martes, 28 de diciembre de 2010

Musulmanes de México

Musulmanes de México


Centro Islámico de México Para algunos, México ya es su patria. Otros se encuentran de paso (incluso por varios años). No conforman una "comunidad musulmana" en el país, como en Francia o Canadá; más bien están aislados y cada quien ve por sí mismo.

Pero hay algo que los une o, al menos, los identifica: la fe. A pesar de vivir en un país mayoritariamente católico y en donde se habla un idioma distinto, y las costumbres son diferentes, ellos coinciden en no tener ningún problema: "Todas las tierras son tierras de Dios (Alá)".

Contrariamente a lo que se pueda pensar, ser musulmán en México no es necesariamente sinónimo de inmigrante, pues varios nacidos aquí -sin provenir de familias musulmanas- han decidido abrazar el Islam.

Si bien es cierto que son minoría -en el 12 Censo General de Población y Vivienda 2000 del INEGI, ni siquiera aparecen. Sólo se les podría ubicar entre los 261.193 que profesan "otras religiones"-, en el país hay musulmanes, y provienen de distintos lugares del mundo.

Muchos de los árabes que se encuentran en México son libaneses, aunque varios son cristianos maronitas, de modo que si hablamos de musulmanes, los hay de varias naciones: Argelia, Egipto, Líbano, Marruecos, Paquistán y Siria, entre otros. En general, la mayoría de los musulmanes radicados en México trabajan en el comercio y los servicios, y están asentados en Coahuila, Chiapas, Morelos y la ciudad de México.

"El Islam me convenció"

Es viernes, pasado el mediodía, y los fieles comienzan a llegar a la casa en Euclides número 25, colonia Anzures, un inmueble de dos pisos que el Centro Educativo para la Comunidad Musulmana en México -asociación civil coordinada por una mesa directiva y que se mantiene de donativos de musulmanes- ha adaptado como mezquita para reunir ahí a los feligreses y llevar a cabo la oración.

Uno de los primeros en llegar es Amine, de unos 36 años, con barba y anteojos. Amine (su nombre árabe) es uno de los mexicanos que se han convertido al Islam.

-¿Cómo fue que te adentraste en el Islam?

-Conocía personas, mexicanos que ya eran musulmanes y algunos extranjeros. Los encontré en la calle y vine con el interés únicamente de estudiar el Islam. Al cabo de un año, abracé esta religión.

-¿Pero cómo nació esa inquietud de acercarte y conocer?

-Me gusta estudiar las religiones, estudié el catolicismo bastante y lo practicaba, luego comencé a estudiar el Islam y me convenció.

Amine ya tiene casi ocho años siendo musulmán, una decisión que adoptó libremente, pues aclara que nadie lo presionó para que fuera a orar a la mezquita de la Anzures.

-¿Hay algún procedimiento para "convertirte" al Islam, una especie de bautismo?

-No, lo que hay es un testimonio, uno da su testimonio ante la comunidad de que aceptas el Islam, de que crees en el Islam, ese evento se llama Shahadda y quiere decir "atestiguar", entonces dices: "Yo atestiguo que no hay más Dios que Alá, y Muhammad es su profeta", y con eso ya inicias, ya haces público que tienes esa fe.

"Me he sabido integrar"

Sobhi Mokbel nació en Ammán, Jordania. Cursó sus estudios universitarios en Estados Unidos, país donde conoció a una mexicana, quien actualmente es su esposa. Al terminar su carrera, vivió tiempos difíciles en la Unión Americana. "Era el tiempo de la primera Guerra del Golfo, cuando Irak invadió Kuwait, entonces nadie quería saber nada de los árabes en Estados Unidos, no había trabajo, y yo estaba a punto de regresar a mi país, pero mi esposa me dijo: ´Vamos a probar suerte en México´, y le tomé la palabra. Ya estando aquí, tardé sólo 15 días en encontrar trabajo."

Sobhi distribuye material de construcción, y afirma que antes de llegar a México no hablaba nada de español, pero eso -dice- se aprende rápido, a él le tomó seis meses.

-¿Cuáles son las dificultades que has enfrentado para integrarte a la sociedad mexicana, siendo árabe-musulmán?

-No he tenido realmente dificultades fuertes, como sí las tuve en Estados Unidos, en donde incluso tenía el apoyo económico y moral de mi padre. Pero creo que para integrarse a la sociedad -y no es porque esté hablando como mexicano, de hecho ya solicité mi ciudadanía- realmente no hay problema. Aunque depende, hay círculos muy religiosos donde la gente es amable pero no te deja entrar, si bien tampoco te rechaza.

