lunes, 4 de enero de 2010

sionismo de israel

Orígen de los semitas y el sionismo
Escrito por: dr-akbaricus el 14 Ago 2009 - URL Permanente Sec. 1 Nociones previas


1. LAS CAUSAS

La génesis profunda de la cuestión de Palestina se encuentra en dos fenómenos económico-políticos que dominaron la vida diplomática de las grandes potencias de Occidente, durante siglos, y que se manifestaban de manera especial sobre Palestina desde el siglo pasado: el colonialismo y el imperialismo. Sería incompleto nuestro estudio si no nos detuviéramos a precisar el carácter de estas dos causas que engendraron el problema de Palestina.

2. EL COLONIALISMO

El colonialismo es un sistema doctrinario que pretende defender, con falacias, el fenómeno de la colonización.

² En tanto que la palabra colonización designa un estado de hecho, el término colonialismo se aplica a una doctrina o, por lo menos, a una actitud intelectual y sentimental. El colonialismo, doctrina y estado mental, intenta justificar por motivos raciales, económicos, políticos y morales el hecho de la colonización y las situaciones que resultan de esta ² 1

El modelo acabado de la situación colonial muestra seis peculiaridades:

1 ) la explotación económica extranjera, 2) la dependencia política, 3) las barreras sociales y raciales, 4) la atomización social, 5) el sistema de justificaciones, 6) las actitudes psíquicas"2.

3. El SIONISMO IDEOLOGIA POLITICA:

El movimiento sionista, con su arsenal doctrinario, representa un modelo acabado de colonialismo. En efecto, para justificar la colonización a gran escala sobre Palestina por parte de los judíos sionistas, hubo que falsear la historia e introducir principios racistas y marcadamente fanáticos. Un seudofundamento religioso pretendió ver en este movimiento migratorio el cumplimiento de unas profecías señaladas por Dios hace más de dos mil años. A continuación explicaremos las principales falacias que se tejieron en torno a la colonización de Palestina.

4. A) LA FALSIFICACIÓN DE LA HISTORIA

Tal como se inscribe el sionismo en el contexto de las ideas políticas, adopta la posición colonialista que a fines del siglo XlX imperaba en Occidente y, como hijo de Occidente, recoge en herencia un seudonacionalismo agresivo y expansionista. Así, "El movimiento sionista desarrolló el tema de la existencia de un pueblo judío, de una raza judía, de una nación judía y proclamó, contra toda verdad, que (todos) los judíos (actuales) son los descendientes de los antiguos hebreos y que los unos con los otros no se vinculan por lazos solamente religiosos"3.

Este conjunto de ideas sirvió de leitmotiv al movimiento sionista y causó una profunda escisión entre la comunidad que profesa la religión judía, por lo que no hay que confundir la parte con el todo. Es preciso, desde este momento, hacer una refutación a este cuerpo de sofismas.

1. Los judíos no conforman una raza. Las ideologías que arrancan de la concepción de raza desconocen las verdades científicas y adquieren un carácter marcadamente fanático. El sionismo no escapa al anterior aserto 4.

Para confutar este punto de la ideología sionista «debemos estudiar dos factores capitales de nuestro análisis : la procedencia de los antiguos hebreos y el fenómeno de las conversiones al judaísmo.

1) Los antiguos hebreos eran una mezcla de arameos y hurritas, pudiendo tener enlace con los hititas (V. supra, parte primera, cap.ll, núm. 11, nota 1 l). A su vez, estos hebreos se mezclaron con los hicsos, con los cananeos, kenitas, calebitas, moabitas, jebuseos y edomitas (V. supra, parte primera, cap. ll , núm. 15). La unión misma de estas comunidades socioculturales permite observar que ningún pueblo del Creciente Fértil se vio exento de cumplir las leyes históricas de asimilación y mestizaje. La creencia de una "raza hebrea" no tiene, pues, asidero científico.

Durante el período en que los israelitas, salvados de la deportación que hiciera el Imperio asirio en el siglo. VIII, a. C., permanecieron en Palestina, se fusionaron con babilonios, sirios, con tribus venidas de Arabia y con medos. La asimilación de todos estos elementos étnicos dio origen a los samaritanos (V. supra, parte primera, cap. in, núm. 17). Ello corrobora nuestra tesis acerca de la inexistencia de una "raza judía".

