lunes, 21 de junio de 2010

amenaza de guerra sionista contra iran

ARMADA DE EEUU Y BUQUES DE GUERRA ISRAELÍES AVANZAN HACIA IRÁN


Más de doce buques de guerra de EE.UU. e Israel, incluido un portaaviones, pasó por el Canal de Suez el viernes y se dirigen hacia el Mar Rojo. «Según testigos presenciales, los acorazados de EE.UU. fueron más grandes que cruzaron el Canal de muchos años», informaba el periódico con sede en Londres Al-Quds al-Arabi el sábado.







El periódico israelí Haaretz informó de la oposición egipcia miembros criticaron al gobierno por la cooperación con los EE.UU. y las fuerzas israelíes y permitir el paso de los barcos a través las aguas territoriales egipcias. El Mar Rojo es la ruta más directa hacia el Golfo Pérsico desde el Mediterráneo.

El general egipcio Amin Radi, presidente de la Comisión de Asuntos de seguridad nacional, dijo al diario que «la decisión de declarar la guerra a Irán no es fácil, e Israel, debido a su naturaleza salvaje, se puede iniciar una guerra justa para seguir siendo la única potencia nuclear en la región», según el diario Yedioth en Internet, un sitio de noticias israelí.

El paso de un buque de guerra de la armada por el Canal de Suez que se dirigía hacia el Golfo Pérsico e Irán es, suficientemente importante como para ser comunicados por los medios corporativos en los Estados Unidos.

Egipto rechazó recientemente una solicitud israelí para evitar que los barcos de asistencia de Gaza desde que pasa por el Canal de Suez. Según un informe de al-Jazeera, Israel apeló a los egipcios para pedirles que impidan el paso de barcos iraníes por el Canal de Suez. Los egipcios respondieron que, debido a los acuerdos internacionales sobre el movimiento a través del Canal de Suez, Egipto no puede evitar que los buques que pasa por el canal a menos que un barco pertenece a un estado que está en guerra con Egipto. Irán y Egipto no están en guerra.

Los Estados Unidos e Israel, el único poder con armas nucleares en el Oriente Medio, no han descartado un ataque militar para destruir el programa nuclear de Irán.

las amenazas de Israel de usar armas nucleares han aumentado significativamente desde que se descubrió en 2002 que Irán estaba construyendo instalaciones de enriquecimiento de uranio. El ex primer ministro israelí Ariel Sharon «un llamamiento a la comunidad internacional a Irán de destino tan pronto como el inminente conflicto con Irak ha terminado», el Sunday Times informó el 05 de noviembre 2002. Estados Unidos invadió Irak el 20 de marzo de 2003.



Israel podrá volar sobre Arabia Saudita para atacar a Irán

Según una fuente militar estadounidense, el convenio se hizo con la venia de Estados Unidos. Arabia Saudita autorizó a Israel a sobrevolar su espacio aéreo para poder atacar por esa vía a Irán, con el aval de Estados Unidos.

Para ello, el gobierno saudita desactivó su sistema de defensa con el fin de no derribar a losaviones israelíes que sobrevuelen el corredor aéreo norte, publicó el diario inglés de The Times.

Según una fuente militar estadounidense que se encuentra en el Golfo, y que fue citada por el matutino, el convenio “se hizo con el acuerdo del Departamento de Estado" de Estados Unidos.

"Los sauditas autorizaron a los israelíes a sobrevolar (el país) mientras miran a otro lado", dijo la fuente militar y aseguró que "ya efectuaron tests para asegurarse de que sus propios aviones de combate no sean movilizados y que nadie sea derribado”.

Si bien Arabia Saudita mantiene relaciones tensas con Israel, considera que Irán es una amenaza para la región. En esa misma línea se maneja el gobierno de quien fue declarado premio Nobel de la Paz, Barack Obama.

A principios de este mes se filtró a la prensa que Israel tenía permiso de Arabia Saudita para utilizar su espacio aéreo para atacar a Irán. «En la semana que el Consejo de Seguridad impuso una nueva ronda de sanciones a Teherán, fuentes de la defensa en el Golfo de Riad decir que ha accedido a permitir que Israel utilice un estrecho corredor de su espacio aéreo en el norte del país para acortar la distancia para un atentado se ejecutan en Irán», el Sunday Times informó el 12 de junio. El 14 de junio, el embajador de Arabia Saudí al Reino Unido el Príncipe Mohammed bin Nawaf emitió un desmentido categórico del informe.

