miércoles, 31 de agosto de 2011

The Beatles No escribian sus canciones??(bilderberg)

The Beatles No escribian sus canciones??(bilderberg)
Entran los Beatles
Los Beatles, que con su apariencia inocente inauguraron la música rock y electrónica moderna, eran más que un mero grupo de rock a principios de la década de 1960. Pero su eclosión no supuso el advenimiento de una rebelión espontánea de los jóvenes contra el viejo sistema social. Si los ponemos en su justo contexto histórico, nos damos cuenta de que formaron parte de un enorme experimento de masas diseñado por el gobierno inglés (y dirigido secretamente desde la División de Guerra Psicológica Británica) paracondicionar culturalmente a la sociedad contemporánea. Se trató de «un extraordinario ejemplo de condicionamiento social para aceptar el cambio, incluso cuando la gran mayoría de la sociedad lo reconoce como un cambio no deseado»20. Fue supervisado porla CIA, por el MI6 británico y por el Instituto Tavistock, «que utilizaron drogas psicodélicas/psicotrópicas extraordinariamente poderosas que alteraban el estado mental»21, además de la información más novedosa que se desprendía de estudios de la conducta humana en relación con la radio y la televisión. En otras palabras, «los Beatles fueron traídos a Estados Unidos como parte de un experimento social que sometería a grandes grupos de población a un lavado de cerebro del que no serían ni siquiera conscientes»22. Este es el fenómeno mundial que más adelante se conocería como «beatlemanía».
Con la excepción de unos pocos hombres taimados y brillantes ocultos en los principales think tanks e instituciones de investigación interrelacionadas con el Tavistock, pocos entendían cómo la llegada de los Beatles a Estados Unidos conllevaría un cambio total de paradigma y provocaría un desastre cultural para toda una generación de estadounidenses. Desde sus orígenes humildes en la década de 1920, tras la Primera Guerra Mundial, el Instituto Tavistock, dirigido por John Rawlings Rees23, evolucionó hasta convertirse en una institución de guerra psicológica de la familia real británica y en la división psiquiátrica de la Inteligencia británica durante la Segunda
Guerra Mundial.24 En la década de 1930, el Tavistock desarrolló una relación simbiótica con el Instituto Frankfurt de Investigación Social. La colaboración entre ambas instituciones punteras dio como resultado una investigación en la cual se analizaba la cultura en la década de 1930 desde un punto de vista neofreudiano. Conforme la Segunda Guerra Mundial se acercaba, la Escuela de Frankfurt, trasladada ahora a Nueva York y puesta así fuera de peligro, coordinó el primer análisis del impacto de un medio de comunicación de masas (la radio) en la cultura. El proyecto se lideró desde Princetown y se conoció como «Proyecto de investigación de la radio»25. Durante el proyecto, tanto el Tavistock como la Escuela de Frankfurt prestaron especial atención a las técnicas de propaganda nazi,
20 John Coleman, Conspirators’ Hierarchy: The Store of the Comité of 300.
21 John Quinn, «The Konformist Magazine», 10 de octubre de 1999.
22 John Coleman, Conspirators’ Hierarchy: The Store of the Comité of 300.
23 «Siguiendo los innovadores estudios sobre las reacciones de los soldados con neurosis de guerra, el
Tavistock aprovechó la experiencia del colapso psicológico en tiempos de guerra para crear teorías sobre
cómo podría inducirse a una crisis nerviosa en ausencia del terror que producía la guerra. El resultado fue
una teoría de «reflejos condicionados», es decir, de lavado de cerebro en masa, que implicaba una
experiencia de grupo que podría usarse para moldear los valores de la gente y, a través de ello, confinar la
comprensión de las asunciones axiomáticas que gobiernan la sociedad a un estrecho y totalitario concepto
del mundo.» L. Wolfe, «Brainwashing: How the British Use the Media for Mass Psychological Warfare»,
en American Almanac, 5 de mayo de 1997.
24 Theodor Adorno, Introduction to the Sociology of Music, Seabury Press, Nueva York, 1976.
25 Michael Minnicino, The New Dark Age: The Frankfurt School and «Political Correctness, Fidelio,
Winter, 1992.

