lunes, 28 de febrero de 2011

los asesinos del Mossad en las sombras

Los servicios secretos de Israel reflejan la idiosincrasia del pueblo de Israel, y hemos dicho el pueblo, no el estado. El pueblo judío ha dado, proporcionalmente a su población, una cantidad de espías muy superior a la de cualquier otro grupo étnico de la tierra. Esto es una incontestable verdad.

Existe un documento, fechado el 21 de Noviembre de 1489 en el que el Príncipe del Sanedrín, con sede en Constantinopla, ordena a sus congéneres de Provenza (Francia), que se hagan notarios, médicos, abogados, y así sabrán secretos de sus clientes gentiles y les tendrán a su merced, Eduard Drumont denunciaba lo mismo siglos más tarde, la gran cantidad de mayordomos, institutrices, criados y consejeros hebreos en las familias de Francia.

El espionaje y las operaciones clandestinas son, y siempre han sido, una especialidad del moderno estado de Israel, ninguna otra nación en la historia ha dependido con tal magnitud de sus servicios secretos ni los ha utilizado con tanta dureza y eficacia.

Mientras el sionismo internacional presionaba tanto a la ONU en conjunto como a los países formantes por separado para el reconocimiento del estado de Israel, miles de judíos invadían Tierra Santa, poblada en un 93 % por árabes, repartiéndose el 7 restante en turcos, europeos y judíos. A las autoridades inglesas se les impuso el terrorismo del Irgun Zavai Lemui.

La historia oficial dice que los palestinos vendieron en masa sus tierras a los inmigrantes judíos y que el posterior voto de la ONU no es más que el reconocimiento a ese hecho.

La realidad es que los árabes fueron echados de Palestina, después de usar el terrorismo contra ellos, contra los ingleses, contra la propia ONU e incluso contra la Cruz Roja Internacional.

El Irgún tenía agentes infiltrados en los mandos políticos y militares coloniales ingleses, lo que facilitaba que los soldados ingleses cayesen en una emboscada con otra, que fueran de matanza en matanza. La prensa británica, que estaba en las manos de los de siempre explotaba descaradamente esas matanzas, causando malestar en una población que aún no se había recuperado de la II Guerra Mundial, uno de los mayores montajes periodísticos fue la publicación de la fotografía de dos soldados ingleses ahorcados en Nathanya por el Stern, y no nos referimos a montaje en su acepción de falso, sino por la forma en que la fotografía - auténtica - sirvió para la manipulación del pueblo británico.

El asco del pueblo inglés llegó a su límite con ocasión del atentado del Hotel King David, de El Cairo, en donde a causas de la tremenda explosión murió Lord Moyne, gobernador general de Oriente medio, junto con 95 personas más, incluidos judíos, árabes y el cónsul español de la zona.

No tardaron en abandonar Palestina los ejércitos británicos, cayendo la zona en poder del Stern, cuyo jefe, un tal Menachem Beghin, lanzó una cruel ofensiva contra los palestinos, apoyado por las grandes fortunas del capital mundial.

Deir Yassim fue su primer objetivo, un pueblo de las afueras de Jerusalén, el 9 de Abril de 1948, aprovechando que la población masculina recolectaba frutas en Jerusalén, destruyó el pueblo, acuchillando a los pocos hombres en edad de luchar y a todos los niños y mujeres. La Cruz Roja Internacional encontró 254 víctimas y sólo seis supervivientes aunque heridos de gravedad entre ellos una niña de seis años.

El pueblo de Deir Yassim nunca había manifestado hostilidad alguna, simplemente se trató del terror para mostrar al resto de aldeas lo que les esperaba si no abandonaban su tierra. Los responsables de esas y otras matanzas, una vez proclamado el estado de Israel pasaron a dirigirlo.

El Mossad es hoy por hoy el mejor servicio secreto del mundo, actúa exclusivamente en razón de SUS DERECHOS como pueblo elegido. Dependen del Mossad otros dos servicios: el Rekesh y la organización Wieshental.

