sábado, 15 de enero de 2011

2012 (o el apocalipsis para niños)

2012 (o el apocalipsis para niños)


Una vez más, los aguafiestas profesionales nos vienen a dar la plasta. Una vez más, nos comen la oreja con la perogrullada de que el mundo se va a acabar… dentro de dos años. Pero, ¿por qué precisamente ahora? Eso no nos lo acaban de explicar en este bodrio de película apocalíptica llamada 2012. Alguna ignota causa, desde el lejano sol, provoca que la corteza terrestre se desplace de un lado para otro originando catástrofes y escenarios llenos de ciudades que se hunden, tsunamis de kilómetros de altura, grietas que se tragan al mundo entero… ¿Divertido, no?

Si no te crees lo que viene encima, sólo tienes que recordar que unos tíos tan enrollados y previsores como los mayas ya pusieron fecha al festín de despedida. 2012, ¡qué miedo! Para ellos, por cierto, la fiesta se terminó mucho antes.

Si hacemos caso de la película, la mayoría de la población mundial (idiotas) permanecerá ajena a las decisiones de una oligarquía de gestores, poderosos y millonarios enteraos que saldrán vivos de la ocasión en… algo parecido al Arca de Noé made in China. Ahorro los comentarios que me sugiere semejante invento bíblico-tibetano, pero aprovecho para analizar los perversos y serios mensajes de poder que se nos filtran desde esa película, a cuya catarsis recomiendo asistir no para gozar con el merecido fin de todo esto, sino con la irónica sonrisa del que se da cuenta de las cosas. Atentos:

1. El fin del mundo vendrá advertido, cómo no, por un científico loco. En este caso, “el cambio climático” no será culpa de nadie (lo siento, Al Gore). Será un capricho de los dioses o quizá un castigo divino (arquetipo) ajeno a nuestra voluntad.

2. El fin del mundo será – faltaría más- el secreto mejor guardado de la historia. Una especie de gobierno mundial oculto mantendrá el secreto para que no cunda la anarquía, puesto que sólo unos pocos serán “los elegidos” para montar en las nuevas arcas de Noé (me lo temía).

3. Todo el esfuerzo para sobrevivir a la catástrofe se hará en aras de esa cosa tan rara que es la humanidad y sus acompañantes: animales, obras de arte, fórmulas del quimicefa, Platón, el perro de la reina de Inglaterra, los ideales de ZP… Hay que salvar lo mejor de la tierra.

4. Sólo unos pocos iluminados, conspiranoicos y apocalípticos, se darán cuenta de lo que se nos viene encima. Muchos serán asesinados. Un pirado californiano lleno de tripis y con gorrito de sufí radiará en directo el evento para una minoría de enterados, entre llamadas a la unidad de la fe.

5. Toda una conspiración será justificada en aras del progreso y la supervivencia de la especie (humanismo terminal). Algo de esta pésima prole debe sobrevivir para seguir ensuciando el cosmos. Sólo hay que ver la cara de los que se salvan y los gestos de bondad terminales. Conmovedor.

6. En medio de una historia de amor y divorcios, una familia wasp encantadora y llena de buenas intenciones, será el puente entre el público y el apocalipsis. Salvarán el pellejo de la manera más increíble, como era de esperar.

7. El presidente de los EE.UU, un Obama envejecido al estilo Tío Tom, dará una gran lección al quedarse en tierra rezando por solidaridad con la mayoría de los terrícolas, lo mismo harán Berlusconi y la Curia Papal, que será sepultada por la basílica de San Pedro (sic).

En fin, que la peli “para niños” tiene mucha miga. Es uno de los mejores relatos asexuados de humor apocalíptico y conspirativo nunca vistos. Los guionistas de Hollywood nos tratan como a ganado… y lo mejor es no decepcionarlos.

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