El 17 de junio, del parlamento de Irán advirtió que responderá en especie a la inspección de sus buques en virtud de una cuarta ronda de sanciones impuestas al país por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. «Incluso si un buque iraní es detenido por la seguridad de verificación, nosotros vamos a actuar de igual forma y fondo inspeccionar cualquier (occidental) del buque que pasa por el Golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz», miembro del Parlamento Nacional de Seguridad iraní y Comisión de Política Exterior Hossein Ebrahimi , dijo.

También el sábado, Irán acusó a Estados Unidos de «engaño» e insistió en su programa de misiles es en defensa propia después de que un alto funcionario de EE.UU. afirmó que Irán tenía la capacidad para atacar a Europa. «República Islámica de misiles de capacidad de la que ha sido diseñado e implementado para defenderse contra cualquier agresión militar y no amenaza a ningún país», el ministro de Defensa Ahmad Vahidi , dijo en un comunicado difundido por la prensa estatal.

Vahidi anunció el 10 de abril que Irán utilizará todas las opciones disponibles para defenderse si el país está bajo un ataque militar. «Los estadounidenses han dicho que utilizará todas las opciones contra Irán, anunciamos que vamos a utilizar todas las opciones para defendernos», dijo Vahidi el [diario] Tehran Times.





Israel advierte que usara todos los medios contra quienes rompan bloqueo de Gaza.

Su embajadora ante Naciones Unidas, Gabriela Shalev, hizo la advertencia en una carta enviada el viernes al secretario general del organismo, Ban Ki-moon, y al Consejo de Seguridad, según recogen hoy medios de prensa estadounidenses e israelíes.

La diplomática dijo que el objetivo de los organizadores de las nuevas flotillas "son dudosos" y afirmó que es posible que tengan vínculos con el grupo chií libanés Hizbulá.

"Israel no puede descartar la posibilidad de que terroristas o armas sean introducidos a bordo de los barcos en cuestión", dijo la embajadora.

Hizbulá se desvinculó el viernes de las flotillas que se preparan en el Líbano para llevar ayuda humanitaria a Gaza "para privar al enemigo de la oportunidad de tomarlo como excusa para atacar a los participantes".

El "Movimiento Gaza Libre" y "Reporteros sin Fronteras" han anunciado que fletarán un barco con ayuda para la franja palestina, que podría zarpar en breve desde el país árabe, mientras que un grupo de cincuenta activistas -treinta libaneses y veinte extranjeros- preparan la que han bautizado como flotilla Mariam.

Shalev dijo en su carta que "Israel se reserva el derecho según la ley internacional de usar todos los medios necesarios para evitar que esos barcos violen el bloqueo naval impuesto a la Franja de Gaza".

La diplomática reiteró la petición de su país a Líbano de que tome medidas para que esos navíos no salgan de su territorio con ese fin.

El 31 de mayo comandos israelíes abordaron un grupo de seis barcos con ayuda humanitaria que se dirigían a Gaza, una operación en la que murieron nueve tripulantes.

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sábado 5 de junio de 2010
¿DE DONDE NACE LA IMPUNIDAD DE ISRAEL?


La gran complicidad internacional con las masacres periódicas israelíes no se gestan por miedo a Israel, sino por miedo a lo que representa este Estado. Israel es el símbolo más emblemático, la patria territorial del sionismo capitalista que controla el mundo sin fronteras desde los directorios de los bancos y corporaciones trasnacionales. Israel, básicamente, es la representación nacional de un poder mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos. Y que controla el planeta desde los bancos centrales, las grandes cadenas mediáticas y los arsenales nucleares militares.






El poder oculto: los dueños del sistema

Israel, es la más clara referencia geográfica del sistema capitalista trasnacionalizado que controla desde gobiernos hasta sistemas económico productivos y grandes medios de comunicación, tanto en los países centrales como en el mundo subdesarrollado y periférico.

El Estado israelí, más allá de su incidencia como Nación, es el símbolo más representativo de un poder mundial controlado en sus resortes decisivos por grupos minoritarios de origen judío, y conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.

