jueves, 28 de julio de 2011

los grandes juegos sionistas

Las tesis que defiende Shlomo Sand han mantenido a su libro en las listas de los más vendidos durante un mes.
Shlomo Sand, profesor de Historia de Europa en la Universidad de Tel Aviv, acaba de publicar "Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío", donde cuestiona algunos principios de la historia sionista oficial.

El libro se ha mantenido cuatro semanas en la lista de los más vendidos en Israel, algo que Sand no acaba de entender. A cambio ha tenido pagar el peaje de recibir anónimos donde se le amenaza e insulta, llamándole kelev natzi masria (perro nazi apestoso) y otras lindezas. Sin embargo, no parece muy preocupado. El libro contiene dos tesis que en el pasado tuvieron cierto predicamento, también entre historiadores sionistas, pero que hoy han sido archivadas: que los actuales judíos provienen de pueblos paganos que se convirtieron al judaísmo lejos de Palestina, y por lo tanto no descienden de los antiguos judíos, y que los palestinos árabes son los únicos descendientes de los antiguos judíos.

Decir que el pueblo judío es una invención del siglo XIX parece una provocación.

A finales del XVIII y principios del XIX surgió el nacionalismo, y en la segunda parte del XIX se cimentó la idea del nacionalismo judío. Los franceses sabían que su pueblo existía desde los galos, los alemanes sabían que su pueblo existía desde los teutones, y los judíos empezaron a pensar que eran un pueblo desde el segundo Templo.

Y en su opinión eso no es correcto.

Sostengo que eso es una "invención", de la misma manera que no creo que hubiera un pueblo francés hace 250 años. La mayoría que vivía en el reino francés no sabían que eran franceses, incluso no lo sabían en la primera mitad del siglo XIX.

Sin embargo, los judíos siempre han tenido una identidad.

No creo que haya habido un pueblo judío hasta recientemente. Incluso le diré que ni siquiera pienso que hoy haya un pueblo judío.

¿Por qué?

La Biblia no es un libro histórico, es un libro de teología. Fueron los protestantes, y luego los judíos, los que convirtieron la Biblia en un libro de historia.

¿El pueblo judío es una invención cristiana?

Así es. Pongamos por ejemplo el supuesto exilio judío. El exilio nunca existió. Cuando los romanos destruyeron el Templo en el año 70 de la era cristiana, no expulsaron a los judíos por la fuerza. Los romanos nunca exiliaron a pueblos, algo que sí hicieron los asirios y los babilonios con algunas elites.

¿Cuándo empezó entonces esa versión de la historia?

La historia sionista tomó un mito cristiano del mártir Justino, que fue el primero que dijo, en el siglo III, que Dios había castigado a los judíos con el exilio porque no aceptaron a Jesús. Esa es la primera vez que afirma que los judíos fueron deportados.

Entonces, no hubo deportación...

Es cierto que los romanos no permitieron a los judíos que vivieran en Jerusalén, pero los cristianos crearon la fantasía de que no se les permitió vivir en toda Judea. La raíz del mito del exilio judío es cristiana. Nunca hubo exilio. No hay ningún libro científico que lo diga. En los billetes de 50 shekels se dice que Tito deportó a los judíos, pero es un mito.

Esto va en contra de lo que se dice comúnmente.

Así es, aunque ahora hay historiadores que dicen "Bueno, no hubo exilio pero sí que hubo emigración". Lo cierto es que como los griegos y los fenicios, los judíos viajaron por el Mediterráneo...

¿Acaso no es cierto? En España ya había judíos en aquella época.

Antes de Jesucristo había en Palestina entre medio millón y un millón de judíos. La inmensa mayoría, un noventa por ciento, o quizás un noventa y cinco por ciento, eran campesinos. Los judíos no eran como los fenicios o los griegos, no viajaban tanto como ellos por el mar. La proporción de los que salieron es infinitamente muy pequeña.

¿Incluso después de la destrucción del Templo en el año 70?

Incluso entonces. Lo que ocurrió antes del 70, en el periodo que va de los Macabeos a Adriano, es que el judaísmo comenzó a dispersarse. Atención, el judaísmo fue el que se dispersó, no los judíos. Es cierto que salieron comerciantes y soldados que llevaron consigo la idea monoteísta, pero no fueron muchos. Los Macabeos conquistaron Edom y obligaron por la fuerza a sus habitantes a convertirse al judaísmo. Lo mismo ocurrió en Galilea. Desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo II después de Cristo, el judaísmo fue el primer monoteísmo proselitista.