que luego incorporaron a su investigación sobre la conducta humana que, una década después, lanzaría una «importante e irreversible revolución cultural en Estados Unidos»26 en la estela de la invasión de los Beatles a ese país. El nombre con el que se conoció esa invasión fue «Conspiración Acuario». «Los Beatles –escribe el doctor John Coleman– fueron un complot cuidadosamente diseñado por un grupo de conspiradores, que no pudieron ser identificados, para introducir un elemento muy destructivo y disgregador en un gran grupo de población con el objetivo de hacer que cambiase contra su voluntad. Nuevas palabras y frases – preparadas por el Tavistock– fueron introducidas en la sociedad a través de los Beatles. Se generalizó el uso de palabras clave relacionadas con el rock como “guay” y “música pop”, que se convirtieron en un vocabulario camuflado en código, que implicaba la aceptación de las drogas y que llegaba y acompañaba a los Beatles allí a donde iban para ser “descubiertos” por “adolescentes”27, creando un enorme segmento de población
joven disgregado de la masa social y persuadido a través del condicionamiento y la ingeniería social de que los Beatles eran de verdad su grupo favorito. Todas las palabras clave diseñadas en el contexto de la música rock fueron creadas con el objetivo de controlar las mentes de ese nuevo grupo objetivo: la juventud de Estados Unidos.»
Ingeniería mental de Tavistock
Los Beatles no fueron los primeros músicos que crearon el fenómeno de multitudes histéricas y chillonas. Frank Sinatra en el campo de la música y Adolf Hitler en el de la política fueron los pioneros en ese sentido. Crearon en sus seguidores exactamente ese tipo de histeria de masas, pero los Beatles lo lograron durante más tiempo y más intensamente que nadie. «Cuando el fenómeno conocido como rock and roll se destacó sobre la Tierra en la década de 1950, sólo unos pocos se dieron cuenta de que llegaría a dominar completamente la vida estadounidense durante el resto del siglo28.» «Cuando los Beatles llegaron a la cima –escribe Fenton Bresler en su libro Who killed John Lennon?29, el tipo de opciones que tenemos en la actualidad ni siquiera existía. Fueron creadas gracias a la ola de popularidad que se generó alrededor de los Beatles, cuatro jóvenes como cualquier otro con una buena dosis de talento y una enorme masa de seguidores. Se habían puesto los cimientos para este fenómeno con el crecimiento de la televisión.» Ed Sullivan y su popular programa de variedades de los domingos por la noche llevaron al fenómeno de los Beatles a todas las salas de estar de Estados Unidos y con ello cambiaron la historia para siempre.
26 John Coleman, Conspirators’ Hierarchy: The Store of the Comité of 300.
27 La palabra «adolescentes» (teenagers en Inglés) nunca se usó hasta poco antes de que los Beatles
entraran en escena, cortesía del Instituto Tavistock para la Conducta Humana. «Con un poco de ayuda de
sus amigos», palabras clave para hablar del consumo de drogas y hacerlo parecer «guay». Otras palabras
acuñadas por el Tavistock parecieron surgir de la nada: «beatniks», «hippies» o «hijos de las flores» se
conviertieron en parte del vocabulario habitual en Estados Unidos.
28 Lewis Grossberger, Turn That Down!, Emis Books, 2005.
29 Fenton Bresler, Who killed John Lennon?, St. Martin’s Press, 1989.

Entra Edward Vincent Sullivan
Ed Sullivan fue toda una personalidad de la televisión estadounidense, conocido, sobre todo, como el presentador de un programa de variedades de gran popularidad y audiencia que se emitió desde 1948 hasta 1971. En aquel año, la cadena CBS, cuya expansión financiera fue supervisada durante mucho tiempo por Brown Brothers Harriman (entre otras cosas esta «respetable» firma actuó como recaudadora de fondos y apoyo para el Tercer Reich de Adolf Hitler)30, miembro con todos los honores de Bilderberg, y por el doctor Frank Stanton (miembro del CFR, además de fideicomisario de la Fundación Rockefeller y de la Institución Carnegie, ambas controladas por Bilderberg), contrató a Sullivan para que presentara un programa semanal de variedades que se emitiría los domingos por la noche. La imagen de Sullivan fue diseñada por los ingenieros sociales de Tavistock (donde fue enviado por los conspiradores para que conociera al primer grupo de rock que serviría como conejillo de Indias, cortesía del Instituto Tavistock) para que los objetivos del programa de televisión se ajustasen a las expectativas de la audiencia: su imagen se modeló para que pareciera sólo un tipo normal que «traía las grandes actuaciones de la industria del espectáculo a los televisores de sus hogares», según la propia propaganda de la CBS.
Creando a los Beatles
«Los Beatles – escribe el historiador y periodista Donald Phau – empezaron actuando a finales de la década de 1950 en clubes de jazz en Inglaterra y Alemania Occidental. Estos clubes siempre estaban ubicados en los barrios más sórdidos de las ciudades y servían como mercado para la prostitución y para la circulación de drogas.» El biógrafo de los Beatles, Philip Norman, afirma que: «El único sitio donde actuaban de forma regular era un local de striptease. El propietario del club les pagaba diez chelines a cada uno para que aporrearan sus guitarras mientras una bailarina llamada Janice se desprendía tristemente de sus ropas frente a un público formado por marineros,
empresarios con sentimiento de culpa y habituales con la gabardina encima del regazo.»31 La primera gran oportunidad de la banda se produjo en Alemania, en agosto de 1960, cuando un club de jazz del famoso barrio hamburgués de Reeperbahn los contrató. Al describir la zona, Norman afirma que tenía «ventanas iluminadas con luz roja en las que había putas con todo tipo de vestidos extraños, de todas las edades, desde lolitas a abuelas... Todo era gratis. Todo era fácil. El sexo era fácil… Allí el sexo iba a por ti.32». «Lejos de la imagen de inocencia que suelen proyectar, los Beatles, incluso en sus primeras actuaciones, estaban siempre colocados con una droga llamada Preludin. John [Lennon] echaba espuma por la boca debido a todas las píldoras que se había metido…John empezó a perder el control sobre el escenario, a hacer cabriolas y a gruñir… El hecho de que la audiencia no entendiera una palabra de lo que decía hacía que se lanzara
30 Dr. Antony C. Sutton, Howthe Order Creates revolution, Search publications, 1984.
31 Philip Norman, Shout! The Beatles in Their Generation, p. 81.
32 Ibíd., p. 91.