El primero capta armamento y tecnología de guerra por todo el mundo, el segundo se dedica a capturar criminales de guerra para organizar campañas de prensa favorables al sionismo con las que sacar dinero al mundo (la última la del oro nazi en Suiza que les ha reportado miles de millones de francos suizos) y denunciar a grupos neonazis, patrióticos o a historiadores revisionistas, aunque sean comunistas como Garaudy, judíos como Butz o marroquíes como el general Ahmed de Radio Islam.

En sus primeros años el Mossad solo tenía oficinas en Ginebra y París, hoy las tiene en casi todo el mundo, aparte de los agentes irregulares de sus embajadas y consulados, como ocurre con cualquier servicio secreto.

En 1950, domicilios de judíos que vivían en Bagdad fueron destruidos por bombas de sicarios del Mossad, que además hicieron fotografías a los siniestros y las enviaron a los periódicos de todo el mundo que están en manos de los de siempre, montándose una campaña periodística mundial anti Irakí, los desmentidos del gobierno Irakí no hallaron eco en los medios de comunicación, las compañías de seguros indemnizaron abundantemente a los judíos afectados, consiguiendo los tres objetivos: dinero, desprestigio de Irak y la emigración masiva de cientos de hebreos a Israel convencidos de que en Irak tampoco estaban seguros.

Según las normas de la gran Prensa Mundial, los sicarios del Mossad son luchadores por la libertad y los palestinos terroristas. Este standard moldea a la opinión pública mundial, que no deja de ser bombardeada con la excusa del Holocausto y lo mal que los han pasado los hebreos desde 1492 hasta hoy, de tal forma que la visión de la realidad deja mucho que desear si es mirada a través del prisma de los actuales medios de comunicación y las agencias mundiales de noticias.

Los sicarios del Mossad atentaron con toda clase de explosivos, y en general por todos los medios, contra árabes, y no sólo palestinos, cuando lo juzgaron conveniente para sus intereses. Por citar solo algunos de los casos más conocidos de ejecutados sin ser terroristas:

Ghassan Kanafani, editor y novelista palestino, murió junto con su sobrina de 16 años al estallar su coche en 1972.

Amis Sayegh, tras volver de Los Angeles en donde dió una conferencia denunciando el terror sionista, perdió la vista y los dedos al explotarle una carta bomba.

Bassam Sharif, escritor, muerto por otro paquete bomba.
En Abril de 1973, atentado en una playa del Líbano contra líderes de la OLP, dió como resultado la muerte de los tres palestinos, más cuatro civiles libaneses, tres turistas sirios, un italiano y 29 personas más heridas.

Mohammad Shaath, un palestino que trabajaba de contable en Los Angeles edita un libro contando sus penalidades en Israel y como tuvo que exiliarse le estalló una bomba en su casa que le dejó muy grave, dejando a su hijo pequeño sin piernas.

Mustafa Awad Zair, primo de Yasser Arafat refugiado en Libia paralítico por una carta bomba.

Omar Suffan, representante de la Media Luna Roja (Cruz Roja) exiliado en Estocolmo (Suecia) pierde los dedos por la explosión de otra carta bomba.

El líder de los estudiantes palestinos en la Universidad de Copenhague (Dinamarca), pierde un brazo en 1972 a causa de otra carta bomba.

El doctor irakí Bassel Kuwaissi, asesinado en París de un tiro en la nuca (1973).

Incluso el mayor asesino de América, Harry Truman, responsable del genocidio de más de 300.000 japoneses en Hiroshima y Nagasaki (sin contar los miles de afectados de generaciones posteriores), que apadrinó más que nadie la creación del estado de Israel y con su influencia arrastró a muchos países al reconocimiento del mismo, fue destinatario de una carta bomba, tal como afirma su hija en su biografía, causándole heridas a su secretario personal, la carta llegó en 1947 hasta la misma Casa Blanca y la subsiguiente investigación del FBI demostró que los autores eran miembros del Stern. El motivo parece que fue el enfado de los sionistas al pedir Truman que los palestinos tuvieran derecho de voto en el Estado Judío, lógicamente, el sionismo le recordó quien manda en el mundo.

