obedeced, aunque sea a un esclavo etíope”, es decir, respetad a quien tenga algo que enseñaros. Y el mejor de los maestros ha sido Muhammad (s.a.s.).

Quinto fundamento: (al-himma al-‘úlia)
Tener una aspiración elevada (al-himma al-‘úlia), es decir, contar con fuerzas suficientes en el corazón como para no dejar nada para mañana, y saber que quien se contenta con poco nunca tendrá mucho.

Sexto fundamento: al-‘aÿç
Junto a todo lo anterior debes tener una clara conciencia de tu impotencia (‘aÿç). A pesar de tu resolución y firmeza, tu incansable esfuerzo y tu decisión imperturbable, debes saber que nada de ello te acercará a Allah si Él no quiere. Esto se basa en la Verdad de las cosas, pero también te hará humilde y no despreciar a las gentes. Cuando realmente llegues a saborear que todo está en Manos de Allah estarás de verdad cerca de Él y cerca de las gentes. Habrás comprendido entonces lo esencial.

Séptimo fundamento: al-jáuf wa r-raÿâ
Simultanear el miedo (jáuf) y la esperanza (raÿâ). Temer a Allah te evitará echarte a atrás, y esperar únicamente de Él te hará avanzar. No tengas miedos pequeños ni esperanzas pequeñas: sea tu miedo de Allah y tu esperanza de Allah, y así tus pasos serán de gigante.

Octavo fundamento: al-wird ad-dâim
Te es necesario un wird permanente (al-wird ad-dâim), pues quien no tiene wird no tiene de dónde beber. Tu práctica del Dzikr es el soplo con el que desatas los nudos, pues las palabras sirven para relajar el mundo interior. Haz que tus palabras sean en buena medida Dzikr, y así iluminarás tu corazón y lo desatarás.

Noveno fundamento: al-mudâwama ‘alà l-murâqaba
Constancia en la vigilancia (al-mudâwama ‘alà l-murâqaba). Debes ser consciente de tus momentos, e intentar estar siempre en Presencia de Allah. Quien vigila constantemente su propio corazón acaba descubriendo en él a su Señor, y una vez logrado no debe de apartar de Él la mirada. Con el Dzikr niegas lo que no sea Allah, y eso va despejando tu mundo hasta que en él ya no puedes encontrar lo que no sea la Verdad, y es en tu corazón donde resplandecerá con mayor intensidad. Primero entenderás que no hay movimiento ni calma en el universo que no sea Voluntad de Allah y Presencia directa suya. Después te elevarás sobre esta percepción hasta que esa observación se convierta en certeza, y vivas movido y calmado por Allah. Al final, exclamarás: “Nada veo en lo que no esté Allah”, y es así puesto que Allah es el Sostenedor de todas las cosas. Deja de ver las cosas y distinguirás su Fundamento. Y todo esto te enseñará sobre todo a ser cortés con cuanto existe, pues el Profeta (s.a.s.) dijo: “Me ha educado mi Señor y ha hecho hermosa mi cortesía”.

Décimo fundamento: al-‘ilm
Y también debes procurarte conocimiento y ciencia (‘ilm) pues todo lo que se hace sin saber da como fruto ignorancia y fanatismo. Puesto que buscas ser iluminado, has de caminar por una senda clara. Y lo primero que has de procurar conocer es la Sharî‘a para que tus acciones sean conformes a la Revelación, se ajusten a una norma sabia y te enseñen humildad y sencillez. La Sharî‘a no es otra cosa que el Corán y la Sunna, y en ellos está la Senda.

Y la Paz se apodere de quienes sigan estos pasos e imiten el ejemplo del Profeta (saws.). Allah lo bendiga y lo colme de secretos íntimos, así como a los suyos y a sus compañeros. Âmîn.

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