jueves, 29 de abril de 2010

los mitos del judio errante

ROGER GARAUDY
LOS MITOS FUNDACIONALES DEL
ESTADO DE ISRAEL
AAARGH
2
Título original: Roger Garaudy, Les Mythes fondateurs de la politique israélienne. 2a
édicion: Samiszdat Roger Garaudy, Paris, 1996.
No copyright. Reproduction libre.
© Historia XXI Ap. C. 14.243 08080 - Barcelona 1a edición: Diciembre 1997
Traducción: José Luis Jérez Riesco. ISBN: B-84-923089-0-7 Depósito legal:
B.48.721-97.
Este texto ha sido presentado en Internet por la secretaría internacional de la
Asociación de Antiguos Aficionados a los Relatos de Guerra y Holocausto en 1998,
con fines puramente educativos, para alentar la investigación, sobre una base no
comercial y para una utilización razonable. La dirección de la secretaría es
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Aconsejamos a los lectores que procuren conseguir el documento original en la
editorial correspondiente. Contemplamos la presentación de un texto en el Web como
un gesto equivalente al de colocar el documento en la estantería de una biblioteca
pública, lo cual nos cuesta algún dinero y bastante esfuerzo.
Pensamos que quien aprovecha este servicio es el que viene a leer por voluntad
propia, y suponemos que este lector es capaz de pensar por sí mismo. Un lector que
busca un documento en el Web siempre lo hace por su cuenta y riesgo.
3
Allí donde la libertad eche raíces, estará mi tierra.
Benjamin Franklin
NOTA DEL EDITOR
La sociedad contemporánea está siendo testigo de una cierta homogeneización
política y económica en todo el globo terráqueo. El interés por la diversidad como
contrapartida, está cada vez más arraigado en amplios sectores de la población. Y a la
diversidad en otros campos debe añadirse el derecho a la diversidad intelectual. El
derecho a la discrepancia. El investigar o profundizar en aspectos poco conocidos u
ocultos de nuestra historia más próxima, es uno de los retos más apasionantes de este
fin de siglo. El releer la historia al margen de tabúes políticos impuestos por la moda
del momento, una de las asignaturas pendientes de la historia contemporánea.
El objeto de este libro, y de la colección que lo enmarca, es difundir entre el público
español aspectos poco conocidos, aunque fundamentales, de la historia de nuestro
siglo. El editor no pretende exaltar régimen político alguno ni desenterrar del
cementerio de la historia movimientos fallecidos hace muchos años. Tampoco es
intención del editor hacer apología alguna de ninguna ideología ni fomentar ningún
tipo de discriminación.
Por el contrario, la finalidad del editor es dar a conocer las nuevas corrientes del
pensamiento al ciudadano español y contribuir a la formación de una opinión pública
libre, fundamento del orden democrático. Ante la gran demanda de información que
existe sobre estos temas, esta colección pretende hacer efectivo el derecho que el
artículo 20, ld, de nuestra Carta Magna reconoce a todos los españoles, esto es, el
derecho a ser libremente informados.
El editor no comparte necesariamente la opinión de los autores de los libros que
pertenecen a esta colección, sino que los escoge por su interés cultural, de
investigación, docente, informativo, o simplemente para su crítica. Las posibles
responsabilidades que se generen por el contenido de los títulos publicados deben
recaer exclusivamente en aquéllos que mantienen las tesis defendidas en los mismos.
4
[9]
PREFACIO
El libro de Garaudy viene precedido de una controvertida polémica. Intentar exponer
libre y espontáneamente las ideas y los razonamientos en temas sensibles, como el
que aborda en el ensayo Los mitos fundacionales del Estado de Israel, es misión al
filo de lo imposible o en los umbrales de lo heroico. Desafiar la corriente es verse
arrastrado por los lodos que desvirtúan la realidad. Poseer la verdad oficial no es tener
necesariamente la razón.
El historiador no tiene que amoldarse a una sola versión, ni ceñirse al eco rutinario y
mántrico de una infinita salmodia de reiteraciones que gravitan inexorablemente. La
historia puede manipularse, y por ello los hechos pueden ser dubitados, las
narraciones releídas, las conclusiones divergentes. Una investigación crítica rigurosa
y documentada puede poner en entredicho textos hagiográficos o denigratorios, según
sea el interés de los amanuenses al servicio del relato dogmático de sus mentores.
La vida sería muy triste sin matices ni colores. La música se convertiría en zumbido
sin una pluralidad de notas y tonalidades. Garaudy ejerce el derecho al amargo
encanto de la discrepancia y eso, al parecer, es abominable para quienes tienen la
mente estrecha y obtusa. De la discusión del debate serio y científico, de la duda
metódica, de la revisión y reconstrucción de los hechos suele brotar el discernimiento.
La técnica de la mordaza, la censura o el anatema termina por privar de argumentos a
quien la emplea.
Los intransigentes e intolerantes de la Historia que suelen ser sus sempiternos
enemigos, han cuestionado por emitir una opinión favorable del libro, hasta al
mismísimo Abad Pierre que en Francia, y tras una existencia ejemplar, se había
ganado la estima universal. Ha sido suficiente desmarcarse, ejercer su libertad de
expresión, para quedar pretérito.
El libro rompe ataduras y moldes que asfixian a las conciencias libres. Se puede
opinar sobre sus fundamentos en cualquier sentido y sin exclusión de posibilidades.
Lo que no se debe es estigmatizarlo sencillamente porque puede poner en evidencia la
tortura de una ciega mentira a la que hemos estado sometidos como si [10] se tratara
del mito de la caverna platónico, donde se confundían las sombras imaginarias con los
entes de luz.
El mérito mayor es el desapasionamiento que el autor utiliza frente a las iras de sus
detractores. Serenidad frente a nerviosismo, voz frente a grito, objetividad
confrontada a la parcialidad obligatoria, donde se llega a mentir para tratar de salir
indemnes. Los hechos son como son, con independencia de que se nos quieran
presentar distorsionados. Por eso el libro de Garaudy es un desafío que clama a la
libertad para entender la Historia reciente sin mixtificaciones, complejos, ni tabúes.
José Luis Jérez Riesco
5
[11]
¿POR QUÉ ESTE LIBRO?
Los integrismos, generadores de guerra y violencia, son la enfermedad mortal de
nuestro tiempo. Este libro forma parte de una trilogía que he dedicado a combatirlos:
Grandeza y decadencia del Islam, en la que denuncio el epicentro del integrismo
musulmán: Arabia Saudita. Allí tildé al Rey Fahd, cómplice de la invasión americana
en el Oriente Medio, como prostituta política, que hace del islamismo una enfermedad
del Islam.
Dos obras dedicadas al integrismo católico romano que, pretendiendo defender la
vida, diserta sobre el embrión, pero se calla cuando 13 millones y medio de niños
mueren cada año de desnutrición y de hambre víctimas del monoteísmo del mercado
impuesto por la dominación americana, cuyos títulos son: ¿Tenemos necesidad de
Dios? y ¿Hacia una guerra de religión?.
La tercera obra del tríptico: Los mitos fundacionales del Estado de Israel, denuncia la
herejía del sionismo político que consiste en sustituir al Dios de Israel por el Estado
de Israel, portaaviones nuclear e insumergible de los maestros provisionales del
mundo: los Estados Unidos, que pretenden apoderarse del petróleo de Oriente Medio,
nervio del desarrollo occidental. (Modelo de crecimiento que, por mediación del
Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), le cuesta al Tercer Mundo el equivalente en
muertos a los de Hiroshima cada dos días).
Desde Lord Balfour, quien declaraba, al tiempo que entregaba a los sionistas un país
que no les pertenecía: Poco importa el sistema que adoptemos para conservar el
petróleo de Oriente Medio. Es fundamental que este petróleo permanezca accesible
(1), hasta el Secretario de Estado norteamericano, Cordell Hull quien opinaba: Es
preciso comprender bien que el petróleo de Arabia Saudita constituye una de las más
poderosas palancas del mundo (2), una idéntica política asigna la misma misión a los
dirigentes sionistas israelíes. Joseph Luns, antiguo Secretario General de la O.T.A.N.
la ha definido así: Israel ha sido el mercenario menos costoso de nuestra época
moderna (3). Un mercenario sin embargo bien retribuido puesto que, por ejemplo, de
1951 a 1959, 2 millones de israelíes percibieron, por cabeza, cien veces más que 2
millones de habitantes del Tercer Mundo. Es además un
[12]
mercenario bien protegido, ya que de 1972 a 1996, los Estados Unidos han ejercido
treinta veces su derecho de veto en las Naciones Unidas a cualquier condena a Israel,
al mismo tiempo que sus dirigentes aplicaban su programa de desintegración a todos
los Estados de Oriente Medio. Programa publicado por la revista Kivounim
(Orientaciones) en su n· 4, de febrero de 1982, páginas 50 a 59, durante la época de la
invasión del Líbano. Esta política descansa, gracias al apoyo incondicional de los
Estados Unidos, en la consigna de que la ley internacional es un papel mojado (Ben
Gourion) y que por ejemplo, las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas, que
exigen que Israel se retire de Cisjordania y de los altos del Golán, están destinadas a
6
quedar en letra muerta, lo mismo que la condena unánime por la anexión de Jerusalén,
condena que los Estados Unidos votaron, aunque excluyendo cualquier sanción.
