martes, 31 de mayo de 2011

Historia ¿objetiva?
el redactor de la famosa entrada sobre Francisco Franco, se niegue a emplear la palabra 'dictadura'? ¿Cuáles son los límites de los conceptos de neutralidad, objetividad y compromiso político? ¿Está la historiografía española tocada por rencores políticos y de clan?

Son las preguntas del momento, al calor de la pelea por las entradas de Franco, Azaña, Aznar, Negrín y similares. El historiador Antonio Elorza, catedrático de la Universidad Complutense, y la editora Berenice Galaz (La Esfera de los Libros) reflexionan para ELMUNDO.es.

"El fallo es de la Academia, que ha inclumplido su obligación de revisar los textos y en la atribución de los artículos. Luis Suárez es un historiador solvente, con una obra importante, pero ¿qué relato de Franco iba a hacer él, si es el presidente de la Fundación Francisco Franco? Claro, le ha salido un Franco que es inaceptable para casi todos. Su elección ha sido un error impresentable, porque la Academia ha escogido mal, ni siquiera ha ido a la excelencia, porque tanto Viñas y Preston desde la izquierda, como Fusi desde el centro derecha habrían podido hacer unos 'francos' excelentes... O en el caso de la entrada de Carrillo. Su redactor [Luis Arranz] es un antiguo pupilo mío que, por entonces, era un carrillista obsesivo y ahora... pues ya lo puede ver".

Al habla, Antonio Elorza. "Los encargos se han hecho de una manera arbitraria. La Academia ha hecho de Juan Palomo, como hace todo el mundo: hacer las atribuciones a los amigotes. La diferencia es que la Academia lo ha hecho con dinero público, no con el dinero de una editorial privada".

¿De lo que se deduce que la historiografía española es una contienda política sin rigor científico? Sí pero no. No, "porque existen certidumbres compartidas por todos los historiadores a nivel académico. Otra cosa son los historiadores no profesionales", responde Elorza. Sí, porque "esto, a veces, parece la foto de Trotsky, que cuando te quieres dar cuenta, te han borrado".

Por cierto: César Vidal, uno de los historiadores no académicos a los que se debe de referir Elorza, ha manifestado a ELMUNDO.es que está encantado con el 'Diccionario biográfico', porque "demuestra que el emperador está desnudo", en alusión a lo que el llama "historiografía oficial".

No es biología

Siguiente pregunta: ¿cuándo se convierten las opiniones de los historiadores en fobias, actos de mala fe, mentiras...? Berenice Galaz, de La Esfera de los Libros (sello que forma parte del grupo Unidad Editorial, al que también pertenece EL MUNDO) toma el relevo: "Nosotros partimos del hecho de que la Historia no es una ciencia positiva, de que los historiadores hacen sus análisis en función de los datos que tienen y toman una dirección u otra. Creemos en que la subjetividad es legítima y creemos que el editor tiene que saber cuál es el análisis que le va a hacer".

O sea: algo parecido a lo que dice Elorza. "Luis Suárez es un historiador de prestigio reconocido, que tiene sus líneas de análisis y que a partir de ellas llegó a su texto sobre Franco. El problema no es ése, es otro: conociéndolo, ¿es Luis Suárez la persona más apropiada para escribir la entrada de Franco en un 'Diccionario Biográfico' de la Real Academia? Pues, quizá, no".

Galaz pone los límites de la subjetividad historiográfica en el insulto y en la mentira. "Son las cosas que no queremos aceptar en los textos. Pero, en la práctica, no se dan... Los historiadores, por muy equivocados que nos parezcan, no obran de mala fe, simplemente llegan a sus conclusiones y están convencidos de lo que dicen".

¿Y lo de las camarillas? Galaz cree que es algo peor que camarillas. Es algo institucionalizado: "Lo peor es que las Comunidades Autónomas hacen su Historia, y todas para empequeñecer el mundo. Es como si a los niños madrileños les enseñaran el Manzanares pero no el Ebro... Pues eso ocurre en la Historia".

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