Refiere que le ha ayudado mucho haberse integrado a la familia de su esposa. Y en cierto modo aplica la máxima de "A donde fueres haz lo que vieres": "Hay extranjeros que vienen aquí y quieren aplicar su modo de vida exactamente como lo hacían en su país, y para mí eso es un error, porque las cosas no son iguales, para nada. Por ejemplo, en mi caso, por asuntos de negocio, he tenido que ir a bares, sitios que me están prohibidos porque son lugares de vicio. Entonces mucha gente no se logra integrar muy bien por el choque de culturas, por ello siempre aconsejo a los extranjeros que no traten de ser muy estrictos en sus costumbres, si no tienes flexibilidad en ese sentido, pues entonces no salgas de tu país, quédate donde estás, en tu círculo".

Comenta que, por ejemplo, cuando va a casa de su suegra, al entrar, lo primero que ve es un Niño Jesús, lo cual lo incomoda, pero sabe que "debe respetar", entonces cuando está ahí y llega la hora de rezar, procura hacerlo en un cuarto donde no haya imágenes, aunque esté dentro de una casa católica, pues "todas las tierras son tierras de Dios".

-¿Cuáles costumbres tuviste que abandonar o no aplicar como habitualmente lo hacías?

-La propia vida, toda. En Jordania tenemos un ritmo de vida que está marcado por cinco rezos al día. Yo provengo de una familia religiosa, entonces todo gira alrededor de los rezos. Y aunque yo, estando en mi país, a veces no rezaba las cinco veces, hay gente que sí incluso deja lo que esté haciendo para ir a la mezquita, y aquí en México no tienes ese lujo, yo para venir a la mezquita tengo que invertir dos horas de camino, tomando el Metro y dos microbuses. Entonces, si yo quiero realizar las cinco oraciones en la mezquita, aquí sería imposible.

Sobhi tiene dos hijos, uno de cinco y otro de siete años. A ellos les inculca la fe islámica "lo más que se puede".

-¿En ese aspecto no hay conflicto ahí con tu esposa, que es católica?

-No, decidimos desde antes que nuestros hijos iban a ser musulmanes, están aprendiendo poco a poco, igual que el árabe. Y me guste o no, por el contexto en el que viven, van a saber muchas cosas del catolicismo, y no hay manera de prevenirlo, ni quiero hacerlo, es para que sepan que en el mundo hay otra cosa distinta a la que ellos están acostumbrados, para que adquieran ese sentido de tolerancia y abran su horizonte. Yo les enseño que si ven algo contradictorio a lo que nosotros decimos, se queden "calladitos".

"Prefiero callar que soy musulmán para evitar conflictos"

Originario de Orán, Argelia, "José" tiene 55 años, de los cuales los últimos 23 los ha vivido en México. En un principio llegó como turista, y confiesa que al regresar a su país, sentía que México lo llamaba, de manera que volvió con la intención de establecerse en este país, y aquí sigue, dando clases de árabe en una universidad.

-¿Qué te hizo querer quedarte en México?

-No sé cómo decirlo, es como muy parecido a nuestras costumbres. Los magrebíes, habitantes de la franja del Norte de África, son los que estuvieron en España casi ocho siglos antes de la Conquista de México. por eso hay un acercamiento. Aunque cuando llegué a este país, sí fue muy difícil por no hablar el idioma, pero poco a poco lo aprendí.

-Cuando llegaste, ¿hallaste dificultades?

-Dificultades no, porque no tienes que decir que eres musulmán. Una vez estaba frente a un señor que estaba hablando pestes, diciendo que los musulmanes son moscas y no sé qué, y yo ¿qué le voy a decir? Sólo le dije: "¿Sabe qué? Yo soy musulmán. El tipo quería que se lo tragara la tierra.

"Y hoy día, México también ha evolucionado -comenta "José"-. Yo recuerdo cuando me casé hace 15 años, por ser musulmán, el juez ¡no salió a la ceremonia!

-¿Entonces podemos hablar de racismo?

-¡No, no hay racismo en México!, lo que pasa es que la gente no sabe. Hace algunos años, mi hijo, en la escuela, se levantó y dijo que era musulmán. Yo hablé con él y le dije que no hiciera eso, que se callara, para evitar conflictos, porque la gente no sabe lo que es ser musulmán, piensa que somos salvajes.

Aunque gran parte de los musulmanes están en los países árabes, en realidad los hay en todo el mundo, y México no es la excepción. Sin embargo, si bien la mayoría de los inmigrantes dicen no haber tenido dificultades serias para convivir en una sociedad mayoritariamente católica, sin duda, no será lo mismo ser musulmán en el Distrito Federal que en Cholula o, más aún, en una comunidad indígena chiapaneca, donde la mayoría es católica.

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