2) El judaísmo, como toda religión, ha sido abrazado por algunos pueblos, ya voluntariamente, ya por una política francamente proselitista, habiendo casos aislados de conversos hacia la ley mosaica.

a) Los galileos y los edomitas o idumeos, adoptaron la religión judía ante el ultimátum de Alejandro Janeo, general de la casa asmonea (V. supra, parte primera, cap. lll , núm. 22). La composición étnica de los galileos y de los idumeos (los primeros albergaban cananeos en su seno) dio vigor a la comunidad judía. "De este nuevo pueblo, mezcla de los judíos, edomitas y cananeos, desciende una parte importante de los judíos actuales que tienen un origen palestino "5

b) Durante la estancia de los israelitas en Babilonia, el fenómeno de las conversiones al judaísmo no fue despreciable : "las conversiones fueron tan numerosas que, según Josefo, los judíos de más allá del Éufrates, eran «miríadas infinitas cuyo número no podía ser determinado». Por un curioso desquite de la historia , los reyes de Adiabena, cuyos Estados ocupan la parte norte de la antigua Asiría, abrazaron el judaísmo y arrastraron con ellos a numerosos súbditos. En un periodo tan tardío como el siglo lV , y precisamente cuando el movimiento de proselitismo había disminuido por todas partes, ciudades enteras solicitaban su admisión en el seno del judaísmo "6.

c) Los beduinos de Arabia que profesaban una religión pagana se convirtieron al judaísmo una vez cayeron en la admiración del monoteísmo 7.

En el Yemen se consolidó un Estado judío "con un núcleo de judíos originarios y una mayoría de árabes meridionales convertidos 'al judaísmo"8.

Hay que registrar la conversión al judaísmo de algunas tribus beréberes del norte de África, incluyendo a los cartagineses 9.

ch) Una importante conversión del pueblo jazar al judaísmo en el siglo Vlll inyectó nueva sangre a la comunidad de los creyentes y significó un momento trascendental en la historia universal; los jazares, que conformaban un pueblo de tribus turcas o ugrias, habían fundado un reino en lo que hoy es Ucrania. Hacia el Sur Crimea y orillas del Mar Negro-, un grupo de colonias judías había logrado encontrar prosélitos. Estas colonias crecieron al recibir a las corrientes migratorias que, provenientes del Sur y del Este, se hallaban ahora a salvo de sus perseguidores sasánidas y bizantinos. Su influencia fue tal, que lograron la conversión progresiva del pueblo jazar. Su rey, Bulan, circa 740 se acoge a la ley mosaica l0.

Alrededor de un millón de súbditos judíos albergaba este reino 1l. Pueblos del Cáucaso y de Hungría siguieron el ejemplo y abrazaron el Judaísmo 12. Un hecho merece registrarse aquí: durante las guerras entre XI que los jazares realizaron contra los rusos y los bizantinos, un considerable grupo de jazares llegó a Polonia, Hungría y Transilvania. Allí hubo un encuentro con las comunidades judías que los siglos x y comienzos del XI procedían de Alemania y de los Balcanes, lo que permitió la conformación de fuertes poblaciones judías en la Europa Central 13. A su vez, la asimilación de los diversos grupos étnicos dio origen a los asquenazi o asquenazles (que, además de los turanios, los anatolios y los eslavos, introducían el elemento teutón). La palabra, asquenazi deriva de Asqueníaz (Génesis: 10, 3), y con ella se representaba el país de los escitas, seguidamente a Alemania y, finalmente, a los judíos de Europa Central 14.

d) Hay que señalar que las conversiones al judaísmo se cumplieron, también, en las partes más lejanas de Oriente: la región china de Sinkiang tiene entre sus moradores ciudadanos que profesan el judaísmo y son de la misma raza que los chinos de otras regiones 15, prosélitos japoneses tienen aceptación dentro de la Sinagoga Reformada, así como los negros de EE.UU.16 La historia registra la presencia de judíos negros en Malabar y en Cochín; en Etiopía conforman la comunidad de los falashas. Los llamados "judíos orientales" comprenden a sefarditas y a los karaítas (de Irak y Egipto)17.

Los judíos que convivieron con los musulmanes en España fueron conocidos como sefarditas (durante el Imperio aqueménida Sefarad designaba la ciudad de Sardes, capital de Lidia; el mismo nombre fue dado a España posteriormente, y después los sefarditas fueron los judíos mediterráneos). La composición étnica de los sefarditas está dada por elementos africanos y asiáticos. Mientras que los sefarditas son dolicocéfalos, de cabellos negros y ondulados, los asquenazi son braquicéfalos y de nariz aguileña 19. Así, pues, no hay fundamento alguno para hablar de "raza judía".