a gritar “Sieg Heil” y “Putos nazis”, a lo que el público respondía invariablemente con risas y aplausos.33» Fuera del escenario, los Beatles eran igual de malvados. Norman continúa diciendo: «Mientras estaban en Hamburgo, cada domingo John salía al balcón a provocar a los que iban a la iglesia de San José. Una vez ató un condón lleno de agua a una imagen de Jesús y la colgó afuera para que los que iban a misa pudieran verla. En una ocasión orinó sobre tres monjas.»34 Fue su manager, un homosexual maniáticodepresivo
llamado Brian Epstein, el arquitecto del radical cambio de imagen del grupo, que de una banda de matones de rock duro se convirtió en una «adorable y bonita sensación adolescente». La imagen «limpia» que Epstein –es decir, el Tavistock– comercializó les permitió entrar en los hogares de las familias de todo el mundo y, para el Tavistock, supuso una oportunidad de oro para capturar las mentes de toda la juventud del mundo. «Los Beatles, sin saberlo, se convirtieron en protagonistas de los planes del Nuevo Orden Mundial para
probar el control mental de masas.»35
Entra EMI
EMI, dirigida por el aristócrata sir Joseph Lockwood, son las siglas de Electrical Music Industries. Lo que la mayoría ignora es que esa empresa es una de las «principales productoras británicas de componentes electrónicos militares y miembro clave de la Inteligencia militar británica»36, pues es una importante contratista de la Oficina de Guerra Británica. Más aún, el socio secreto de EMI era otra gran discográfica, RCA, también activa en el campo de la electrónica espacial y militar de las comunicaciones por satélite. Era un ejemplo clásico de lo que el presidente americano Dwight Eisenhower denominó el «complejo industrial militar», es decir, el Gobierno Mundial concentrando todo el poder cada vez en menos manos. A mediados de la década de 1960, la división de música de la EMI había crecido hasta tener más de setenta mil empleados y unas ventas que superaban los tres mil millones de dólares37. Fue EMI la que creó el mito de la gran popularidad de los Beatles. Bajo la dirección de George Martin (director de grabaciones de Parlophone, una filial de EMI, y él mismo un músico con talento) y Brian Epstein, los Beatles fueron «lavados y limpiados y se les peinó al estilo de los Beatles.38» Martin creó en su estudio de grabación a los Beatles y al entorno de celebridades que les seguía, y Theodor Adorno les escribió sus melodías y letras. Esta información, huelga decirlo, fue siempre ocultada al público.
33 Ibíd.., pp. 152191.
34 Ibíd.., p. 152.
35 Richard Warren Lipack, Epoch Moments and Secrets: John Lennon and The Beatles at the Mirror of
Man’s Destinity, Barrister Publishers, 1996.
36 Donald Phau, The Satanic Roots of Rock.
37 Ibíd.
38 Ibíd.

Entorno de celebridades
Uno de los elementos clave del lavado de cerebro en masa aplicado a la opinión pública fue el papel que la publicidad, y por extensión el «culto a la fama», jugó en diseminar lo que los controladores del Bilderberg en el Tavistock querían que la gente creyera. En la década de 1920, en tiempos de paz, Edward Bernays tomó la propaganda y la rebautizó como «relaciones públicas», creando con ello la sociedad de consumo (de la que se decía que era la guinda del pastel que se suponía era el capitalismo de libre mercado) con la ayuda de los primeros avales de famosos y “product placements”, considerando las teorías de la psicología de masas y los esquemas de persuasión política y empresarial sobre las creencias del ciudadano medio, apelando «por encima de la mente» a las emociones y al instinto. Su fama, a su vez, se vería «aumentada por los medios utilizando estrellas de cine», es decir, celebridades «que se puedan convertir en líderes de opinión», con tanto poder para inclinar la opinión pública en uno u otro sentido como los políticos; con la llegada
de los Beatles, el mismo principio se aplicó también a ellos y, por extensión, al rock and roll. Así se creó el concepto de «celebridad» y, desde entonces, la televisión lo ha fomentado como algo que pocas personas alcanzan. ¿Y qué es una celebridad sino el pseudoacontecimiento definitivo, fabricado con el propósito de satisfacer nuestras expectativas de grandeza humana? Es la historia de éxito definitiva del siglo XX en su persecución de una ilusión. Se ha creado un nuevo molde, de modo que humanos comercializables,
héroes modernos, puedan ser producidos en masa para satisfacer al mercado sin el menor inconveniente. Las cualidades que hoy convierten a un hombre o a una mujer en una marca «anunciada a nivel nacional» son, de hecho, una nueva categoría del vacío
humano.«Y en este agujero negro, caracterizado por la explotación que realiza la publicidad de tantas imágenes idealizadas (por ejemplo, los Beatles y su imagen adolescente, fomentada con el objetivo de que fueran “descubiertos” por los propios adolescentes),
se interpone cualquier religión que prometa acabar con el ciclo de idolatría y ponernos en contacto con el gran ideal que trasciende todos los demás: Dios, la inmortalidad, la conciencia cósmica, la iluminación, el mundo espiritual, el yo profundo o cualquier nombre que se le dé.39» Utilizando técnicas que son básicamente religiosas, el Tavistock, sin darse cuenta, publicita la religión, pues anima a la gente a creer que los ideales más importantes y atractivos de nuestra cultura pueden conseguirse con facilidad, «sólo con encontrar el producto adecuado o, por extensión, al salvador,filosofía, iglesia, gurú o culto adecuado40». Es una cultura que ha preferido la ilusión a
la realidad.41
39 Gerald Grow, Don’t Hate Me Because I’m Beautiful: A Commercial In Context, Association for
Education in Jornalism and Mass Communication, Portland, 1988.

