martes, 27 de septiembre de 2011

Revisionismo del Holocausto

Revisionismo del Holocausto

Portada del libro de Richard Harwood Did six million really die? (¿Murieron realmente seis millones?)El revisionismo del Holocausto es una corriente histórica que tiene la finalidad de reinterpretar, a la luz de nuevas evidencias, los hechos acaecidos en Europa entre los años 1941 y 1946 y que fueron posteriormente tergiversados por los intereses políticos que impulsaron la creación del Estado de Israel en la región dePalestina en 1948.

La negación del Holocausto es a menudo la conclusión natural de la mayoría de los estudios revisionistas, al incluir nuevas pruebas forenses, análisis científicos y evidencia documental no disponible hace 60 años. Sin embargo, esta negación sólo comprende aspectos puntuales, como por ejemplo la existencia de cámaras de gas homicidas o la cifra de seis millones de víctimas judías. No niega la persecución de los judíos y otras minorías, el establecimiento de campos de concentración para grupos considerados como un riesgo para elEstado en guerra ni otros acontecimientos de la historia oficial.

Posturas y cuestionamientos


Tapa del libro de Pruebas contra el Holocausto del historiador David Irving
Dentro del revisionismo del Holocausto, es posible identificar dos posturas en función de sus objetos de estudio o de su grado de interpretación:

1. La que cuestiona o niega explícitamente el supuesto asesinato en masa del pueblo judío y otras minorías bajo el Tercer Reich, hechos que habrían sucedido entre 1941 y 1945, mismos que no resisten un análisis histórico. La mayoría de los revisionistas defiende esta postura.

Los puntos generales de esta corriente consisten en la duda o el rechazo de que:

■El régimen nacionalsocialista tuviese un plan deliberado de exterminar a los judíos o a otros grupos.
■Existiesen dispositivos funcionales para el exterminio masivo, tales como las cámaras de gas.
■Hubiesen muerto más de 800.000 personas en los campos de concentración, de entre las cuales aproximadamente 300.000 serían judíos.
La investigación, difusión, expresión y discusión abierta de este tema está totalmente prohibida en varios países europeos democráticos como Alemania y Austria, y existen sanciones penales severas para quienes nieguen o cuestionen el Holocausto bajo acusaciones como "ocultamiento de genocidio con conocimiento, o consentimiento y aprobación o justificación del "genocidio" (sic).

2. La que no cuestiona o niega explícitamente el Holocausto (genocidio), ni las cámaras de gas. Esta postura puede clasificarse como un punto intermedio entre el exterminismo y el revisionismo. Dentro de esta postura destacan:

■La que considera la existencia del Holocausto como punto de partida obligado para cualquier investigación sobre el particular y sólo cuestiona hechos secundarios como el número de las presuntas víctimas o el presunto grado de responsabilidad de los servicios de inteligencia aliados, del Vaticano y de la Cruz Roja, instituciones de las cuales se dice que pudieron denunciar o incluso evitar el genocidio, pero supuestamente lo callaron, cometiendo alguna especie de complicidad. Este silencio puede explicarse sencillamente porque durante la guerra nadie se comportaba como si dicho genocidio estuviese ocurriendo, lo que sugiere que, o bien ignoraban de su existencia, o simplemente no estaba ocurriendo.
■La que sostiene que el Holocausto, sea verdad o no, ha sido explotado políticamente en beneficio financiero de Israel, tal como lo ha expuesto el profesor Norman Finkelstein en La industria del Holocausto[1]. (Un estudio revisionista, más bien, sobre las consecuencias políticas del Holocausto).
■La que postulaba que Hitler no tenía conocimiento ni responsabilidad sobre las presuntas ejecuciones en masa, pues no existe documento alguno en el que se vincule directamente a Hitler con agresiones físicas contra judíos, sino que al contrario, abundan los documentos en los que Hitler intentaba evitar todas las acciones e iniciativas individuales contra los judíos. El historiador británico David Irving se caracterizó por defender esta idea en The Hitler’s War.[2][3]
Siguiendo la línea de la explotación política del supuesto genocidio, los revisionistas han demostrado, además, que el Holocausto fue en realidad una propaganda de guerra inventada por las potencias aliadas y que fue posteriormente aprovechada por los sionistas con el propósito de obtener beneficios a costa de otros pueblos, principalmente Palestina y Alemania, por ejemplo, el cobro de indemnizaciones a Alemania, mismas que ascendieron a 85.000. millones de marcos para el año 1952[4]. Alemania ha pagado más de 90.000 millones de marcos (56.000 millones de dólares aproximadamente) a Israel y a organizaciones sionistas desde 1949.

