jueves, 1 de septiembre de 2011

El gobierno estadounidense, cómplice en el genocidio israelí en Gaza

El gobierno estadounidense, cómplice en el genocidio israelí en Gaza
No hay duda de que Washington pagará un precio muy alto por su apoyo al terrorismo de Estado de Israel

El 31 de diciembre, Associated Press informó que el Consejo de Seguridad de la ONU había celebrado una reunión de emergencia en base a una petición árabe en favor de una resolución legalmente vinculante y de obligado cumplimiento que condenaba a Israel y buscaba obligar al estado sionista a detener sus ataques militares contra Gaza. El proyecto de resolución también pedía una inmediata protección para los civiles palestinos en la Franja y la apertura de los puntos de cruce de Gaza para la entrada de la ayuda humanitaria.
Sin embargo, la propuesta, que fue presentada por Libia en nombre de los 22 miembros de la Liga Árabe, fue inmediatamente rechazada por EEUU como “desequilibrada.” A pesar de este veto norteamericano, Riyad Mansur, el observador palestino en la ONU, manifestó a Associated Press que las naciones árabes estarían trabajando “noche y día” para hacer que el Consejo de Seguridad aprobara una resolución vinculante en los términos anunciados.
Como hizo durante la segunda guerra del Líbano en 2006, el gobierno del presidente George W. Bush, ha apoyado con fuerza el ataque israelí contra Gaza. El portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, dijo que los miembros de Hamas no eran “nada más que unos matones”. Además, la Administración norteamericana ha estado trabajando para bloquear todas las propuestas diplomáticas para un cese el fuego con el fin de dar a Israel luz verde para incrementar sus ataques contra Gaza. Mientras los combatientes, barcos de guerra y artillería israelíes continuaban destruyendo edificios civiles, puentes y mezquitas, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, no dudó en culpar a Hamas por la agresión israelí y mostró el respaldo estadounidense al rechazo israelí a las iniciativas de cese el fuego de la Unión Europea y varias capitales árabes.
Washington e Israel no aceptaron la victoria de Hamas en las elecciones parlamentarias de 2006. En junio de 2007, ellos promovieron un golpe de estado para derribar el gobierno de unidad nacional que Fatah y Hamas habían creado anteriormente durante sus negociaciones en Yeddah. El golpe fracasó y desde entonces en adelante la Administración Bush ha respaldado también el asedio israelí de la Franja de Gaza, que ha impedido a menudo a 1,5 millones de palestinos recibir comida, combustible, medicinas y otros productos. El objetivo de este bloqueo era el de hacer que la vida de la población de Gaza fuera tan intolerable que llevara a la caída de la Administración de Hamas.
EEUU no está protegiendo a Israel sólo en el frente diplomático sino que ha proporcionado también al estado sionista algunas armas que han sido utilizadas contra los palestinos, incluyendo el misil GBU-139, una nueva arma dirigida a destruir búnkers. Israel recibió 1.000 misiles de este tipo a principios de diciembre además de los 3.000 millones de dólares al año en ayuda militar norteamericana, incluyendo aviones de combate F-16 y helicópteros Apache, así como el combustible y repuestos necesarios para mantenerlos operativos.
Entretanto, mientras los ataques de Israel han matado a centenares de palestinos (una gran parte de ellos niños), la Administración estadounidense continúa insistiendo en que Hamas es el “responsable” de la guerra. Un consejero de Obama, David Axelrod, repitió las mismas mentiras que el presidente Bush: que Hamas había sido el primero en romper el acuerdo de cese el fuego. La portavoz de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, se mostró de acuerdo. Ella dio a conocer una declaración con respecto a la agresión israelí en la que señaló que “cuando Israel es atacado, EEUU debe continuar alineado firmemente con su amigo y aliado democrático.”
En la noche del 4 de noviembre, el día de las elecciones norteamericanas, Israel disparó misiles contra Gaza. Después de eso, Israel bombardeó la Franja durante las siguientes seis semanas matando a docenas de palestinos. “La escalada hacia la guerra podría, y debería, haber sido evitada. Fue el Estado de Israel el que rompió la tregua, en el ataque del túnel… hace dos meses,” manifestó el grupo pacifista israelí Gush Shalom en una nota de prensa. “Desde entonces, el ejército continuó alimentando el fuego de la escalada con raids y muertes calculadas.” La verdad es que la masacre de palestinos en Gaza es un crimen contra la humanidad del que no sólo el gobierno israelí, sino también el norteamericano, es plenamente responsable.
