sábado, 19 de marzo de 2011

Japón; SER MUSULMAN LA SOLUCION AL FIN DEL MUNDO

Japón; SER MUSULMAN LA SOLUCION AL FIN DEL MUNDO

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A las 2:46 de la tarde del viernes 11 de marzo la costa del noreste de Japón fue el epicentro de uno de los cuatro terremotos más violentos desde que se miden los movimientos sísmicos. Con una magnitud de 9.0, según la última revisión del USGS de Estados Unidos, la energía liberada en las costas japonesas es el equivalente a 25.000 bombas atómicas como la de Hiroshima, explotando al mismo tiempo en el mismo lugar… La tierra se tomó 400 años para acumular toda esa energía en las placas que se mueven en el Pacífico japonés y el efecto fue devastador.
Ese fue el primer desastre. Muchos edificios en Sendai, Yamagata, Fukushima y otras localidades de Honshu quedaron en ruinas o con serios daños. Los japoneses, preparados como nadie para actuar durante la crisis desatada tras un terremoto, sabían que no todo terminaba con el ultimo remezón y evacuaron. Pero el epicentro fue tan cercano a la costa y tan violento que las olas llegaron muy rápido, demasiado rápido.
No todos pudieron escapar del tsunami.

El segundo desastre comenzaba…Las olas negras arrasaron con todo a su paso. Un tsunami de proporciones apocalípticas fue seguido en vivo en todo el planeta. ¿Qué más se puede agregar? Absolutamente nada. Por primera vez fuimos testigos de una catástrofe de esta magnitud, en vivo. Una imagen vale más que mil palabras. Y una imagen en vivo de una catástrofe como esta lo dice todo. Hasta el momento no hay una cifra de muertos, tal vez 10.000 o muchos más, y millones sin hogar. Todo el país, el tercero más rico y avanzado del mundo, está en shock y paralizado.

Pero el dolor se mezcla con el temor por el tercer desastre…Los ojos del mundo están puestos a esta hora en Fukushima donde se acrecienta la posibilidad de un desastre nuclear. Una fuga de radiactividad mayor que la de Chernobyl se está gestando en los reactores de la central nuclear de Fukushima. El personal del cuarto reactor fue evacuado porque los niveles de radiactividad son tan altos que es muy peligroso seguir en el lugar. A esta hora unos 50 trabajadores del la planta de Fukushima son heroes que están sacrificando sus propias vidas, exponiéndose a altísimos niveles de radiación, cientos de veces superior al mínimo que puede soportar el cuerpo humano.Tienen una sola misión: tratar de enfriar 4 de los 6 reactores que almacenan unas 600 toneladas de combustible nuclear. Sin electricidad para bombear y enfriar agua y evitar que la temperatura donde se produce la fusión nuclear, los reactores, salga de control y produzca más explosiones. A esta hora sigue escapando humo blanco, aparentemente vapor de al menos dos de los reactores. Aviones y helicópteros dejan caer líquido sobre los reactores. Si todos los esfuerzos fracasan y las gigantescas piletas que cubren de agua a los reactores donde se produce la fusión quedan al descubierto la temperatura será tan alta que los reactores 3 y 4 llegarán al punto de fuga de radiactividad letal a la atmósfera afectando quién sabe para cuántas personas en Japón y allá donde el viento lleve las nubes radiactivas por el planeta.

Es una explicación demasiado simple para una tecnología que hoy más que nunca resulta tan complicada de controlar en situación de emergencia. La unica esperanza es restablecer el suministro de energía eléctrica en la planta para poder llenar las piletas y enfriar el agua que cubre las barras de uranio en el corazón del reactor. Si bien la producción de energía a partir de la fusión nuclear es segura, tiene un margen de error muy pequeño. Ese margen separa a la luz, que usted enciende sin problemas en su casa, de una catástrofe.

Esos 50 hombres y mujeres en Fukushima, que tal vez jamás conoceremos, han puesto sus vidas en riesgo para que Japón y el mundo no sufran un desastre nuclear. Ojalá que lo logren. Son verdaderos heroes.Y mientras todos esperamos que puedan controlar y enfriar los reactores en Fukushima, otro desastre comienza a golpear Japón.

Es el cuarto, irrelevante ante tanta devastación y peligro, pero con efectos tan costosos como el tsunami: el desastre económico La bolsa de Tokio cayó más de 12 puntos. La incertidumbre sacude los cimientos de la economía nipona. Falta energía, escasean agua, alimentos y combustible. Las plantas productoras de automóviles han suspendido casi todas sus operaciones para ahorrar energía. Varios países están comenzando a evacuar a sus ciudadanos que voluntariamente quieran abandonar Japón. Si la radiación que está fugándose de Fukushima aumenta y llega a la cadena alimenticia, millones de japoneses no tendrán que comer, el mundo no comprará sus productos porque estarán contaminados, nadie podrá ir al noreste de Japón, nadie podrá salir.

Los japoneses, especialmente en el norte, están en peligro. Chernobyl hasta hoy sigue siendo el peor desastre nuclear y aunque es diferente en cuanto a las características del accidente, es similar en sus consecuencias. Desde 1986 aumentó quinientas veces el cáncer de tiroides entre adultos y niños en las inmediaciones de Chernobyl. 25 años después todavía no se puede cultivar ningún alimento en la zona afectada. El norte de Japón es una zona agrícola con importantes centros urbanos, escapar de los efectos de la radiación es un desafío de proporciones inimaginables por el momento y las consecuencias catastróficas. Si los seis reactores quedan fuera de control y se derriten las vainas metálicas que encapsulan el uranio, toneladas de material radioactivo quedarán diseminadas en forma de vapor en una vasta zona. El norte de Japón podría quedar reducido a menos que basura, tierra arrasada, inhabitable por siglos. Miles, tal vez millones de personas tendrán una alta incidencia de padecer cáncer, enfermades respiratorias y de la piel y problemas degenerativos para los niños que nazcan de mujeres contaminadas con radiación.

