viernes, 3 de junio de 2011

Pirámide Cahokia

Pirámide Cahokia

Otro desconcertante hallazgo, la pirámide-túmulo de Cahokia, Estados Unidos: Ya no es tan enigmático que sigan reportándose hallazgos y evidencias de que nuestros antepasados sabían mucho más de lo que hemos podido descifrar; la diferencia en este caso, es que un personaje con el reconocimiento público que aún tiene, el Presidente Thomas Jefferson, no solo en su tiempo tuvo noticia de ello, sino que fue uno de los entusiastas promotores e investigadores de este específico caso, que desafortunadamente, también entró al salón de los asuntos de estado destinados al olvido. No podía ser, que cuestiones sabidas en las escuelas esotéticas de la Europa medieval y pos-renacentista, también fueran conocidas por los nativos de América quizá desde ciento y hasta miles de años atrás. Leed este artículo en sus tres aspectos, el último de los cuales es una hipótesis de este servidor.

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MONTÍCULOS INDÍGENAS DE AMÉRICA DEL NORTE
http://www.temakel.com/mundomitmnorteamerica.htm

Aguila en Georgia sólo visible desde el aire.
Al pensar en los indios de Norteamérica siempre regresamos a algunas imágenes arquetípicas: el indio montado en su caballo, sosteniendo su rifle mientras plasma en su rostro un gesto digno y desafiante; y, cerca, la pradera, el búfalo y la tienda. Sin embargo, la diversidad de etnias y costumbres en América del Norte es vasta y compleja. Algunos de estos pueblos, fundamentalmente los que habitaron en el sudeste de EEUU, construyeron notables montículos con finalidades rituales y funerarias. En el caso Cahokia, ciudad del antiguo Mississippi, se halla Monje, la mayor construcción en tierra del mundo: con 305 m de longitud, 213 de anchura y 30 de altura, comprende una superficie de 5,7 ha que excede la base de la Gran Pirámide de Egipto. También es esencial el montículo de la Serpiente, en el condado de Adams, Ohio. Un ondulante terraplén de casi un metro de altura alberga la anatomía de una serpiente de 405 m de longitud y que aún mantiene su boca abierta, como si se aprestara a engullir un huevo. Algunos de los montículos, vistos desde la altura, muestran la imagen de algún animal (mamíferos, pájaros, reptiles). Curiosamente, Thomas Jefferson fue uno de sus primeros exploradores. En este momento de Mundo Mítico y arqueología de Temakel, nos acercamos a antiguas construcciones indias, señales todavía presentes de un llameante fervor espiritual.

E.I

LOS MONTÍCULOS INDÍGENAS DE AMÉRICA DEL NORTE
Thomas Jefferson, estadounidense, redactor de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, fue también pionero de la arqueología como disciplina científica. En 1781 escribió: "No conozco nada que pueda llamarse un monumento indio... a excepción, desde luego, de los montículos que se encuentran en múltiples lugares del país.." A continuación, los describía como "de diferentes tamaños, algunos construidos con tierra y otros con piedras. Es evidente que se utilizaron para enterrar a los muertos; pero existen grandes lagunas acerca del momento concreto en que se construyeron".

Cerca de su residencia de Monticello, Virginia, el propio Jefferson investigó un montículo de forma ovoide, con base de unos 12,2 m y una altura de 1,5. Sus excavaciones revelaron que los agricultores modernos habían arrancado árboles de buen tamaño y retirado más de 005 metros de tierra de la parte superior del montículo. Al excavar en las diversas capas del mismo, Jefferson encontró unos mil esqueletos, algunos amontonados en desorden bajo la tierra, y otros -los más antiguos -estratificados.

¿Fueron los creadores de estos montículos los primeros americanos? Tal era la opinión de Jefferson que suponía que habían llegado de Asia por la ruta del norte. Y más de cien años después de su muerte, se demostró que Jefferson tenía razón; pero no logró averiguar quién construyó los montículos, y cuándo. Y tampoco llegó a sospechar el enorme número y difusión de los mismos.

El gran montículo de la Serpiente
Los montículos de piedra están localizados principalmente en los valles de los ríos Ohio y Mississippi. Muchos de ellos tenían forma de pirámide, pero los más extraordinarios están moldeados cual animales: serpiente;, águilas, zorros, osos, alces, bisontes y, también, algunos seres humanos. Estos montículos con efigie, únicos en el mundo, muestran una notable característica que encierra un misterio: al igual que las líneas de Nazca, sólo pueden ser apreciados adecuadamente desde el aire.