Una política tan inconfesable en su fondo exige el desenmascarar el disfraz que mi
libro trata de desvelar.
En primer lugar, una pretendida justificación teológica de las agresiones debido a una
lectura integrista de los textos revelados, transformando así el mito en historia. El
grandioso símbolo de la sumisión incondicional de Abraham a la voluntad de Dios y
su bendición a todas las familias de la tierra, se transforma en lo contrario, la tierra
conquistada se convierte en tierra prometida, como pasa en todos los pueblos de
Oriente Medio, desde Mesopotamia a los Hititas hasta llegar a Egipto.
Lo mismo puede decirse del Exodo, ese símbolo eterno de la liberación de los pueblos
contra la opresión y la tiranía, invocado tanto por el Corán como por los actuales
teólogos de la liberación. Al tiempo que esta consigna es válida para todos los
pueblos fieles a la voluntad de un Dios Universal, en este caso concreto se transforma
en milagro único y en el privilegio otorgado por un Dios partidista y parcial a un
pueblo elegido. Lo mismo sucede en todas las religiones tribales y todos los
nacionalismos, que pretenden ser el pueblo elegido, cuya misión sería cumplir la
voluntad de Dios. Así es Gesta Dei per Francos, para los franceses, Gott mit uns, para
los alemanes y In God we trust para los americanos, blasfemia inscrita en cada dólar,
dios todopoderoso del monoteísmo del dinero y del mercado.
Y por último una mitología más moderna: la del Estado de Israel que sería la
respuesta de Dios al Holocausto, como si Israel fuera el único refugio de las víctimas
de la barbarie de Hitler, cuando el propio Isaac Shamir (quien ofreció su alianza a
Hitler hasta su detención por los ingleses, por colaboración con el enemigo y por
terrorismo) escribe: Al contrario de la opinión común, la mayor parte de los
inmigrantes israelíes no son los restos supervivientes del Holocausto, sino judíos de
paises árabes, indígenas de la región (4).
Era necesario inflar las cifras de las víctimas. Por ejemplo, la placa conmemorativa
del monumento de Auschwitz decía, en diecinueve lenguas, hasta 1994: 4 millones de
víctimas. Las nuevas lápidas proclaman hoy: alrededor de un millón y medio. Era
preciso hacer creer, con el mito de los 6 millones, que la
[13]
humanidad había asistido allí al mayor genocidio de la historia, olvidando a los 60
millones de indios de América, a los 100 millones de negros, olvidando incluso
Hiroshima y Nagasaki y los 50 millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial,
entre ellos 17 millones de eslavos; como si el hitlerismo no hubiese sido más que un
vasto progrom y no un crimen contra toda la humanidad ¿Se es antisemita por decir
que los judíos han sido muy duramente golpeados, pero que no fueron los únicos,
cuando la televisión no habla más que de aquellas víctimas pero no recuerda a las
demás?
Además, para completar el camuflaje, se hacía imprescindible poner un nombre
teológico: Holocausto ; así se da un carácter de sacrificio a estas matanzas reales, y se
7
pueden incluir de alguna manera, dentro de un plan divino, como por ejemplo, la
crucifixión de Jesús.
Mi libro no tiene más objeto que el de denunciar el camuflaje ideológico de una
política, que impida que se la confunda con la gran tradición de los profetas de Israel.
Junto a mi amigo Bernard Lecache, fundador de la L. I. C. A. (que más tarde se
convirtió en L.I.C.R.A. ), deportado en el mismo campo de concentración que yo,
enseñábamos en los cursos nocturnos, a nuestros compañeros, la grandeza, el
universalismo y la potencia liberadora de estos profetas judíos.
Nunca dejé de ser fiel a este mensaje profético, ni siquiera durante mis treinta y cinco
años de militancia en el Partido Comunista, donde llegué a ser miembro de su Comité
Central político y de donde fui excluido, en 1970, por haber dicho, que: la Unión
Soviética no es un país socialista. Al igual que digo hoy: la teología de la dominación
de la Curia romana no es fiel a Cristo; el Islamismo traiciona al Islam, y el sionismo
político se halla en las antípodas del gran profetismo judío.
Ya en tiempos de la guerra del Líbano, en 1982, el Padre Lelong, el Pastor Matthiot,
Jacques Fauvet y yo fuimos llevados a los tribunales por la L.I.C.R.A., por haber
dicho, en Le Monde del 17 de junio de 1982, con el beneplácito de su director, que la
invasión del Líbano estaba dentro de la lógica del sionismo político. El Tribunal de
París, en el juicio celebrado el 24 de marzo de 1983, confirmada ya la sentencia en la
apelación y posteriormente en el Tribunal de Casación, decía que considerando que se
trata de la crítica lícita de la política de un Estado y de la ideología que le inspira, y
no de una provocación racial se desestiman todas las peticiones (de la L.I.C.R.A.) y
se la condena con expresa imposición de costas. El presente libro es estrictamente fiel
a nuestra crítica política e ideológica de entonces, a pesar de que la perversa ley del
comunista Gayssot haya querido reforzar, desde entonces, la represión contra la
libertad de expresión haciendo del Juicio de Nuremberg el criterio de la verdad
histórica e instituyendo un delito de opinión. A este proyecto de ley se opuso, en la
Asamblea Nacional de entonces, el actual Ministro de Justicia.
Pensamos aportar una contribución a la lucha por una paz verdadera, basada en el
respeto a la verdad y en la ley internacional.
[14]
Valerosamente, en el propio Israel, quedan judíos fieles a sus profetas, los nuevos
historiadores de la Universidad Hebraica de Jerusalén y los partidarios israelíes de
una paz justa que tras la revelación de su malignidad se interrogan preocupados por la
política del Estado de Israel y por la paz del mundo sobre los mitos del sionismo
político que han llevado a los asesinatos cometidos por Baruch Goldstein en Hebrón y
por Ygal Amir contra el Primer Ministro Ytzhak Rabin.
El terrorismo intelectual de un lobby ya denunciado por el General De Gaulle por su
excesiva influencia sobre la información me ha obligado en Francia a realizar una
prepublicación de este texto en un número especial fuera del circuito comercial,
reservado a los abonados de una revista. Este hecho, expresión de la situación en el
país vecino, parece haber llamado mucho más la atención de los comentaristas que el
propio contenido de mi texto.
8
Lo publiqué yo mismo, bajo mi única responsabilidad, en forma de Samizdat, en el
sentido estricto del término que en ruso significa: editado por el autor.
Este libro ha sido ya traducido y está en curso de publicarse en Estados Unidos, Italia,
Líbano, Turquía y Brasil.
Al texto francés se puede acceder a través de la red telemática Internet.
Contra las mitologías descarriadas, ésta será una nueva contribución a la historia
crítica del mundo contemporáneo.
Roger Garaudy
9
[15]
INTRODUCCIÓN
Este libro es la historia de una herejía. Esta consiste, en base a una lectura literal y
selectiva de la palabra revelada, en hacer de la religión el instrumento sacralizado de
una determinada política. Es una enfermedad mortal de este fin de siglo que ya he
definido como Integrismos. He intentado combatirlos en los libros citados antes de
esta introducción. En ellos dije cosas que no gustaron como: El islamismo es una
enfermedad del Islam (Grandeur et décadences de l'lslam) o El Cristo de Pablo no
esJesús (Vers une guerre de religion).
Los combato hoy entre los judíos con este libro, con el riesgo de atraerme las iras de
los israelí-sionistas a quienes tampoco les agradó que el Rabino Hirsh les recordara
que: El sionismo quiere definir al pueblo judío como una entidad nacional Esto es
una herejía (5).
¿Qué es el sionismo al que denuncio en mi libro (y no a la fe judía)?
Se define frecuentemente por sí mismo:
1· Es una doctrina política (Desde 1896, sionismo se refiere al movimiento político
fundado por Théodore Herzl (6).
2· Es una doctrina nacionalista que no ha nacido del judaísmo sino del nacionalismo
europeo del siglo XIX. El fundador del sionismo político, Herzl, no apelaba a la
religión: No obedezco a un impulso religioso (7), Soy un agnóstico.
Lo que le interesa, no es particularmente la tierra santa; acepta de buen grado, para
sus objetivos nacionalistas, Uganda o Libia, Chipre o Argentina, Mozambique o el
Congo (8). Pero ante la oposición de sus amigos de fe judía, toma conciencia de la
importancia de la poderosa leyenda (mighty legend) como él dice (9) que constituye
una llamada de reunión de una irresistible fuerza (10).
Es un slogan movilizador que este eminente político realista no podía ignorar. De esta
manera proclama, transformando la poderosa leyenda del retorno en realidad
histórica: Palestina es nuestra inolvidable patria histórica este solo nombre sería un
grito de reunión poderoso para nuestro pueblo (11). La cuestión judía no es para mí
ni una cuestión social, ni una cuestión religiosa , es una cuestión nacional.