Los Beatles salen a escena
En agosto de 1963, durante la primera gran aparición televisada del grupo en el Palladium de Londres, resultó obvio lo que los medios habían preparado para el consumo de las masas. Según la prensa londinense, «miles de seguidores de los Beatles generaron disturbios». Al día siguiente, en la portada de los grandes periódicos de Gran Bretaña apareció la noticia de que «la policía trató de contener a miles de adolescentes histéricos». «La noticia era un fraude», escribe Philip Norman en Shout! The in Their
Generation. Según Elizabeth Jane Horbay, una actriz canadiense que estudiaba en Londres en aquellos momentos y que estuvo presente durante el supuesto caos desatado por los Beatles, «no hubo disturbios. Yo estuve allí. Sólo vi unas cuantas chicas
gritando todo lo que podían». Seis meses después, en febrero de 1964, la gira de los Beatles llegó a Estados Unidos, «y con ellos llegaron los disturbios amañados en el aeropuerto Kennedy, donde supuestamente fueron acosados por miles de adolescentes histéricas»42. La prensa estadounidense anunció inmediatamente que la «beatlemanía» había llegado a Estados Unidos43. Pero sin lugar a dudas se sabe que las chicas «histéricas» eran, en realidad, estudiantes de una escuela pública del Bronx que habían sido llevadas al aeropuerto para que «actuaran» ante el público norteamericano y fueran grabadas por las cadenas de televisión a cambio de veinte dólares como parte de un plan ideado por el Tavistock para hacer que aquella banda limpia de rock pareciera popular. Sin embargo, para terminar de convencer a los fans de que los Beatles eran populares fue necesario crear el mismo tipo de circo mediático que hoy estamos acostumbrados a esperar de la industria del espectáculo. Para lanzar la primera gira de los Beatles, los medios crearon una de las mayores audiencias de la historia. «Durante dos domingos seguidos, algo sin precedentes, en el programa de Ed Sullivan –nos cuenta Donald Phau en The Satanic Roots of Rock, más de setenta y cinco millones de norteamericanos vieron cómo los Beatles agitaban la cabeza y movían el esqueleto en un ritual que pronto iba a ser copiado por cientos de futuros grupos de rock.»
40 Ibíd.
41 Pero las imágenes idealizadas sólo elevan nuestro espíritu cuando existe alguna forma de moverte
desde donde estás en la dirección de los valores implícitos en la imagen. Si no hay nada que nos conecte
con la imagen, el ideal nos parece inalcanzable y nos sentimos ajenos a él, produciéndose así no una
unión del público, sino una separación. Así pues, de una forma extraordinariamente hábil, la publicidad
promociona la desesperación rodeándonos primero con imágenes de inalcanzable perfección. En segundo
lugar, la publicidad promociona la desesperación al mostrar que el producto nos dará el ideal que
buscamos cuando nunca puede hacerlo. La tristeza traiciona el idilio de anunciar ese mundo más que
perfecto.
42 Donald Phau, The Satanic Roots of Rock.
43 «Tres mil seguidores reciben a los británicos Beatles», «Cuatro miembros de un grupo de rock and roll
aclamados por adolescentes». «Tres mil adolescentes histéricas reciben a los Beatles», Paul Gardner, The
New York Times, 8 de febrero de 1964, pp. 2526.

