domingo, 20 de febrero de 2011

El Sistema Financiero Mexicano en comparación con el Islámicoby Isa Rojas

El Sistema Financiero Mexicano en comparación con el Islámicoby Isa Rojas




Introducción



México, como país laico y capitalista, cuenta con un sistema financiero basado en los principios establecidos por dicho modelo económico.



El Sistema Financiero Mexicano está regulado por la SHCP y el Banxico, se encuentra conformado por siete grandes bloques, dentro de los cuales, destacan el Mercado de Valores y el Sistema Bancario. Las entidades que los integran son, entre otras, los Bancos, las Casas de Bolsa, las Afores y las Bolsas de Valores.



En México sólo contamos con una Bolsa de Valores (la BMV), la cual es una empresa privada, que opera por concesión de la SHCP, con personalidad jurídica y patrimonio propios. Su principal función es poner en contacto la oferta y la demanda de valores y proveer los medios y sistemas necesarios para la realización de operaciones de compra-venta de los mismos.



¿Qué es un valor?



Un valor es un título de crédito emitido en serie o en masa. Otorga ciertos derechos a quien los posee, ya sea pecuniarios o corporativos. Dentro de los valores que se pueden vender en el mercado, existen las acciones y los títulos de deuda. Las empresas que venden estos valores en la Bolsa son llamadas Emisoras (P.E. Telmex, Televisa, Cemex). También es común que encontremos que algunos órganos del gobierno vendan títulos de deuda (Certificados bursátiles, Cetes, Bonos), sobre todo los Gobiernos de los Estados y el Distrito Federal.



¿Cuál es la diferencia entre una acción y un título de deuda?



Imaginemos que una empresa es un pastel, el cual se divide en tantas rebanadas cómo comensales haya. La forma en que las empresas pueden tener varios propietarios, por así decirlo, es dividiéndose en “rebanadas” llamadas “acciones”. Los derechos que otorgan las acciones a sus tenedores son diversos, desde derechos corporativos (votar en asambleas y decidir sobre los asuntos de la empresa) hasta derechos patrimoniales (pagos de dividendos). Las acciones son consideradas valores riesgosos que no aseguran al tenedor un rendimiento y éstas son negociadas en el segmento de Capitales dentro del mercado.



Un título de deuda es aquel que emite una empresa o una entidad del gobierno, mediante el cual se consigna una obligación a cargo de la Emisora en favor de su tenedor. Es decir, la empresa emite por ejemplo un pagaré, lo pone a la venta y el público interesado lo compra (generalmente a $100 cada uno), sabiendo que la emisora le va a pagar un porcentaje extra (interés) en un periodo determinado (por ejemplo a 10 años dándole el 35% de rendimiento, o sea $135) Los títulos de deuda siempre ofrecen una ganancia, no son tan especulativos como las acciones y se negocian en el segmento de Deuda del mercado



¿Cómo funciona la Bolsa de Valores



Es muy común escuchar en las noticias que el principal indicador de la Bolsa de Valores bajó o subió y quedo en tantos puntos, obteniendo una variación de tanto por ciento, lo mismo con Nasdaq o con la Bolsa de Nueva York. Estas cifras no se refieren en sí a las Bolsas, si no a uno de sus índices.



El principal índice de la BMV se llama IPC (Índice de Precios y Cotizaciones). Es una muestra de ciertas empresas (generalmente las más activas en el mercado) de las cuales se toma el precio de sus acciones (por ejemplo Telmex: $18.50 C/Acción) y se monitorea diario. El precio de las acciones sube o baja dependiendo de la información de la empresa durante el día. Por ejemplo, si Televisa compró un canal en Honduras, sus acciones subirán considerablemente y será más caro comprarlas.



La lógica en el mercado de capitales es comprar una acción barata para venderla cara. La ganancia viene cuando uno compró una acción en $15 y la vendió en $18, las pérdidas se manejan en el mismo estilo.