3· Es una doctrina colonial. A este respecto el lúcido Théodore Herzl no oculta sus
objetivos: como primera etapa, realizar una Compañía a la carta, bajo la
[16]
protección de Inglaterra o de cualquier otra potencia, a la espera de hacer el Estado
judío.
Por ello se dirige a quien se había revelado como el maestro en este tipo de
operaciones: el traficante colonial Cecil Rhodes, que, de su Compañía a la carta, supo
10
hacer una Africa del Sur, dando a una de las tierras integrantes su propio nombre:
Rhodesia. Herzl le escribió, el 11 de enero de 1902: Le ruego que me envíe un texto
en el que diga que ha examinado mi plan y que lo aprueba. Si se pregunta por qué me
dirijo a Vd., Sr. Rhodes, le diré que es porque mi programa es un plan colonial (12).
Doctrina política, nacionalista y colonial, tales son las tres características que definen
al sionismo político tal y como triunfó en el Congreso de Basilea, en agosto de 1897.
Théodore Herzl, su genial fundador, pudo decir, con justa razón al término de este
Congreso: He fundado el Estado judío (13).
Medio siglo más tarde es en efecto esta política la que aplicarán escrupulosamente sus
discípulos al crear, según sus métodos y siguiendo su línea política, el Estado de Israel
(inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial). Pero esta empresa política,
nacionalista y colonial, no tenía nada de la proyección de la fe y la espiritualidad
judías. Al tiempo del Congreso de Basilea que no pudo celebrarse en Munich (como
lo había previsto Herzl) por la oposición de la comunidad judía alemana, se celebraba
en América la Conferencia de Montreal (1897) donde, a propuesta del Rabino Isaac
Meyer Wise, la personalidad judía más representativa de la América de entonces, se
votó una moción que se oponía radicalmente a dos lecturas de la Biblia, la lectura
política y tribal del sionismo y la lectura espiritual y universalista de los Profetas.
Desaprobamos completamente cualquier iniciativa tendente a la creación de un
Estado judío. Tentativas de este género ponen en evidencia una concepción errónea
de la misión de Israel que los Profetas judíos fueron los primeros en proclamar
Afirmamos que el objetivo del judaísmo no es ni político, ni nacional, sino espiritual
Apunta hacia una época mesiánica en la que todos los hombres reconocerán
pertenecer a una sola gran comunidad para el establecimiento del Reino de Dios
sobre la tierra (14).
Esta fue la primera reacción de las organizaciones judías desde La Asociación de los
rabinos de Alemania, hasta la Alianza Israelita Universal de Francia, la Israelitische
Allianz de Austria, al igual que las Asociaciones judías de Londres.
Esta oposición al sionismo político, inspirado por el vínculo a la espiritualidad de la fe
judía, no ha cesado de expresarse. A continuación de la Segunda Guerra Mundial, se
aprovechó en la ONU, la rivalidad entre las naciones, y sobre todo el apoyo
incondicional de los Estados Unidos, para que el sionismo israelí se impusiera como
fuerza dominante y, gracias a sus lobbies, invirtió la tendencia e hizo triunfar la
política israelí-sionista de poder, contra la admirable tradición profética. Sin embargo
no logró acallar la crítica de los grandes místicos. Martin Buber, una de las más
grandes voces judías de este siglo, no cesó, hasta su muerte en Israel, de denunciar la
degeneración e incluso la conversión del sionismo religioso en sionismo político.
Martin Buber declaraba en Nueva York: El sentimiento que me embargaba, hace
[17] sesenta años, cuando entré en el movimiento sionista, es esencialmente el que
siento hoy Esperaba que este nacionalismo no siguiera el camino de otros que
comienzan por una gran esperanza y se degradan posteriormente hasta convertirse
en un egoismo sagrado, que osan incluso, como el de Mussolini, proclamarse como
sacro egoísmo, como si el egoísmo colectivo pudiera ser más sagrado que el egoísmo
individual. Cuando regresamos a Palestina, la cuestión era:¿Quiere Vd. venir aquí
como un amigo, un hermano, un miembro de la comunidad de pueblos de Oriente
11
Próximo, o como el representante del colonialismo y del imperialismo? La
contradicción entre el fin y los medios a alcanzar ha dividido a los sionistas: unos
querían recibir de las Grandes Potencias privilegios políticos particulares, otros,
sobre todo los jóvenes querían solamente que se les permitiera trabajar en Palestina
con sus vecinos,para Palestina y para el porvenir
No siempre fueron perfectas nuestras relaciones con los árabes, pero existía, en
términos generales, una buena vecindad entre el pueblo judío y el pueblo árabe. Esta
fase orgánica del establecimiento en Palestina perduró hasta la época de Hitler.
Fue Hitler quien empujó a las masas de judíos a venir a Palestina. De esta forma, a
un desarrollo orgánico selectivo se sucedió una inmigración de masas con la
necesidad de encontrar una fuerza política para su seguridad La mayoría de los
judíos prefirió aprender de Hitler que de nosotros Hitler ha enseñado que la historia
no sigue el camino del espíritu, sino el del poder, y que cuando un pueblo es lo
suficientemente fuerte, puede matar con impunidad Esta es la situación que nosotros
teníamos que combatir En el Ihud propusimos que judíos y árabes no se contentaran
con coexistir sino en cooperar Ello haría posible un desarrollo económico de Oriente
Próximo, gracias al cual Oriente Medio podría aportar una gran y esencial
contribución al futuro de la humanidad (15).
Dirigiéndose al XII Congreso Sionista celebrado en Karlsbad, el 5 de septiembre de
1921, decía: Nosotros hablamos del espíritu de Israel y creemos que no es parecido al
de las demás naciones Pero si el espíritu de Israel no es más que la síntesis de
nuestra identidad nacional, nada más que una bella justificación de nuestro egoísmo
colectivo transformado en idolo, nosotros, que hemos rehusado aceptar cualquier
otro príncipe que no sea el Señor del Universo, entonces somos como el resto de las
naciones y bebemos con ellos en la copa que les embriaga. La nación no es el valor
supremo Los judíos son más que una nación: son los miembros de una comunidad de
fe. La religión judía ha sido desarraigada, y ésta es la esencia de la enfermedad cuyo
síntoma fue el nacimiento del nacionalismo judío a mediados del siglo XIX. Esta
forma nueva del deseo de la tierra es el trasfondo que marca lo que el judaísmo
nacional moderno ha tomado en préstamo del nacionalismo moderno de Occidente
¿Qué tiene que ver en todo esto la idea de la elección de Israel? La elección no
designa un sentimiento de superioridad sino un sentido de destino. Este sentimiento
no nace de una comparación con los demás, sino de una vocación y de una
responsabilidad de cumplir la tarea que los Profetas no han cesado de recordarnos:
si os vanagloriáis de ser los escogidos en lugar de vivir en la obediencia a Dios,
cometeis una felonía.
12
NOTAS
1. Kimhe John, Palestine et Israël. Ed. Albin Michel. 1973, p. 27.
2. Kimhe John, Palestine et Israël. Ed. Albin Michel. 1973, p. 240.
3. Nadav Shragai, Haaretz, 13 de marzo de 1992.
4. Isaac Shamir, Looking back, looking ahead. 198, p. 574.
5. Washington Post, 3 de octubre de 1978.
6. Encyclopaedia of zionism and Israel. Herzl Press. Nueva York, volumen II, p. 1262.
7. Herzl: Diaries. Ed. Victor Gollanz. 1958.
8. Herzl, Diaries. (passim).
9. Herzl, Diaries. 1, p. 56.
10. Herzl, L'Etat juif, p. 45.
11. Herzl, L'Etat juif, p. 209.
12. Herzl, Tagebuch. Vol. III, p. 105.
13. Herzl, Diaries, p. 224.
14. Conferencia central de Rabinos americanos. Yearbook VII, 1987, p. XII
15. Jewish Newsletter, 2 de junio de 1958.
13
[18]
Evocando esta crisis nacionalista del sionismo político que es una perversión de la
espiritualidad del judaísmo, concluía:
Esperamos salvar al nacionalismo judío del error de hacer de un pueblo un ídolo. Si
no lo logramos habremos fracasado (16).
El profesor Judas Magner, Presidente de la Universidad Hebraica de Jerusalén desde
1926, consideraba que el Programa de Biltmore de 1942, que exigía la creación de un
Estado Judío en Palestina conduciría a la guerra contra los árabes (17). Al
pronunciar, en la reapertura de 1946, el discurso inaugural de esta Universidad
Hebraica de Jerusalén que presidía desde hacía veinte años, decía: La nueva voz judía
habla por la boca de los fusiles Así es la nueva Thora de la tierra de Israel. El mundo
ha sido encadenado a la locura de la fuerza física. El cielo nos proteja de encadenar
ahora al judaísmo y al pueblo de Israel a esta locura. Es un judaísmo pagano el que
ha conquistado una gran parte de la poderosa Diáspora. Nosotros habíamos
pensado, en los tiempos del sionismo romántico, que Sión debía ser redimido por la
rectitud. Todos los judíos de América llevan consigo la responsabilidad de esta falta,
de esta mutación incluso aquellos que no están de acuerdo con las artimañas de la
dirección pagana, pero que permanecen sentados, con los brazos cruzados. La
anestesia del sentido moral conduce a su atrofia (18).