Con una población de alrededor de 7,35 millones de habitantes, Israel es el único Estado judío del mundo.

Pero cuando hablamos de Israel, hablamos (por extensión) de la referencia más significante de un sistema capitalista globalizado que controla gobiernos, países, sistemas económicos productivos, bancos centrales, centros financieros, arsenales nucleares y complejos militares industriales.

Cuando hablamos de Israel, hablamos antes que nada de un diseño estratégico de poder mundial que lo protege, interactivo y totalizado, que se concreta mediante una red infinita de asociaciones y vasos comunicantes entre el capital financiero, industrial y de servicios que convierte a los países y gobiernos en gerencias de enclave.

El lobby sionista que sostiene y legitima la existencia de Israel, no es un Estado en el lejano Medio Oriente, sino un sistema de poder económico planetario (el sistema capitalista) de bancos y corporaciones trasnacionales con judíos dominando la mayoría de los paquetes accionarios o hegemonizando las decisiones gerenciales desde puestos directrices y ejecutivos.

Quien se tome el trabajo de investigar el nombre de los integrantes de los directorios o de los accionistas de la grandes corporaciones y bancos transnacionales estadounidenses y europeos que controlan desde el comercio exterior e interior hasta los sistemas económico productivos de los países, tanto centrales como "subdesarrollados" o "emergentes", podrá fácilmente comprobar que (en una abrumante mayoría) son de origen judío.

Los directivos y accionistas de las primeras treinta megaempresas trasnacionales y bancos (las más grandes del mundo) que cotizan en el índice Dow Jones de Wall Street, son mayoritariamente de origen judío.

Megacorporaciones del capitalismo sin fronteras como Wal-Mart Stores, Walt Disney, Microsoft, Pfizer Inc, General Motors, Hewlett Packard, Home Depot, Honeywell, IBM, Intel Corporation, Johnson & Johnson, JP Morgan Chase, American International Group, American Express, AT & T, Boeing Co (armamentista), Caterpillar, Citigroup, Coca Cola, Dupont, Exxon Mobil (petrolera), General Electric, McDonalds, Merck & Co, Procter & Gamble, United Technologies, Verizon, son controladas y/o gerenciados por capitales y personas de origen judío.

Estas corporaciones representan la crema de la crema de los grandes consorcios trasnacionales judeo sionistas que, a través del lobby ejercido por las embajadas estadounidenses y europeas, dictan y condicionan la política mundial y el comportamiento de gobiernos, ejércitos, o instituciones mundiales oficiales o privadas.

Son los amos invisibles del planeta: los que manejan a los países y a presidentes por control remoto, como si fueran títeres de última generación.

Quien investigue con este mismo criterio, además, los medios de comunicación, la industria cultural o artística, cámaras empresariales, organizaciones sociales, fundaciones, organizaciones profesionales, ONGs, tanto en los países centrales como periféricos, se va a sorprender de la notable incidencia de personas de origen judío en sus más altos niveles de decisión.

Las tres principales cadenas televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBC y Fox) , los tres principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post) están controlados y gerenciados (a través de paquetes accionarios o de familias) por grupos del lobby judío, principalmente neoyorquino.

Asimismo como las tres más influyentes revistas (Newsweek, Time y The New Yorker), y consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con América on Line) o Yahoo, están controlados por gerenciamiento y capital judío que opera a nivel de redes y conglomerados entrelazados con otras empresas.

Colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como The Walt Disney Company, Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox, entre otros, forman parte de esta red interactiva del capital sionista imperialista.

La concentración del capital mundial en mega-grupos o mega-compañías controladas por el capital sionista, en una proporción aplastante, posibilita decisiones planetarias de todo tipo, en la economía, en la sociedad, en la vida política, en la cultura, etc., y representa el aspecto más definitorio de la globalización impuesta por el poder mundial del sistema capitalista imperial.

El objetivo central expansivo de este capitalismo sionista trasnacionalizado es el control y el dominio (por medio de las guerras de conquista o de "sistemas democráticos”) de recursos naturales y sistemas económico - productivos, en un accionar que sus defensores y teóricos llaman "políticas de mercado".