Literalmente la Bolsa, no es más que un mercado, dónde existen quienes quieren adquirir un producto y existe quien los está vendiendo; yo necesito fruta, voy al mercado y la compro, si yo tengo fruta y necesito dinero voy al mercado a venderla, los precios de la fruta dependerán de la época del año o las condiciones de la cosecha o la dificultad para conseguirla, lo mismo ocurre en el mercado de valores.



¿Cómo se invierte en la Bolsa?



Para invertir dinero en la Bolsa, es indispensable cumplir ciertos requisitos. En primer lugar, es necesario acudir a una casa de bolsa, (generalmente el servicio lo ofrecen los grupos financieros cómo Bancomer, Banamex, HSBC, aunque es posible encontrar casas de bolsa no incorporadas a un grupo financiero) ahí se apertura una cuenta y se le hace un perfil al cliente dependiendo de sus intereses o los riesgos que está dispuesto a tomar al hacer una inversión. Una vez elaborado su perfil, el cliente gira las instrucciones necesarias para invertir en los valores que él especifique o bien le permite a la casa de bolsa actuar a su discreción para invertir en lo que el asesor considere conveniente.



Uno de los medios más fáciles para acceder a valores negociados en la Bolsa, es a través de los denominados Fondos de Inversión, los cuales usan el dinero de sus clientes para invertir en los llamados portafolios, los cuales, dependiendo del perfil del cliente, diversifican sus riesgos, pudiendo ser inversiones conservadoras o arriesgadas. De acuerdo al riesgo es la ganancia. Imaginemos que el portafolio tiene una “panza”, en la cual, el cliente pone los valores en los que desea invertir.



En base a lo que se explicó anteriormente, los portafolios moderados estarán integrados por instrumentos de deuda en su mayoría, mientras que los arriesgados, contarán mayormente con Acciones en su “panza”.







¿Es recomendable invertir en la Bolsa?



Sí, siempre y cuando se haga con prudencia y se cuente con los recursos “extra” que requiere hacerlo. No se debe invertir el patrimonio de la familia, ni se debe arriesgar el dinero si existen otras necesidades prioritarias.



Sin embargo existe algo más importante que nos debe hacer reflexionar antes de pensar en invertir dinero en la Bolsa. Recordemos que Alá el Altísimo, nos prohibió en El Corán la usura, esto es, el cobro indebido de intereses. La usura se considera una ganancia ilícita sobre algo intangible, por lo cual, resultaría por lo menos motivo de duda, la inversión en instrumentos de deuda sobre todo, es decir, ¿compraríamos un pagaré por cien pesos para recibir 150 al final del préstamo? ¿Estaríamos obteniendo un lucro indebido o un precio justo por la devaluación del dinero con el paso del tiempo?



En el caso de las acciones existen también motivos para analizar bien nuestras determinaciones, toda vez que el adquirir parte de una empresa es perfectamente lícito, disfrutar de las ganancias que ésta genere también lo es, pero si nuestro principal objetivo es especular, estaríamos cayendo en algo muy parecido a una apuesta e incurriríamos en prácticas prohibidas o no deseables dentro de la conducta islámica.



¿Cómo funciona entonces el Sistema Financiero en el mundo Islámico?



La Sha’riah, basándose en el Corán y la Sunna del Profeta Muhammad (Que la Paz y las Bendiciones de Alá sean con él), rige cada uno de los aspectos de la vida de los musulmanes, incluyendo los asuntos financieros.



El Sistema Financiero Islámico atiende las mismas necesidades que el sistema capitalista corriente o global. Existen bancos que prestan los servicios comunes como aperturas de cuenta, fondos de ahorro, fondos de inversión, préstamos, etc., con la salvedad de que no existe el cobro de intereses fijos y se prohíben las prácticas de especulación.



