sábado, 6 de noviembre de 2010

las siete profecias mayas

Las siete Profecías Mayas
Los mayas dominaban un sistema numérico binario exponencial
Espiritualidad - 24/08/2008 8:10 - Autor: In Lak'ech - Fuente: Portaldimensional.com
Vota:- Resultado 374 votos | Más... Etiquetas: calendario, mayas, tradiciones, profecias, universo, humanidad, dominaban

El calendario maya de 365 dias: Haab.Poco a poco se descubre el legado maya, y empezamos a enterarnos que eran grandes astrónomos, matemáticos, físicos, ingenieros, constructores; demostrando no solo que no fueron una civilización primitiva, sino que sabían tanto o más que nuestros actuales científicos...

Los mayas fueron capaces de medir una rotación estelar de 25.000 años
¿Es esa una observación descabellada? no, puesto que casi mil años antes que las civilizaciones contemporáneas de su época, los mayas dominaban un sistema numérico binario exponencial, (el mismo que utiliza la naturaleza, en la división de las células) con base en el número 2, contando de a 20.

Ya 500 años antes de los árabes, utilizaban el concepto del 0, y su calendario que sincroniza al sol, la luna y la tierra con el universo, es más exacto que el que utilizamos actualmente. Es más, sus medidas astronómicas probaron ser tan exactas, que comparándolas con las medidas tomadas por la NASA (Centro aeroespacial estadounidense) son apenas diferentes en milésimas de segundo; por ejemplo: Según los mayas, la rotación completa de la tierra alrededor del sol es de 365,2420; mientras que la NASA lo mide en 365,2422.

Siete profecías han sido descubiertas, que nos avisan de un inminente cambioEstos increíbles astrónomos midieron incluso la rotación de nuestro sistema solar en la galaxia, lo que corresponde a 25.625 años. ¡Ellos fueron capaces de medir una rotación estelar de 25.000 años!

Sin embargo, lo más importante que han dejado los mayas, han sido sus avisos a la humanidad futura.

Por alguna razón, en el auge de su brillante civilización, abandonaron sus ciudades, dejando atrás palacios, observatorios astronómicos, obras de arte, cientos de monumentos y estelas... y desaparecieron. Se dice que quedaron algunos guardianes de sus ciudades estado, y que ellos guardaron los valiosos códices hallados hasta ahora. Sus ciudades, repobladas por los olmecas después, tal vez guardaban más secretos que se han perdido, pero en piedras esculpidas en bajo relieve, comienza a aparecer una historia asombrosa en donde encontramos un calendario que abruptamente, finaliza luego de una cuenta de 25.000 años, justamente en el cambio de nuestro milenio.

Junto con ese calendario, siete profecías han sido descubiertas, las cuales nos avisan de un inminente cambio. Es lógico suponer que todo esto puede ser una mera coincidencia, y las profecías, orientadas hacia personas que nacerían cientos de años después, pueden ser sólo parte de un mito mal comprendido por los que han comenzado a descifrar la escritura maya; además su extraña desaparición, sin dejar rastros, plantea dudas sobre un pueblo que sin un porvenir conocido en su propio tiempo, anuncia sin embargo, un futuro a otra civilización.

Pero es innegable que sus profecías tienen basamento científico, y aunque pocos saben de los casi imperceptibles llamados de atención que estamos recibiendo, en estos años han ocurrido cambios que de a poco, nos demuestran que dichas profecías están cumpliéndose, junto con muchas otras, surgidas de personas en distintas sociedades de todo el planeta, tales como los indios Hopi, Paracelso, Parravicini, Edgar Cayce, son muchas coincidencias que nos alertan, por lo cual sería sabio que escuchemos.

Profecías

Los mayas nos dicen que desde el centro de la galaxia, cada 5.125 años, surge un "rayo sincronizador", que justamente sincroniza al sol y a todos los planetas, con una poderosa emanación de energía. En la rotación completa del sistema solar en la galaxia, ellos hacían una división de dicha elipse en dos, con una fracción cada una de 12.812 años, llamando a la fracción más cercana al centro de la galaxia, Día, y a la parte más alejada del centro; Noche, tal cual se divide en día y noche en la Tierra. A su vez, dicha elipse era partida en cinco períodos de 5.125 años: los cuales eran: Mañana, Mediodía, Tarde, Atardecer y Noche. Según los mayas, justamente en nuestro nuevo milenio, estaremos ingresando en la mañana galáctica, y es marcada por el rayo sincronizador desde el centro.

Ahora bien, en el año 1998, la NASA descubrió que desde el centro de la galaxia, comenzó a emitirse enormes cantidades de energía... ¿mera coincidencia?

Los mayas nos dicen que el período intermedio al traspaso, dura 20 años, y ellos lo llaman "El tiempo del No-Tiempo", en donde ocurren grandes cambios. Es allí cuando debemos ser capaces de transformarnos, puesto que será nuestra decisión seguir como humanidad o perecer en nuestra autodestrucción. Esta transformación implica algo tan profundo como la elección de evolucionar. Energéticamente, concientemente, completamente.

Los datos científicos recopilados en estos años respaldan esto. Veamos cómo:

- En septiembre de 1994, todas las líneaa magnéticas terrestres sufrieron disturbios, disminuyendo y moviéndose; lo cual ocasionó que muchas ballenas encallaran, y pájaros en migración se perdieran. Incluso en los aeropuertos, debieron reimprimirse mapas, y los aviones debieron aterrizar manualmente.

