No hay ‘plan B’ si fracasa cumbre climática en Cancún: UE solo la solucion maya 2012

No hay ‘plan B’ si fracasa cumbre climática en Cancún: UE
De no cumplirse las expectativas "el proceso en la ONU estaría seriamente en peligro" y sería muy difícil avanzar en las negociaciones
EFE
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BRUSELAS, 19 de noviembre.- La comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, admitió hoy que la Unión Europea no tiene "plan B" si fracasa la cumbre de la ONU sobre cambio climático, que se celebra en Cancún (México) del 29 de noviembre al 10 de diciembre.
"No tenemos plan B porque si lo tuviéramos también haría falta un plan C", señaló en una conversación con periodistas europeos la comisaria.
Si no se cumplen las expectativas "el proceso en Naciones Unidas estaría seriamente en peligro" y sería muy difícil avanzar en las negociaciones de cara a la cumbre de Sudáfrica, en 2011, en la que se espera cerrar un acuerdo internacional para sustituir al Protocolo de Kioto.
La cumbre de Cancún -de la que nadie parece esperar nada más allá de un mero paso intermedio- sí debería servir para concretar ciertos compromisos y convertir en obligatorios los objetivos hasta ahora voluntarios, según Hedegaard.
"Es absolutamente clave que los países desarrollados cumplan sus compromisos de financiación", sostuvo la comisaria.
Las naciones industrializadas se comprometieron el año pasado en Copenhague a otorgar 30 mil millones de dólares a los estados en desarrollo para hacer frente al cambio climático entre 2010 y 2012.
La UE, por su parte, prometió 7 mil 200 millones de euros para ese trienio; 2 mil 400 millones al año.
No obstante, según un informe del Comité de Política Económica (grupo formado por expertos de los Veintisiete) publicado la semana pasada, la aportación comunitaria para este año sólo ha llegado a los 2 mil 200 millones debido a que Italia no ha aportado los 200 millones a los que se comprometió.
Hedegaard, que evitó mencionar a Italia y se refirió a "uno de nuestros mayores estados", incidió en que hay una gran diferencia entre llegar a Cancún y poder afirmar "hemos cumplido" y decir "hemos casi cumplido", ya que esto generaría un mal ambiente político de partida.
Para Hedegaard, "es fundamental no dar marcha atrás con respecto a lo acordado en Copenhague" y lograr que la declaración política con la que concluyó esa cumbre quede reflejada en las negociaciones formales.
En concreto, la comisaria pidió un acuerdo vinculante para evitar que la temperatura media del planeta suba más de dos grados centígrados, así como un mecanismo de medición de las reducciones de emisiones reales de cada país (MRV, por sus siglas en inglés), un punto en el que insiste Estados Unidos y sobre el que China se muestra especialmente reticente.
En cuanto a los compromisos concretos de recorte de emisiones que los países remitieron a la ONU tras Copenhague, Hedegaard recordó que ya son más de 70 las naciones que han comunicado objetivos (de las 138 que ratificaron la declaración política con la que concluyó el encuentro).
Sin embargo, todos estos objetivos, incluido el de la UE (reducir de aquí al 2020 entre el 20 y el 30% de las emisiones con respecto a los niveles de 1990) tienen de momento sólo carácter voluntario.
Hedegaard se refirió también a la posibilidad de extender el Protocolo de Kioto más allá de 2012 y explicó que la UE no puede aceptar esta opción sin que países como EU y China, que no forman parte del acuerdo, contraigan compromisos climáticos equivalentes.
"Si aceptamos directamente quitaríamos mucho aire a las negociaciones y estos países sentirían menos presión y podrían relajarse", admitió.
Las políticas de protección de los bosques, que actúan como sumideros de CO2 y permiten eliminar emisiones de la atmósfera, y la transferencia de tecnología a los países en desarrollos para ayudarles a combatir el calentamiento global son otros de los puntos en los que la comisaria quisiera ver avances en Cancún.
Se trata de una lista de expectativas mucho más ambiciosa de la que manejan otras instancias comunitarias, pero Hedegaard insiste en que la UE "quiere hablar con una sola voz", principal propósito de enmienda tras el fracaso de Copenhague.