Dentro del primer aspecto (la ausencia de interés fijo por parte del capital) encontramos un gran beneficio, que se traduce en la eliminación de la usura, y este a su vez, acarrea otro gran beneficio consigo, que se asume como el freno a la especulación dentro del mundo financiero. La especulación dentro de las prácticas financieras es muy parecida a una apuesta riesgosa, la cual puede traer una ganancia monetaria importante, o bien la ruina económica de quien la practica.



Si conjuntamos los dos aspectos encontraremos que dentro del sistema financiero islámico no existen las tasas de interés tales como las encontramos en México y por lo tanto las cuentas de crédito no son susceptibles de éstas, en pocas palabras, si un sujeto obtiene un crédito de un banco, su adeudo no se verá afectado por los cambios en las tasas crediticias, ni siquiera tendrá que pagar al banco un interés fijo derivado del préstamo.



El perfil de un banco islámico es mucho más amigable con el cliente. Digamos que el banco es el gran administrador del dinero del musulmán y un auxiliar en sus inversiones. Supongamos que necesitamos dinero para abrir un negocio, en el sistema islámico, el banco actúa como socio del inversionista y asumiría en cierta medida el riesgo conjunto del mismo, usando su propio esfuerzo y capital y procurando la creación, administración e impulso del negocio. En este caso, el banco se vuelve cotitular de los bienes y no sólo un prestamista, pero al asumir derechos también carga con los riesgos y las obligaciones que el negocio en cuestión genere.



En un sistema financiero común, el banco otorgará un crédito a un sujeto, y le cobrará una tasa anual sobre éste, independientemente de que el sujeto gane o pierda en su negocio, e incluso, puede gravar su propiedad y tomarla para sí en caso de que el deudor no cubra con sus obligaciones, sin embargo en este caso el banco jamás asume un riesgo, ni asesora al inversionista ni procura el impulso del negocio, simplemente su ganancia está en el cobro de intereses, que además, resulta excesivo en la mayoría de los casos.



Ejemplificando



Yo soy dueño de un restaurante, pero necesito ampliarlo debido a que me ha ido bien, gracias a Dios. Al lado de mi negocio hay un conjunto de locales vacíos que me interesa comprar para lograr la ampliación de mi negocio, así que acudo a un banco para solicitar un crédito. El banco y yo le compramos al propietario de los locales al precio que él fije, por lo tanto las escrituras estarían a nombre mío y del banco. Resulta que el vendedor fijó un precio de 10 millones de pesos, yo solo tenía 3, así que el banco puso 7 millones. Yo soy dueño del 30% del local y el banco del 70%, pero el banco y yo celebramos un contrato en el cual yo le pago una cantidad mensual y poco a poco, yo voy adquiriendo ese 70% que no me pertenece.



Durante el primer mes, el banco es beneficiario del 70% de las ganancias o bien tendrá que asumir el 70% de las pérdidas, pero para el segundo mes, su porcentaje será menor, tanto de las pérdidas como de las ganancias, es decir, durante la época de mayor riesgo para mi local, el banco asumirá mayormente los riesgos y poco a poco yo tendré mayores ganancias. Al final del crédito yo seré propietario de todo el local y mientras el banco se beneficio de las ganancias de mi restaurante, pero me ayudó con las deudas y soportó conmigo las perdidas. No hubo usura, ni ganancias ilícitas.



¿Eso pasa con las inversiones, pero, qué pasa con los ahorros?



Cuando abrimos una cuenta de ahorro en un banco, sabemos que nuestra ganancia estará en los intereses que nuestro propio dinero genere, es decir, el banco nos paga un pequeño porcentaje, por tener nuestro dinero en sus arcas. Esto es motivo de discusión, ya que volvemos al tema de la generación espontanea de riqueza.