11) El judaísmo no conforma una nacionalidad. Si el movimiento sionista quiso desfigurar el Concepto de Nación, haciendo la identificación de comunidad religiosa y nacionalidad, influyentes grupos y personalidades judías combatieron esta falacia desde un principio. Así, el rabino HERMAN ADLER , que desarrolló su ministerio en Inglaterra, señalaba en 1878:

"Desde la invasión de Palestina por los romanos, los judíos ya no forman una sociedad política. Nosotros , los judíos, nos asimilamos políticamente a los países en los cuales vivimos. Somos simplemente ingleses, franceses, alemanes. Evidentemente, tenemos creencias religiosas que nos son propias. Sin embargo , en esto no nos diferenciamos de los ciudadanos que practican otra religión. Concurrimos con ellos a la prosperidad de la patria que nos ha acogido y reivindicamos los derechos y las obligaciones de sus ciudadanos"20.

La resolución aprobada por el Congreso judío que se reunió en Pittsburgh (EE.UU.), en 1885, corrobora el anterior dictamen:

"Nosotros los judíos no nos consideramos como nación, sino simplemente como una comunidad religiosa. Por lo tanto, no consideramos el retorno a Palestina y no deseamos hacer revivir ninguna de las leyes relativas al Estado judío"21.

El que fuera secretario de Estado para los asuntos de la India, inglés de religión judía, Sir EDWIN MONTAGU, explicó con lucidez: "No es más cierto decir que un judío inglés y un judío marroquí pertenecen a la misma nación que decirlo de un inglés y de un francés cristianos"22.

Una anécdota sencilla puede arrojar suficiente luz sobre el tema para darle el golpe de gracia a esta falaz concepción de la "nación judía": durante la primera guerra mundial, en tanto que los judíos ingleses se enfrentaban a Alemania, los judíos alemanes defendían la soberanía alemana luchando contra sus correligionarios británicos, de la misma manera que los cristianos alemanes peleaban contra los cristianos de Inglaterra. Los judíos que combatían por Alemania, enardecidos, llegaron al frente de batalla con el siguiente manifiesto: "En esta hora necesitamos probar nuevamente que nosotros, los judíos, orgullosos de nuestra estirpe, contamos entre los mejores hijos de la patria. La nobleza de nuestra historia multimilenaria nos obliga a ello. Esperamos que nuestra juventud acuda voluntariamente y con corazón alegre bajo las banderas"23

Así, la historia demuestra claramente la inexistencia de una 'nación judía", como no hay una "nación cristiana". Esta verdad es acatada también, por los judíos antisionistas (v. gr.: los judíos del barrio Mea Shaerim de Jerusalén, que han formado el grupo Naturei Karta; y profundos pensadores como MAXIME RODINSON, MOSHE MENUMM, ALFRED LILIENTHAL y ELMER BERGER (Gran Rabino), entre otros, manifestaron su conformidad con la verdad científica de que los judíos no son ni una raza ni una nación).

4. B) LA TERGIVERSACIÓN DE LAS ESCRITURAS

Una falsa exégesis de los textos bíblicos permitió al movimiento sionista justificar la empresa colonizadora sobre Palestina. Habiendo utilizado ciertos pasajes del Pentateuco para insistir en el 'cumplimiento' de unas profecías únicamente reservadas a los judíos, la tergiversación del sentido que encierra el Antiguo Testamento fue enunciada por los propios judíos antisionistas, que comprendieron e1tremendo abuso que los colonialistas hacían del sentimiento religioso 24.

El principal argumento del sionismo en torno a la colonización de Palestina consiste en la forzada hermenéutica que se hace de la Alianza entre Dios y Abraham 25. Cuándo el hagiógrafo redacta el Génesis, ya han trascurrido algunos siglos entre la existencia del patriarca y la recopilación de las tradiciones orales del pueblo hebreo (V. supra, cap.II, núm. 15). Pretender hallar una exégesis contraria a las ortodoxias judía y cristiana convierte al movimiento sionista en una agrupación que subvierte un orden cultural y religioso. Cultural, porque elabora conceptos que van en contra de una realidad constituida en acervo de las ciencias; religioso, porque produce el cisma y rebaja los valores del judaísmo a un plano eminentemente utilitario con fines nefastos 26.