En América desde la Declaración de Biltmore, los dirigentes sionistas tendrán en lo
sucesivo a Estados Unidos como su más poderoso protector. La Organización sionista
mundial barrió la oposición de los judíos fieles a las tradiciones espirituales de los
Profetas de Israel, y exigió la creación, no ya de un hogar nacional judío en Palestina,
según los términos de la Declaración Balfour de la guerra precedente, sino la creación
de un Estado judío de Palestina.
En 1938 Albert Einstein condenó esta orientación: Sería más razonable alcanzar un
acuerdo con los árabes sobre la base de una vida común pacífica que crear un
Estado judío La conciencia que tengo de la naturaleza esencial del judaísmo tropieza
con la idea de un Estado judío dotado de fronteras, con un ejército, y con un proyecto
de poder temporal, por modesto que sea. Temo los perjuicios internos que el
judaísmo sufrirá en razón del desarrollo en nuestras filas, de un nacionalismo
estrecho Nosotros no somos ya los judíos de la época de los Macabeos. Volver a ser
una nación, en el sentido político del término, equivaldría a apartarse de la
espiritualidad de nuestra comunidad que hemos recibido del genio de nuestros
Profetas (19).
En cada violación del Derecho Internacional por Israel, no han dejado de oirse las
protestas. Citaremos dos ejemplos en donde se dijo en voz alta lo que millones de
judíos piensan (aunque sin poder decirlo públicamente por estar bajo la inquisición
intelectual de los lobbies israelí-sionistas). En 1960, durante el juicio de Eichmann en
Jerusalén el American Council for Judaism declaraba: El Consejo americano del
Judaísmo dirigió ayer lunes una carta a M. Christian Herter para denegar al
Gobierno de Israel el derecho de hablar en nombre de todos los judíos. El Consejo
[19]
14
declara que el Judaísmo es una cuestión de religión y no de nacionalidad (20).
El 8 de junio de 19S2, el Profesor Benjamín Cohen, de la Universidad de TelAviv,
durante la sangrienta invasión de los Israelíes al Líbano, escribió a P. Vidal-Naquet:
Le escribo escuchando el transistor de radio que acaba de anunciar que nosotros
estamos a punto de alcanzar nuestro objetivo en el Líbano: asegurar la paz a los
habitantes de Galilea. Estas mentiras dignas de Goebbels me vuelven loco. Está claro
que esta guerra salvaje, más bárbara que todas las precedentes, no tiene nada que
ver, ni con el atentado de Londres, ni con la seguridad en Galilea A quellos judíos,
hijos de Abraham. Aquellos judíos víctimas de tantas atrocidades, ¿han podido
volverse crueles hasta tal extremo? El mayor éxito del sionismo es, así pues, éste: la
desjudeización de los judíos. Haced, queridos amigos, todo lo que esté en vuestras
manos para que los Beghin y los Sharon no logren su doble objetivo: la liquidación
final (expresión de moda aquí estos días) de los Palestinos como pueblo y de los
israelíes como seres humanos (21)
Esto es lo que está en juego en la lucha entre la fe profética judía y el nacionalismo
sionista, fundado, como todo nacionalismo, en el rechazo del otro y la sacralización
del yo.
Todo nacionalismo tiene necesidad de sacralizar sus pretensiones, tras la dispersión de
la cristiandad, los Estados-nación han tenido la pretensión de recoger el legado de lo
sagrado y de haber recibido la investidura de Dios:
Francia, es la Hija mayor de la Iglesia, por medio de la cual se cumple la acción de
Dios (Gesta Dei per Francos). Alemania está por encima de todos porque Dios está
con ella (Gott mit uns). Eva Perón proclamaba que la Misión de Argentina es la de
anunciar a Dios al mundo, y en 1972, el Primer Ministro de Africa del Sur, Vorster,
célebre por el racismo salvaje del apartheid, vaticina a su vez: no debemos olvidar
que somos el pueblo de Dios, investido de una misión El nacionalismo sionista
comparte esta embriaguez de todos los nacionalismos. Incluso los más preclaros se
dejan tentar por esta borrachera.
Hasta un hombre como el Profesor André Neher, en su magnífico libro: L 'Essence du
prophétisme (22) tras haber evocado el sentido universal de la Alianza: alianza de
Dios con el hombre, llega a escribir que Israel es: el signo, por excelencia, de la
historia divina en el mundo. Israel es el eje del mundo y en él está el nervio, el centro,
el corazón (23).
Tales frases evocan desagradablemente el mito ario en cuya ideología se basó el
pangermanismo y el hitlerismo. En esta vía se está en las antípodas de las enseñanzas
de los Profetas y del admirable Je et Tu de Martin Buber. El exclusivismo no permite
el diálogo: no se puede dialogar ni con Hitler, ni con Beghin, puesto que su
superioridad racial y su alianza exclusiva con lo divino no les permite en absoluto
escuchar al prójimo.
Tenemos conciencia de que en nuestra época no existe más alternativa que el diálogo
o la guerra, y que el diálogo exige, como no nos cansaremos de repetir,
[20]
15
que cada cual sea consciente de lo que le falta a su propia fe, y que tiene necesidad de
los demás para cubrir ese vacío. Nuestro libro se sitúa en la prolongación de los
esfuerzos de aquellos judíos que han intentado defender un judaísmo profético contra
un sionismo tribal. Lo que alimenta el antisemitismo, no es la crítica de la política de
agresión, es el mantenimiento incondicional de esta política que no proviene de las
grandes tradiciones del judaísmo, que podían justificarse por una interpretación literal,
es la política que eleva por encima de cualquier ley internacional la sacralización de
los mitos de ayer y hoy.
[21]
I.- LOS MITOS TEOLÓGICOS
1. El mito de la promesa: ¿Tierra prometida o Tierra conquistada?
A tu simiente daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eúfrates
Génesis (XV, 18)
La lectura integrista del sionismo político:
Quien tiene la Biblia, y se considera perteneciente a su pueblo, debería poseer todas
las tierras bíblicas (24).
El 25 de febrero de 1994, el Dr. Baruch Goldstein masacra a los árabes mientras
oraban en la Mezquita de la Tumba de los Patriarcas.
-
El 4 de noviembre de 1995, Ygal Amir asesina a Ytzhak Rabin, por mandato de Dios,
y de su grupo de guerreros de Israel, que ordena ejecutar a todo aquel que ceda a los
árabes la tierra prometida deJudea y de Samaria (la actual Cisjordania).
A) En la exégesis cristiana.
Albert de Pury, profesor de Antiguo Testamento en la Facultad de Teología
protestante de Ginebra, resumió así su tesis doctoral Promesa divina y leyenda
cultural en el ciclo de Jacob (25) en la que integra, discute y prolonga las
investigaciones de los mayores historiadores y exégetas contemporáneos Albrecht Alt
y Martin Noth (26):
El tema bíblico de la donación del país tiene su origen en la promesa patriarcal, es
decir en aquella promesa divina dirigida, según la tradición del Génesis, al Patriarca
Abraham. Los versículos del Génesis nos recuerdan en diferentes ocasiones, y bajo
diversas formas, que Dios prometió a los Patriarcas y a sus descendientes la posesión
de la tierra en la que estaban a punto de establecerse. Pronunciada en Sichem (27),
en Béthel (28) y en Manré cerca de Hebrón (29), es decir en los principales
santuarios de Samaria y de Judea, esta promesa parece aplicarse sobre todo a las
regiones de la actual Cisjordania.
16
[22]
Los narradores bíblicos nos presentan la historia de los orígenes de Israel como una
continuación de épocas bien definidas. Todos los recuerdos, historias, leyendas,
cuentos o poemas que les llegaron, trasmitidos por la tradición oral, se insertan en un
cuadro genealógico y cronológico preciso. Como convienen casi todos los exégetas
modernos, este esquema histórico es ampliamente ficticio.
Los trabajos de Albrecht Alt y Martin Noth han demostrado en concreto que la
división en épocas sucesivas (Patriarcas-esclavitud en Egipto-conquista de Canaán) es
artificial (30). De acuerdo con esta tesis de Albert de Pury y los trabajos de exégesis
contemporánea, la Sra. Françoise Smyth, Decana de la Facultad de Teología
protestante de París, escribe:
La investigación histórica reciente ha reducido al estado de ficción las
representaciones clásicas del éxodo de la salida de Egipto, de la conquista de
Canaán, de la unidad nacional israelita antes del exilio y de las fronteras precisas.
La historiografía bíblica no informa sobre lo que cuenta sino sobre los que la
elaboraron (31). Realizó además una rigurosa puesta a punto sobre el mito de la
promesa en su libro Les Mythes illégitimes. Essai sur la terre promise (32).