¿Ocurrió lo mismo en la diáspora?

En el Mediterráneo, a finales del siglo I después de Cristo había cuatro millones de creyentes judíos. Es en ese periodo proselitista cuando el judaísmo se proyecta en el Mediterráneo.

¿Quiere decir que la mayoría de los judíos del Mediterráneo no venían de Palestina?

Efectivamente, la inmensa mayoría no venían de Palestina. Eran conversos. Desde la época de Adriano, en el siglo II, se experimentó una caída drástica del número de judíos porque muchos se convirtieron al cristianismo. De cuatro millones de creyentes judíos se bajó a un millón.

¿Se convirtieron al cristianismo?

Y lo que voy a decir ahora está relacionado con España. A principios del siglo IV se produce la victoria del cristianismo con Constantino y decrece el número de judíos. El judaísmo prevalece sobre todo en Palestina, en Babilonia y en el norte de África. En el norte de África, en el siglo VII, cuando llega el islam, quienes luchan contra el islam son los judíos. Hay una reina judía bereber, Dahia Kahina, que luchó contra los musulmanes. El historiador árabe Ibn Jaldun menciona que en la zona había tribus judías muy populosas. La reina Kahina murió luchando contra los musulmanes en 694. Tariq ibn Ziyad, el conquistador de España en 711, era bereber. Hay muchos testimonios cristianos antiguos que dicen que los conquistadores eran judíos y musulmanes. Muchos judíos se sumaron al ejército musulmán porque padecieron mucho durante los reinos visigodos.

¿Sólo entonces entran los judíos en España de forma masiva?

Me he preguntado a menudo por qué había tantos judíos en España y no en Francia o Italia, por qué había tantos judíos en el lugar geográficamente más alejado de Palestina. Es obvio que hubo algunos soldados y comerciantes que se convirtieron, como en Francia o Italia. Pero, ¿por qué de repente hay tantos judíos en España? Creo que la respuesta se ha de buscar en la conquista bereber de judíos y musulmanes. El conquistador Tariq ibn Ziyad pertenecía a la tribu Nafusa, la misma tribu de la reina Kahina. Si en 711 Tariq ocupó un puesto tan destacado, es muy posible que en 694 fuera un soldado en el ejército judío de Kahina. No puede ser de otra manera. Con gran seguridad Tariq era un judío que se convirtió al islam. Si se leen los testimonios antiguos, se ve que los cristianos acusan conjuntamente a los musulmanes y a los judíos de la conquista de España. Creo que es por eso por lo que el número de judíos en España es tan superior al número de judíos en Francia o Italia.

Entonces, ¿la mayoría de los judíos españoles provenían de los judíos bereberes conversos?

En efecto. Pondré otro ejemplo, el de los judíos de Yemen. También hubo un reino judío en Yemen durante 120 años, a finales del siglo V y principios del VI, una tribu que se había convertido al judaísmo.

Usted menciona también el reino de los jázaros, un pueblo originario de Asia central, que se convirtió al judaísmo.

Con los jázaros ocurre exactamente lo mismo: es el judaísmo, y no los judíos, el que se expande. La masa demográfica más numerosa es la de los jázaros. Es curioso que el sionismo reconoce la importancia de los jázaros hasta 1967, y después deja de ser una tesis legítima.

¿De los jázaros provienen los judíos ashkenazis de Europa?

Así es. Los mongoles expulsaron a los jázaros hacia Europa. No puede ser que los judíos de Polonia vengan de Alemania, porque en Alemania, en los siglos XII y XIII, apenas había unos cientos de judíos, y de ahí no se puede pasar de la noche a la mañana a tres millones de judíos en Polonia, es sencillamente imposible. Los judíos de Polonia, y de otros países de Europa oriental, sólo pueden venir de los jázaros. Todavía en 1961 hay un prestigioso historiador israelí que afirma que los jázaros son los antepasados de los judíos de Europa oriental. Entonces aún se aceptaba que no provenían de Alemania.

Su teoría es que la inmensa mayoría de los judíos de hoy no provienen de Palestina sino de otros pueblos que se convirtieron al judaísmo.