No es tarea del revisionismo justificar hechos históricos relacionados con cuestiones políticas, sino únicamente reconstruir y describir estos hechos y sus motivaciones analizados e interpretados según el espíritu y el sentir de la época a la luz de los datos disponibles. Sin embargo, esto no es impedimento para que algunas personas utilicen estas investigaciones con el propósito de respaldar posturas políticas.

Terminología
El revisionismo del Holocausto se denomina así por ser una corriente del revisionismo histórico, aunque no es necesariamente reconocida actualmente por las instituciones académicas oficiales, principalmente por poseer ideas políticamente incorrectas.

En las primeras décadas posteriores a la guerra, las comunidades judías decidieron no dignificar aquellos estudios revisionistas con una respuesta, creyendo que contestar sólo llevaría a esta corriente a una mayor credibilidad. Más tarde, y con cierta resistencia por parte de la comunidad judía, la historiadora judía Deborah Lipstadt los denominó "negadores del Holocausto", ya que, desde su punto de vista, no estaban "revisando" la Historia, sino más bien, negando lo innegable. Posteriormente se comenzó a utilizar el término "negacionismo", siguiendo el término francés négationnisme, propuesto por Henry Rousso en The Vichy Syndrome, (1991), término que los revisionistas rechazan no sólo por ser despectivo, sino por estar equivocado, pues esta expresión quiere indicar o sugerir, que los revisionistas niegan dogmática y categóricamente los hechos oficiales sin recurrir a la investigación y a la evidencia.

De este modo, cualquier persona que negara la existencia del Holocausto, se convertiría simplemente en "negacionista", no importando si éste cumple con las exigencias de la metodología histórica, lo cual es contradictorio cuando se toma en cuenta a los revisionistas históricos que no se dedican al estudio particular del Holocausto, pero que también niegan ciertos hechos que la Historia oficial ha establecido como verdaderos.

En compensación por el uso de este término, y para facilitar la diferencia de las teorías entre ellos, los revisionistas se refieren comoexterministas o exterminacionistas a aquellos que apoyan o acreditan la historia oficial, falsamente académica, sobre el Holocausto.

Historia
Paul Rassinier
Si bien se admite que lógicamente fueron los nazis, como Hermann Göring, las primeras personas en negar las acusaciones de crímenes que se les imputaron en los inconsistentes Juicios de Núremberg, no fue sino hasta las investigaciones del profesor francés Paul Rassinier que se comenzó formalmente con esta corriente revisionista.

Rassinier dio inicio al revisionismo del Holocausto al publicar en 1950 Le Mensonge d’Ulysse ("La mentira de Ulises")[5], donde trata sobre los testimonios de ex-prisioneros de los campos de concentración alemanes y su vivencia en Buchenwald y Mittelbau-Dora donde estuvo preso por participar en la Resistencia Francesa a la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Al escribir este libro, Rassinier se ocupó de cuestionar y desmentir cada uno de los testimonios que existían sobre cámaras de exterminio en territorio alemán (antiguo Reich[6]), sin embargo admitió su falta de autoridad moral para testificar sobre los demás campos que se hallaban tras la Cortina de Hierro, es decir, campos que se encontraban dentro de los territorios ocupados por los soviéticos en ese momento, como el de Auschwitz por ejemplo, y consideró la remota posibilidad de la existencia de las cámaras de exterminio en ese territorio, sin embargo, tras sus posteriores investigaciones cambió su postura totalmente, afirmando que no hubo ejecuciones por gaseamiento en ningún campo. Rassinier afirmó también haber buscado durante quince años testigos de los gaseamientos sin éxito y que en los campos, además de contar con atención médica y actividades recreativas, se les remuneraba a los presos por el trabajo forzado.