El más cruento de los atentados aéreos se produjo el 21 de Febrero de 1973, cuando un Boeing 727 de las Líneas Aéreas Libias fue derribado por cazas israelíes sobre la península del Sinaí, muriendo 113 personas. La versión oficial aludía a una violación del espacio aéreo de Israel. La realidad, denunciada por un ex-agente del Instituto, es que el Mossad se había enterado de que el líder del Frente por la Liberación de Palestina, Ahmed el Choukeiri viajaba en el avión, aunque a última hora, por una grave enfermedad de su hija decidió quedarse en Trípoli.

Al llegar Nasser a la presidencia de Egipto, uno de sus primeros objetivos fue mejorar las relaciones con EEUU. Los norteamericanos concedieron un crédito de 50 millones de dólares a Egipto, se prometió ayuda técnica y económica para la construcción de la presa de Assuán. Además, los EEUU presionaron al Reino Unido para que retirara sus fuerzas militares del Canal de Suez, lo que a Israel no convenía para lo cuál envió a sus sicarios, se produjeron atentados a técnicos y comerciantes de EEUU por una lado, por el otro se difundía entre la población egipcia rumores de abusos, violaciones y toda clase de delitos cometidos por americanos e ingleses, en una política de enfrentar a las dos sociedades. El segundo paso fueron dos bombas colocadas en las estanterías de las bibliotecas americanas de El Cairo y Alejandría, destruyéndolas por completo así como otros atentados explosivos contra el teatro Metro Goldwyn Mayer de El Cairo.

El tercer paso fue una gigantesca campaña de la prensa norteamericana contra los criminales egipcios que terminó con la suspensión de toda clase de ayudas. Varios comandos del Mossad fueron detenidos, y aunque la mayoría de agentes pudo huir, hubo varios condenados a cadena perpetua, encima de todo las condenas de agentes del Mossad, en vez de servir de prueba para demostrar la inocencia del gobierno egipcio, fue presentado por la gran prensa como una intolerable muestra de antisemitismo.


Una vez retirada la ayuda de EEUU, el Mossad dirigió sus acciones a los científicos independientes que colaboraban en el desarrollo de Egipto (Operación Damocles), la mayoría alemanes recibieron amenazas de represalias contra sus familias en Alemania (país dicho de paso totalmente colonizado por el sionismo y donde los agentes del Mossad son casi tan intocables a nivel judicial como en Israel) así como paquetes bomba.

La operación Cólera de Dios, concebida en 1972 consistió en una lista de 1000 palestinos, que según los analistas al ser eliminados dejarían para siempre descabezada la respuesta palestina, los hechos demostraron que no fue así, pues aunque se asesinó a muchos señalados en la lista negra (no a todos los 1000), los campos de refugiados palestinos seguían dando luchadores a los que se unían árabes de todo el mundo, lo que determinó el fracaso de la operación.

La que si tuvo un gran éxito fue la provocación para ocupar el Líbano por tropas israelíes el 5 de Junio de 1982: el Mossad conocía perfectamente las diferencias, que podían derivar en enconados odios y en una guerra civil dentro de la fragmentada sociedad libanesa.

El Mossad maquinó un asesinato provocación: se informó a Meruan Yucef Mahmud, amigo de Abu Nidal; el más radical dirigente de la OLP, de que el embajador de Israel en Londres, Shlomo Argov, asistiría una conferencia en Beirut. Abu Nidal, que no esperaba la trampa (ni Meruan, convencido de que la noticia provenía de sus hombres y no del servicio secreto judío ni mucho menos el embajador) preparó el atentado.

El embajador acudió a la conferencia con su chofer y tres guardaespaldas, agentes del Mossad, que a la salida del local desaparecieron, momento en que aprovecharon los palestinos para asesinar a Shlomo Argov. Toda la prensa mundial destacó a toda columna el salvaje atentado, y al mismo tiempo, la invasión del Líbano por el ejército de Israel, una hora y media después del atentado. A nadie pareció sorprenderle que se pudiera improvisar una invasión en tan poco tiempo.