El más célebre de todos los montículos con efigie es el grande de la Serpiente, en el condado de Adams, Ohio. A 46 m sobre el nivel del mar, un sinuoso terraplén de casi un metro de altura reproduce el cuerpo de una serpiente junto a un pequeño arroyo llamado Bush Creek. La serpiente, que se remonta al siglo I aC, mide 405 m de longitud y tiene la boca abierta, en actitud de comerse un huevo. No se han descubierto huesos ni utensilios, sino huellas del modo en que se definieron los primeros contornos de la serpiente con piedras, para después construirla con arcilla acarreada de un valle inferior.

Los arqueólogos ignoran todavía el origen de la construcción y el significado de la serpiente. Pero es dable encontrar ciertas pautas en mitologías y cosmologías de otras zonas del mundo, en las que la serpiente aparece asociada con frecuencia a las propiedades vivificadoras del agua. En las leyendas amerindias, la Serpiente de Cuernos representa el poder fecundador del agua, en tanto que, para los aztecas mexicanos, la Serpiente Emplumada simbolizaba no sólo el Sol, sino también la lluvia y la tormenta. El gran montículo de la Serpiente podría representar la importantísima unión de tierra y agua, que propendía a la germinación de los cultos y la regeneración de la tierra.

¿Cuál fue el primer pueblo de los montículos?
El gran montículo de la Serpiente es la principal obra que nos ha llegado de los adena, que prosperaron en el valle del río Ohio y se cuentan entre los primeros cultivadores de maíz en América. Gran parte de lo que sabemos de ellos se debe a los miles de montículos funerarios que construyeron durante la segunda mitad del primer milenio aC. En el interior de los mismos instalaron tumbas rectangulares para los cuerpos y los utensilios que se enterraban con ellos, como pipas de piedra talladas con formas humanas y animales, tablillas de piedra con dibujos o diseños abstractos, y objetos de cobre batido.

Los orígenes del pueblo adena son poco precisos. Muchos de los huesos encontrados en sus montículos estaban pintados de ocre rojo, una costumbre que ya se practicaban 2.450 años aC en Red Lake, estado de Nueva York. Sin embargo, los braquicéfalos adena practicaban también la deformación craneana, entablillando el cráneo de los recién nacidos con el fin de obtener frentes muy altas y aplastadas. Esta práctica parece indicar que eran de origen centroamericano, pues los cráneos comparables más cercanos fueron hallado en lugares cercanos a la moderna ciudad de México.

El culto a los muertos
Al parecer, hubo un segundo grupo de constructores de montículos, los indios hopewell, que continuaron muchas de las costumbres de los adena. Los hopewell eran dolicocéfalos, físicamente distintos de los adena, y seguramente ocuparon el territorio de éstos en los valles del Ohio y el Illinois, donde practicaron una versión más suntuosa de su cultura. También entablillaban el cráneo de los recién nacidos, pero desarrollaron a su manera la tradición de los montículos funerarios, construyendo túmulos mucho más grandes y complicados.

Los montículos de los hopewell constituyen la prueba de un complicado culto a los muertos. En sitios especialmente nivelados se construían grandes casas mortuorias de madera; las de mayor tamaño carecían de tejado y partían simples estacadas. En el interior de estos recintos se incineraba a los difuntos, tras haber separado la carne de los huesos. Sólo a una élite privilegiada se la enterraba intacta, tendiéndose sus cadáveres en pisos mortuorios, rodeados de utensilios funerarios de los que tendrían que valerse en el otro mundo.

Los ornamentos prodigados para la nobleza parecen indicar que los hopewell mantenían relaciones comerciales muy amplias. En los montículos se han hallado objetos de cobre batido y armaduras procedentes del lago Superior, dientes de tiburón del golfo de México y cuchillos de obsidiana de Yellowstone. Otros ornamentos encontrados son zarcillos de piedra pulida y pipas de piedra semejantes a las de los alena. Pero lo más llamativo son las largas sartas de perlas de río, acumuladas en grandes cantidades en el montículo de Seip, condado de Ross, Ohio. Y si bien los símbolos de los objetos funerarios hopewell repiten algunos propios de los adena, como la serpiente y las aves de presa, también los hay nuevos, como la esvástica y los discos solares.