El capitalismo transnacional, a escala global, es el dueño de los estados y sus recursos y sistemas económico- productivos, no solamente del mundo dependiente, sino también de los países capitalistas centrales.

Por lo tanto los gobiernos dependientes y centrales son gerencias de enclave ( por izquierda o derecha) que con variantes discursivas ejecutan el mismo programa económico y las mismas líneas estratégicas de control político y social.

Este capitalismo transnacional "sin fronteras" del lobby sionista que sostiene al Estado de Israel se asienta en dos pilares fundamentales: la especulación financiera informatizada (con asiento territorial en Wall Street ) y la tecnología militar-industrial de última generación (cuya expresión máxima de desarrollo se concentra en el Complejo Militar Industrial de EEUU).

El lobby sionista internacional, sobre el cual se asientan los pilares existenciales del Estado de Israel, controla desde gobiernos, ejércitos, policías, estructuras económicos productivas, sistemas financieros, sistemas políticos, estructuras tecnológicas y científicas, estructuras socio-culturales, estructuras mediáticas internacionales, hasta el poder de policía mundial asentado sobre los arsenales nucleares, los complejos militares industriales y los aparatos de despliegue militar de EEUU y de las potencias centrales.

A ese poder, y no al Estado de Israel, es al que temen los presidentes, políticos, periodistas e intelectuales que callan o deforman a diario los genocidios de Israel en Medio Oriente temerosos de quedar sepultados de por vida bajo la lápida del "antisemitismo".


El lobby imperial

El lobby sionista pro-israelí, la red del poder oculto que controla Casa Blanca, el Pentágono y la Reserva Federal no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street. Un detalle a tener en cuenta, para no confundir la religión con el mito y el negocio.

Cuando se refieren al lobby sionista (al que llaman lobby pro-israelí) la mayoría de los expertos y analistas hablan de un grupo de funcionarios y tecnócratas, en cuyas manos está el diseño y la ejecución de la política militar norteamericana.

A este lobby de presión se le atribuye el objetivo estratégico permanente de imponer la agenda militar y los intereses políticos y geopolíticos del gobierno y el Estado de Israel en la política exterior de EEUU.

Como definición, el lobby pro-israelí es una gigantesca maquinaria de presión económica y política que opera simultáneamente en todos los estamentos del poder institucional estadounidense: Casa Blanca, Congreso, Pentágono, Departamento de Estado, CIA y agencias de la comunidad de inteligencia, entre los mas importantes.

Por medio de la utilización política de su poder financiero, de su estratégica posición en los centros de decisión, los grupos financieros del lobby ejercen influencia decisiva en la política interna y externa de EEUU, la primera potencia imperial, además de su papel dominante en la financiación de los partidos políticos, de los candidatos presidenciales y de los congresistas.

A nivel imperial, el poder financiero del lobby se expresa principalmente por medio de la Reserva Federal de EEUU, un organismo clave para la concentración y reproducción del capital especulativo a nivel planetario.

El corazón del lobby sionista estadounidense es el poderoso sector financiero de Wall Street que tiene directa implicancia y participación en el nombramiento de funcionarios claves del gobierno de EEUU y de los órganos de control de política monetaria e instituciones crediticias (nacional e internacional) con sede en Washington y Nueva York.

Los organismos económicos financieros internacionales como la OCDE, el Banco Mundial, el FMI, están bajo directo control de los bancos centrales y de los gobiernos de EEUU y de las potencias controladas por el lobby sionista internacional (Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón, entre las más relevantes).

Organizaciones y alianzas internacionales como la ONU, el Consejo de Seguridad y la OTAN están controlados por el eje sionista USA-Unión Europea cuyas potencias centrales son las que garantizan la impunidad de los exterminios militares de Israel en Medio Oriente, como sucedió con la última masacre de activistas solidarios con el pueblo de Gaza.

Las principales instituciones financieras del lobby (Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lehman Brothers, etc) y los principales bancos (Citigroup, JP Morgan y Merrill Lynch, etc), influyen decisivamente para el nombramiento de los titulares de la Reserva Federal, el Tesoro, y la secretaría de Comercio, además de los directores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.

A este fenómeno de "poder capitalista mundial" judío, y no a Israel, es lo que temen los presidentes, políticos, periodistas, e intelectuales que evitan puntillosamente condenar o nombrar los periódicos genocidios militares de Israel en Gaza, repitiendo lo que ya hicieron durante la masacre israelí en Libano en el 2006.