Albert de Pury prosigue: La mayoría de los exégetas han tomado y toman la promesa
patriarcal en su expresión clásica (33) como una legitimación post eventum de la
conquista israelita de Palestina o, más concretamente todavía, de la extensión de la
soberanía israelita bajo el reinado de David. En otras palabras, la palabra promesa
habría sido introducida en los relatos patriarcales para hacer de esta epopeya
ancestral un preludio y un anuncio de la edad de oro davidica y salomónica.
Podemos ahora circunscribirnos, sumariamente, a los orígenes de la promesa
patriarcal:
1. La promesa de la tierra, entendida como una promesa de sedentarización, fue
dirigida primeramente a los grupos nómadas que estaban sometidos al régimen de
transhumancia y que aspiraban a asentarse en algún lugar de las regiones habitables.
Bajo este aspecto, la promesa pudo formar parte del patrimonio religioso y narrativo
de varios grupos tribales diferentes (34).
2. La promesa nómada tenía por objeto, no la conquista política y militar de una
región o de todo un país, sino la sedentarización en un territorio limitado.
3. Al principio, la promesa patriarcal de la que nos habla el Génesis, no fue otorgada
por Yahvé (el dios que entró en Palestina con el grupo del Exodo), sino por el dios
cananeo EL en una de sus hipóstasis locales. Solo el dios local, poseedor del
territorio, podía ofrecer a los nómadas la sedentarización en sus tierras.
4. Más tarde, cuando los clanes nómadas sedentarizados se reagruparon con otras
tribus para formar el pueblo de Israel, las antiguas promesas tomaron una nueva
dimensión. La sedentarización era un objetivo alcanzado y la promesa tomaba en lo
sucesivo un alcance político, militar y nacional. Reinterpretada de esta manera, la
17
promesa fue entendida como la prefiguración de la conquista definitiva de Palestina,
como el anuncio y la legitimación del imperio davídico.
[23]
El contenido de la promesa patriarcal
Así como la promesa nómada, tendente a la sedentarización de un clan gregario, se
remonta, sin duda, a un origen ante eventum, no ocurre lo mismo con la promesa
ampliada a las dimensiones nacionales. Ha sido probado que las tribus israelitas no se
unieron más que después de su instalación en Palestina, la reinterpretación de la
promesa nómada en una promesa de soberanía política debe haber sido efectuada post
eventum. De esta forma, la promesa del Gen 15/18-21, que contempla la soberanía del
pueblo elegido sobre todas las regiones situadas entre el Torrente de Egipto (=el wadi
'Arish) y el Gran Río, (el río Eúfrates) y sobre todos los pueblos que allí habitan es
manifiestamente un vaticinium ex eventum que se inspira en las conquistas davídicas.
Las investigaciones exégeticas han permitido establecer que la extensión de la
promesa nómada en una promesa nacional debió hacerse antes de la primera puesta
por escrito de los relatos patriarcales.
El Yahvista, que puede ser considerado como el primer gran narrador (o más bien, el
editor de los relatos) del Antiguo Testamento, vivió en la época de Salomón. Fue él
por consiguiente, contemporáneo y el testigo de algunos de estos decenios en los que
la promesa patriarcal, reinterpretada a la luz de David, parecía haberse realizado más
allá de todas las esperanzas.
El pasaje del Gen 12/3b es uno de los textos claves para la comprensión de la obra del
Yahvista. Según este texto, la bendición de Israel debe tener por corolario la
bendición de todos los clanes de la tierra ('adámâh). Los clanes de la tierra son, en
primer lugar, todas las poblaciones que compartían con Israel, Palestina y
TransJordania.
De esta forma no estamos en condiciones de poder afirmar que en tal o cual momento
de la historia, Dios se presentara ante un personaje histórico llamado Abraham y que
le confiriera los títulos legales para la posesión del país de Canaán. Desde el punto de
vista jurídico, no tenemos en nuestras manos tampoco ninguna escritura de donación
firmada por Dios, ni tampoco nos asisten buenas razones para pensar que la escena
del Gen 12/1-8; 13/14-18, por ejemplo, no sea el reflejo de un acontecimiento
histórico.
Si tenemos en cuenta todo esto, ¿es posible actualizar la promesa patriarcal? Si
actualizar la promesa significa servirse de ella como un título de propiedad o ponerla
al servicio de una reivindicación política, entonces evidentemente no.
Ninguna política tiene el derecho de reivindicar para sí la caución de la promesa.
Uno entonces no sabría si vincular también de alguna manera a aquellos cristianos
que consideran las promesas del Antiguo Testamento como una legitimación de las
reivindicaciones territoriales actuales del Estado de Israel (35).
18
[24]
B) En la exégesis profética judía
(Conferencia del rabino Elmer Berger, antiguo Presidente de la Liga para el judaísmo
en los Estados Unidos)
Es inadmisible para nadie pretender que la implantación actual del Estado de Israel es
el cumplimento de una profecía bíblica y, en consecuencia, que todas las acciones
acometidas por los israelíes para instaurar su Estado y para mantenerlo están
previamente ratificadas por Dios. La política actual de Israel ha destruido o, al menos,
oscurecido la significación espiritual de Israel. Me propongo examinar dos elementos
fundamentales de la tradición profética.
a - En primer lugar, cuando los Profetas evocaron la restauración de Sión, no era la
tierra la que tenía por sí misma un carácter sagrado. El criterio absoluto e indiscutible
de la concepción profética de la Redención era la restauración de la Alianza con Dios,
cuando esta Alianza fue rota por el Rey y por su pueblo. Michée lo dice con toda
claridad: Escuchad, jefes de la casa de Jacob, y dirigentes de la Casa de Israel,
vosotros que aborrecéis el bien y amáis el mal, que habéis erigido a Sión en la
Sangre y Jerusalén en el crimen (Michée III, 1-12). Sión será labrado como un
campo, Jerusalén llegará a ser un montón de ruinas, y la montaña del Templo un
elevado lugar de idolatría. Sión no es santa más que si la ley de Dios reina sobre él. Y
esto no significa que toda Ley promulgada en Jerusalén sea una Ley santa.
b- No es sólo la tierra de la que depende la observancia y la fidelidad a la Alianza: el
pueblo reinstalado en Sión tiene las mismas exigencias de justicia, de rectitud y de
fidelidad a la Alianza de Dios. Sión no podría alcanzar una restauración de un pueblo
apoyándose en tratados, en alianzas, en informes militares de fuerza, o en una
jerarquía militar que pretenda establecer su superioridad sobre los vecinos de Israel La
tradición profética muestra claramente que la santidad de la tierra no depende de su
suelo, ni de su pueblo por su sola presencia sobre aquel territorio. Sólo es sagrada, y
digna de Sión, la Alianza divina que se expresa a través del comportamiento de su
pueblo.
Ahora bien el actual Estado de Israel no tiene ningún derecho a reclamar para sí el
cumplimiento de un proyecto divino para una era mesiánica. Ni el pueblo ni la tierra
son sagrados ni merecen ningún privilegio espiritual del mundo. El totalitarismo
sionista que pretende integrar a todo el pueblo judío, por medio de la fuerza y la
violencia, lo convierte en un hecho entre los demás y como los demás (36).
Ygal Amir, el asesino de Ytzhak Rabin, no es ni un granuja ni un loco, sino el
producto puro de la educación sionista. Hijo de rabino y excelente estudiante de la
Universidad rabínica de Bar Ilan cerca de Tel-Aviv, alimentado por las enseñanzas de
las escuelas talmúdicas, fue soldado de élite en el Golán, y contaba en su biblioteca
con un ejemplar de la biografía de Baruch Goldstein. Recordemos que Goldstein fue
aquel que asesinó, en Hebrón, a 27 árabes que se encontraban
[25]
19
orando en la Mezquita de la Tumba de los Patriarcas. Amir vió en la televisión
pública de Israel, el gran reportaje sobre el grupo Eyal (Los guerreros de Israel)
jurando, sobre la tumba del fundador del sionismo político Théodore Herzl, ejecutar a
cualquiera que ceda a los árabes la tierra prometida de Judea y de Samaria (la actual
Cisjordania).
El asesinato del Presidente Rabin, como el de Goldstein, se inscribe en la estricta
lógica de la mitología de los integristas sionistas. La orden de matar, dice Ygal Amir,
viene de Dios, como en los tiempos de Josué (37). Amir no era un caso marginal en la
sociedad israelí: el día de la muerte de Ytzhak Rabin, los colonos de Kiryat Arba y de
Hebrón bailaban de alegría recitando Salmos de David alrededor del mausoleo
levantado a la memoria de Baruch Goldstein (38).
Ytzhak Rabin fue un blanco simbólico, pero no como Bill Clinton lo ensalzó en sus
exequias, diciendo que combatió toda su vida por la paz sino que comprendió (como
los americanos en Viet-Nam o los franceses en Argelia) que ninguna solución militar
definitiva es posible mientras un ejército se enfrente, no a otro cuerpo de ejército, sino
a todo un pueblo. Hay que recordar que el que combatió toda su vida por la paz
cuando comandaba las tropas de ocupación al principio de la Intifada, dio la orden de
romper los huesos de los brazos a los niños de la tierra palestina que no tenían más
que piedras para defender la tierra de sus antepasados.