En el apogeo de su cultura, entre el 100 aC y el 200 dC, la influencia de los hopewell se extendía desde Ohio e Illinois hasta Indiana, Michigan, Wisconsin, Iowa y Missouri. Pero durante el siglo siguiente declinaron y desaparecieron, tal como había ocurrido anteriormente con los adena. Les sucedió un tercer grupo de constructores de montículos, los creadores de los espectaculares montículos templo.

Los montículos templo de Mississippi
Los creadores de los grandes montículos templo norteamericanos, equivalentes de las pirámides aztecas y mayas, fueron los nativos de la cuenca del Mississippi, que pocas veces los empleaban como cementerio, sino que optaban por instalar en ellos escaleras y rampas, o rematándolos con templos de madera consagrados a sus dioses.

El auge de la cultura del Mississippi, hacia el 700 dc, coincidió aproximadamente con el dominio tolteca en América Central, y muy bien podría constituir una de sus repercusiones. Es indudable que la gran ciudad de Teotihuacán, situada unos 53 km al norte de la ciudad de México, y probablemente saqueada por los toltecas hacia el 650, ejerció una influencia que alcanzó por el norte hasta la ciudad de Cahokia, en Mississippi. Situada frente a San Luis, pero a la otra vera del río, Cahokia adquirió su forma definitiva en los siglos XIII y XIV, y todavía pueden apreciarse sus ruinas en el parque estatal de Cahokia Mounds, Illinois. Era un gran complejo de montículos de cima plana, dispuestos alrededor de plazas rectangulares, donde vivía una población de entre 5.000 y 10.000 personas. Sobre los montículos no sólo se alzaban templos, sino también las residencias de sacerdotes y otras personalidades de importancia. En los campos vecinos se cultivaban judías, maíz y calabazas, y estaban salpicado de aldeas, cada cual con su propio montículo templo. Esta sociedad estaba regida por un rey dios que habitaba en una ciudad ceremonial.

En la planificación de Cahokia parecen haber influido los conceptos centroamericanos sobre el cosmos. Entre su centenar de montículos destaca el del Monje, la mayor construcción en tierra del mundo: con 305 m de longitud, 213 de anchura y 30 de altura, abarca una superficie de 5,7 ha, mayor que la base de la Gran Pirámide de Egipto. Está construido en terrazas, cual un zigurat de Oriente Medio, quizá constituyese un símbolo de la montaña cósmica que vincula al Cielo con la Tierra.

El Gran Sol de los indios natetiez
Cuando los europeos llegaron a América en el siglo XVI, la gran era de los montículos templo había pasado, y desaparecido los habitantes de Mississipi, pero parte de su cultura sobrevivía en las poblaciones indias instaladas en la zona que va desde Alabama y Georgia hasta Wisconsin.

Los principales herederos de esta cultura del Mississippi fueron los indios natchez, que vivían en las riberas del arroyo de Santa Catalina, cerca de Natchez. Cada una de sus siete aldeas contaba con su montículo, pero el centro focal del grupo era el de Esmeralda, de más de once metros de altura.

A los natchez los regía un soberano absoluto al que llamaban Gran Sol, tan sagrado que no podía rozar a una persona, ni siquiera caminar sobre el suelo, salvo que lo hiciera sobre alfombrillas especiales que se extendían para él. Se creía que el Gran Sol, al modo de los reyes dioses de las principales culturas centroamericanas, detentaba el poder de la energía solar.

Pero también los natchez tenían sus días contados. Para los franceses que vivieron entre ellos a finales del siglo XVII y principios del XVIII eran ya un pueblo o en decadencia, quizás a causa de las enfermedades importadas por los europeos, como el sarampión y la viruela. En 1704, el francés De la Vente escribió lo siguiente a su respecto "...en los seis años que llevan bajando por el río, puede darse por seguro que su número ha disminuido en un tercio..." Los propios franceses añadieron el toque final, masacrando a la mayor parte de la población natchez después de una rebelión. Así terminó la era de los constructores de montículos; éstos, a pesar de sus 3.000 años de historia, siguen constituyendo uno de los enigmas arqueológicos de América del Norte. (*)

(*) Fuente: "Los montículos de América del Norte", en Lugares misteriosos, v.I, Atlas de lo extraordinario, Madrid, Ediciones del Prado, 1992, pp.116-118.

http://sorchafaal-en-espanol.blogspot.com/

En lo que sólo puede ser descrito en el más apocalíptico de los términos, la reunión masiva de búhos la semana pasada en la túmulo funerario sagrado de los constructores de la pirámide de Cahokia, muestra claramente que una de las señales antiguas más importantes de “muerte y destrucción masiva” ya le ha sido dada al pueblo de los Estados Unidos y es una “advertencia final” para que todos los preparativos para la supervivencia deben de comenzar ya.