La gran complicidad internacional con las masacres periódicas israelíes no se gestan por miedo al Estado de Israel sino por miedo a lo que representa el Estado de Israel.

No se trata de Israel, un Estado sionista más, sino del "Gran Israel", la patria del judaísmo mundial (con territorio robado a los palestinos), de la cual todos los judíos del mundo se sienten sus hijos pródigos desperdigados por el mundo.

No se trata de Israel, sino de las poderosas organizaciones y comunidades judías mundiales que apoyaron en bloque el genocidio militar de Israel en Gaza, que utilizan su poder y "escala de prestigio" (construida mediante su victimización histórica con el Holocausto) para convertir en un leproso social al que se atreva criticar o a levantar la voz contra el exterminio militar israelí en Gaza.

Los gobiernos del mundo capitalista, los periodistas, intelectuales, organizaciones sindicales y sociales no le temen a Israel, sino a su lapidación social como "antisemita" (mote que se le otorga al que enfrenta y/o denuncia al sionismo judío).

No le temen al Estado de Israel, sino a los hijos de Israel camuflados en los grandes centros de decisión del poder mundial, sobre todo económicos-financieros y mediático-culturales.

Los políticos, intelectuales y periodistas del sistema no temen a Israel, sino que temen a los medios, organizaciones y empresas judías, y a su influencia sobre los gobiernos y procesos económicos-culturales del sistema sionista capitalista extendido por todos los países a escala planetaria.

En definitiva temen que las empresas, las universidades, las organizaciones y las fundaciones internacionales sionistas que financian y o promocionan sus ascensos y puestos en la maquinaria del sistema los declaren "antisemitas" y los dejen sin trabajo, sin vacaciones y sin jubilación.

Esa es la causa principal que explica porque los intelectuales, académicos y periodistas del sistema viven elucubrando sesudos análisis de la "realidad" política, económica y social sin la presencia de la palabra judío o del sistema capitalista que paga por sus servicios.

Si bien hay un grupo de intelectuales y de militantes judíos de izquierda (entre ellos Chomsky y Gelman, entre otros) que condenaron y protestaron contra el genocidio israelí en Gaza, la mayoría abrumante de las comunidades y organizaciones judías a escala planetaria apoyaron explícitamente la masacre de civiles en Gaza argumentando que se trataba de una "guerra contra el terrorismo".

A pesar de que Israel no invadió ni perpetró un genocidio militar en Gaza con la religión judía, sino con aviones F-16, misiles, bombas de racimo, helicópteros Apache, tanques, artillería pesada, barcos, sistemas informatizados, y una estrategia y un plan de exterminio militar en gran escala, quien cuestione esa masacre es condenado por "antisemita" por el poder judío mundial distribuido por el mundo.

A pesar de que el lobby judío sionista que controla Israel, tanto como la Casa Blanca, el Tesoro y la Reserva Federal de EEUU no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street, el que lo critique es tildado de inmediato como "antisemita" o "nazi" por las estructuras mediáticas y culturales controlados por el poder judío mundial.

Las campañas de denuncia de antisemitismo con las que Israel y las organizaciones judías buscan neutralizar a las criticas contra la masacre, abordan la cuestión como si el sionismo judío (sostén del estado de Israel) fuera una cuestión "racial" o religiosa, y no un sistema de dominio imperial que abarca interactivamente el plano económico, político, social y cultural, superando la cuestión de la raza o de las creencias religiosas.

El lobby sionista no controla el mundo con la religión: lo maneja con bancos, trasnacionales, hegemonía sobre los sistemas económicos-productivos, control sobre los recursos naturales, control de la red informativa y de manipulación mundial, y manejo de los valores sociales a través de la publicidad, la cultura y el consumo estandarizado y globalizado por los medios de comunicación.

En definitiva, el lobby judío no representa a ninguna sinagoga ni expresión racial, sino que es la estructura que maneja el poder mundial a través del control sobre los centros económicos-financieros y de decisión estratégica del sistema capitalista expandido como civilización "única".

