viernes, 28 de octubre de 2011

Atzcapotzalco EL CHINTOLOLO

Atzcapotzalco

a principios del siglo XX
lunes 31 de agosto de 2009
EL CHINTOLOLO
José Antonio Urdapilleta Pérez

Cuando alguna persona nos pregunta de donde somos inmediatamente respondemos: soy Chintololo, con esto queremos decir que somos naturales de Atzcapotzalco y con este nombre se nos conoce y nos identificamos. Existen muchas historias que narran sobre el origen de este sobrenombre, en primer lugar hay que aclarar que la palabra Chintololo es un aztequismo y parece ser la modificación de las raíces mexicanas tzintli, del cual deriva chintli, que quiere decir asentaderas o trasero y tololontic, reduplicativo de tolontic, que significa redondo o exageradamente redondo, por lo que tenemos que su traducción a la castilla es: “el que tiene las asentaderas redondas o muy grandes o, en otras palabras, indio nalgón”.
Este mote quiso ser en sus orígenes una forma despectiva de denominar a los habitantes de Atzcapotzalco, ya que según se cuenta, con la conquista y destrucción de este pueblo por parte de los mexicas en 1428, para sojuzgar a los tepanecas los aztecas quemaron y saquearon su ciudad, sus templos y documentos donde se narraba la historia antes de la Guerra Tepaneca, se repartieron sus tierras y exigieron tributo, además implantaron una guarnición guerrera y no permitieron que los tepanecas eligieran nuevo gobernante, para acabarla de amolar se trasladó el mercado de esclavos de Cuautitlán a Atzcapotzalco, lo que en aquellos tiempos era una gran afrenta y no conformes con ello a los atzcapotzalcas se les comenzó a llamar de forma despectiva Chintololos o indios nalgones, como ya se dijo antes, pero este sentido lo modificó la conseja popular dándole un valor festivo, histórico y altivo a su expresión original, en otras palabras, se volteó el chirrión por el palito.
Incorporándose a esta tradición, un buen intencionado delegado de Atzcapotzalco que es un estudioso de la cultura maya, quiso en los años setenta del siglo pasado dar una nueva versión al nombre de Chintololo, basándose en un reborujo de palabras mayas escribió que la sílaba chin proviene de la raíz Chintun, que significa piedrecita, mientras de tololo proviene de T'otl y significa grabar o tallar, además está el plural Ob por lo que en maya Chintololo es: los que tallan las piedrecitas o lapidarios.
Esta forma extraña que se tuvo para saber el significado de este mote se hizo con toda intención, ya que se buscó aparejar este significado con aquella conseja que dice que los de Atzcapotzalco eran grandes artífices u orfebres que le hacían sus joyas a Moctezuma el Xocoyote, por lo que además de plateros también resultaron talladores de piedras preciosas como el jade o la turquesa, quiso además vestir este significado con un simbolismo aplicable al Chintololo moderno, ya que éste está tallando con su esfuerzo la piedra de su personalidad y labrando su propio futuro, lo cual suena muy bonito pero no deja de ser una barrabasada propia de su momento político.
No obstante, las consejas que los mismos Chintololos cuentan de este mote van más allá de las interpretaciones políticas; una de ellas nos narra la historia de dos amigos muy populares en Atzcapotzalco llamados Jacinto y Dolores, naturales de los barrios de la Asunción y de San Miguel, ambos personajes siempre andaban juntos por lo que era muy raro verlos separados, así que cuando alguien les buscaba, solía preguntar por ellos de la siguiente manera:
-¿No está Chinto o Lolo?,
-¿Y de dónde son Chinto y Lolo?
-Pos de Atzcapotzalco. De ahí que se popularizara y generalizara llamar a los atzcapotzalcas: Chintololos.
Otra versión nos la ha contado el cronista de Iztacalco, Lic. Francisco Cázares, según él hace muchos años en varios de los pueblos que hoy forman el D.F. le nombraban Chintololos a los naturales de Atzcapotzalco, quienes en aquella época solían vestir un amplio calzón de manta, cuando estos al laborar en sus parcelas se inclinaban a desyerbar o a plantar las simientes y su prenda se inflaba al soplar el viento, haciéndolos ver con unas asentaderas enormes, por lo que eran llamados con este apodo.
Una historia más nos la narró nuestro buen amigo Francisco Martínez Arias, quien remonta este nombre al 19 de agosto de 1821, fecha en que se libró el último hecho de armas de la guerra por la independencia de México. Como todos saben, los Trigarantes empujaron a los Realistas al mando del coronel Manuel de la Concha hasta las casas principales, atrio, templo y convento de Atzcapotzalco, por lo que se buscó hacerlos abandonar sus parapetos utilizando una pieza de artillería de á 8, misma que fue colocada entre la plaza de armas y la plazuela del Zacate, bombardeándose las posiciones realistas durante un buen rato, cerca de las 11:00 de la noche el coronel Anastasio Bustamante da la orden de retirada tras haber dado una lección al enemigo.
Para esto, el cañón se encuentra atascado en el fango inquiriéndosele a Bustamante no abandonarlo en manos de los Realistas así que se piden voluntarios para rescatarlo, acudiendo a este llamado se presentan Encarnación Ortíz, “El Pachón”, (capitán del cura Hidalgo) y Manuel Arana (capitán de los Fieles de San Luis), quienes con sus reatas lazan el cañón y comienzan a tirar de él con las cabezas de sus sillas, para su mala fortuna son acribillados por las balas contrarias. Bustamante, al ser notificado de la desgracia, ordena un último ataque que hace abandonar la posición del enemigo y se hace dueño de la plaza. El nombre de esta pieza de á 8 era: El Chintololo.
Para finalizar, y con esto no quiero decir que las historias se han agotado, con este nombre se conocía a la góndola que transportaba las verduras y legumbres de Atzcapotzalco a la ciudad de México, por lo que al llegar a los mercados o puntos de desembarque la gente decía:
-Ya llegó El Chintololo.
-¿Y de dónde viene?
-De Atzcapotzalco.
Por tal razón, los que vienen de Atzcapotzalco son Chintololos.

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