Se había empeñado, junto a Yasser Arafat, en la vía de un compromiso. Concedieron
autonomía administrativa a una parte de los territorios cuya ocupación por Israel había
sido condenada por las Naciones Unidas. Viviendo bajo la protección militar israelí
las colonias robadas a los autóctonos y convertidas, como Hebrón, se convirtieron en
seminarios de odio.
Esto ya era demasiado para los integristas beneficiarios de este colonialismo: crearon,
contra Rabin, a quien consideraban como un traidor, el clima que llevó a la infamia
de su asesinato.
Ytzhak Rabin ha sido víctima, junto a millones de Palestinos, del mito de la tierra
prometida, pretexto milenario de los sangrientos colonialismos.
Este asesinato fanático demuestra, una vez más, que una paz verdadera entre un
Estado de Israel en seguridad en las fronteras fijadas por la partición de 1947 y un
Estado Palestino totalmente independiente, requiere la eliminación radical del
colonialismo actual, es decir, de todas las colonias que constituyen, en el interior del
futuro Estado Palestino, incesantes focos de provocación a la vez que detonantes para
las guerras futuras.
[26]
20
2. El mito del pueblo elegido
El Señor ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.
Exodo IV, 22.
La lectura integrista del sionismo político
Los habitantes del mundo pueden ser repartidos entre Israel
y las demás naciones consideradas en bloque.
Israel es el pueblo elegido: dogma capital
(Rabbin Cohen, en su libro, El Talmud, Ed. Payot, París 1986, p. 104).
Este mito es la creencia, sin fundamento histórico, según la cual el monoteísmo habría
nacido con el Antiguo Testamento. Resulta ser lo contrario de la propia Biblia, puesto
que sus dos principales redactores, el Yahvista y el Elohista, no eran, ni el uno ni el
otro, monoteístas. Ellos proclamaban solamente la superioridad del Dios hebreo sobre
los demás dioses. El Dios de Moab: Kamosh, es reconocido (39) como uno de los
otros dioses (40). La Traducción Ecuménica de la Biblia (T. E. B.) subraya en una
nota: Durante mucho tiempo en Israel se creyó en la existencia y en el poder de los
dioses extranjeros (41).
No es sino después del exilio, y especialmente entre los Profetas, cuando el
monoteísmo se afirmará. Se reclamará la obediencia a Yahvé No andaréis en pos de
dioses ajenos (42) y se proclamará Yo soy Dios y no hay más (43). Esta afirmación
indiscutible del monoteísmo data de la segunda mitad del siglo VI (entre el año 550 y
el 539).
El monoteísmo es el fruto de una larga maduración de las grandes culturas de Oriente
Medio, Mesopotamia y Egipto. Desde el siglo XIII, el Faraón Akhenatón había
ordenado borrar de todos los templos el plural de la palabra Dios. Su Himno al sol se
parafrasea casi literalmente en el Salmo 104. La religión babilónica se encamina hacia
el monoteísmo, al evocar al Dios Marduk, el historiador Albright marca las etapas de
esta transformación: Cuando se reconoció que las numerosas divinidades no eran
más que las manifestaciones de un solo Dios No quedaba más que un paso para
alcanzar un cierto monoteísmo (44). El Poema babilónico de la Creación (que data
del siglo XI antes de nuestra era) aporta el testimonio de estos últimos pasos:
Los humanos se dividen en cuanto a los dioses, nosotros, aunque le designemos con
muchos nombres sabemos que Él, es nuestro Dios.
Esta religión alcanzó un grado de interioridad en el que aparece ya la imagen del Justo
doliente:
Quiero alabar al Señor de la sabiduría Mi Dios me ba abandonado
Presumiré como un Señor y demoleré las murallas
[27]
21
Cada día gimo como una paloma y las lágrimas queman mis mejillas.
Y por consiguiente la plegaria era para mí sabiduría, y el sacrificio mi ley.
Creo estar al servicio de Dios, pero los designios divinos, en el fondo de los abismos
¿quién puede comprenderlos?
¿Quién si no Marduk, es el maestro de la resurrección? El es quien modeló la arcilla
original.
Cantad la gloria de Marduk (45).
Esta imagen de Job le precede en varios siglos. Una imagen parecida del justo
sacrificado, la de Daniel (no el de la Biblia hebrea) castigado por Dios y devuelto por
Él de nuevo a la tierra, la encontramos en los textos agáricos de Ras Shamra, en la que
se ha dado llamar la Biblia cananea anterior a la de los hebreos puesto que Ezequiel
cita a Daniel al lado de Job (46). Se encuentran aquí palabras cuya significación
espiritual no depende para nada de la verificación histórica. Es el caso, por ejemplo,
de aquella maravillosa parábola de la resistencia a la opresión y de la liberación que
se encuentra en el relato del Exodo.
Poco importa que el paso del mar Rojo no pueda ser considerado como un
acontecimiento histórico, escribía Mircea Eliade (47) y no concierna al conjunto de
los Hebreos sino a algunos grupos de fugitivos. Es por el contrario significativo que la
salida de Egipto, en esta grandiosa versión, haya sido relacionada con la celebración
de las Pascuas revalorizada e integrada en la historia santa del Yahvismo (48).
A partir del 621 antes de J. C. la celebración del Exodo toma, en efecto, el lugar de un
rito agrario cananeo de la Pascua en primavera: la fiesta de la resurrección de Adonis.
El Exodo se convierte, de esta manera, en el acto fundacional del renacimiento de un
pueblo liberado de la esclavitud por su dios.
La experiencia divina de este desarraigo del hombre de sus antiguas servidumbres se
encuentra entre los más diversos pueblos. La hallamos en la larga deambulación, en el
siglo XIII, de la tribu azteca mexica que tras más de un siglo de pruebas llega al valle
guiada por su dios que les abre un paso allí donde ninguna ruta existía previamente
trazada hasta entonces. El mismo significado tienen los viajes iniciáticos hacia la
libertad del Kadaïra africano. La fijación a la tierra de las tribus nómadas está unida
en todos los pueblos -en particular en Oriente Medio a la donación de la tierra
prometida por un dios. Los mitos jalonan el camino de la humanización y de la
divinización del hombre. El del Diluvio, por el cual Dios castiga los pecados de los
hombres y reinicia su creación, se encuentra en todas las civilizaciones desde el
Gilgamesh mesopotámico hasta el Popol Vuh de los Mayas. Los himnos de alabanza a
Dios nacen en todas las religiones como los salmos en honor de Pachamama, la diosa
madre o del Dios de los Incas.
Wiraqocha, raíz del ser,
Dios siempre cercano
quien crea diciendo:
22
[28]
¡hágase el hombre!
¡hágase la mujer!
Wiraqocha, Señor luminoso,
Dios que da la vida y la muerte
Tu que renuevas la creación
Protege a tu criatura
por largos días
para que pueda perfeccionarse
marchando por la recta vía.
Ya hemos hablado aquí de las religiones del Oriente Próximo, en el seno de las cuales
ha germinado el monoteísmo y en ellas se han formado los hebreos. En otras culturas,
no occidentales, la marcha hacia el monoteísmo es todavía más antigua. Por ejemplo
en la India entre los Vedas.
Los sabios dan al Ser Unico más de un nombre (49)
Vrihaspati: Es nuestro Padre, quien cont1ene a todos los dioses (50). Aquel que es
nuestro Padre, ha engendrado y contiene a todos los seres. Dios único, El crea a los
otros dioses. Todo lo que existe le reconoce por Maestro Conoced a quien todo lo ha
creado; es el mismo que está entre vosotros (51).
Sus nombres son múltiples pero El es Uno.
Estos textos sagrados se escalonan entre los siglos XVI y el VI antes de Jesucristo y el
Padre Monchanin (S. J.) en su esfuerzo intuitivo para situarse en el interior de los
Vedas lo designaba como El poema litúrgico absoluto (52).
[29]
3. El mito de Josué: la limpieza étnica
De Lachis pasó Josué y todo Israel con él a Eglón;
y pusieron sitio contra ella, y combatiéronla.
Y la tomaron el mismo día, y pasáronla
a cuchillo y aquel día mató a todo lo que en ella había vivo,
como había hecho en Lachis.
Subió luego Josué, y todo Israel con él,
de Eglón a Hebrón, y combatiéronla.
(Libro de Josué X, 34)
La lectura integrista del sionismo político
El 9 de abril de 1948, Menahem Beghin, con sus tropas del Irgún; masacró a los 254 habitantes del
pueblo de Deir Yassin, a hombres, mujeres y niños.