Al constatar los éxitos del Mossad, hay que tener en cuenta que a mediados de los años 50 la CIA, por órdenes directas de la Casa Blanca, que no gustaron a los servicios secretos USA, inició un programa de intercambio de información con los servicios secretos israelíes. Más adelante la CIA puso a disposición del Mossad sus más avanzadas tecnologías.

Es la única vez en la historia de la humanidad que servicios secretos de dos estados soberanos (es un chiste lo de soberanos) trabajen conjuntamente y que el del país teóricamente más fuerte (EEUU) ceda, regale, done, tecnología al de otro menor (Israel), si entre grupos del mismo país como son el FBI, la CIA o la agencia contra la droga, DEA hay tensiones, ocultamiento de información y rivalidades que a veces termina por paralizar investigaciones, que no puede haber entre agencias de dos países.

Resulta evidente la enorme fuerza del Sionismo, que además desprecia a sus socios norteamericanos, como ocurrió con el Liberty, el buque espía norteamericano. Sus movimientos eran controlados por la NSA, el servicio de inteligencia de la Marina en colaboración con la CIA. El armamento del barco era ridículo, sólo cuatro ametralladoras. Por contra disponía de los más modernos ingenios electrónicos de escucha, decodificación, traducción y todo lo relativo a la inteligencia de guerra. El barco espía tenía ordenes de estacionarse en aguas internacionales, frente a las costas de la península del Sinaí. Allí interceptaría los mensajes radiados de ambos contendientes (egipcios e israelíes) para en caso necesario, informar a la VI Flota por si era necesaria su intervención.

Ambos ejércitos permanecían alerta frente a frente, en sus respectivas fronteras, la ONU intentaba llegar a un acuerdo de paz. La misión del Liberty también incluía enterarse de quien abría primero fuego. Inesperadamente, tres Mirage israelíes atacaron al indefenso barco con fuego de ametralladora, mientras dos lanchas torpederas le alcanzaban con tres impactos. El Liberty envío el consabido mensaje de socorro May day, que fue captado por el portaaviones Little Rock, situado a 200 millas de distancia, y también por los atacantes que se retiraron al saber de la llegada de ayuda. Al cabo de los 39 minutos que duró el ataque, el Liberty era una ruina flotante, escorado a estribor, con más de 800 impactos. Hubieron 34 muertos y 164 heridos graves, entre ellos el Capitán Mc Conagle. El entramado electrónico de escuchas quedó arrasado, los restos del Liberty fueron remolcados hasta Malta.


Los israelíes se excusaron alegando que habían confundido el Liberty con el navío egipcio El Quseir, algo poco creíble pues el buque egipcio pesaba 2500 toneladas, además el Liberty enarbolaba las banderas EEUU reglamentarias (2m y medio por metro y medio) bien visibles para los pilotos judíos que se acercaban hasta cien metros de cubierta para ametrallar, y también visible para las lanchas torpederas, y era en fin increíble que el Mossad no supiera de la existencia del barco allí. La investigación norteamericana posterior, llegó (o le hicieron llegar) a la conclusión de que todo fue un error, aceptándose las excusas del gobierno de Israel.

Según el testimonio de cuatro autores israelíes el objetivo del ataque fue destruir las pruebas de que la Guerra de los Seis Días fue iniciada por Israel, los servicios secretos hebreos comprendieron que el Liberty pondría de manifiesto que estaban preparando una guerra de agresión contra Jordania y contra Egipto. Los grandes medios de comunicación, en manos de los de siempre, primero lo presentaron como una agresión egipcia al Sinaí, mientras que Jordania, según la prensa, esperaba agazapada. La victoria en la guerra culminó con la conquista de Gaza, el Sinaí y Cisjordania.

Si alguien duda de quien manda en EEUU ya no le debe quedar ninguna. El caso del Liberty no fue el único, en1990, el ex agente del Mossad, Victor Ostrovsky logra refugio en Canadá, lo que aprovechó para denunciar en un polémico libro las maquinaciones del Instituto no ya con sus enemigos, sino contra sus supuestos amigos.