Antes que por la religión y la raza, el lobby sionista y sus redes se mueven por una ideología política funcional: el sionismo capitalista-imperial que antepone el mercado, la concentración de riqueza, la "política de negocios", a cualquier filosofía que roce las nociones del "bien" o del "mal" entendidos dentro de parámetros sociales.

Entonces: ¿De qué hablan cuando hablan de "antisemitismo" o de "anti-judaismo religioso? ¿En que parámetros referenciales se basa la condición de "antisemita"? ¿Quién es antisemita? ¿Quién critica a los judíos por su religión o por su raza en las sociedades del mundo?

A lo sumo, a los judíos, como está probado en la realidad social de cualquier país, no se los critica por su religión o condición racial sino por su apego excesivo al status del dinero (también cultivado por otras colectividades) y a integrar estructuras o jerarquías de poder dentro de un sistema injusto de opresión y de explotación del hombre por el hombre, como es el sistema capitalista.

Salvo los grupos minoritarios de fanáticos y racistas que sólo se representan a sí mismos, en las sociedades (salvo el nazismo alemán y algunas excepciones) casi nunca hubo "persecución religiosa o racial" del judío, si no que hubo una asociación del judío con la "peor cara del capitalismo", representada en el sistema económico-financiero especulativo.

El lobby sionista que protege al Estado de Israel (por "derecha" y por "izquierda) esta conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.

Sus redes se expresan a través de una multiplicidad de organizaciones dedicadas a promover el actual modelo global, entre las que se cuentan principalmente: The Hudson Institute, The RAND Corporation, The Brookings Institution, The Trilateral Commission, The World Economic Forum, Aspen Institute, American Enterprise Institute, Deutsche Gesellschaft für Auswärtigen Politik, Bilderberg Group, Cato Institute, Tavestock institute, y el Carnegie Endowment for International Peace, entre otros.

Todos estos think tanks o "bancos de cerebros", reúnen a los mejores tecnócratas, científicos y estudiosos en sus respectivos campos, egresados de los las universidades de EEUU, Europa y de todo el resto del mundo.

El lobby no responde solamente al Estado de Israel (como afirman los analistas de la "cara derechista" de los neocons) sino a un poder mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos.

El lobby no solamente está en la Casa Blanca sino que abarca todos los niveles de las operaciones del capitalismo a escala trasnacional, cuyo diseño estratégico está en la cabeza de los grandes chairmans y ejecutivos de bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de Washington y se reparten el planeta como si fuera un pastel.

Ni la izquierda ni la derecha partidaria hablan de este poder "totalizado" por la sencilla razón de que ambas están fusionadas (a modo de alternativas falsamente enfrentadas) a los programas y estrategias del capitalismo trasnacional que controla el planeta.

Por lo tanto, y mientras no se articule un nuevo sistema de comprensión estratégica (una "tercera posición" revolucionaria del saber y el conocimiento) el poder mundial que controla el planeta seguirá perpetuándose en las falsas opciones de "izquierda" y "derecha".

Y el lobby judío de "derecha" de los republicanos conservadores seguirá sucediendo al lobby judío "de izquierda" de los demócratas liberales en una continuidad estratégica de las mismas líneas rectoras del Imperio sionista mundial.

Y las masacres del Estado de Israel seguirán, como hasta ahora, impunes y protegidas por las estructuras del sistema de poder mundial sionista capitalista que lo considera como su "patria territorial".

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jueves 3 de junio de 2010
LA IMPUNIDAD ISRAELÍ Y SUS PLANES DE AGRESIÓN MILITAR




La nueva acción genocida que acaba de cometer el gobierno sionista ante la estupefacción, el horror y la condena del planeta, y la monstruosa arrogancia con que, sabiéndose impune, la justifica y se declara dispuesto a repetirla, torna inútiles las palabras, pues no hay adjetivos para calificarla.




Los sionistas de Israel, que en acto, sin igual en la historia, de entrega psicológica al enemigo asumieron el nazismo, descargan su odio, demencia y letalidad contra el acosado pueblo de Palestina casi las veinticuatro horas de casi cada día de casi todos los años de un conflicto creado por imposición y abuso de fuerza, basados en el apoyo imperialista, la complicidad vergonzosa de los sub-imperios europeos y el miedo de buena parte del mundo, que no se atreve a la protesta.

