viernes, 12 de agosto de 2011
Estados Unidos y la crisis económica mundial
Estados Unidos y la crisis económica mundial
Existe un poder corporativo extremista por encima de los gobiernos. En Estados Unidos la mayoría de representantes obedece la determinación de quienes defienden su propia riqueza y sus privilegios.
Carlos Angulo Rivas | Kaos en la Red | 9-8-2011 a las 21:04 | 299 lecturas
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Estados Unidos y la crisis económica mundial
Carlos Angulo Rivas *
La crisis económica mundial afecta a todos. Y aunque algunos piensen que no es su problema, a todos nos perjudica, pues pone en peligro la estabilidad en los trabajos, la duración de los ahorros, el financiamiento de la educación y la salud, y sobre todo el equilibrio de los mercados financieros y de consumo. En pocas palabras, el fracaso del sistema económico neoliberal, aquel del libre mercado, las privatizaciones y la globalización, vendido hace 30 años como el mejor de los alivios para el desarrollo capitalista, hoy a la luz de los resultados significa más pobreza, enfermedades y hambruna, en el mundo. Y es que la realidad de esta política fundada por Milton Friedman e impulsada por el presidente Ronald Reagan y la primera ministra inglesa Margaret Thatcher, ambos ultra conservadores, fue la creación de un sistema capitalista dominado por la especulación (libre mercado) antes que por la regulación correspondiente de los gobiernos.
Ahora existe un poder corporativo extremista por encima de los gobiernos. En Estados Unidos la mayoría de representantes obedece en el Congreso la determinación de las enormes empresas transnacionales y los bancos que defienden su propia riqueza y sus privilegios; el enérgico estado protector atiende sus intereses. Existe, pues, la supremacía económico-financiera del poder corporativo sobre la política. La preocupación es el déficit y la mayoría de la población se inclina por gravar con impuestos a los más ricos (72% contra 27% según The Washington Post); sin embargo los políticos optan por lo contrario o sea el recorte de los programas sociales, educación y salud.
Así tenemos que la fractura del sistema económico prevalece y la quiebra de muchos bancos y grandes empresas arrastradas a la bancarrota son inherentes a los mercados especulativos y delirantes, empujados por la búsqueda de las utilidades usureras y abusivas. Hace cuatro años se produjo el primer anuncio de la crisis económica en los Estados Unidos, la misma que arrastró a casi todos los países del mundo y a la comunidad europea (Grecia, Turquía, España, Portugal, Italia.) Los “salvamentos” de George W. Bush y Barack Obama, inyectando miles de millones de dólares de dineros de los contribuyentes a los bancos no han sido suficientes; y no podrán serlo mientras la especulación subsista y el sector privado con las gigantescas empresas transnacionales domine la economía. La verdad sea dicha. Luego de una etapa de liberación y recorte de impuestos a las empresas bajo la falsa premisa de favorecer las inversiones, cuando en realidad se favorece a los más ricos, se necesita ahora una intervención en sentido contrario.
La crisis económica actual no tiene que ser solventada por los sectores medios, los trabajadores y los pueblos sino por aquellos quienes crearon la inestabilidad. Los organismos financieros internacionales y los gobiernos no están enfrentando el maltrecho sistema económico sino más bien profundizando la brecha entre los ricos y los pobres mediante ajustes a los programas sociales de trabajo, educación y salud, principalmente. Sin embargo, en el país más poderoso de la tierra la soga de los recortes sociales no da para más. El presidente Barack Obama con la finalidad de enfrentar la inminente cesación de pagos (default) de la deuda externa (14.3 trillones de dólares) planteó incrementar el techo o límite de la deuda estadounidense y crear nuevas tasas impositivas incluyendo a las empresas monopólicas más grandes; los republicanos aceptan la primera parte del programa pero rechazan los impuestos como forma de financiación parcial del enorme déficit. A esta rigidez de los republicanos en cuanto a materia impositiva, la revista especializada The Economist de Londres la califica de “analfabetismo económico vergonzoso y cínico.” Sin embargo, felizmente, después de tiras y aflojes se ha llegado a un acuerdo.
En una primera etapa el Senado de Estados Unidos, dominado por los demócratas, rechazó las propuestas republicanas aprobadas en la Cámara de Representantes. Así el bloqueo a las pretensiones republicanas evitará, por el momento, una crisis más profunda. Y aunque el escenario de la moratoria o cese de pagos por parte de Estados Unidos estuvo siempre descartado. No se olvide que “el techo de la deuda” lo han cambiado más de doce veces, el problema existente es de fondo político o de cambio de perspectiva en cuanto al manejo de la crisis. ¿Deben incrementarse los impuestos a los más ricos? Ahí reside el quid del asunto y no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero. La alarma del mundo respecto al improbable o casi imposible escenario del “default estadounidense” es lógico, debido a los efectos universalmente catastróficos que se producirían, fundamentalmente por el pánico en los mercados financieros inmediatamente después de la caída del valor de los bonos del tesoro, la base más importante de casi todas las inversiones mundiales.
La gran burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, la quiebra de algunos bancos y compañías de seguros, la caída en las bolsas de valores, el gigantesco gasto militar, el despido masivo de trabajadores y el cómo se redujo el consumo de los ciudadanos fueron algunos de los componentes que generaron la crisis económica que, por el tamaño de la economía, se extendió a universalmente. Este fenómeno llevó a la economía de los Estados Unidos al financiamiento de la crisis mediante un gran endeudamiento ante países como China, Japón, Gran Bretaña y Brasil, hoy los mayores fiadores del tesoro estadounidense. Los planes de rescate económico entre republicanos y demócratas no difieren en mucho, en la práctica sólo en los periodos de aplicación y en las cifras, porque ambos amplían el techo de la deuda y poseen planes de ahorro a largo plazo; el incremento de impuestos que sería el principal ingrediente de reducción del déficit está colocado en un segundo plano. La verdad es que la falta inicial de acuerdo entre las iniciativas se vino dando por motivos electorales, en correspondencia a los comicios presidenciales del próximo año.
Ahora, después del pacto demócrata-republicano que eleva el techo de la deuda de 14.3 a 16.3 trillones de dólares a cambio de crear el marco para una reducción del déficit durante la próxima década por valor de 2,4 trillones de dólares, la crisis económica subsistirá en detrimento de los más pobres, las clases medias y las pequeñas empresas. Se ha salvado un escollo fatal, el de la cesación de pagos por parte de Estados Unidos que significaba la quiebra total del sistema de la globalización, pero la crisis económica y financiera mundial continuará su marcha irreversible mientras no se cambien los parámetros del encasillamiento neoliberal.
*Poeta y escritor peruano.
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