Son dos casos en que el Mossad pudo haber avisado a la CIA para salvar vidas americanas y sin embargo no lo hizo. El primero se remonta a 1982 con la invasión del Líbano y la matanza en el campo de refugiados de Shatila, donde murieron más de 500 personas, la mayoría mujeres y niños, la población habitual de un campo de refugiados. Esto determinó a Reagan, a pesar de la oposición de sus amos sionistas, a enviar 1200 soldados, mientras la ONU enviaba 1560 paracaidistas franceses y 1200 infantes italianos.


Los agentes del Mossad descubrieron un garaje en el que se estaba acondicionando un vehículo de grandes proporciones (en el Beirut de los coches bomba era fundamental controlar las actividades de los garajes), y que además era frecuentado por miembros de Septiembre Negro y terroristas chiitas.

Para el verano, los agentes del Mossad ya sabían que se estaba acondicionando un gran camión Mercedes para un atentado, por las proporciones del vehículo, el único objetivo posible era el cuartel norteamericano. La cuestión era si se les avisaba o no, los agentes consultaron con la central de Tel Aviv, cuyo director de entonces, Isaac Admony, decidió que no se le avisara ni al cuartel ni a la CIA, según Ostrovsky, Admony dijo: Nosotros no vamos a proteger a los americanos. No obstante, todas las instalaciones judías en Beirut fueron advertidas del camión bomba.

A las 6.20 de la mañana del 23 de Octubre de 1983, un gran camión Mercedes se acercó al aeropuerto de Beirut girando luego a la izquierda. El camión, conducido por un kamikaze chií, se estrelló contra el edificio de cuatro plantas, causando 241 muertes. Tres minutos después otro camión bomba causaba 58 muertes en el cuartel Bir Hason, de las fuerzas armadas francesas.

El motivo del silencio del Mossad al no avisar a sus ¿aliados?, no fue otro que el de envenenar las relaciones entre americanos y árabes. La actitud de los altos mandos del Mossad la resume Ostrovsky en esta frase: Los americanos quisieron meter las narices en este embrollo libanés: pues bien, que paguen el precio.

El segundo caso se refiere al rapto de Buckley, en marzo de 1984. Buckley, oficialmente funcionario de la embajada de EEUU en Beirut, era en realidad el máximo responsable de la CIA en Oriente Medio. Un día es secuestrado por chiíes, torturado, asesinado, siendo arrojado su cadáver dentro de un coche en marcha contra la puerta de su domicilio.

Los agentes del nivel de Buckley son considerados de una importancia capital porque poseen mucha información que de ser extraída puede significar la muerte para otros agentes operando en todo el mundo. La Jihad Islámica se hizo responsable del asesinato. Bill Casey, entonces director de la CIA y amigo personal de Buckley, estaba tan ansioso de salvarle que consiguió un grupo especial del FBI especialista en secuestros.


El Mossad sólo cooperó facilitando pistas falsas. Casey, por su cuenta y riesgo reunió dinero para pagar un posible rescate y nuevamente se pidió ayuda al Mossad, el embajador norteamericano se dirigió al primer ministro judío Simón Peres, el cuál dijo a sus servicios secretos que ayudaran en lo que pudieran. Faltaron a su palabra y en semanas siguientes, varios agentes de la CIA fueron cayendo asesinados por comandos árabes sin que el bien informado Mossad actuara.

El Mossad es más que un organismo al servicio de Israel: es un organismo de Israel, en el sentido de que sirve a los intereses del sionismo mundial, lo que aclara el desprecio hacia el asunto Buckley.


El estado de Israel es un caso atípico en la historia de la humanidad. Theodore Herzl, padre del sionismo mundial, propone para patria de los judíos tres lugares: Uganda, Patagonia y Palestina. En un principio la Patagonia pareció tener más aceptación e incluso diversos multimillonarios judíos favorecieron la puesta en marcha del plan Andinia, pero luego, el descubrimiento de petróleo y los acontecimientos de principio de siglo hizo ver que Palestina era, con mucho, la mejor alternativa, así, los primeros sionistas, los Rothschild, Montefiore, Kahn, Loeb, Kuhn, Frankfurter, Brandeis, etc., empezaron a presionar a los gobiernos europeos y al norteamericano (de los cuales eran prácticamente dueños por medio de sus gigantescas fortunas controlando los puntos vitales de sus sociedades) para la creación de un hogar judío en Palestina.