Para evitar dudas o cuestionamientos sobre este asunto, nuevamente el islam nos muestra la solución y el sistema financiero islámico resuelve sin problemas. Cuando se abre una cuenta de ahorro en un banco o en un fondo de inversión islámicos, se les autoriza a éstos para que realicen inversiones seguras en los sectores productivos de la región, y los beneficios que se obtengan de dichas inversiones, se le entregarán al cuentahabiente, a este sistema se le conoce como “Circuitos Financieros. Cabe aclarar que aquí el banco cobra un porcentaje por gastos de administración (generalmente un 10% sobre las ganancias).



El banco crea un “pool” con todos los fondos de los ahorradores, e invierte en diversas actividades financieras, (nuevamente se crea una sociedad entre el banco y los ahorradores) y al final del plazo, el banco toma una parte de las ganancias y le entrega el resto a los ahorradores de acuerdo al principal que ellos invirtieron inicialmente.



Bolsas de Valores Islámicas y Prohibiciones



Una vez que entendemos cómo es el entorno financiero islámico, podemos deducir que las bolsas de valores funcionan en base a todas estas reglas, al igual que en México, funcionan como el local para contactar la oferta y la demanda, pero a la vez emiten una serie de reglas para evitar la especulación y el pago de intereses. La ganancia de los inversionistas radica en lo bien que marchen las empresas en las que invirtieron, pudiendo incluso vender a un precio justo sus acciones en caso de necesitarlo. Para el caso de adquirir un título de deuda, el inversionista recibirá el dinero que prestó, más un porcentaje que cubra la devaluación del dinero y un pequeño incentivo por el préstamo en algunos casos. Este sistema es mucho más justo para el inversionista y para el deudor.



Además de los tecnicismos y los riesgos ocultos que implican las inversiones en valores, es necesario recordar la prohibición de realizar operaciones relacionadas con actividades o productos ilícitos, por ejemplo la compra y venta de bebidas alcohólicas, tabaco y sus derivados, productos derivados del cerdo, la pornografía, la prostitución, los casinos, etc.



La adquisición de valores de empresas relacionadas con estos negocios implican una falta grave a las prácticas islámicas, de hecho en las bolsas de valores islámicas, estas empresas ni siquiera pueden listarse, y por lo tanto sus valores no pueden ser negociados en bolsa.



Conclusiones



La prohibición a cobrar intereses en un préstamo de acuerdo a la Shar’iah, propició una revolución en los sistemas financieros de entonces y lo sigue haciendo hasta hoy, pues ante épocas de crisis, grandes bancos y grupos financieros en el mundo se han preguntado cómo hacer para paliar estos difíciles momentos. Después de muchos estudios, han decidido adoptar los métodos islámicos aplicado en economías corrientes, por ejemplo HSBC, Citigroup, BNP Paribas y Deutsche Bank cuentan con divisiones islámicas y sus modelos comunes, copian cada vez más este sistema que, como todo lo relacionado con el Islam, tiende a expandirse.



En el sistema financiero islámico cuando un banco otorga un préstamo, se crea una relación reciproca y una pequeña sociedad comercial en la que el banco pone el dinero y el cliente su habilidad comercial o empresarial. El banco no cobra intereses por el préstamo y comparte los riesgos y las ganancias con el cliente, desarrollando un papel más de socio que de prestamista. Esta figura está contenida en los contratos conocidos como Musharakah o Mudarabah.



Recordemos que no debemos esperar una ganancia dónde no debe haberla, y mucho menos debemos aprovecharnos de la necesidad de los demás para obtener un lucro indebido; seamos prudentes a la hora de invertir pero sobre todo seamos justos si nos toca dar un préstamo. Alá, el Altísimo, nos dio su guía en el Corán aun respecto de estos asuntos mundanos, de los que no debemos volvernos esclavos, no debemos actuar más allá de lo prescrito ni innovar respecto de estos asuntos como de ningún otro.



Espero, con la ayuda de Alá que la presente sea una pequeña guía y haya ayudado aunque sea un poco a resolver algunas dudas y arrojar un poco de claridad sobre el tema.

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