No estudiaremos este pasaje de la fosilización del mito en historia y de las
pretensiones de este bricolage histórico en la justificación de una política que en este
23
caso particular ha instrumentalizado sus relatos bíblicos. Estos no han dejado de
desempeñar un papel determinante en el futuro de Occidente cubriendo sus acciones
más sangrientas y convirtiendo al pueblo judío en uno de los más perseguidos de la
historia. Fueron perseguidos por los Romanos, después por los cretienses, por las
Cruzadas, por la Inquisición, por las Santas Alianzas, por las dominaciones coloniales
ejercidas por los pueblos elegidos y hasta por las exacciones del Estado de Israel no
sólo por su política de expansión en Oriente Medio sino por las presiones de sus
lobbies en el que el más importante, Estados Unidos, ha jugado un papel de primer
orden en la política de dominación y agresión mundial.
La Biblia narra, junto al relato de las matanzas ordenadas por un Dios de los ejércitos;
el gran profetismo de Amós, el de Ezequiel, de Isaías y de Job, y la Anunciación de
una nueva alianza con Daniel. Esta nueva alianza (este nuevo Testamento) marcará, a
la vez, la mayor mutación en la historia de los hombres y los dioses, con la elevación
de Jesús, en la cual, como dicen los Padres de la Iglesia Oriental: Dios creó al hombre
para que este pudiese llegar a ser Dios. Después vino el regreso con San Pablo, a la
visión tradicional del Dios soberano y todopoderoso, dirigiendo desde fuera y desde
lo alto, la vida de los hombres y de las comunidades, no ya por la ley judía, sino por
una gracia cristiana.
No trataremos de la Biblia en general, sino sólo de la parte en la que pretende
inspirarse hoy el régimen teocrático israelí y el movimiento sionista: La Thora (que
los cristianos denominan el Pentateuco, es decir los cinco primeros libros: Génesis,
Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio) y sus anexos llamados históricos, los
libros de Josué, los Jueces, los Reyes y Samuel. De la Thora judía no forma parte la
grandiosa crítica profética recordando constantemente que la alianza de Dios con los
hombres es universal y unida a la observancia de la ley divina y abierta a todos los
pueblos y a todos los hombres.
[30]
La Thora (el Pentateuco) y los libros histór1cos (como desde hace más de un siglo
han demostrado los exégetas) son una compilación escrita de tradiciones orales que
fueron hechas por cronistas del siglo IX y por los escribas de Salomón que tenían,
como preocupación central, la de legitimar, magnificándolas, las conquistas de David
y de su imperio, del que no existe por otra parte ninguna posibilidad de comprobación
histórica, ni por vestigios arqueológicos, ni por otros documentos que no sean los
relatos bíblicos. El primer acontecimiento confirmado por la historia externa
concierne a Salomón, del cual se encuentran vestigios en los archivos asirios. Hasta el
presente, no existe ninguna fuente exterior a los relatos de la Biblia para controlar su
historicidad. Por ejemplo, los restos arqueológicos de Ur, en Irak, no nos
proporcionan más información sobre Abraham, que la que nos puedan aportar las
excavaciones de las ruinas de Troya sobre Héctor o Príamo.
En el libro de los Números (53) se nos relatan las proezas de los hijos de Israel que,
vencedores de los Medianitas, como Jehová lo mandó a Moisés, mataron a todo
varón, hicieron prisioneras a las mujeres e incendiaron todas las ciudades. Cuando
se volvieron hacia Moisés, Moisés se enojó. ¡Quién os ha dicho que dejarais con vida
a las mujeres! Pues bien, matad ahora a todos los varones entre los niños y matad
también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente y a todas las niñas, entre
24
las mujeres que no hayan conocido carnalmente a varón, os las quedáis para
vosotros (54). El sucesor de Moisés, Josué, prosiguió después de la conquista de
Canaán, de forma sistemática, esta política de limpieza étnica mandada por el Dios de
los ejércitos.
En aquel mismo día se apoderó Josué de Maqqeda y la pasó a cuchillo, mató a su
rey; y a todo lo que en ella tenía vida, sin quedar nada: más con rey de Maqqeda hizo
como había hecho con el rey de Jericó.
Y de Maqqeda pasó Josué y todo Israel con él, a Libna; y peleó contra Libna. Y
Jehová entregó también a ella y a su rey, a manos de Israel; y pasó por el filo de la
espada a todo lo que en ella había vivo, sin quedar nada; más con su rey hizo lo
mismo que había hecho con el rey de Jericó.
Y Josué, y todo Israel con él, paso de Libna a Lachis, y puso sitio contra ella, y
combatióla. Jehová entregó a Lachis en manos de Israel, y tomóla al día siguiente, y
la pasó a cuchillo, con todo lo que en all había vivo, como había hecho en Libna.
Entonces Horan, rey de Gezer, subió en ayuda de Lachis; más a él y a su pueblo hirió
Josué, hasta no quedar ninguno de ellos.
De Lachis pasó Josué, y todo Israel con él, a Egión; y pusieron sitio contra ella, y
combatiéronla: Y la tomaron el mismo día y la pasaron a cuchillo; y aquel día mató a
todo lo que en ella había vivo, como había hecho en Lachis.
Subió luego Josué, y todo Israel con él, de Eglón a Hebrón, y combatiéronla (55)
La letanía continua enumerando los exterminios sagrados perpetrados en Cisjordania.
Debemos, ante estos relatos, plantearnos dos cuestiones [31]
fundamentales: la de su verdad histórica y la de las consecuencias de una imitación
literal de esta exaltación de una política de exterminio.
A) Sobre el primer punto
Topamos aquí con la arqueología ya que las excavaciones parecen haber demostrado
que los israelitas, llegado el final del siglo XIII antes de J. C., no pudieron
tomar Jericó porque en esa fecha Jericó ya estaba deshabitada. La ciudad, en la Edad
del Bronce Medio, fue destruida hacia el 1550 e inmediatamente después abandonada.
Durante el siglo XIV volvió a poblarse pobremente: se han encontrado vasijas de este
período en tumbas de la Epoca del Bronce Medio que fueron reutilizadas, y una casa
donde se hallaron restos de loza de mediados del siglo XIV. Nada hay que se pueda
atribuir al siglo XIII, no quedan restos de fortificaciones de la Nueva Edad de Bronce.
La conclusión de la Sra. K. M. Kenyon es que resulta imposible asociar la destrucción
de Jericó con una entrada de los israelitas a finales del siglo XIII antes de J. C.
(56).
Lo mismo se puede decir sobre la toma de 'Ay:
25
De todos los relatos de la conquista, éste que es el más detallado y que no aporta
ningún elemento milagroso y aparece como el más verosímil, ha sido
desgraciadamente desmentido por la arqueología.
El lugar ha sido excavado por dos expediciones diferentes. Los resultados son
concordantes: Et-Tell era en la antigua Edad del Bronce una gran ciudad de la que
no sabemos su nombre y que fue destruida en el curso del Tercer Periodo de la Edad
antigua del Bronce, hacia el 2400 antes de J. C. Quedó desierta hasta después
del 1200 cuando una mínima población, no fortificada, se instaló sobre parte de las
ruinas. Esta no subsistió más que hasta los inicios del siglo X antes de Cristo a más
tardar; después el lugar fue definitivamente abandonado. En el momento de la
llegada de los israelitas no existía ya ciudad alguna en 'Ay, ni había rey de 'Ay. No
quedaban allí más que unas viejas ruinas del año 1200 (57).
B) Sobre el segundo punto
En consecuencia, ¿por qué, un judío piadoso e integrista (es decir que tome la Biblia
al pie de la letra) no puede seguir el ejemplo de personajes tan prestigiosos como
Moisés o Josué? ¿No se dice en Números, cuando se inicia la conquista de Palestina
(Canaán): Y Jehová escuchó la voz de Israel y entregó al cananeo, destruyendo a
ellos y a sus ciudades (58), y más adelante refiriéndose a los Amoritas y a su rey: E
hirieron a él y a su gente, sin que quedara uno, y poseyeron su tierra ? (59).
El Deuteronomio repite, no exigiendo solamente la expoliación de la tierra y la
expulsión de los autóctonos, sino incluso su matanza: Cuando Jehová tu Dios te
hubiera introducido en la Tierra en la cual tú has de entrar para poseerla y los
hubiera arrojado delante de ti, y los derrotes Ios destruirás del todo (60) los
arrasarás (61).
Desde Sharon al Rabino Meïr Kahane, ésta es la prefiguración en que
[32]
los sionistas se comportan al respecto con los palestinos.
¿No fue la senda de Josué la que siguió Menahem Beghin cuando, el 9 de abril de
1948, los 254 habitantes del pueblo de Deir Yassin, hombres, mujeres y niños, fueron
masacrados por sus tropas del Irgún, para tratar de que huyeran, aterrorizados los
árabes? (62) Invitaba a los Judíos no sólo a repeler a los árabes sino a aduenarse de
toda Palestina. ¿No fue la senda de Josué la que trazaba Moshé Dayan cuando de cía :
Si tenemos la Biblia y nos consideramos como el pueblo de la Biblia, deberíamos
también poseer las tierras bíblicas (63). ¿No era la senda de Josué la que marcaba
Yoram Ben Porath en el gran rotativo israelí Yediot Aharonoth, el 14 de julio de 1972
al escribir: No hay sionismo y colonización del estado judío sin el despojo a los
árabes y la expropiación de sus tierras?