El hombre encargado de que a los estadounidenses les «gustaran» los Beatles fue el mismo Walter Lippmann. Los Beatles, el grupo más parodiado y versionado de la historia de la música, fueron puestos ante el público norteamericano para que fueran descubiertos. Los adolescentes, que ignoraban lo que en realidad estaba pasando, fueron sometidos a un aluvión incesante de propaganda de la «música de los Beatles», hasta que acabaron convencidos de que les gustaba cómo sonaba y la adoptaron como propia junto con todo lo que la acompañaba44. Al crear la ilusión de numerosas y «verificables» fuentes de información, los profesionales del lavado de cerebro engañan a la gente para que crea que lo que está contemplando es información objetiva y equilibrada, previniendo, así, que se genere la sensación de que no hay ningún control externo. Teniendo en cuenta que el Bilderberg controla prácticamente todos los medios de comunicación importantes del mundo, les resulta relativamente fácil conseguirlo.«El grupo de Liverpool cumplió con las expectativas y «con un poco de ayuda de sus amigos», es decir, de las sustancias ilegales que llamamos drogas, crearon toda una
nueva clase de jóvenes norteamericanos moldeados precisamente según la voluntad del Instituto Tavistock», afirma Coleman. Lyndon LaRouche, que escribe para la importante revista de investigación EIR, está de acuerdo con esta afirmación: «Los Beatles y los Animals, los Rolling Stones y los maníacos homicidas del punkrock que les siguieron fueron, por supuesto, un producto espontáneo de la juventud alienada como lo fue la cultura del ácido que les acompañaba.» Como el propio John Lennon ha dicho, un día estaban tocando versiones de canciones de otros grupos en bares mugrientos, en garitos de striptease y en clubes del Reino Unido y Europa, y al siguiente les presentaban a la reina de Inglaterra y a los jefes de gobierno de todos los países a los que iban. Pero la cosa fue todavía mucho más allá conforme su importancia. Y su efecto en la «cultura de los jóvenes» se convirtió en una cuestión política. Los jefes de Estado tomaron nota de lo mucho que les gustaba aquel grupo a sus ciudadanos y el Instituto Tavistok para la Conducta Humana se encontró, de repente, con una vía de entrada a todas las salas de estar de América.
El hombre responsable del éxito sin precedentes de los Beatles fue Theodor Adorno. Su arma secreta era un sistema de música atonal con una escala de doce tonos que parecía despertar sensaciones en el cerebro comunes a muchos humanos y que funcionaba
especialmente en determinados grupos de edad. La escala de doce tonos o música atonal es un método de composición musical creado a finales de la década de 1910 por el compositor austriaco y agente secreto de la Inteligencia británica Arnold Schönberg.
Describe a la música que no se adapta al sistema de jerarquías tonales, característico de la música europea de los siglos XVII y XIX, que trataba algunas notas como más importantes que otras en lugar de tratar cada uno de los doce semitonos de la escala
44 Debido a su ámbito de influencia, «los medios de comunicación de masas son capaces de llegar a un
enorme número de personas con mensajes programados o controlados, lo que es capital para la creación
de “ambientes controlados”, necesarios pare el lavado de cerebro. Como las investigaciones del Tavistock
demostraron, era importante que las víctimas del lavado de cerebro en masa no fueran conscientes de que
su entorno estaba siendo controlado», L. Wolfe, «Brainwashing: How the British Use the Media for Mass
Psychological Warfare», en American Almanac, 5 de mayo de 1997.

cromática por igual. Al desarrollar esa idea musical, la idea de Schönberg era que actuara como alternativa a la armonía tonal como fuerza motora básica de la música. «Esta nueva forma de música contribuiría a infligir en la psique y en el subconsciente de los norteamericanos una ruptura subliminal mucho más radical y al mismo tiempo totalmente graduada en los vínculos culturales familiares y religiosos de Estados Unidos», escribe Richard Warren Lipack en Epoch Moments and Secrets: John Lennon and the Betales as the mirror of man’s destinity. «Esto ocurrió de forma natural gracias al cada vez mayor tono desinhibido al que se sometía el cuerpo, el cerebro y el espíritu humano que la rápida progresión de la escala atonal aportaba fácilmente», concluye el mismo autor. La escala atonal de doce semitonos consistía en sonidos graves y repetitivos que Theodor Adorno tomó de la música del culto a Dionisio y a los que aportó un sabor «moderno». Dionisio, el dios de la fertilidad, el vino, el crecimiento y la predominancia extática encarnaba el extremo absoluto en el sentido en que trataba de inflamar las pasiones prohibidas del deseo humano, que es la liberación a través del éxtasis contra la cultura racional en la que la responsabilidad y el control consciente se convierten en algo secundario con respecto a los placeres sensoriales básicos. El aulos, un instrumento de dos juncos con un sonido similar al de un gran oboe, se asocia tradicionalmente al culto de Dionisio. El sonido de este instrumento imitaba intencionalmente los gemidos humanos. Los tambores también eran una parte importante de la música de Dionisio. Si se la compara con Egipto, donde las celebraciones en honor a Osiris eran mucho más polirrítmicas, en Grecia no había mucha cultura sobre la percusión. Pero el tímpano, que generaba un sonido grave y vibrante a partir de la piel de animal, siempre se sacaba para Dionisio, al igual que las castañuelas gigantes conocidas como krotala. Mucha de esta música, además de conmovedora, era muy excitante y enérgica. De hecho, a veces se la usaba para acompañar orgías salvajes y alcoholizadas. «Lo más importante para los seguidores de Dionisio –escribe el economista y ex candidato a la presidencia de
Estados Unidos Lyndon LaRouche en IER, una de las principales revistas semanales de investigación– es dejarse ir hacia las profundidades de expresar impulsos que combinan deseos sexuales e ira como una unidad, y expresar esta forma de “placer” en forma de un acto que viola un importante precepto de la propia conciencia.» Así pues, debería resultar obvio para cualquier persona que reflexione sobre ello que la «cultura popular», y por extensión el rock and roll, no es un acontecimiento espontáneo o accidental, sino algo creado y controlado corporativamente. «Es producto de los estudios clásicos sobre el antiguo culto terrorista frigio deSatánDionisio,
modelo de los cultos báquicos romanos de características similares», escribe LaRouche en el mismo artículo. «Básicamente la manifestación de este nuevo tipo de música fue, en realidad, un arma […] sacada a colación por unos “medios de comunicación”
controlados.»45
45 Richard Warren Lipack, Epoch Moments and Secrets: John Lennon and The Beatles at the Mirror of
Man’s Destinity, Barrister Publishers, 1996.