En 1965, en un esfuerzo por conseguir la neutralidad histórica y política, Rassinier escribió:

Quiero que se reconozca la inmoralidad de investigar simplemente a los criminales de guerra alemanes, especialmente cuando se exagera la índole criminal de su actividad, lo cual ha ocurrido en muchos casos. Creo que, a raíz de una guerra, debería concederse amnistía general a todos los combatientes.

Paul Rassinier, 1965.


Algunos críticos señalan que Rassinier era - supuestamente - antisemita, hecho que habría condicionado sus opiniones y que le restarían validez, sin embargo, Rassinier no era antisemita, incluso participó en la fundación de la red clandestina Libération-Nord que permitió a miles de judíos la posibilidad de huir de la zona ocupada para llegar a territorio suizo. También señalan, con aire victorioso, el hecho de que la historia oficial actualmente admite que ni Buchenwald ni Mittelbau-Dora no fueron campos de exterminio ("industrializado"[7]), razón por la cual no es extraño que Rassinier no haya visto cámaras de gas, sin embargo, olvidan mencionar que existieron numerosos testigos que afirmaron la existencia de cámaras de exterminio en Buchenwald[8], y que en el tiempo de Rassinier se consideró como un hecho la existencia de dichas cámaras en este campo. De hecho, en los primeros años de posguerra se consideraba como cierto que casi todos los campos de concentración disponían de una o dos cámaras de exterminio. Con respecto a los llamados campos "de exterminio" en Polonia, cita en su libroLa mentira de Ulises al doctor judío Benedikt Kautsky que fue prisionero durante 7 años, 3 de ellos en Auschwitz y posteriormente declaró lo siguiente:

Yo estuve en los grandes KZ de Alemania. Pero, conforme a la verdad, tengo que estipular que no he encontrado jamás en ningún campo ninguna instalación como cámara de gaseamiento.[9]

Benedikt Kautsky, en su libro Teufel und Verdammte


Rassinier fue de los primeros revisionistas en sacar al descubierto la vasta falsificación de los hechos de los campos de concentración alemanes, y que a cuyo conjunto se le denominó como Holocausto.

Harry Elmer Barnes
El historiador estadounidense Harry Elmer Barnes, asumió una postura revisionista en los años más tardíos de su vida. Entre la Primera y laSegunda Guerra Mundial, Barnes se volvió un conocido escritor pacifista y el máximo exponente del movimiento revisionista histórico. Después de la Segunda Guerra Mundial, se convenció de que las acusaciones hechas contra Alemania y Japón, incluyendo el Holocausto, fueronpropaganda de guerra usados para justificar la participación de Estados Unidos en la guerra.

Einar Aberg
En 1959, el profesor Einar Aberg había publicado en Norniken, Suecia, un cálculo estadístico, en el que la cifra de 6.000.000 de judíosmuertos, no correspondía con la información de algunas fuentes como la American Jewish Comittee y la Statistical of the Synagogues of America. Dicho cálculo decía lo siguiente:


Año Número de judíos en el mundo Fuente estadística
1921 11.600.000 Meyers Hand-Lexikon, Alemania
1925 15.630.000, World Almanac, pg. 752.
1930 15.600.000 National Council of Churches
1933 15.316.359 American Jewish Committee
1936 15.753.633 World Almanac, pg. 748
1938 15.748.091 American Jewish Comitee
1939 15.600.000 American Jewish Comittee Bureau of the Synagogue Council
1940 15.319.359 World Almanac, pg. 129.
1941 15.748.091 World Almanac, pg. 510.
1942 15.192.089 World Almanac pg. 849.
1946 15.800.000 World Almanac & Book of Facts, 1947
1947 15.690.000 World Almanac, pg. 74.
1948 15.600.000 New York Times, 22 de febrero de 1948, Mr. Hanson W. Baldwin
1949 15.713.638 World Almanac, pg. 284.
1961 16.300.000 Statistical Yearbook of Council of Churches, EUA.