Estos son los cuatro desastres de Japón. Una catástrofe que deja expuestos la vulnerabilidad y fragilidad de la especie humana, aun con todos los avances que hemos logrado. Y Japón era uno de los países donde se esperaba un gran terremoto.

En Los Angeles, California saben que no es cuestión de si ocurrirá o no, sino cuándo... EL BIG ONE, EL GRAN TERREMOTO

La costa oeste de Estados Unidos está dentro del anillo de fuego que rodea el Pacífico. Se estima que hace 200 o 300 años se está acumulando energía al sur de la falla de San Andrés, (the San Andres fault), una de las más activas del mundo. Allí, sobre la falla de San Andrés, construyeron dos plantas nucleares similares y tan viejas como la de Fukushima, con tecnología que hoy bien puede ser considerada obsoleta. Siete millones de personas viven en las inmediaciones de una de ellas en San Onofre cerca de Los Angeles. Para quienes conozcan Los Angeles sabrán que un terremoto de 9.0 o más es sólo cuestión de tiempo. Nadie habla de lo que puede ocurrir, tal vez ahora empiecen a hacerlo, pero todos saben que el riesgo es alto y aumenta con el correr de los años. En los siete años que viví en Los Angeles sentí varios temblores, incluso el terremoto de Northridge……y pensaba como todos “este es, ahora llegó el peor”, “llego el big one” y cuando deja de temblar se espera por un rato que llegue el gran terremoto. Si ocurre en tierra, como en Northridge, la destrucción será enorme. Si ocurre en el mar cerca de la costa un tsunami podría arrasar con una vasta zona del Westside hasta Long Beach y tal vez San Diego, zonas densamente pobladas e industrializadas y con una central nuclear. Unos 20 millones de personas viven en el sur de California, cerca de la mitad en la zona costera o a merced de un tsunami. El sur de California, me consta, no está preparado como los japoneses para evacuar rápidamente las zonas pobladas de la costa o las cercanas a la central nuclear de San Onofre.

Japón es un desastre y una luz de alarma para otras grandes ciudades del mundo en las costas del Pacífico y no puedo dejar de pensar en Los Angeles donde la tierra ha permanecido en relativa calma por los ultimos 200 o 300 años.

La poca lógica que se puede aplicar en esta materia nos deja una sola conclusión: es sólo cuestión de tiempo y ese tiempo se ha vencido, hace rato. Es hora que las autoridades comiencen a preparar planes de evacuación y de emergencia nuclear mientras esperan el Big One, el gran terremoto en el sur de California.Tantos queridos amigos tengo en mi segunda casa, Los Angeles, y casi todos viven muy cerca de la costa y cuando pienso en Sendai y Fukushima solo puedo llamarlos y decirles, “¡Múdense al Valle de San Fernando!” al otro lado de los cerros donde se levanta arrogante e imponente el cartel de Hollywood, no esperen más porque la tierra no avisa antes de destruir.

PARA NO OLVIDAR

Desde 2004 hemos conocido lo peor de la furia del planeta. El 26 de diciembre de 2004 el terremoto del Océano Indico, de magnitud 9.1, generó un tsunami en todas direcciones que arrasó las costas de 14 países. Al final de ese día unas 150.000 personas murieron. El total de decesos trepó con los días a casi 228.000 y 1,7 millones de desplazados.

El USGS (el Servicio Geológico de Estados Unidos) estima que la energía que liberó la fricción entre la placa de la India y la placa de Burma es la equivalente a unas 26.000 bombas atómicas como la de Hiroshima.

Haití. 12 de Enero de 2010. El país más pobre del continente sufrió el peor terremoto de su historia. De magnitud 7.0 redujo gran parte de Puerto Príncipe a escombros. La fricción entre la placa del Caribe y la de Norte América liberó la energía acumulada por más de dos siglos. Es como si unas 25 bombas como la de Hiroshima explotaron al mismo tiempo bajo los pies de los hatitianos a pocos kilómetros de la capital. Un año después, el gobierno haitiano acaba de elevar la estimación de muertos de 250.000 a 315.000 y 1,3 millones de desplazados o sin hogar.

REFLEXION

Hay quienes creen que las catástrofes son castigos de Dios, pero no es asì, el planeta es activo, siempre lo fue. Es más, la comunidad científica cree que, desde su formación, la Tierra y el sol van en camino de ser cada vez menos violentos. Mientras tanto la población mundial aumenta en forma acelerada con hacinamiento en zonas de alto riesgo. Si un curioso sube a la boca de un volcán esperando la erupción es posible que haya un muerto. Pero si escalan mil, es posible que sean mil los desaparecidos. Eso pasa hoy con el Hombre en el planeta. El poder de la Tierra nos supera tantas veces como el tamaño de un ser humano con relación al mundo. Asi de pequeños e ingenuos somos. Dios es inocente, No es cuestión de ver salir el sol sino de llegar a ver el atardecer.Ser musulman la solucion !ALAH AKBAR! DIOS ES GRANDE

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