- En 1996, Soho, el satélite enviado a estudiar al sol, descubrió que nuestra estrella ya no tenía polo norte y/o sur, se había convertido en un solo campo magnético, las polaridades se homogeneizaron.

- En el mismo año, se produjo un "bamboleo" magnético que ocasionó que nuestro Polo Sur, en un solo día, se moviera 17º de su posición, comportándose erráticamente.

- En el 97, ocurrieron grandes tormentas magnéticas provenientes del sol, que incluso destruyeron satélites orbitando la Tierra.

- Según las mediciones comparadas, la tierra se ha acelerado y ha perdido gran parte de su energía magnética, ya que en 1996, teníamos 4 Gaus, y en 1999, había disminuido a 1.5 Gaus. La aceleración de la frecuencia vibratoria terrestre se demuestra en que en 1997, la frecuencia era de 7.8 Hz, mientras que en 1999 se elevó a 11.5 Hz.

En que afecta a los humanos:

Estudios realizados en cosmonautas rusos, en un ambiente con magnetismo artificial, mostraron que al disminuir a 0 Gaus, primero se produce en la persona gran confusión, luego manifiesta agresividad en aumento, hasta llegar a la locura; lo cual implica que el electromagnetismo influye directamente en la conciencia y la razón. A su vez, la aceleración terrestre de la frecuencia nos afecta vibracionalmente, transmitiéndonos la misma agitación. Sabemos que el "sonido del silencio" o sea la resonancia Schuman es de 7.1 Hz, en donde todo entra en armonía, equilibrándose. En nuestro cuerpo, las ondas cerebrales se dividen en Beta, Alfa, Theta y Delta, medidas en Hertzios (ciclos). Beta, el estado de alerta, consciente y lúcido, se encuentra entre 12-30 Hz; Alfa, el estado mas relajado, de meditación y ensueño, es de 8 a 12 Hz, Theta de 4 a 8 Hz y Delta de 1 a 4 Hz. Cuanto más profunda es nuestra relajación, baja dicha frecuencia. Sabido es que necesitamos descansar para seguir adelante con fuerzas renovadas... pero; ¿Sería posible la relajación si la vibración circundante y envolvente de la tierra es tan elevada? Eventualmente, comenzaría a provocar en la gente insomnio, incapacidad de concentración, nerviosismo, características cada vez más acentuadas en estos últimos años, que se achaca muchas veces al ritmo de vida estresante de la sociedad moderna; pero al ir esto en incremento; ¿Podría soportar una persona que no pueda manejar sus emociones, que no sepa entrar en un estado de conciencia más profundo y relajado, que no pueda crear un campo magnético propio? Es probable que no.

Se plantea seriamente entonces la necesidad de evolucionar, de cambiar en una forma más elevada, puesto que según los mayas, esta aceleración planetaria, y su consiguiente pérdida de campo magnético irá en crescendo, llegando tal vez a 0 Gaus, e invirtiéndose la polaridad planetaria, los cual nos afectaría enormemente.

El temor cada vez más manifiesto, la locura callejera, la violencia inconcebible, la desazón y la fatiga moral, son una demostración clarísima de que tan poderosos son los efectos de la perturbación a gran escala de nuestro planeta, vibracional y electromagnéticamente.

La fecha clave del final de este proceso, es el año 2012, cuando termina el "Tiempo del No-Tiempo". Curioso es tal vez, mencionar, que según los estudios matemáticos de Paracelso, sobre el llamado "Final del Tiempo", nos dice que en realidad, dicho época marcadas por finales o principios, ronda exactamente en los años 2012, al 2017, (lo cual se correlaciona con el calendario de Nostradamus, cuyo desfasaje se produce debido al calendario gregoriano, adoptado hasta la fecha). ¿Otra incóngnita acaso el hecho de que los mayas hablaran del "No Tiempo" y Paracelso lo llamara el "Fin del Tiempo"... en donde todos los calendarios se terminan...?

Los mayas nos transmiten de hecho un mensaje de esperanza, pues nos dicen que esta época es el "Final del Miedo". Si somos capaces de enfrentar este nuevo destino, podremos sobrevivir como especie y civilización, pero el tiempo corre y hay que decidirse, pues la primera profecía, marca los últimos 13 años, contando a partir de 1999, desde el momento del eclipse anular de sol del 11 de Agosto (también anunciado en sus mediciones), en los cuales cada individuo debe decidir sobre la humanidad; antes del Sábado 22 de diciembre de 2012, el último día, según los mayas.

Los únicos códices mayas que lograron escapar a la destrucción causada por los religiosos españoles fueron el de Dresde, el Tro-Cortesiano y el Pereciano. Estos manuscritos están dispuestos en tiras largas que se doblaban a manera de biombo. El de Dresde es esencialmente un tratado de astronomía; el Tro-Cortesiano es, en su mayor parte, un libro de adivinanzas que, ayudaba a los sacerdotes a predecir la suerte y el Pereciano es fundamentalmente ritualista. Existen además varios manuscritos postcolombinos escritos por indígenas a quienes los frailes habían enseñado a registrar su lengua por medio del alfabeto castellano. En estos libros anotaron los indígenas todos los restos que de su ciencia antigua lograron reunir. Entre los que conocemos, escritos en maya, están los "Libros del Chilam Balám", de Mani, de Tizimín, de Chumayel y de otras ciudades. Hay otros, escritos en quiché y cakchiquel: el "Popol Vuh" o "Libro de los quichés", que contiene información sobre cosmogonía, religión, mitología, etc., y los "Anales de los Cakchiqueles" que consignan la historia de ese grupo.

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