Los estudios de exégesis sobre los textos bíblicos concuerdan en señalar el diverso tipo de géneros literarios hallados en la Biblia. Despojar al Libro Sagrado de su profundo valor religioso y darle un cariz de documento para adquirir la posesión de tierras con un título de propiedad idóneo, recuerda las épocas en que, con la cita de un pasaje bíblico, se quería ocultar alguna verdad de las ciencias. Esta postura es un abuso con ánimo fraudulento de las culturas que se levantan en torno a un libro sagrado. Por lo tanto, es necesario precisar que:

a) Tanto el relato de la Alianza como el de la descendencia de Abraham, pertenecen al género histórico popular que idealiza una épica sagrada;

b) Siguiendo los pasajes bíblicos, la promesa que el Dios del Antiguo Testamento le hace a Abraham, incluye a toda su descendencia -"A tu descendencia doy esta tierra, desde el torrente de Egipto hasta el gran río, el Eufrates"- (Génesis 15: 18); beneficiarios de la promesa fueron Ismael e Isaac, los que, según la tradición popular, fueron los antepasados de los árabes (Ismael) y de los judíos (Isaac) -esto debe cotejarse con la nota 26 del presente capitulo, in fine -;

c) La señal de la Alianza que Dios establece con Abraham la circuncisión de sus vástagos (Génesis 17: 10-11), lo que el patriarca cumple inmediatamente con Ismael (Génesis 17: 23), pues Isaac aún no había nacido. Así, queda confutada la lógica sionista de justificar la colonización sobre Palestina por una promesa exclusiva que Dios ha contraído con el judaísmo, cuando ello representa la profanación de las Escrituras;

ch) Los pasajes bíblicos concernientes al "retorno de los judíos" se inscriben en el marco histórico de la liberación del yugo babilónico, cuando, al regresar a Palestina, los judíos construyen nuevamente el Templo y vuelven a levantar los muros de Jerusalén. El cumplimiento de las profecías, en este punto, lo registra la historia en la época anteriormente reseñada. La promesa de un 'segundo retorno' jamás se desprende de los textos sagrados, lo cual fue suficientemente explicado por la ortodoxia judía, que vió una peligrosa contaminación de su fe en el movimiento sionista (un 'retorno' que, por otra parte, no tendría aplicación en aquellos pueblos convertidos al judaísmo y que no poseen lazos étnicos ni culturales con Palestina);

d) Tal como el vocablo 'Israel' es utilizado por el hagiógrafo, designa a la comunidad universal de los creyentes, en este sentido sin alguna connotación étnica, ni política ni geográfica; sería el Israel (pueblo) de Dios 27.

5. EL APARATO SIONISTA DE COLONIZACIÓN

El I Congreso sionista, reunido en Basilea el año de 1897, resuelve la colonización de Palestina. Las proposiciones finales del Congreso, que fueron redactadas con cierto eufemismo, preveían "la creación en Palestina de una patria judía garantizada por el derecho público" siendo uno de sus instrumentos "la colonización racional de Palestina por medio del establecimiento de labradores, artesanos e industriales judíos", con el preciso objetivo de "hacer las gestiones preparatorias para obtener el consentimiento de los gobiernos, necesario para alcanzar la meta del sionismo" 28. Haciendo un acto de fe en la Declaración de Basilea, el VII Congreso sionista acogió la proposición siguiente:

"La organización sionista se atiene firmemente al principio fundamental del programa de Basilea, a saber: «la creación de una patria garantizada por el derecho público para el pueblo judío en Palestina», y declina tanto como finalidad como medio toda acción colonizadora fuera de Palestina y de los países lindantes" (se subraya)29.

El gran promotor de la colonización de Palestina, Teodoro Herzl, señaló: "El slogan que debemos lanzar debe ser: «la Palestina de David y de Salomón»" 30. "La superficie: desde el río de Egipto hasta el Eufrates " 31. Un lema que se esgrimió para ganar adeptos fue "Tierra sin población para una población sin tierra"con lo que se perfila el ánimo colonialista de desconocer una verdad política y demográfica: Palestina era habitada por más de medio millón de almas a fines del siglo pasado, y la población Palestina, que incluía a judíos, a cristianos y a musulmanes, integraba un país que deseaba administrarse libre de la dominación otomana. Judíos, cristianos y musulmanes conformaban una patria árabe 32.

Para cumplir cabalmente el programa colonizador, el II Congreso sionista funda el Banco Colonial Judío, con sede en la capital inglesa, con el propósito de conseguir fondos suficientes para negociar una carta de concesión de derechos soberanos sobre Palestina, de acuerdo con el sistema entonces reinante entre las grandes potencias. Negociando primero con el gobierno otomano, T. Herzl enseñó que los objetivos se sometían a "la adquisición de una gran concesión con todos los derechos soberanos que se acostumbra consentir a las compañías a las que se otorga una carta de concesión " 33.