Europa recela porque hace sesenta y tantos años los nazis asesinaron a millones de judíos –y también 20 millones de rusos y de muchos otros pueblos, creencias y religiones que no se “victimizaron” a sí mismos– y tiene complejo de culpa. Los demás temen que se les acuse de antisemitas. Y el imperio yanqui utiliza a esa especie de minirréplica superarmada como su perro de presa en el Medio Oriente, y es a su vez utilizado por el sionismo, ligado a la quintaesencia del poder imperial, para su propósito de fondo.

Los sionistas quieren para sí el territorio palestino completo –casi todos sus líderes lo han proclamado– y desencadenan su transfiguración nazi con ese fin. Por un soldado capturado en acción de guerra, tras reiteradas provocaciones mortales, lanzan su descomunal maquinaria destructiva contra el pueblo de Gaza y quieren que ese pueblo no se defienda y acepte la muerte pasivamente, como los judíos de hace más de seis décadas frente a los nazis.

No se perdonan a sí mismos esa debilidad o impotencia histórica y se la pretenden endosar al pueblo al que desean destruir y despojar, usando su inmensa superioridad material alimentada por los yanquis, y su cieno espiritual de odio, racismo e inhumanidad.
El sionismo es en realidad expresión de la extrema derecha judía ultrarreaccionaria y proimperialista, pero aprovechando aquella actitud cómplice y temerosa ha conseguido imponer una visión unívoca, la de que une en sí religión, nacionalidad, política y Estado de Israel.

Algo como eso ha sido desiderátum de todos los fascismos y es lo que explica el grado abrumador de intolerancia, insensibilidad ante la muerte masiva, rechazo a todo derecho ajeno y colocación del interés propio sobre cualquier consideración moral o ética. Esa mistificación debe ser despejada: una cosa es el pueblo, en este caso el judío, y otra el poder dominante erigido en su seno, tal como ocurre en todas las demás sociedades de clases.

Lanzados contra el Líbano como respuesta a la captura de unos soldados por Hizbolá, la desproporción inhumana de la violencia empleada, la indiferencia absoluta ante la muerte de inocentes civiles, el inaudito nivel de racismo, la declaración del primer ministro de que “no habrá piedad”, las niñas inscribiendo “mensajes” sobre cabezas de misiles, son manifestaciones capaces de pasmar y suscitar asombro, aun cuando seamos contemporáneos de George Bush (el señor Obama sólo se ha diferenciado hasta hoy por la sonrisa, que ya está empezando a desaparecer) y contemplemos el atroz renacer de hechos como los que simbolizaron las esvásticas.

La indignación con que los pueblos del mundo y los gobiernos decentes están reaccionando frente a la nueva escalada genocida del Estado israelí, indica una ascendente toma de conciencia en torno a uno de los problemas de nuestro tiempo que comprometen más la condición humana.

El odio asesino, imperterrito ante el clamor generalizado, prosigue día a día atacando a una población inerme o forzosamente mal armada. Pero la condena será crecientemente universal y la entidad sionista-imperialista tendrá cada vez mayores dificultades, pese a la impotencia cobarde y en buena medida celestinesca de la ONU (frente al crimen actual, que añade a todos los demás atributos perversos el de la piratería, no sabe qué diablos ha pasado y adopta la disposición de “investigar”, batiendo cualquier récord de caradurismo) y la consiguiente inefectividad del derecho internacional ante los poderosos (Washington, que lo viola todo, tal vez confronta una situación de hecho cumplido, pero está dispuesto a no pasar de “lamentarla”, y seguirá cabroneando a su perro de presa).

Los israelís, transfigurados en su versión sionista como neonazis, se proponen hacer totalmente suyo el territorio que la ONU, contra todo derecho pues no era su propiedad, les concedió en 1948 y el sionismo asumió como “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”: el colmo del racismo, los palestinos no son pueblo, no existen.