Así es. Pero hay otra cuestión importante: Si no hubo exilio en Palestina, si los romanos no expulsaron a los judíos, ¿qué les ocurrió a los judíos de Palestina? Hay muchos historiadores israelíes, incluidos Yitzhak ben Zvi, el segundo presidente de Israel, o David ben Gurion, que hasta 1929 afirman que los palestinos árabes son los verdaderos descendientes de los judíos. Esta tesis que sostuvieron los mayores sionistas se murió en 1929. Todavía en 1918 Ben Zvi y Ben Gurion escribieron juntos un libro donde se afirma que los palestinos son los auténticos descendientes de los judíos. Sin embargo, decir esto hoy es causa de escándalo.

El sionismo no lo acepta.

Es necesario comprender que hay dos versiones del nacionalismo, una del río Rin hacia Occidente y otra del Rin hacia Oriente. En todas partes se inicia el nacionalismo como un fenómeno racista etnocéntrico, pero en Occidente deriva hacia un movimiento político civil. En cambio, al Oriente del Rin prevalece su carácter etnocéntrico. En las dos partes hay racismo. En Francia, si tienes la nacionalidad francesa eres francés, gracias a los valores republicanos. Pero en Alemania, incluso aunque tengas la nacionalidad no eres necesariamente alemán. En Polonia, desde 1919, si no eres católico no eres polaco. El sionismo nació entre Alemania y Polonia y por eso recibió una forma medio alemana y medio polaca.

Pero un judío es el hijo de una madre judía.

Sí según la ley religiosa, pero para el sionismo el judaísmo es pueblo y nación. No se puede entrar pero tampoco se puede salir. Sólo se puede entrar si te conviertes religiosamente. El sionismo no era religioso pero utilizó la religión porque no disponía de otros instrumentos para delimitar el judaísmo. Mi tesis es que el sionismo asumió los componentes etno-religiosos de los polacos y etno-biológicos de los alemanes y creó una especie de nacionalismo cerrado, que no es político ni civil como fueron los nacionalismos occidentales.

¿Y cuál es su pronóstico de cara al futuro?

Al día de hoy el sionismo conserva su carácter etnoreligioso y creo que eso destruirá el Estado de Israel.

¿Por qué?

El Estado de Israel dice que es el Estado del pueblo judío y que es un Estado democrático y judío, y eso es un oxímoron, una contradicción. Un Estado democrático pertenece a todos sus ciudadanos. Una cuarta parte de los ciudadanos de Israel no son judíos, pero el Estado dice que pertenece sólo a los judíos. Hay leyes que dicen que el Estado es judío, y que el Estado no está abierto a los demás. El sionismo no reconoce a los "israelíes" no judíos y esto no puede continuar. Incluso si Israel sale de los territorios ocupados no habrá calma. Los árabes están viviendo en un Estado que dice que no es de ellos, en cuyo himno nacional se habla del "espíritu judío". ¿Cuánto tiempo puede durar esta situación?

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Gilad Atzmon
Counterpunch


Aunque el número de voces críticas con Israel, el sionismo y el poder judío está creciendo de manera constante, se puede hacer una clara distinción entre los que operan como parte de un discurso y una orientación política clara por un lado, y por el otro los que trascienden y van más allá de cualquier paradigma político dado.
La primera categoría se refiere a los escritores y académicos que actúan "dentro de lo conocido”, que aceptan las medidas restrictivas de un discurso político e intelectual. Un pensador que se mueve dentro de este encuadre, identificará en principio los límites del discurso y luego moldeará sus ideas para que se adapten en consecuencia. La categoría más actual se refiere a un intento intelectual mucho más desafiante e incluye a unos pocos que se encuentran dentro de un área que va más allá de la política, aquellos que desafían a la dictadura de lo “políticamente correcto” o de la ya conocida “línea partidista”. Se refiere a aquellas mentes que piensan “por fuera de lo conocido”. Y realmente son los que, como artistas plásticos, siembran las semillas de un marco conceptual que posibilite un cambio de conciencia.

Lamentablemente, los antisionistas de Occidente, los antiisraelíes, y los que manifiestan un discurso solidario con Palestina están lejos de estar suficientemente empapados intelectual y espiritualmente de los textos esclarecedores. Por muchos años el discurso fracasó en abordar las cuestiones más importantes en relación con el éxito local y global del sionismo y de Israel. Desde hace muchos años hasta ahora muy pocos se han atrevido a cuestionar el papel del lobby judío y la obvia continuidad entre el Estado judío, la cultura judía, la religión judía, y la ideología. Los muchos años de hegemonía de la izquierda en el corazón del discurso de solidaridad con Palestina son parte del problema, pero este hecho se puede explicar fácilmente e, incluso, justificar.