El V Congreso sionista funda, en 1901, el Fondo Nacional Judío, con el objeto de comprar tierras en Palestina, teniendo el carácter de inalienables, a favor del movimiento sionista.

6 - SIONISMO E IMPERIALISMO

Ya T. HERZL había comprendido que sin el apoyo de las grandes potencias nada podía conseguirse para realizar tranquilamente el sueño colonizador. Así, pues, la institución llamada Sociedad de los Judíos tendría que negociar "con las autoridades soberanas di los territorios en cuestión, y ello bajo el protectorado de las potencias europeas si la cosa les conviene" 34. En su folleto, HERZL había enseñado cuáles eran sus propósitos y cuán peligrosa era para los palestinos su propuesta: "Si Su Majestad el Sultán nos diera Palestina, podríamos comprometernos en sanear completamente las finanzas de Turquía. Para Europa, constituiríamos en la región un sector de la muralla contra Asia; seriamos el centinela avanzado de la civilización contra la barbarie. Nos mantendríamos, como Estado neutral, en relación constante con toda Europa, la que debería garantizar nuestra existencia"35.

Durante los primeros años que siguieron al Congreso de Basilea de 1897, la ardua tarea que se propuso HERZL fue conseguir una carta de concesión de algún país poderoso para colonizar Palestina. Un renombrado historiador del movimiento sionista explica el hallazgo de T. HERZL:

"Las negociaciones con el rey de Alemania y su empeño hacia otros gobernantes lo condujeron a la creencia que debe formular exigencias políticas concretas. Encontró la fórmula adecuada en el concepto Charter, que usaron los colonos británicos en su tiempo. Charter significa una concesión de parte de los gobernantes de un país para colonizarlo, para introducir en él colonos, a los que se conceden todos los derechos necesarios para que su empresa colonizadora tenga éxito. Esta concesión debía otorgarse en forma de documento al movimiento sionista, el que sería representado mediante personería jurídica, es decir, por el Banco de Colonización "36.

7. LOS INTERESES IMPERIALISTAS DE LAS POTENCIAS EUROPEAS

Hacia fines del pasado siglo la diplomacia europea trabajaba sobre un tema que se conocía con el nombre de 'la cuestión oriental' 37. Las grandes potencias esperaban el momento oportuno para apoderarse del control de grandes zonas del Imperio otomano, que pasaba por un grave período de decadencia. El reparto del Hombre Enfermo del Bósforo era la preocupación de la política internacional de Alemania, Inglaterra, Francia y Rusia. Los planes de estos países cambiaron bruscamente con el advenimiento de la Gran Guerra.

Hacia 1912 la Política de Bagdad (nombre dado a la apertura diplomática de Alemania hacia Oriente) había logrado adelantos importantes. Una línea ferroviaria que iría a unir Berlín con Bagdad faltaba poco para concluir. Los trabajos de dominio estratégico sobre el Medio Oriente colocan a Alemania en una posición ciertamente ventajosa para ejercer presión sobre las posesiones británicas. El emperador alemán envío- para conseguir aliados naturales en su política internacional - un mensaje al emir de Afganistán en el que veía con buenos ojos la independencia de su del dominio británico, ejemplo –decía - que deberían seguir los demás países islámicos 38.

El movimiento sionista, entre tanto, buscaba aliarse con alguna potencia que apadrinara su programa colonizador HERZL entró en conversaciones con la "Sublime Puerta", con las autoridades alemanas, con el ministro de Gobierno de Rusia, V. Plejve, con el gobierno de la Corona británica, con el rey de Italia, Víctor Manuel lll , entre otros 39.


El Imperio que acogió las tesis sionistas fue Gran Bretaña; JOSEPH CHAMBERLAIN, secretario de Estado para las colonias, propuso la concesión de Chipre -que fue rechazada por las autoridades sionistas-, y luego la concesión de El Sinaí, al rededor del Arish, pero, por las protestas del gobierno egipcio y del virrey del Condominio, Lord CRAMER, no se pudo llevar a cabo. Una nueva solución ofrecía, entonces, el secretario de Estado para las colonias: permitía la constitución de un gobierno en Uganda con Alto Comisionado judío. Los sionistas rusos rechazaron la propuesta, hecho que consolidó la aspiración del l Congreso realizado en Basilea de colonizar Palestina 40.

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