sábado, 6 de agosto de 2011

Libia: Ramadán sangriento

Libia: Ramadán sangriento

La OTAN recrudece sus ataques contra Libia, teniendo como blanco principal a los civiles que dicen proteger

Resumen Latinoamericano/Telesur - Mustafá nunca imaginó sus rezos del mes sagrado con tanto dolor. Su cuerpo tiene heridas que pronto sanarán, pero su alma se desgarra al tener que decir adiós a parte de su vida.




Todo cambió justo a las seis y treinta de la mañana del cuarto día del Ramadán, cuando el humilde maestro regresaba del primer rezo del día.




Mustafá de repente vio caer dos misiles de la OTAN en su propia casa. La onda expansiva lo lazó varios metros. Pronto pudo recuperarse para intentar socorrer a la familia que había dejado dormida. Pero Abtesam, su esposa, y Mohamed y Muataz, sus hijos de cinco y tres años de edad, ya estaban sin vida.




Todos los vecinos corrieron de inmediato al sentir el estallido. Nadie en la comunidad imaginaba que pudieran ser “objetivos” de la OTAN. La instalación militar más cercana está a más de tres kilómetros de distancia.




“¿Esta es la protección de civiles que ellos hablan?”, pregunta Amhed Jalil mientras muestra la ropa de sus vecinos aún en el tendedero. “Esto es una casa, como cualquier otra. La madre y dos niños ahora están muertos. Mira lo que hizo la OTAN con sus misiles. ¿Por qué esto? Tres mártires y tres en el hospital”.




Todavía muchos intentan salir del asombro. Miran una y otra vez hasta convencerse de que los ojos no engañan. Es la casa de Mustafá, el maestro del barrio, ahora en ruinas. Entre escombros, los juguetes que ya no harán felices Mohamed y Muataz.




“Observen lo que está haciendo Sarkozy. Eran niños, no militares del ejército”, dice con enojo Abd Fatah antes de exigir: “¿Dónde están los derechos humanos? ¿Dónde está la ONU? ¿Por qué nos matan precisamente este mes? ¿Por qué hacen esto?”




Todo sucedió en Zlitan, a más de 160 kilómetros al este de Trípoli. La ciudad ahora es víctima de ataques coordinados por aire, mar y tierra entre la OTAN y los rebeldes armados.




A juzgar por la imaginación de algunos reportes de prensa, Zlitan debería estar tomada por la oposición armada libia desde hace una semana. Pero la realidad de las calles indica lo contrario. Las banderas verdes flamean en edificios gubernamentales y residenciales.




Sin embargo, en el centro de la ciudad se pueden escuchar una y otra vez las sacudidas de los misiles de la OTAN y los disparos de artillería en la línea del frente de batalla, alejada según pobladores a unos 20 kilómetros hacia el este.




Aunque la OTAN había anunciado que atacaría sitios civiles, “si eran usados con fines militares”, los habitantes de Zliten sólo lo vieron como un pretexto para amedrentarlos. Ahora ya nos les queda la más mínima duda luego de que destruyeran las aulas a más de 900 niños y niñas de la escuela primaria Alshrara.




Desde marzo último la OTAN ha convertido en blancos más de mil seiscientas instalaciones civiles. Según la media luna roja, las víctimas fatales ascienden a más mil ciento dieciocho. Entre ellas, la esposa y los hijos de Mustafá, quien jamás podrá olvidar el Ramadán que la OTAN tornó sangriento.

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