El sionismo nació en el siglo XIX, e igual que otros movimientos políticos emergentes del momento, es evidente que presentaba algunos de los síntomas ideológicos del modernismo. Estaba impulsado por el espíritu de la iluminación. Presentaba un argumento “secular”, coherente y estructural de la autodeterminación judía y su relocalización (2). Era una ideología conducida desde el eurocentrismo modernista, pseudocientífica, de una poética biológica-determinista (3). El sionismo político negoció ampliamente con los imperios más fuertes de ese momento, muchos de ellos, por definición, modernistas. Es razonable asumir que al sionismo, que se manifestó como una ideología modernista, le surgirían otras ideologías oponentes, anticolonialistas y modernistas del mismo siglo XIX, tales como el marxismo, “políticas de la clase obrera”, el materialismo dialéctico, el cosmopolitismo o el pensamiento de izquierda en general.

Sin embargo, a diferencia del pensamiento de la izquierda que está en constante peligro de estancamiento estructural e intelectual, el sionismo demostró ser un movimiento político intrínsecamente dinámico: nunca ha dejado de evolucionar y reinventarse a sí mismo. La historia del sionismo se revela como una historia de claro éxito. En sólo seis décadas, el sionismo cumplió su promesa inicial y fundó el Estado “sólo para judíos”, a expensas de los palestinos. Alcanzó su objetivo inicial, con el apoyo de la mayoría de los países más ricos del mundo y del liderazgo de las superpotencias. En 1967 logró movilizar a toda la judería mundial y transformar a las elites judías en un puño feroz del poder judío. Por entonces el sionismo también había cambiado su curso, en lugar de arrastrar judíos a Palestina, entendieron que Israel realmente se beneficiaría si los judíos de la diáspora se quedaban exactamente donde estaban y ejercían presión sobre sus respectivos gobiernos. Hacia finales del siglo XX, Israel logró transformar el imperio de habla inglesa en una fuerza de choque israelí. En el año 2003 Gran Bretaña y los EE.UU. enviaron a sus hijos e hijas a destruir Irak, el último enemigo feroz de Israel en la región.

Y, sin embargo, en ese momento no había prácticamente ninguna teoría crítica que pudiera arrojar luz sobre el inmenso poder de Israel y de sus grupos de presión dentro del mundo de la política anglo-estadounidense. No había una teoría política que explicara la decisión suicida anglo-estadounidense de ir a librar las guerras ilegales de Israel. También había una notable y sustancial falta de trabajo académico que pudiera arrojar alguna luz sobre el giro repentino dentro de las élites de Occidente contra el Islam y los musulmanes. Ser moderno, eurocéntrico y secular, para la izquierda era difícil, o imposible lidiar con la complejidad del Islam y la ideología judía.

Sin embargo, a diferencia del marxismo, o cualquier otra forma de pensamiento progresista, el sionismo nunca estuvo verdaderamente comprometido con ninguna forma de pensamiento con estructura modernista. El sionismo es sobre todo leal a los judíos y lo que ellos perciben como sus necesidades. La simple verdad es que el sionismo se alejó rápidamente de la modernidad. La verdad más profunda es que el sionismo nunca ha sido realmente un precepto modernista. El sionismo es básicamente una visión al estilo Zelig: pragmática y populista, que se desliza rápidamente por formas metamórficas, encarnaciones y afiliaciones, sólo para encajar en cualquier discurso de que se adapte a sus propósitos. De hecho, el sionismo se enmascaró como una ideología política modernista cuando fue necesario, y de secular y racional cuando estas tendencias eran ampliamente atractivas. Así como también supo desarrollar fácilmente los condimentos religiosos evangelistas ante las perspectivas de que estas transiciones se podrían traducir en el poder.

El sionismo también fue muy rápido para captar las condiciones posmodernas, e incluso se puede argüir que fue el primero en definir estas condiciones. El sionismo se permite ser contradictorio (4), irracional por momentos, emocional y tribal en otras ocasiones. Estos hechos por sí solos pueden explicar por qué la izquierda no logró ofrecer una crítica adecuada del sionismo y de Israel, ya que si el sionismo e Israel pertenecen al tiempo de la posmodernidad, difícilmente se podría esperar alguna visión modernista que proporcione una lectura comprensiva sobre la complejidad de la situación.