Alguien ha dicho que el Sionismo consiste en que los judíos ricos, con el dinero de los gentiles, mandan a los judíos pobres a Palestina a expoliar a los árabes. La afirmación es superflua, pues el Sionismo es un complejo financiero - político que domina el mundo e influye poderosamente en todas las sociedades, ya sean las del primer mundo (EEUU y Europa ) como las del tercero. La realidad es que los multimillonarios judíos sólo van al estado de Israel de visita, pero residen en Occidente, lo hacen en sus viviendas en Beverly Hills, Miami, el Sixieme Arrondisement de París o cualquier barrio super lujoso de cualquier ciudad del mundo.

La organización del Mossad, no sólo ha colaborado con la CIA, sino que incluso lo ha hecho con la KGB, e incluso cuenta con el apoyo de las numerosas entidades judías que, más o menos abiertamente, existen en todo el mundo. Una de ellas es B´Nai B´rith.
El B´Nai B´rith, que significa Hijos de la Alianza, y que ha sido el verdadero motor de presión en la destrucción de la Librería Europa, fue fundada el uno de Octubre de 1843 en Nueva York, por once hebreos emigrados desde Alemania: Era, por su estructura y funcionamiento, una secta masónica reservada exclusivamente reservada a personas de etnia judía. Sólo se admite la afiliación de individuos de sexo masculino y elevada posición económica y social. Ocho años después de su fundación ya disponían de suficiente poder como para hacer al gobierno de EEUU que anulara un tratado comercial con Suiza por que algunos cantones suizos no daban la ciudadanía a los judíos el siglo pasado.

El B’Nai B’rith tras abrir logias en las principales ciudades de EEUU se extiende por Europa, y en la actualidad es, oficialmente, miembro consultor del Consejo de Europa, de la ONU, de la UNESCO y de la Organización de Estados Americanos. En 1913, el B’ Nai B’ rith funda la famosa Liga Antidifamatoria que ejerce un riguroso control de cualquier actividad, colectivo que los hebreos consideran contrarios a sus intereses. De la Liga Antidifamatoria surgiría a su vez la LICRA, Liga Internacional Contra el Racismo y el Antisemitismo, más implantada en Europa, sobre todo en Francia.

Todas esas organizaciones, de implantación mundial, cooperan con el Mossad al igual que lo hacen los innumerables lobbys que en los EEUU actúan ante los órganos de gobierno de ese país. El más importante de todos es el AIPAC (Comité de Asuntos Públicos Americano - Israelíes) que mensualmente manda su revista a cada uno de sus miembros en el parlamento informándoles sobre las necesidades de los ciudadanos americanos de etnia judía, por otra parte el AIPAC representa oficialmente a todas las organizaciones judías de los EEUU ante el parlamento.


La revista norteamericana The Phoenix, especializada en paramilitares, terrorismo y espionaje, describe la actuación de los fontaneros del Mossad, los sicarios entrenados para el asesinato y el sabotaje, que forman parte del mundo oscuro y a la vez romántico y novelesco, de todos los servicios secretos.

Las escuadras de terroristas del Mossad operan del siguiente modo: cada equipo se divide en grupos cuyos códigos son Aleph, Beth, Heth, Ayin y Qoph. La ejecución es cometida por el grupo Aleph. Beth se compone de pistoleros que actúan como protectores y escoltas, abriendo acceso a Aleph y protegiendo su huida una vez el atentado ha sido realizado. Heth proporciona cobertura protectora, alquila coches, apartamentos, soborna a quien sea preciso y en general se dedica a preparar la estancia de los otros dos grupos en el lugar del atentado. Ayin estudia a la víctima o el lugar destinado a su destrucción semanas e incluso meses antes del acto. Qoph se ocupa de las comunicaciones y enlaces. Estos grupos están autorizados a emplear los servicios diplomáticos de Israel y la compañía pública El Al. Las ejecuciones las ordena la llamada COMISION, encabezada por el Primer Ministro, el jefe de las fuerzas armadas y el director general del Mossad.