Ahora bien, para comprender completamente el gran significado de esta advertencia uno debe primero de saber que la Pirámide de Cahokia, que se ubica cerca de Collinsville, Illinois justo al oriente de la gran ciudad del Medio Oeste de San Luis, Missouri, es uno de los complejos de pirámides más grandes jamás construidos. En todo el mundo, únicamente las pirámides de Cholula y Teotihuacan en el centro de México sobrepasan en tamaño y en volumen total a la Pirámide Cahokia. Ninguna otra estructura en los Estados Unidos se le ha aproximado en tamaño hasta la construcción de hangares para aeronaves, el Pentágono, y los rascacielos en el siglo 20. La Pirámide de Cahokia es también uno de los únicos 20 Lugares considerados Patrimonio del Mundo en el territorio de los Estados Unidos.

A los constructores de la Pirámide de Cahokia se les llama hoy los Constructores Norteamericanos de Túmulos y cuyas gigantes y antiguas estructuras se pueden encontrar en todas las partes Orientales y Medio Occidentales de los Estados Unidos, más específicamente en el estado de Missouri donde se han descubierto, a la fecha, más de 37,000 de sus túmulos, pero las que Judith Deel, una funcionaria de la Oficina de Preservación Histórica del Estado de Missouri, admite que solo una pequeña parte del total que falta por descubrir.

Las escrituras más completas, aunque no las más exhaustivas, sobre estos constructores Norteamericanos de túmulos fueron plasmadas por el historiador y explorador Francés Antoine-Simon Le Page du Pratz (1695-1775) quien en su “Memorias sobre la Louisiana” escribió las leyendas de estos pueblos y señaló que el sitio funerario de sus ancestros, incluyendo a su “Rey Sol” estaba en el valle de los “17 Túmulos” que ahora se conoce como Condado Dade, Missouri.

En las dos semanas de haberle comprado a Francia esta extensa tierra, el Presidente Jefferson hizo que el Congreso se apropiara de $ 2,500 para una expedición con el fin de descubrir los secretos de este antiguo y misterioso pueblo. A esta se le conoce en la historia como la Expedición Lewis & Clark en honor de Meriwether Lewis y William Clark.

Aunque la expedición Lewis & Clark se le presentó al pueblo Estadounidense como una exploración de las nuevas tierras adquiridas para ellos por el Presidente Jefferson, el verdadero propósito fue revelado en 1825 con la publicación de “Ilustraciones de la Masonería” escrita por William Morgan(1774-1826) debido a lo que fue secuestrado y asesinado de inmediato por divulgarla y encendió uno de los períodos más tempestuosos de la historia Estadounidenses conocida como “El Asunto Morgan” que casi acabó con el gobierno de los Estados Unidos.

Y como testificó William Morgan sobre la Expedición Lewis & Clark, fue el descubrimiento de los “antiguos secretos” de los Constructores Norteamericanos de Túmulos que eran “tan profundos” que el Presidente Jefferson ordenó que el símbolo del “búho” debería ser colocado “por siempre” en la moneda Estadounidense como “advertencia” de que ese “sombrío día llegaría”.

La orden del Presidente Jefferson sigue en vigor hasta este mismo día y el “símbolo del búho” puede verse en todo billete de Dólar como recordatorio para “aquellos que saben” de lo que va a venir.

Tristemente para el pueblo Estadounidense de hoy, es que el Presidente Jefferson siempre buscó protegerlos usando el antiguo conocimiento que había adquirido, no puede decirse lo mismo de aquellos que estuvieron después de él, más específicamente cuando se fundó el tristemente célebre Club Bohemio en 1872 y cuyos miembros, hasta el día de hoy, incluyen a casi todos los más importantes jefes de las corporaciones, bancos, y finanzas Estadounidenses junto con sus más poderosos políticos, incluyendo a los Presidentes, que cada año se reúnen en los bosques de secuoyas rojas de California en un lugar conocido como Huerto Bohemio y veneran la imagen de un búho de 40 pies de alto, en celebración por la destrucción de su país.