El documento fue clasificado como texto antisemita y los historiadores exterminacionistas no le dieron importancia.
El Wold Almanac fue acusado de negar el Holocausto por haber publicado las estadísticas que no coincidían con los supuestos 6.000.000 de judíos asesinados, por este motivo se vio obligado a retractarse e imprimió en 1949 otra estadística "corregida" donde figuraba la cantidad de 11.266.600 para no contradecir a la historia oficial. Sin embargo, incluso la historia oficial admite que esta última cifra se obtuvo mediante un cálculo que asume que murieron 6 millones de judíos, y no es el resultado directo de un censo. De modo que jamás se ha constatado la desaparición de seis millones de judíos mediante datos estadísticos y sin embargo el New York Times hace una estimación de la población mundial judía en 1948 que estaría entre 15.600.000 y 18.700.000[10] utilizando varias fuentes además de World Almanac, como por ejemplo estudios realizados por la ONU.

David Hoggan
Un prominente precursor del revisionismo fue el historiador David Hoggan, quien escribió en 1969 uno de sus primeros libros donde negaba elHolocausto titulado: The Myth of the Six Million (El mito de los seis millones). Hoggan se convirtió en una de las primeras personalidades más importantes del revisionismo, pues sus varios profesorados universitarios confirmaron su seriedad académica.

Institute for Historical Review
El Institute for Historical Review (Instituto para la revisión histórica, conocido por sus siglas en inglés IHR), fue fundado en 1978, en Estados Unidos, por William David McCalden, Willis Carto, Harry Elmer Barnes y A. J. Taylor. Es una asociación académica con sede en California, que constituye el principal centro del revisionismo histórico y se dedica a retar públicamente la veracidad histórica del Holocausto.

Informe Leuchter e Informe Rudolf


Portada del Informe Leuchter con prólogo de David Irving.
El Informe Leuchter es el nombre por el cual se conoce a una investigación pericial realizada en 1988 por el norteamericano Fred A. Leuchter, quien es especialista en el diseño y construcción de equipos para ejecución en las cárceles de Estados Unidos. Este documento ha sido una de las primeras herramientas de los revisionistas del Holocausto para demostrar materialmente la falsificación de las cámaras de exterminio de Auschwitz I, Auschwitz-Birkenau y Majdanek.

La imposibilidad técnica de los supuestos gaseos y cremaciones en masa ya había llamado la atención de varios investigadores como Ditlieb Felderer y Robert Faurisson, en la década de los '60s, pero aún no se había realizado un análisis científico directo a los instrumentos con los que se habrían cometido los supuestos crímenes, es decir, las cámaras de gas y los crematorios. Ni siquiera en el tiempo en que se llevaron a cabo las acusaciones se realizó un dictamen pericial sobre las armas de los supuestos delitos; en ninguno de los juicios contra los nazis se ordenó elaborar tal peritaje, necesario para cualquier proceso por homicidio.

El 25 de febrero de 1988, Leuchter viajó a Polonia con un equipo que incluía un camarógrafo, un dibujante y un intérprete polaco. Extrajo sin permiso trozos de pared y de suelo de las cámaras de exterminio y de desinsectación las cuales fueron llevadas a Estados Unidos y analizadas por el químico judío estadounidense James Roth, sin ser informado de dónde procedían para no influenciar los resultados.

La argumentación de Leuchter se basó principalmente en los siguientes puntos:

Considerando que el cianuro llega a perdurar durante siglos en argamasa y piedra, los resultados del análisis del Dr. Roth determinaron que:

■Las muestras extraídas de las cámaras de desinsectación contenían una muy elevada cantidad de cianuro. En en la superficie de dichas cámaras se habían encontrado residuos de azul de Prusia.
■Las muestras extraídas de las supuestas cámaras de exterminio contenían un rastro nulo o ínfimo de cianuro, careciendo la totalidad de éstas de dichos residuos de azul prusiano en su superficie.
La presentación del informe desató una persecución y juicios contra el propio Leuchter. Las organizaciones judías basaron su crítica en que éste no poseía título académico como ingeniero. Además se intentó desacreditar todo el informe en base a que el autor no especificó la profundidad de las muestras que extrajo, lo cual podría influir en el resultado del análisis. Sin embargo, el estudio fue reproducido y confirmado por el químico Germar Rudolf en el Informe Rudolf, el cual sí posee todas las acreditaciones necesarias y siguió correctamente la técnica, llegando a las mismas conclusiones que Leuchter.