Entra Theo Adorno
La responsabilidad de elaborar una teoría social del rock and roll recayó en el sociólogo, musicólogo y compositor alemán Theodor Adorno46, «uno de los principales filósofos de la Escuela de Frankfurt de Investigación Social, fundada por la británica Sociedad
Fabiana»47. Adorno fue enviado a Estados Unidos en 1939 para dirigir el Proyecto de Investigación de la Radio de Princetown, un esfuerzo conjunto del Tavistock y de la Escuela de Frankfurt con el objetivo de controlar a las masas, financiado por la Fundación Rockefeller y fundado por uno de los hombres de confianza de David Rockefeller, Hadley Cantril, un sociólogo e investigador de la opinión pública, y Frank Stanton, que en la década de 1940 dirigía la división de informativos de la CBS y que luego se convertiría en su presidente, así como el presidente del Consejo de la Corporación Rand, también controlada por el Bilderberg, cuyos objetivos estaban
basados en estudios sobre los efectos de la radio en la población, como el pánico que se produjo durante la emisión del programa «La guerra de los mundos»48, una adaptación de la famosa novela de H. G. Wells producida por Orson Wells. «El estudio de la actitud de la población hacia el programa de radio hizo posible discernir muchas de las leyes intrínsecas a los efectos de las influencias comunicativas en la conducta de grandes grupos de gente en un entorno de ansiedad informativa.»49 De hecho, los nazis habían utilizado intensivamente la propaganda radiofónica como instrumento de lavado de cerebro y la habían convertido en un elemento integral del Estado fascista. Este hecho fue observado y estudiado por las redes del Tavistock y utilizado extensivamente en sus propios experimientos. El objetivo de este proyecto, como se explica en la Introducción a la sociología de la música del propio Adorno, era «programar una cultura “musical” de masas como una forma de control social masivo mediante la progresiva degradación de sus consumidores». «Atontamiento obligatorio», llamado «estado de lavado de cerebro» por el Tavistock, el punkrock homicida y la
música ska, con sus choques de cuerpos, son manifestaciones directas del trabajo de
46 Se le atribuye a Adorno el haber dicho en 1945 que «escribir poesía después de Auschwitz es una
barbaridad» (Nach Ausschwitz noche in Gedicht zu schreiben ist barbarisch). Esta famosa máxima no le
impidió, no obstante, convertirse en el programador de una cultura musical de masas que degradaría
progresivamente a sus consumidores, tal y como él mismo afirmó en su Introducción a la sociología de la
música.
47 The Aquarium Conspiracy, EIR, El socialismo fabiano es un movimiento de socialismo utópico de
corte elitista.
48 L. Wolfe, informando sobre las conclusiones del estudio en The American Almanac del 5 de mayo de
1997, afirma que «un 25% de los oyentes del programa, cuyo formato era idéntico al de un informativo,
creyeron realmente que se estaba produciendo una invasión, lo que desató el pánico a nivel nacional a
pesar de que en el propio programa se incluyeron repetidos y claros avisos de que se trataba de una obra
de ficción. Los investigadores del Proyecto Radio descubrieron que la mayoría de la gente no creyó que
los marcianos hubieran invadido Estados Unidos, sino que se estaba produciendo una invasión alemana.
Esto, afirmaron los investigadores, sucedió porque el programa había seguido el formato de un “boletín
de noticias”, que solía utilizarse para informar de la crisis bélica, que se estaba produciendo en la
conferencia de Munich. Los oyentes no reaccionaron al contenido del programa sino a su formato».
49 B. Doktorov, «De la historia de las encuestas públicas», en Social Reality Journal, Issue 3, 24 de
marzo de 2005.

Adorno, quien escribe: «En un proceso imaginativo pero psicológicamente cargado de emociones, el oyente que recuerda una canción de éxito tenderá hacia el sujeto ideal de la canción, hacia la persona a la que idealmente habla la canción. Al mismo tiempo, como uno de los muchos que se identifican con ese sujeto ficticio, ese yo musical sentirá que su aislamiento se reduce al verse integrado en una comunidad de “fans”. Al silbar la canción se somete a un ritual de socialización, aunque más allá de esa inarticulada sensación, en ese momento su aislamiento no cambia en lo más mínimo […]. La comparación con la adicción es inevitable.» Los «alcohólicos de fin de
semana», por ejemplo, son adictos sociales que beben cuando salen con sus amigos para llegar a ser, de forma artificial, y sólo por un rato, todo lo que sueñan ser: personas atrevidas, seguras y divertidas. «La adicción a la música por parte de una serie de entretenidos oyentes sería un fenómeno similar», afirma Adorno. Los descubrimientos del Proyecto de Investigación de la Radio, publicados en 1939, confirmaron su tesis de un «atontamiento obligatorio». Aún hoy funcionan como manual para los que se dedican a lavar el cerebro. «Los investigadores del proyecto [sobre la radio] han demostrado que la radio ya había condicionado las mentes de los oyentes, dejándolas tan fragmentadas y poco dadas a la reflexión que la repetición del formato era la clave de la popularidad.»50
Según Paul Hirsch, en un informe preparado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Michigan, «el establecimiento en la posguerra de la lista de éxitos en la radio transformó a ese medio de masas en una institución de programación
subcultural. Las cadenas de radio se convirtieron en unas máquinas que reciclaban durante veinticuatro horas al día los cuarenta mayores éxitos»51. Al entrar en escena los Beatles, el Tavistock comprendió que no existía mejor instrumento para el control
mental que los «Top 40» de la radio. «La lista de éxitos escribe Hirschse organiza siguiendo exactamente los mismos principios que el sacerdocio de la diosa Isis en Egipto, y tiene los mismos objetivos: el reclutamiento de los jóvenes para una contracultura dionisíaca.» De hecho, según el mismo autor, hoy en día todos y cada uno de los aspectos de la cultura popular, desde las películas a los libros o la música, se dirige utilizando la misma fórmula de preselección.
Ingeniería social y rock and roll
Los Beatles llegaron a Estados Unidos en febrero de 1964, cuando el movimiento a favor de los derechos civiles estaba en su apogeo. El país se encontraba sumido en un profundo trauma nacional y se reponía del brutal asesinato del presidente John F. Kennedy (noviembre de 1963, asesinato ordenado por el Bilderberg y el Comité de los 300), mientras en las calles de la capital el movimiento por los derechos civiles, dirigido por el doctor Martin Luther King, convocaba a una manifestación a la que asistieron más de medio millón de personas. La música de protesta estaba creando un vacío cultural propicio para la entrada de influencias externas, lo que llevó a una masiva
50 L. Wolfe, «Brainwashing: How the British use the Media for Mass Psichological Warfare», en
American Almanac, 5 de mayo de 1997.
51 Paul Hirsch: The Structure of the Popular Music Industry; The Filtering Process by which Records are
preselected for Public Consumption. Institute for Social Research’s Survey Research Centre Monograph,
1969.