En cuanto a los medios para la desposesión de estas tierras fueron fijados por Rabin
cuando era General en jefe de los territorios ocupados: romper los huesos a los que
lanzan las piedras de la Intifada. ¿Cuál ha sido la reacción de las escuelas talmúdicas
de Israel? Colocar en el poder a uno de los responsables más directos de Sabra y
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Chatila: al general Rafael Eytan que exige el refuerzo de las colonias judías
existentes.
Animado por las mismas convicciones, el Dr. Baruch Goldstein, colono de origen
americano, de Kiryat Arba (Cisjordania), causó 27 muertos y más de 50 heridos
víctimas del ametrallamiento de Palestinos cuando se encontraban rezando en la
Mezquita de la Tumba de los Patriarcas. Miembro de un grupo integrista fundado bajo
el patrocinio de Ariel Sharon (bajo cuya protección fueron perpetradas las matanzas
de Sabra y Chatila), más tarde fue recompensado por sus crímenes con una
promoción. Se le nombró Ministro de la Vivienda encargado de desarrollar la
implantación de las colonias en los territorios ocupados. Baruch Goldstein es hoy
objeto de un verdadero culto por parte de los integristas que acuden a llevar flores y
besar su sepultura, pues fue rigurosamente fiel a la tradición de Josué exterminando a
todos los pueblos de Canaán para apropiarse de sus tierras.
Esta limpieza étnica que ha llegado a ser sistemática en el Estado de Israel de hoy,
deriva del principio de la pureza étnica que prohibe la mezcla de sangre judía con la
sangre impura de todos los demás. En las líneas siguientes la orden de Dios de
exterminar a las poblaciones que Él les entrega, se amplía cuando el Señor
recomienda a Moisés que su pueblo no se mezcle con las mujeres de esos pueblos
(64). En el Deuteronomio, el pueblo elegido (65) no debe mezclarse con los demás:
no emparentarás con ellos: no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu
hijo (66). Este apartheid es la única forma de impedir la mácula de la raza escogida
por Dios, la fe que le une a Él. Esta separación del prójimo ha permanecido como ley:
en su libro sobre el Talmud (67) el rabino Cohen escribe: Los habitantes que pueblan
la tierra se dividen en: Israel y las demás naciones consideradas en bloque. Israel es
el pueblo elegido: dogma capital. A su regreso del Exilio, Esdrás y Nehemías se
preocupan por el restablecimiento de este apartheid. Esdrás llora porque la simiente
santa (sic) ha sido mezclada [33]
con las gentes de estas tierras (68) Pinhas es empalado por haber contraído un
matrimonio mixto Esdrás ordena la selección racial y la exclusión de: todos aquellos
que habían tomado mujeres extranjeras y cuyas mujeres hubieran parido hijos (69).
Nehemías dice de los judíos: Les limpié de todo elemento extranjero (70).
Esta mixofobia y este rechazo al prójimo exceden de la dimensión racial. Si se rehusa
la sangre del otro para el matrimonio mixto, se rehusa también su religión, su cultura
y su manera de ser. De esta forma Yahvé fulmina a los que se apartan de su verdad,
cualquiera que sea. Sofonías lucha contra las formas de vestir extranjeras; Nehemías
contra las lenguas extranjeras: Vi asimismo en aquellos días a Judíos que habían
tomado mujeres de Azoto, Ammonitas y Moabitas y sus hijos la mitad hablaban
azoteo o la lengua de éste o el otro pueblo; y no sabían hablar judaico. Y reñí con
ellos, y les maldije, y herí a alguno de ellos y les arranque los cabellos (71) Los
infractores son juzgados duramente. Rebeca, mujer de Isaac y madre de Jacob, afirma:
Fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Heth. Si Jacob toma mujer de las
hijas de Heth, de las hijas de esta tierra ¿para qué quiero la vida? (72) Los padres de
Sanson que, crispados por el matrimonio de su hijo con una Filistea, exclaman: ¿No
hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo mi pueblo, para que vayas tú a
tomar mujer de los Filisteos incircuncisos? (73)
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Haïm Cohen, que fue juzgado por el Tribunal Supremo de Israel, constata: La amarga
ironía del destino ha querido que las mismas tesis biológicas y racistas propagadas
por los nazis y que inspiraron las infamantes leyes de Nuremberg, sirvan de base
para la definición de la judaicidad en el seno del Estado de Israel (74). Durante el
proceso contra los criminales de guerra de Nuremberg, en el curso del interrogatorio
al teórico de la raza, Julius Streicher, le formularon la siguiente pregunta: En 1935 en
el Congreso del Partido en Nuremberg fueron promulgadas las leyes raciales.
Durante la preparación de este proyecto de ley ¿fue llamado a consultas y participó
de alguna manera en la elaboración de estas leyes?
Acusado Streicher: - Si, creo haber participado en el sentido de, que desde hacía
años, venía escribiendo que sería necesario impedir en el futuro toda mezcla de
sangre alemana y de sangre judía. Escribí artículos en este sentido y siempre repetí
que debíamos tomar a la raza judía o al pueblo judío, como modelo. He repetido
siempre en mis artículos que los judíos debían estar considerados como un modelo
para las otras razas, pues ellos se dieron una ley racial, la ley de Moisés que dice:
Si vais a un país extranjero, no debéis tomar mujeres extranjeras. Y esto, Señores, es
de una importancia extraordinaria para juzgar las Leyes de Nuremberg. Fueron estas
leyes judías las que se tomaron como modelo. Cuando siglos más tarde el legislador
judío Esdrás constata que, a pesar de ello, muchos judíos se habían casado con
mujeres no judías, estas uniones fueron deshechas. Este fue el origen de la judería
que, gracias a sus leyes raciales, ha subsistido durante siglos, mientras que las demás
razas, y todas las otras civilizaciones, han sido aniquiladas (75).
Fue así como los juristas, consejeros del Ministerio del Interior nazi,
[34]
elaboraron las Leyes de Nuremberg, del derecho de la población del Reich y de la
protección de la sangre alemana y del honor alemán. Estos juristas consejeros,
Bernard Losener y Friedrich Knost, comentan así el texto, en el libro Las Leyes de
Nuremberg:
Conforme a la voluntad del Führer, las Leyes de Nuremberg no implican
verdaderamente medidas tendentes a acentuar el odio racial o a perpetuarlo; por el
contrario, tales medidas significan el principio de una pacificación en las relaciones
entre el pueblo judío y el pueblo alemán.
Si los judíos tuvieran ya su propio Estado, en el que se sintieran en su casa, la
cuestión judía podría ser considerada resuelta, tanto para los judíos como para los
alemanes. Es por esta razón por la que los sionistas más conspicuos no han
manifestado la menor oposición contra el espiritu de las leyes de Nuremberg. Este
racismo, modelo de todos los demás racismos, es una ideología que sirve para
justificar el dominio de diferentes pueblos. La literalidad conduce a la perpetración de
las mismas matanzas que las cometidas por Josué.
Los colonos puritanos de América, en su caza al indio para apoderarse de sus tierras,
invocaban a Josué y los exterminios sagrados de los Amalecitas y de los Filisteos
(76).
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Intermediaria entre la shoah cananea y la mixofobia existe en la actualidad la
ideología de la deportación de poblaciones, que apoyan la mayor parte de los rabinos
de Judea-Samaria. Esta política se funda en una lectura integrista de los textos
sagrados. La letra del Levítico prescribe a los judíos no practicar la mezcla de
especies (77) y les ordena diferenciar al puro del impuro (78) como se distingue a
Israel de los demás pueblos (79), para operar una discriminación racial. Estableceré
distinción entre mi pueblo y tu pueblo (80). De esta manera, en 1993, el gran Rabino
Sitruk pudo decir sin temor de ser llamado al orden por cualquier instancia:
Quisiera que los jóvenes judíos no se casasen nunca más que con muchachas judías.
Así Israel que será santo (81) no se debe mancillar (82) por el contacto con las demás
naciones a las que Dios ha tomado asco (83). La prohibición fue millones de veces
repetida. No emparentarás con ellos (las naciones cananeas); no darás tu hija a su
hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo (84). Porque si os apartáis de Él y os ligáis con
los restos de estas gentes que han quedado entre vosotros, y concertáis con ellos
matrimonios, y os mezcláis con ellas, y ellas con vosotros sabed que Jehová vuestro
Dios no arrojará más a estas gentes delante de vosotros; sino que serán un lazo, y
una trampa, azote en vuestros costados, y espinas para vuestros ojos, hasta tanto que
desaparezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado (85).
El 10 de noviembre de 1975, en sesión plenaria, la ONU consideró que el sionismo
era una forma de racismo y de discriminación racial. Después de la fragmentación de
la URSS, los Estados Unidos han actuado bajo cuerda en la ONU y obtuvieron el 16
de diciembre de 1991 la abolición de la justa resolución de 1975. En lo que respecta a
los hechos, nada ha cambiado desde 1975, o mejor dicho: la represión, el genocidio
lento del pueblo palestino y la colonización han tomado una amplitud sin precedente.

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