Además el Instituto cuenta con la importante ayuda de los Sayanim (asistentes), los cuales deben ser racialmente judíos 100 %. Viven en el extranjero y aunque no sean ciudadanos israelíes, muchos son contactados a través de sus parientes en Israel. A un israelí con un pariente en Inglaterra, por ejemplo, el Mossad le puede pedir que escriba una carta diciendo que el portador de la misma representa a una organización benéfica consistente en ayudar a la comunidad hebrea para ocultar su condición de espía.

Hay miles de Sayanim en todo el mundo, 2000 están en activo y otros 5000 en reserva. Desempeñan funciones muy variadas, un Sayanim que, por ejemplo, dirige un negocio de alquiler de coches en Las Vegas (EEUU), puede ayudar al Mossad a alquilar un vehículo a altas horas de la noche sin tener que presentar la necesaria documentación, la casa de otro Sayanim en Berlín puede servir de alojamiento a un comando, un banquero Sayanim puede proporcionar dinero al Mossad si lo necesita en plena noche, un doctor Sayanim puede curar una herida de bala sin denunciar el hecho a la policía, y así podríamos poner mil ejemplos más. Los Sayanim son el mejor comodín para los fontaneros del Mossad.

Estos equipos de fontaneros, sólo actúan después de haber recibido detallada información por parte de la inteligencia judía. Al disponer el Mossad de fondos ilimitados además consigue sobornar a individuos muy próximos, incluso parientes de sus futuras víctimas. Así consiguió asesinar en Malta a fathi Shlaki, líder de la Jihad Islámica.


El Mossad no hace nada para negar sus responsabilidades, e incluso el resultado de sus acciones, cuando es positivo, llega a trascender a los medios de comunicación, ya que les sirve como advertencia ante sus enemigos, es parte del poder de disuasión y en todo caso la prensa mundial jamás los califica como asesinos, siempre como vengadores y defensores del pueblo que tanto ha sufrido.

Tras la muerte de 11 deportistas israelíes en la Olimpiada de Munich de 1972, por orden de la Primera Ministra Golda Meier, el Mossad mató en diez meses a 13 activistas de Septiembre negro. Entre los asesinados figura el camarero marroquí Ahmed Bashakia, residente en Lillehammer (Noruega) sin ninguna vinculación terrorista, pero al que los agentes judíos confundieron con Ali Hasan Salame, jefe de Septiembre Negro, el cuál resultaría muerto en un tiroteo en la Gran Vía de Madrid, acción en la que pereció también el agente israelí Baruch Cohen por disparos de la policía española.

La mayoría de los asesinatos suelen ser realizados por jóvenes agentes que llegan en motos llevando pistolas con silenciador, en alguna capital europea o Mediterránea neutral, ya que en un país árabe es más complicada la huida y se ejecutan de un modo más estudiado.

Ese es el caso de Octubre de 1985, la inteligencia israelí descubre que la base del estado mayor de la OLP se encuentra en la capital de Túnez, en vez de preparar una acción de comando, es el ejército el que envía varios cazas para bombardear un país neutral (aunque de mayoría islámica), causando numerosas muertes civiles tunecinas y dejando prácticamente intacta la estructura de la OLP.

Un francotirador tuvo, meses después, en el punto de mira a Yasser Arafat, pero recibió ordenes de no disparar.


En junio de 1992, es asesinado el jefe de seguridad de la OLP, Ali Besiso, a la salida del hotel Le Meridien, en París.

Otros palestinos murieron al explotar bombas en sus casas.


Según Ostrovsky en el superordenador del Mossad figuran más de un millón y medio de datos, y con la ayuda de un ordenador mapa conocen la localización de cada líder de las organizaciones, terroristas o no, palestinas y también de individuos y organizaciones que Israel considera contrarias a sus intereses, y no sólo de enemigos (neonazis, revisionistas o integristas islámicos), también de amigos que pueden dejar de serlo.

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