contracultura que amenazaba los planes a largo plazo del Bilderberg para la Unión Mundial y los objetivos a corto plazo fijados por el Tavistock de crear artificialmente «conmociones culturales». La Escuela de Frankfurt y el Tavistock indujeron a una contracultura del rock, que se utilizaría como arma para destruir esos movimientos políticos. Richard Warren Lipack, autor de Epoch Moments and Secrets: John Lennon and the Beatles at the mirror of man’s destiny y albacea de confianza de los herederos de Brian Epstein, el manager de los Beatles, pregunta: «¿Estaban la primera música y el aspecto de los Beatles en los primeros tiempos delicadamente cincelados y preparados tras el telón para causar un efecto predeterminado más allá de lo puramente “comercial” […] para conseguir una respuesta condicionada y un control mental óptimo a largo plazo sobre un desprevenido público estadounidense, todo como parte de alguna especie de enorme y magnífico experimento iluminista a escala mundial?» John Coleman no tiene ninguna duda al respecto. En su opinión, «los Beatles probablemente sin que ellos mismos lo supieranfueron diseñados en el Tavistock como un contrapeso al
movimiento en pro de los derechos civiles en Estados Unidos».
La invasión británica
Entre 1964 y 1966, la llamada invasión británica fue la eclosión de una serie de cantantes y grupos de rock de Gran Bretaña que se hicieron populares en Estados Unidos y pusieron cerco a la cultura norteamericana. Encabezados por los Beatles y los Rolling Stones, y seguidos rápidamente por Gerry and the Pacemakers, Peter and Gordon, los Animals, los Kinks, Manfred Mann, Herman’s Hermits, los Yardbirds, los Zombis y Petula Clark, hacia finales de 1964 se demostró que esta «invasión inglesa»había sido bien planificada y coordinada. «Estos grupos recién creados y su estilo de vida […] se convirtieron en un nuevo “tipo” (jerga del Tavistock) muy visible»52, y no pasó mucho tiempo antes de que nuevos estilos (modas en ropa, peinado y uso del lenguaje) arrastraran a millones de jóvenes norteamericanos al nuevo culto. La juventud de Estados Unidos sufrió una revolución radical sin siquiera ser consciente de ello, mientras que la generación de sus mayores contemplaba, impotente, lo que sucedía, incapaces de identificar el origen de la crisis
que se desarrollaba ante ellos y, en consecuencia, reaccionando de forma equivocada contra las manifestaciones de esa crisis, que eran las drogas de todo tipo, primero marihuana y luego ácido lisérgico (LSD), una poderosa droga que alteraba el estado de conciencia53.» Aunque la documentación exacta está escondida en las oficinas del gobierno británico, en el cuartel general del MI6 en Londres y en la base de la CIA en Langley, Virginia, puede darse por sentado que la Inteligencia británica y su filial, la Oficina de Servicios Estratégicos norteamericana, estuvieron directamente implicadas en una investigación secreta para controlar la conducta humana. Allen Dulles, el
52 John Coleman, Conspírators’ Hierarchy: The Story of the Committee of 300.
53 La dietilamina o ácido lisérgico, conocida como LSD, es una potente droga psicodélica semisintética
que creó en 1943 el doctor Albert Hoffman, un químico de Sandoz A. B., una empresa farmacéutica suiza
propiedad de S. G. Warburg.