Se han visto en los últimos años algunos intentos exitosos para escabullirse de la izquierda tradicional, análisis políticos, materialistas y modernistas del sionismo y de la política israelí. James Petras, John Mearsheimer y Stephen Walt, fueron los primeros en publicar trabajos académicos sobre el inmenso y desastroso impacto del “lobby israelí” (un término políticamente correcto para el poder judío). Hace dos años, Shahid Alam publicó "Israeli Exceptionalism – The Destabilising Logic of Zionism”, (La excepcionalidad de Israel- La lógica desestabilizadora del sionismo, N. de T.), un ensayo académico increíblemente valiente para comprender el papel destructivo del poder judío en los Estados Unidos y demás lugares del mundo. Petras, Mearsheimer, Walt y Alam se movieron por fuera de los conceptos consabidos, sus críticas a Israel, el sionismo y el poder judío no se restringieron a los límites de un partido político o por algún consenso o paradigma político determinado. Al contrario, su trabajo se desprendió de los paradigmas contemporáneos conocidos y reveló un nuevo discurso que ahora toma forma en un extenso estilo de pensamiento, y también proporciona nuevas aplicaciones pragmáticas en la política (5). Como es de esperar, Petras, Mearsheimer y Walt han sido criticados por sectores de la izquierda, y especialmente por destacadas voces judías dentro de la izquierda. Pero ellos se impusieron. La sabiduría y la verdadera comprensión intelectual no pueden reprimirse. A lo sumo, estas voces pueden silenciarse o suprimirse por un corto tiempo, pero siempre regresarán y con mayor rigor.

Esta semana hemos visto la publicación de Eric Walberg "Postmodern Imperialism Geopolitics- And The Great Games" (Clarity Press), una adición sustancial a lo mencionado anteriormente, dentro de la categoría de las nuevas concepciones reveladas.

Walber ofrece en el libro un fascinante viaje histórico con los medios necesarios para dar a conocer la particularidad única de las condiciones posmodernas a las que estamos sujetos. Walberg brinda una amplia exposición de la profundidad de la penetración sionista en el pensamiento occidental y del poder destructivo de las guerras imperiales de Israel.

Con el fin de lograr su objetivo, Walberg establece un modelo histórico. Identifica tres fases cruciales en los asuntos imperiales pasados y recientes: el Gran Juego I (GGI en inglés) se refiere al "imperialismo clásico" con los imperios competiendo por territorios y recursos.

El Gran Juego II (GGII) se refiere mayormente a la Guerra Fría y la alianza de los antiguos imperios occidentales bajo la hegemonía de EE.UU. en un intento de frenar el comunismo y contener su influencia.

El Gran juego III (GGIII) es donde estamos ahora, la fase posmoderna. Se inicia bruscamente con el derrumbe del bloque soviético. Puede describirse en términos generales como el neoconservadurismo con el dominio estadounidense unilateral del mundo a través de la superioridad militar absoluta. Pero esta definición sería engañosa. En realidad nos topamos con la total “israelificación” de Estados Unidos y su dirigencia. En la práctica lo que vemos es la voluntad estadounidense cediendo su poder a un minúsculo Estado judío.

El GGIII es el avance victorioso de Israel, el sionismo y el poder judío. El análisis de Walberg está allí para explicar la reacción descarada de los senadores y congresistas estadounidenses al reciente discurso de Netanyahu. Esto explica por qué Estados Unidos, alguna vez considerado como un líder del mundo libre, está ahora cediendo su poder destructivo al minúsculo Estado. La verdad alarmante es que Israel es ahora un "Imperio y –un- medio", como lo llama Walberg. Tiene, a su disposición a la única superpotencia librando sus guerras por poder y supliendo sus necesidades. Por si no fuera suficiente, EE.UU. no encuentra en sí mismo el poder para liberarse. La dirigencia del único “superpoder” del mundo se encuentra prácticamente secuestrada por un Estado minúsculo y sus grupos de presión que lo apoyan.

Como ocurre con otros textos significativos y esclarecedores, Walberg provee al lector los significados fundamentales necesarios para interceptar la realidad sionizada en la cual vivimos. Quienes leen el libro están capacitados para captar el actual caso Murdoch y el rol de su imperio mediático en el globalizado contexto del sionismo. Hace menos de un año, el magnate de los medios aceptó el Premio de la Liga Judía contra la Difamación. En el año 2003 la red mediática de Murdoch se aglutinó en apoyo de “la guerra contra el terror”. Murdoch debió ser detenido por el gobierno británico o el mismo Parlamento inglés, pero, por lo que parece, todos los últimos gobiernos y los partidos de ese país están siendo fuertemente apoyados por el lobby israelí de Gran Bretaña. Cuando este país se vio arrastrado a la guerra ilegal contra Irak, Tony Blair ofició de tesorero de Lord Levy en la recaudación de fondos.