En realidad, para EEUU, el apoyo y la complicidad directa en los crímenes de guerra de Israel sirven al objetivo más amplio de crear un “nuevo orden” en Oriente Medio, que asegure una dominación estadounidense de la región y sus recursos petrolíferos. Israel es el socio menor en este sangriento intento. Las guerras contra Iraq y Afganistán, las amenazas contra Irán y Siria y la guerra israelí contra el Líbano en 2006 son también partes de esta aplicación norteamericana de la doctrina israelí para dominar y dividir a los mundos árabe y musulmán.
A pesar de este apoyo militar y diplomático, responsables de la Administración Bush temen un posible fracaso israelí similar a lo que ocurrió en Líbano en 2006 y han pedido a Israel que fije un calendario y una estrategia de salida, manifestaron diplomáticos extranjeros a Los Angeles Times. “Responsables norteamericanos están preocupados por la posibilidad de que la campaña se prolongue sin destruir a Hamas y pueda incluso fortalecer el apoyo al grupo militante – del mismo modo que la campaña de Líbano reforzó a Hezbollah.” “No vamos a oír las mismas expresiones de confianza que en 2006 en lo referente a la posibilidad que el ejército israelí sea capaz de imponer una nueva realidad estratégica,” manifestó un diplomático árabe en Washington.
Según numerosos observadores, la guerra debilitará al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y reforzará a sus rivales de Hamas, incluso aunque Israel invada Gaza. La lucha ha arruinado también la ya dañada reputación de los regímenes de Egipto y Jordania, apoyados por EEUU, que tienen relaciones diplomáticas con Israel y son vistos por los árabes como corruptos y cómplices de la agresión israelí. La estabilidad de estos regímenes está seriamente amenazada.
Algunos observadores creen que Israel quiere crear una crisis internacional en un momento en el que Barack Obama estaba a punto de convertirse en presidente estadounidense con el fin de medir la sensibilidad de la Administración Obama con respecto a la matanza de palestinos. Israel quiere determinar las políticas de Obama incluso antes de que estén decididas por la próxima administración estadounidense, con el fin de hacerla cómplice de sus crímenes contra los palestinos.
La sumisión de Obama a Israel ha sido puesta en duda por los medios israelíes. En marzo de 2007 Obama manifestó a un pequeño encuentro de activistas demócratas en Iowa: “Nadie está sufriendo más que el pueblo palestino.” El comentario provocó titulares en la prensa y desató la ira de los grupos pro-israelíes.
Como candidato durante las recientes elecciones presidenciales, Obama cambió su tono y dijo que Israel tenía el “derecho” a la plena soberanía sobre la totalidad de Al Quds (Jerusalén), una posición que garantiza que no habrá una paz duradera en la región, ya que los árabes y los musulmanes nunca aceptarán renunciar a sus legítimos derechos sobre la ciudad. La mano derecha de Obama, el jefe de personal Rahm Emmanuel, es un fanático sionista que trabajó para el ejército israelí durante la Guerra del Golfo de 1991. Estas medidas son vistas como un medio para evitar las críticas del influyente lobby pro-sionista en Washington, que se halla profundamente infiltrado dentro de los Partidos Demócrata y Republicano.
Más recientemente, la reacción inicial de Obama ante la masacre de Gaza fue la de no realizar comentarios. Debido a este hecho, muchos se preguntan ahora si sus autodeclarados principios de seguridad y dignidad van a ser aplicados también al pueblo palestino.
No hay duda de que Washington pagará un precio muy alto por su apoyo al terrorismo de Estado de Israel. Muchos manifestantes en todo el mundo están quemando banderas de EEUU y mostrando su completo rechazo a las políticas norteamericanas que apoyan el terror sionista. Aunque los principales medios de comunicación estadounidenses, que están bajo el control sionista o de las grandes corporaciones, continúan falsificando la realidad de la agresión y ocupación israelí, Internet y los canales por satélite del mundo islámico en diferentes idiomas están ofreciendo una cobertura profesional de los acontecimientos en Palestina. En este sentido, el apoyo continuado de Washington a los crímenes israelíes provocará el fracaso de cualquier iniciativa destinada a recobrar su destruida credibilidad en los mundos árabe y musulmán

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