director de la CIA en el momento en que la agencia empezó MKUltra, era el jefe de la OSS en Berna, Suiza, durante la primera época de la investigación de Sandoz54. Según los descubrimientos del Tavistock, cuando un grupo de personas no puede establecer la
causa de un suceso que les desagrada, inmediatamente reacciona contra el resultado Esta respuesta mal adaptada es lo que permite a los controladores ocultar los verdaderos culpables al público mal informado. Todo formaba parte del proceso de «fragmentacióninadaptación » que diseñaron y pusieron en práctica Willis Harmon y su equipo de científicos sociales y especialistas en diferencias de género. «Más adelante, en 1968 y 1969 escribe el periodista Donald Phau, años que vieron huelgas generalizadas de estudiantes y trabajadores en Estados Unidos y Europa, se utilizaron los grandes conciertos de rock al aire libre para frenar el creciente descontento de la población. Los conciertos de rock estaban diseñados como un medio de reclutamiento masivo (de millones) para la contracultura de las drogas(alucinógenas) y el sexo libre.»
La ofensiva emprendida por BilderbergTavistock llevó a toda una generación al camino de ladrillos amarillos del LSD y la marihuana, e hizo que el movimiento en favor de los derechos civiles se detuviera abruptamente conforme la gente empezó a hacer caso al profesor de Harvard y gurú de la contracultura Timothy Leary, quien les animaba a «Turn on, tune in, drop out» («Actívate, ponte en la onda y pasa de todo»). En las canciones de los Beatles se hacen referencias directas a las drogas. En Yellow Submarine, un «submarino» es un sedante, y Help! es una alusión al pánico y a la oración del LSD. El álbum Rubber Soul fue un punto de transición que aparentemente contenía canciones pop que hablaban sobre relaciones, pero en cuyas letras se usaban expresiones escogidas para aludir a un estado alterado de conciencia, como se hizo primero en Help! y después en Hey Jude (una canción sobre la metadrina), Strawberry Fields Forever (el opio se cultiva en campos de fresas para que no se detecte la plantación) y Norwegian Wood (una expresión inglesa para referirse a la marihuana). «La canción Imagine, de John Lennon, propugnaba, entre otras cosas, una filosofía
individualista (“imagina a todo el mundo viviendo día a día”), atacaba al nacionalismo (“imagina que no hubiera países”), pedía la abolición de la propiedad privada (“imagina que no hubiera posesiones”). Apoyaba, además, un nuevo orden internacional (“me
pregunto si puedes, sin necesidad de ambición o hambre, una hermandad del hombre, imagina a todo el mundo compartiendo todo el mundo”) y abogaba por un gobierno único mundial (“dirás que soy un soñador, pero no soy el único, espero que algún día te
unas a nosotros, y el mundo sea uno solo”).» Su álbum de 1967, Sgt Pepper Lonely Hearts Club Band, fue el heraldo de la revolución de las drogas en Estados Unidos55. El proyecto secreto fue financiado por el Bilderberg a través del Comité de los 300 y de
54 DOPE, INC., 1992, EIR, capítulo VII, 3 edición.
55 «Aprobación del uso de drogas en la música de rock and roll», en Boletín de la ONU sobre narcóticos,
oct.dic.
1969, p. 35; David Noebel, El legado de John Lennon, pp. 5658.
La revista Time afirmó que
Sgt. Pepper’s estaba «empapado de drogas». Time, 22 de septiembre de 1967, p. 62. El álbum «galvanizó
la subcultura del ácido y le dio al LSD un estatus internacional» (Waiting for the Man, p. 145). La BBC
dejó de emitir la canción de los Beatles «A Day in the Life» debido a las referencias a las drogas que
contenía.

uno de sus bancos, el S. C. Warburg........

Con luna llena, el 8 de diciembre de 1980, John Lennon fue asesinado por un hombre llamado Mark Chapman. Es poco probable que algún día lleguemos a saber si Mark Chapman fue víctima de una psicosis modelo inducida artificialmente, un asesino al estilo del «candidato manchú» enviado por el Tavistock, la CIA y el MI6 para silenciar a un Lennon que se demostraba cada vez más difícil de controlar. Documentos hechos públicos bajo la Ley de Libertad de Información declaran y testifican que varias agencias federales de Estados Unidos llevaron a cabo un proyecto de investigación secreto durante varias décadas para desarrollar una técnica o método por el que un individuo inocente, sin que supiera de ello o no, podría ser secretamente manipulado para llegar a un estado de alucinación en el que él o ella se viera impulsado a asesinar a un objetivo preseleccionado. Ocho meses más tarde, el 1 de agosto de 1981, se creó un nuevo concepto en televisión como un parte de la Guerra Tranquila dirigida por Bilderberg: la tecnología de armas silenciosas, una cadena de televisión llamada MTV que emitía música durante las veinticuatro horas del día. Si olvidamos los cuentos de hadas, también la MTV fue creada por los controladores desde los principales think tanks e institutos de lavado de cerebro del mundo con el propósito de destruir completamente la cultura de los jóvenes e implantar permanentemente el «cambio generacional» en la sociedad moderna.
fuente: daniel estulin, los secretos del club bilderberg pag 14-46
esta copiado y pegado textualmente del libro asi que por favor perdonen los errores de redaccion. que haya posteado esto no significa que este de acuerdo con todo lo que dice el libro, solo queria compartir la informacion. aun asi me queda la duda ¿puede alguien ser capaz de refutar a traves de argumentos claros y bien documentados la participacion de T.Adorno sin caer en el tipo "que tonteria, Lennon y Mccartney son lo mas grande" como fans de the beatles espero respuesta.

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