Israel y los submarinos no amarillos
La Habana, Cuba.- No es un submarino amarillo como el eternizado por los Beatlesen su famosa canción, es nuclear. Sucede que el gobierno alemán ha aceptado financiar 135 millones de euros –un tercio del costo– del sexto sumergible con capacidad nuclear “Delfín”, con que contará Israel, el arma más cara de sus fuerzas armadas con capacidad para la instalación de misiles con cabeza nuclear.
De ahí que Tel Aviv esté a punto de convertirse en una potencia militar regional también en el área de los submarinos.
En los noventa, luego de la primera guerra del Golfo, Alemania ofreció al ejército hebreo tres submarinos como recompensa por su contención ante los ataques misilísticos iraquíes. Y ahora, en dos años llegarán a suelo israelí otros dos, cada uno con la posibilidad de pasar largos espacios temporales en las profundidades y dotados con 40 soldados elegidos tras complicadas pruebas psicológicas y físicas.
El “Delfín”, que pudiera considerarse como el brazo estratégico más importante de los militares sionistas, posee dispositivos electrónicos que le permiten desarrollar misiones de espionaje a miles de kilómetros de su base y cada equipo es, a su vez, una plataforma de lanzamiento de misiles llamados “armas del juicio final”.
Desde hace algún tiempo, el diario británico Sunday Times informó que Israel habría realizado pruebas de lanzamiento de misiles nucleares de largo alcance desde un submarino de esa clase. Sin dudas ese equipamiento continuará siendo utilizado con fines ofensivos. Amenazantes, ya fuentes israelíes se han adelantado a explicar la estrategia: son "submarinos con misiles nucleares cuya misión es disuadir al enemigo, para que no se atreva a atacarnos".
Con esas bases, Tel Aviv confirma su potencial estratégico para agredir a quienes considere sus enemigos, y hacerlo desde escenarios móviles y no desde puntos estáticos terrestres mucho más vulnerables a un ataque preventivo o de respuesta, como lo serían la base de misiles o los aeródromos donde se amontonan las bombas para ser cargadas en los aviones cazas suministrados por Estados Unidos.
Hacia 1986 un técnico nuclear informó, tras abandonar Israel, que su país disponía en aquel entonces de 100 a 200 bombas atómicas desarrolladas con tecnología francesa y norteamericana. El número actual, aunque es desconocido, sería de varios centenares.
A través de décadas, el gobierno sionista ha violado reiteradamente el derecho internacional al provocar conflictos armados destinados a la expansión geográfica a través de la anexión de territorios ocupados. Han sido años signados por las operaciones militares y las invasiones a palestinos y árabes a través del uso de la fuerza. Sin dejar de mencionar que en colaboración con centros de investigación, se utilizan a esos escenarios para realizar pruebas de laboratorio sobre el terreno con armas y doctrinas usadas contra civiles, esencialmente palestinos y libaneses.
El régimen hebreo incrementó su presupuesto militar para 2011 en 190 millones de dólares, según el derechista diario Yediot Aharonot. Israel desarrolla así el mercado de su industria militar en la búsqueda de los beneficios necesarios para mantener la ocupación, el colonialismo y el apartheid. Mientras muchos gobiernos del mundo, y también organismos internacionales, mantienen silencio frente a su armería la cual puede considerarse como una de las más graves amenazas a la paz mundial.
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