En ningún momento de su historia ha estado Estados Unidos tan cerca de su destrucción como lo está actualmente como lo demuestran los reportes de que cientos de búhos se han reunido en el parlamento (aunque los búhos son típicamente solitarios, el sustantivo colectivo gramatical de un grupo de búhos es “parlamento” en el Condado Dade cerca de las “17 Grandes Túmulos” de los “Reyes del Sol”.

Es importante observar que Dade County es el hogar de un total de 17 cumbres y picos de montañas, siendo la más importante la Cumbre Túmulo Bryant que según las antiguas leyendas es donde duerme el primer “Rey Sol” hasta que las “carrozas del cielo” regresen para llevárselo a casa.

Lo más desafortunado, y como lo hemos visto tantas veces antes, esta advertencia que se le está dando al pueblo Estadounidense por este, sin precedentes, Parlamento de Búhos, con toda probabilidad, será ignorada y hasta ridiculizada. Pero ante su propio peligro actúan tan imprudentemente como lo han hecho una y otra vez en toda la historia y comprueba que los animales saben más lo que pasará que la gente, y como lo informa la National Geographic:

“Antes de que gigantescas olas se estrellaran contra las costas de Sri Lanka y de la India hace diez días, los animales salvajes y domésticos parecían saber lo que iba a suceder y huyeron buscando su seguridad.

Según testigos oculares, se dieron los siguientes eventos:

Los elefantes barritaron y corrieron para ganar terrenos más altos
Los perros se negaron a salir a la calle
Los flamingos abandonaron sus áreas bajas de crianza.
Los animales del zoológico se apresuraron a entrar a sus refugios y no se les pudo hacer salir de ningún modo.
La creencia de que los animales salves y domésticos poseen un sexto sentido – y saben con anticipación cuando la tierra va a temblar – ha estado presente por siglos.

Los expertos en la vida salvaje creen que el oído más agudo y otros sentidos podrían hacerlos capaces de sentir la vibración de la Tierra, avisándoles de que se acerca un desastre mucho antes de que los humanos se den cuenta de lo que está pasando”.

Aún hoy en día en el Japón están haciendo caso de las advertencias de los animales preparándolos para lo que está por llegar y como lo informa el The Telegraph:

“El Japón se está preparando después de que docenas del extraño arenque gigante – tradicionalmente el heraldo de un poderoso terremoto – han sido llevadas a la costa por las olas o han caído en las redes de los pescadores.

La aparición de este pez sigue al destructivo terremoto con magnitud de 8.8 en Chile y los temblores del 12 de enero en Haití, que reclamó un estimado de 200,000 vidas.

Un terremoto de magnitud de 6.4 ha azotado también el sur de Taiwán.

Esta erupción de movimientos tectónicos alrededor del “Círculo de Fuego” del Pacífico está haciendo que aumente la preocupación del Japón – el país con más tendencia a sufrir terremotos en el mundo – es el que sigue para un fuerte terremoto.

Esas preocupaciones han sido aumentadas por una aparición inexplicable de un pez que se conoce tradicionalmente como el Mensajero del Palacio del Dios del Mar.”

En cuanto a las catástrofes por venir no las conocemos pero lo que debe de conocerse es que cuando nuestros hermanos animales hablan deberíamos tener la prudencia para escuchar su mensaje y hacer caso de las advertencias que nos dan, especialmente aquellos que traen del pasado hacia nuestras vidas actualmente.

Comentario e hipótesis: (Por Noche Galáctica)
Muy interesante el artículo, además por lo actual dada la leyenda que sobre ello existe. Pues ha sido iniciar a leer el artículo y tener una intuición por las medidas aportadas; por supuesto, en su época, los nativos no conocían el sistema métrico francés, por lo cual, si las medidas fueren significativas como en todo lo maya y tolteca, entonces puede haber un mensaje cifrado en ello; como conozco la Unidad de Medida maya, descubierta hace 30 años por el astro-físico Hugh Harleston en Teotihuacán (1,0594 del sistema francés) entonces convierto las cifras en UTM:

305 / 1,0594 = 287,898810, por tanto, la medida original puede ser 288 UTM.
213 / 1,0594 = 201,05720, por tanto, la medida original pudo ser 201 UTM.
30 / 1,0594 = 28,3179, por tanto, la medida puede ser 28 (con el tiempo, durante siglos, un dosel horizontal por efectos del crecimiento vegetal, tiende a elevarse; si fuera en declive, como los lados de una montaña tendería a erosionarse, pero no es el caso) así que es posible 30 cm de aumento de la altura en casi 700 años.