Afirmaciones y conclusiones de los revisionistas del Holocausto
Las tres afirmaciones básicas de los revisionistas del Holocausto son:[11]

■No hubo una política oficial, un plan o una intención clara para el exterminio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
■No murieron seis millones de judíos durante la guerra. Esta es una cifra tremendamente exagerada y no corresponde con la realidad. Se cuestiona que desde 1933 a 1945 hubiesen muerto más de 800.000 personas en los campos de concentración, de entre las cuales aproximadamente de entre 150.000 y 300.000 serían judíos. Parte de esta afirmación se basa en los cálculos estadísticos poblacionales de la época, de natalidad, mortalidad y migración, así como en los de los campos de concentración alemanes. Los trabajadores eran necesarios en época de guerra y hubiese sido contraproducente ejecutarlos, por esta razón el 8 de diciembre de 1942, Heinrich Himmler, responsable máximo de todas las instalaciones de prisioneros, hizo llegar a todos los centros de internamiento una orden taxativa, conminando a las autoridades responsables a que "el índice de defunciones en los campos debe ser reducido a cualquier costo". La Cruz Roja Internacional, que tuvo acceso a los campos y los supervisó durante la guerra, informó sobre dichas defunciones.[12]
■No existieron cámaras de gas en los campos de concentración. (No se refieren aquí a las cámaras usadas en la desinsectación de piojos por medio del gas Zyklon B para la ropa o los colchones de las barracas, cuya existencia es incuestionable, sino a las cámaras hechas, específica y funcionalmente con el propósito de asesinar personas.) Esta afirmación se basa también en los resultados de los análisis realizados en los restos de las supuestas cámaras de exterminio y que son incompatibles con lo que establece la historia oficial. Además, el director del Museo de Auschwitz, el polaco Dr. Franciszek Piper, había anunciado que las cámaras de gas habían sido construidas por los soviéticos después de la guerra y cuando la Cruz Roja entrevistó a miles de prisioneros liberados al final de la guerra, preguntándoles si habían visto "cámaras de gas", la respuesta fue universalmente negativa.[13]
Entre otras afirmaciones se incluyen las siguientes:

■La Alemania nacionalsocialista creó campos de concentración o campos de trabajo al igual que muchos otros países con el fin de internar individuos que, por sus ideologías o nacionalidades, pudieran representar una situación conflictiva para el país. Por ejemplo, la reclusión de individuos japoneses en campos de concentración estadounidenses durante la guerra.
■Aproximadamente 300.000, murieron en los campos de concentración, de las más diversas causas, incluyendo muerte natural y epidemias.
■El Zyklon B es un insecticida a base de ácido cianhídrico utilizado ya desde 1922 para combatir epidemias como el tifus exantemático transmitido por el piojo y así proteger la salud de los civiles, tropas, prisioneros e internados, por lo que tambíén los informes de los campos de concentración hablan de otros procedimientos anti-parasitarios como cortes de cabello y de duchas regulares.
■El constante bombardeo aliado causó rupturas a carreteras, puentes y vías férreas, las cuales suministraban alimentos y medicamentos a los diversos campos de trabajo, por esa razón la inanición y las epidemias de tifus fueron factores decisivos para las bajas de prisionerosjudíos y no judíos, enfermeras, médicos y el personal de administración de los campos, sin incluir la vejez y la muerte natural. Este hecho fue descrito por Rassinier en sus obras, y confirmado también por la Cruz Roja en un informe de 1948 en el que explicó que los bombardeos sistemáticos de los aliados paralizaron los transportes y las comunicaciones; "no se podía ya realizar el aprovisionamiento regular de los campos y la falta de alimentos provocó la muerte de un número creciente de personas, no solamente en los campos, sino también entre la población civil".
■Las pretendidas gasificaciones en las supuestas "cámaras de exterminio" eran técnicamente imposibles pues sus descripciones contradicen leyes de la Física y la Química.
■A pesar de que los soviéticos encontraron aún cuerpos sin incinerar al momento de la liberación de Auschwitz, nunca se determinó por medio de autopsias, que alguna de estas muertes haya sido causada debido al gaseo.
■En los campos de concentración sí existieron hornos crematorios para la incineración de los cadáveres y así evitar otras epidemias, pero no para quemar a seres vivos ni a supuestas víctimas de gaseamiento. Era completamente imposible quemar los cadáveres de los pretendidos millones de gasificados en los crematorios de la época (ni en los actuales) dentro del período de tiempo referido, tal como lo ha establecido la historia oficial.
■No existe, o al menos no se conserva, ningún documento nacionalsocialista que ordene, decrete o manifieste el asesinato en masa por parte de los alemanes o que mencione siquiera las cámaras de gas. Este hecho es admitido y respaldado por Olga Wormser-Migot[14] yLeon Poliakov[15], historiadores oficialistas. Todos los documentos fiables que se han encontrado hablan de un plan de deportaciones forzadas, pero no de exterminio.
■La denominada "Solución Final al problema judío" (Endlösung der judenfrage) no significaba la decisión de exterminar al pueblo judío, sino su desplazamiento y reubicación en la isla de Madagascar,[16] y posteriormente en el este de Europa para el nuevo asentamiento delEstado de Israel.
■La Conferencia de Wannsee del 20 de enero de 1942 se trató efectivamente de la cuestión judía, y de su Solución Final, es decir, de la deportación forzosa de los judíos así como de la creación de una entidad judía, pero no de un programa de exterminio físico.
■La historia del Holocausto es una propaganda de guerra creada inicialmente por los Aliados para satanizar a los alemanes y elevar la moral de los soldados. Los sionistas difundieron esta propaganda con la intención de cobrar grandes indemnizaciones para financiar la creación de un hogar nacional judío en Palestina y para continuar apoyando políticamente al Estado de Israel.
■Las principales pruebas del genocidio se fundamentan en testimonios de supuestos supervivientes y no en pruebas materiales que demuestren el asesinato en masa. Estos testimonios carecen de validez si no pueden ser verificados o contrastados, y en general éstos forman parte de los rumores transmitidos dentro de los campos.
■Algunas de las supuestas evidencias materiales, principalmente fotografías, son falsificaciones. Otras fotografías no son montajes pero se citan fuera de contexto como las conocidas fotografías de los soldados soviéticos ejecutando judíos.
■El Diario de Ana Frank, otra presunta evidencia material, fue manipulado con bolígrafo por Otto Frank después de la muerte de Ana ocurrida en 1945. El bolígrafo no fue inventado sino hasta 1949, y comenzó a ser comercializado recién en 1951. Su escrito definitivo resultó ser un plagio a Meyer Levin, tal como lo estableció el tribunal. La caligrafía de las cartas de Ana Frank y el presunto Diario no corresponden entre sí.
■Los testimonios de los sobrevivientes están llenos de errores e inconsistencias por lo que no son confiables. Por ejemplo, existieron muchos testigos que describieron el proceso de exterminio con cámaras de gas en los campos de Dachau, Buchenwald[8], Ravensbrück[17]y Mauthausen[18], lo cual fue tomado como un hecho establecido durante los Juicios de Núremberg, pero desde 1960 todos los historiadores de la versión oficial, admiten que todo esto era producto de la propaganda antialemana, y que los testimonios eran fraudulentos.
■Las confesiones sobre crímenes de guerra, como la de Rudolf Höss en los Juicios de Núremberg, fueron extraídas bajo tortura.
■El trato de los alemanes hacia los judíos no fue diferente al trato que daban los aliados a sus enemigos en la guerra.
■Los judíos sufrieron los desastres de la guerra, la separación y deportación a campos de concentración, los consecuentes padecimientos y muertes por epidemias, maltratos, abusos y ejecuciones aisladas por ciertos motivo, como los llevados a cabo por el comandante Karl Otto Koch y por lo cual recibió la pena de muerte, emitida por los propios SS. También padecieron represalias o hasta masacres. Pero todos esos sufrimientos los padecieron también otras naciones o comunidades durante la guerra así como también los alemanes y sus aliados.
■Adolf Hitler y el nacionalsocialismo son inocentes de la acusación de genocidio contra el pueblo judío y otras minorías.
Las pruebas del Holocausto refutadas
■Informe Gerstein

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