Los gobiernos israelíes, alternativamente manejados por “extremistas” o “moderados” que cocinan sobre el mismo fogón, han conseguido llevar adelante su política, arrancando tajos territoriales –entre ellos el que contiene a Belén–; acosando a unos “enemigos” que nada les hicieron; ganando, mediante el control casi absoluto de los medios de difusión internos, a la gran mayoría de sus propios ciudadanos; contando con el apoyo material, político y comunicacional del imperialismo yanqui; aprovechando el complejo de culpa de los europeos por los pogromos zaristas históricos y la pasividad ante el genocidio hitleriano, lo cual infunde a éstos el temor de ser tildados de antisemitas (sin parar mientes en que los árabes también son semitas y muchos sionistas no lo son), y, basados en esos antecedentes, sintiéndose autorizados, en calidad de víctimas de siempre, para toda clase de crímenes y fechorías.

Es lo que Norman G. Finkelstein, hijo de sobrevivientes de Auschwitz y Majdanek, profesor universitario en Chicago, caracteriza así en su obra La industria del Holocausto: “El Holocausto ha demostrado ser un arma ideológica indispensable. Su despliegue ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo, con un espantoso historial en el campo de los derechos humanos, se haya convertido a sí misma en Estado ‘víctima’, y que el grupo étnico más poderoso de los EE.UU. también haya adquirido el estatus de víctima. Esta engañosa victimización produce considerables dividendos; en concreto, la inmunidad a la crítica, aun cuando esté más que justificada”.

Israel no admite ninguna forma de autodeterminación palestina y por eso niega a Hamas el derecho a gobernar obtenido en elecciones. Lo provoca hasta conseguir de éste una respuesta desesperada. Entonces agrede con toda su capacidad de terrorismo estatal, pero lo hace en condición de víctima, pues el terrorista es el otro.


La agenda militar más amplia

No debe pasar inadvertido que el ataque contra la Flotilla coincidió también con los simulacros bélicos conjuntos de Israel y la OTAN contra Irán. Según el Sunday Times, “Está previsto el despliegue por el Golfo, cerca de la línea costera iraní, de tres submarinos israelíes construidos en Alemania y equipados con misiles nucleares de crucero”.

Los submarinos de la Flotilla 7 –Dolphin, Tekuma y Leviathan- visitaron antes el Golfo. Pero la decisión se ha tomado ahora para asegurar la presencia permanente de al menos una de las naves.

El comandante de la flotilla, identificado sólo como “Coronel O”, dijo a un periódico israelí: “Somos una fuerza de asalto submarina. Actuamos a mucha profundidad y lejos, muy lejos, de nuestras fronteras”.

Se ha preparado el despliegue para actuar como fuerza disuasoria, para reunir información de inteligencia y, potencialmente, para desembarcar agentes del Mossad. “Somos una base sólida para recoger información sensible, ya que podemos estar mucho tiempo en un lugar”, dijo un oficial de la flotilla.

Los submarinos podrían utilizarse si Irán continúa con su programa “para producir una bomba nuclear”. “Los 1.500 kilómetros de alcance de los misiles de crucero que llevan los submarinos pueden alcanzar cualquier objetivo en Irán”, dijo un oficial del navío.

Asimismo, después de la decisión adoptada contra las armas nucleares de Israel bajo los auspicios del Tratado de No Proliferación, la Casa Blanca reafirmó no sólo su apoyo a Israel, sino también al potencial de armamento nuclear de Israel. El comunicado emitido un día antes del ataque a la flotilla indica el apoyo de EEUU “a las capacidades estratégicas y de disuasión de Israel”, incluyendo también el lanzamiento de un ataque nuclear preventivo contra Irán: “Una alta fuente política en Jerusalén manifestó el domingo que Israel había recibido garantías del Presidente estadounidense Barack Obama en el sentido de que EEUU mantendría y mejoraría las capacidades estratégicas y disuasorias de Israel.

El asesinato de civiles desarmados formaba parte del mandato del comando naval israelí. Constituía también una parte integral de la lógica de la “Operación Venganza Justificada” de Dagan, que presenta a Israel como la víctima en vez del autor del crimen y utiliza las muertes de civiles “de ambas partes” para justificar un proceso de escalada militar.
En los informes de los medios occidentales se presenta a Irán como el gran apoyo de Hamás y se dice asimismo que la Flotilla de la Libertad “estaba respaldada por una alianza tácita entre Hamás e Irán”. Una vez más, las realidades se trastornan y desbaratan. Israel es presentada como la víctima. En boca de Benjamin Netanyahu: “Nuestros soldados tenían que defenderse y defender sus vidas.”

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