Al multiplicar las cifras en medida maya resulta lo siguiente:

288 x 201 = 57.888 unidades cuadradas de medida maya (la base del túmulo), a falta de un día para 30 ciclos y medio del planeta Maldek, cuya órbita al sol es de 1.898 días de la tierra, pero que tiene un compromiso con la Humanidad de la tierra, en tanto 1.898 días es exactamente 5,2 años de 365 días y es la medida de tiempo para el ser humano; 10 de estos ciclos es la mayoría de edad espiritual del ser humano (52 años); cuando en maya, una cifra contiene un fraccional, éste indica que hace parte de un ciclo más grande; así que 30,5 indica multiplicación por 2, por 4, o por 8 para obtener un ciclo con cifra entera:
Así que 30,5 x 2 = 61; 30,5 x 4 = 122 y 30,5 x 8 = 244, así entonces:

244 x 1.898 = 463.112 que si se interpretan como días, equivalen a 1.268,8 años que al ser restados de 2.012 (final de la cuenta maya) arroja el año 743,2 d. de Jesús, más o menos la época de toma de Teotihuacán por los Toltecas y en lo sucesivo su incursión en norteamérica como lo dice el artículo.

122 x 1.898 = 231.556 días equivalentes a 634,4 años, que sumados al 743,2 nos da el año 1.377,6, aproximadamente la época hasta la cual llegó la influencia de los constructores de pirámides y túmulos centroamericanos o de antigua procedencia atlante, es decir, comienzan a aparecer cifras históricas coherentes con las leyendas y todo derivado de las medidas de sus construcciones; los antiguos no hacían estas construcciones por el prurito de tener trabajo por hacer, sino que en todo ello había un mensaje codificado, así fue en México, en Egipto, en toda parte y norteamérica no es la excepción.

Ahora: 288 x 201 x 28 = 1' 620.864 que pueden ser días, ya no unidades cúbicas del túmulo, que también lo puede ser, pero el significado es otro. La cuenta maya es de 13 baktunes de 144.000 días, para un total de 1' 872.000 días; al restar las dos cifras, el resultado es 251.136 días, equivalentes a 688 años, los cuales al ser restados del 2.012 arroja el año 1.324, distante 53 años respecto de la cifra obtenida anteriormente de 1.377; pero hay para ello una explicación:

Al multiplicar un rectángulo base por una altura de 28, el resultado es un volumen, que vale si se tratara de un recipiente, pero aquí se trata de un túmulo cuyas paredes laterales necesariamente deben ser oblicuas, como en una pirámide, para poder que tenga estabilidad durante siglos, así que no es un cajón rectilíneo, pues la explanada superior que era la útil, debe ser ligeramente más pequeña que la base cimiento, con lo cual el volumen calculado debe ser menor, pero carecemos de ese dato al menos en este artículo; pero algo que me llama la atención es que la diferencia sea de 53 años, algo muy aproximado a 52, el ciclo humano de 10 órbitas de Maldek.

El extinto planeta Maldek está asociado a dos sellos maya: Serpiente y Mago (jaguar) ambos animalitos nocturnos al igual que el Buho, que representa en maya el cuarto sector zodiacal, al sabio observador en el mundo nocturno, de la noche, la oscuridad; estos arquetipos nos hablan posiblemente de que vendría una época de profunda oscuridad espiritual, que la vida sería puesta en entredicho, su valor menguado, que los chamanes jaguares-videntes serían perseguidos; que los hombres de sabiduría tendrían que observar y callar como el buho a la espera de la época del despertar, cuando los buhos retornarían a los hogares de sus antiguos aliados, en este caso a los túmulos donde yacerían aún sus despojos mortales al final de la cuenta para la cual erigieron esas construcciones con determinadas medidas e incluso orientaciones.

Los atlantes que resultaron refugiándose en Europa a través de Iberia y norte de África, guardaron de alguna manera la misma información, es la razón por la cual, personajes formados en las viejas escuelas de misterios del viejo continente, como Jefferson, al encontrar evidencia de lo mismo en América, de inmediato lo reconocen, aunque se lo guarden como conocimiento esotérico no disponible para el resto de gentes. Así que quien tenga ojos para ver y oídos para escuchar como el buho, que lo haga ahora, porque la noche está terminando y con ella, las señales de los buhos se habrán perdido.

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