Walber elabora una esmerada lectura de los distintos elementos que hicieron de Israel “un imperio y –un- medio”. Atrevidamente echa una mirada al interior del judaísmo, examina los trabajos académicos que tratan la compleja relación entre "judíos y el Estado", hace elaboraciones sobre el judaísmo y el sionismo como ideologías, desvela el papel de los oligarcas judíos. Walberg también examina las tácticas y estrategias que Israel y sus partidarios ponen en acción: las guerras globales, el armamento nuclear, el poder silencioso, los líderes de las comunidades (sayanim), los espías y los porteros. Analiza el lobby de Israel y su manipulación de los medios; también da a conocer el papel de algunos elementos judíos dentro de la izquierda cuando socavan el libre discurso y desvían la atención de los verdaderos problemas.

Hacia el final del libro Walberg revela la amarga verdad: Israel es en realidad mucho más independiente que los Estados Unidos, el imperio que le sirve de apoyo: "Despreciando la continuidad de su especial relación con los EE.UU., Israel está jugando un papel cada vez más independiente en todo el mundo –GGIII-, con sus gobiernos, corporaciones y el kosher nostra –a la usanza de la mafia sería: el estilo judío (N. de T.)- trabajando con no importa qué Estados y gestores no estatales dispuestos a tolerar sus mortíferos juegos, venta de armas, contrabando de drogas, la compra de diamantes ensangrentados de África, realizando operaciones encubiertas para derribar gobiernos, asesinar a los opositores, falsificando pasaportes ... Las comunidades de la diáspora y la red de Jabad, que se encuentra en casi todos los rincones del mundo, facilitan su planificado juego, siguiendo por delante de los planes y la tecnología de los EE.UU. a través de su activistas estadounidenses, agentes, espías y el poderoso lobby” (6).

Parece que Israel está muy por delante de Estados Unidos en todos los ámbitos posibles. Si Israel alguna vez fue el “Golem” creado por los “poderes coloniales”, como algunos pensadores izquierda insisten en sugerir, es bastante obvio que el "Golem" se ha vuelto contra su creador. "De acuerdo con la estrategia de supervivencia del pueblo judío a lo largo de la historia", continúa Walberg , "los planes de Israel son más sutiles que las del actual gobernante del imperio estadounidense, ya que si bien no puede aspirar a dominar el mundo directamente, sí puede hacerlo moldeando o subvirtiendo los objetivos y estrategias de sus anfitriones imperiales para lograr su geopolítico "lugar al sol", tanto a través de su diáspora como a través de su propio uso del arte de la política y la subversión, libres de la reacción mundial” (7).

"El imperialismo posmoderno" de Walberg es un texto histórico, escrito en un tiempo crucial, en el momento oportuno. Para Occidente, para Estados Unidos y los estadounidenses ésta puede ser la llamada de atención final. Para Israel, para los israelíes y sus partidarios en todo el mundo, este texto es una alerta roja. Israel necesita con urgencia encontrar la manera de frenar su "entusiasmo expansionista global" antes de que sea demasiado tarde. De hecho, puede que ya sea demasiado tarde.

El último libro de Gilad Atzmon es The Wandering Who

Notas:

(1) La noción de modernidad en este texto se refiere a la cultura intelectual entrelazada con "grandes narrativas", la racionalidad, la iluminación, la coherencia, la ciencia, la secularización, la oposición binaria y factores relacionados.

(2) Los judíos, como todas las demás personas deben tener una tierra propia.

(3) Vamos a examinar la canción de Betar de Zeev Jabotinsky

"Un judío, incluso en situación de pobreza es un príncipe

A pesar de ser un esclavo o un vagabundo.

Usted fue creado por el hijo de un rey,

Coronado con la corona de David,

La corona de la soberbia y la lucha”.

(4) víctima y opresor.

(5) Observar el AIPAC es sin duda un buen ejemplo de lo anterior.

(6) Eric Walberg; "Postmodern Imperialism Geopolitics And The Great Games", Clarity Press, 2011 Pg' 235

(7) Ibid. Pg-235

Fuente: http://www.counterpunch.org/ atzmon07222011.html

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