miércoles, 26 de octubre de 2011

El Islam y la espada

El Islam y la espada
Thomas Carlyle dijo: "Acusar a Muhammad de confiar en la espada para que la gente responda a su predicación ¡es un sin sentido incomprensible!"
Iniciación - 26/10/2011 8:05 - Autor: Redacción - Fuente: Rasoulallah.netVota:- Resultado 0 votos | Más... Etiquetas: propagacion islam, muhammad, sedillot, karem armstrong, carlyle

Es bien sabido que rechazó la opinión de su compañero cercano Omar Bin Al Khattab en cuanto a matar a los prisioneros de guerraEs extraño encontrar personas con el corazón lleno de odio, acusando al Profeta Muhammad (la paz sea con él) de violencia y crueldad, o que haya propagado la religión del Islam con la espada.

Pero la verdad fue dicha por grandes hombres del conocimiento, de la ciencia y de la sabiduría. Ellos respondieron y rechazaron estas falsas acusaciones.

Primera respuesta: académico Louis Sédillot

Uno de los más eminentes defensores del Profeta, un hombre que demostró la falsedad de estas acusaciones, es el historiador francés Louis Sédillot. Él escribió: “Es como una distorsión de los hechos de la historia, cuando algunos escritores acusan al Profeta Muhammad (la paz sea con él) de crueldad. … Ellos olvidan que no escatimó esfuerzos para eliminar el deseo heredado de venganza entre los árabes; a pesar del hecho que la venganza estaba esparcida en arabia como la esgrima estaba en Europa. Ellos no leen las Aleyas del Corán por las cuales el Profeta rompió el horrible hábito de enterrar vivas a las niñas recién nacidas. Ellos nunca piensan en el perdón que concedió a sus peores enemigos luego de la conquista de La Meca. Tampoco consideran la misericordia que mostró hacia muchas tribus durante la guerra. … ¿Saben que nunca abusó de su poder para llenar el deseo de crueldad? Si alguno de sus compañeros cometía un error, él lo detenía y lo corregía. Es bien sabido que rechazó la opinión de su compañero cercano Omar Bin Al Khattab en cuanto a matar a los prisioneros de guerra. Cuando llegó el momento de castigar a Bani Quraydha, dejó la sentencia a Sad Bin Muath, quien solía ser el aliado de Bani Quraydha. También perdonó al asesino de Hamza, y nunca rechazó solicitudes de bondad y perdón.” (1)

Segunda respuesta: Dra. Karen Armstrong

La investigadora Karen Armstrong escribió en la introducción de su libro “Muhammad: la biografía del Profeta”: “Es incorrecto suponer, como algunos dicen, que el Islam sostiene la violencia e intolerancia en su esencia. El hecho es que el Islam es una religión global, y no es, para nada, caracterizada por atributos agresivos del Oriente contra el Occidente.” (2)

Algunos occidentales encontraron que estas acusaciones son causadas por antiguos resentimientos. Armstrong continua diciendo: “Nosotros, en el oeste, estamos en necesidad de liberarnos de algunos antiguos resentimientos. Y tal vez sería bueno comenzar con el Profeta Muhammad (la paz sea con él). Él fue un hombre muy compasivo. … Él fundó una religión y una tradición cultural que no se basó en la espada, a pesar del mito occidental, y cuyo nombre ‘Islam’ significa paz y reconciliación.” (3)

Tercera respuesta: Dyson

El escritor alemán Dyson dice: “Es un error de uno mismo el creer lo que otros tratan de promover sobre el Islam, que su progreso y establecimiento se debe a la espada. La causa principal de la expansión del Islam se debe a esta hermandad religiosa, y a la nueva vida social que preparó y hacia la cual llamó. También se debe a la honorable vida conducida por el Profeta Muhammad (la paz sea con él) y a los califas posteriores a él. Sus vidas estaban llenas de virtud y sacrificio a un nivel que le dio al Islam un gran e insuperable poder.” (4)

Cuarta respuesta: Reinhart Dozy

El erudito neerlandés Dozy clarifica y asegura que el Profeta Muhammad (la paz sea con él) no obligó a nadie a abrazar al Islam. Él dice pocas, pero decisivas palabras: “¡No fue forzado a nadie!” (5)

No hay una sola prueba de que el Profeta Muhammad (la paz sea con él), ni siquiera por una vez, haya obligado a un ser humano a abrazar el Islam, ni siquiera con presión emocional. Entonces, ¡¿cómo va a ser verdad que utilizó violencia y espadas?!

Quinta respuesta: Gustave Le Bon

El gran historiador Gustave Le Bon argumenta: “El Islam no se propagó por la espada, sino sólo por la predicación. Sólo por eso fue aceptado por el pueblo que derrotó a los árabes recientemente, como turcos y mongoles. El Corán llegó a India, el lugar donde los árabes eran sólo transeúntes. … y no fue menos extendido en China, donde los árabes no conquistaron tierras.” (6)

Y agrega: “El poder no fue un factor en la propagación del Islam; eso se debe a que los árabes dejaron a la gente que vencieron libres para practicar su propia religión.” (7)

Sexta respuesta: Laura Veccia Vaglieri

La escritora italiana Laura Veccia Vaglieri expresa: “El Islam no permite esgrimir una espada, excepto en legítima defensa; prohíbe totalmente la hostilidad. La Ley del Islam permite la batalla en defensa de la libertad de conciencia para establecer la paz y garantizar la seguridad y el orden.” (8)

Eso fue lo que ocurrió en varias batallas, como la batalla de Badr (Ramadán 17, año 2 d.H. o abril del año 624 d.C.); la batalla de Uhud (Shawal, año 3 d.H. o abril del año 624 d.C.), y en la batalla de Al Ahzab (Shawal, año 5 d.H. o marzo del año 627 d.C.). Todas ellas fueron batallas en defensa propia.

Otras batallas, como la batalla de Qaynuqa (sábado 15 de Shawal, año 2 d.H. o 9 de abril del año 624 d.C.), la batalla de Nadir (Rabi Awal, año 4 d.H. o agosto del año 625 d.C.), la batalla de Qurayza (Dhi Al Qida, año 5 d.H. o abril del año 627 d.C.), y la batalla de Khaybar (Muharram, año 7 d.H. o mayo del año 628 d.C.), fueron todas resultados de la traición, alianza en contra de los musulmanes, violación de acuerdos, e intentos de asesinar al Profeta (la paz sea con él).

Séptima respuesta: Thomas Carlyle

Las palabras del académico Thomas Carlyle son suficientes para probar que el Profeta (la paz sea con él) no propagó el mensaje del Islam con la espada. Dijo: “Acusar a Muhammad (la paz sea con él) de confiar en la espada para que la gente responda a su predicación ¡es un sin sentido incomprensible!” (9)

Él explicó además: “Se ha dicho mucho de la propagación religiosa de Muhammad por la espada. … Si se toma esto como argumento de la veracidad o falsedad de una religión, hay un error radical en ello. La espada, sí, pero ¿dónde hallaremos nuestra espada? Cada nueva opinión, en su inicio, es precisamente una individualidad. Siendo uno sólo el que tiene fe en ella entre todos los vivientes, siendo por lo tanto uno el que se opone a todos los demás. Poco conseguiría en empuñar una espada emprendiendo la propaganda. ¡Primero debe conseguir su espada! En general, una cosa se propagará por sí misma si puede. Tampoco desdeñó la espada la religión cristiana cuando la tuvo. Carlomagno no convirtió a los sajones por la predicación. Me importa muy poco la espada, permito que una cosa luche en este mundo con una espada, lengua o cualquier arma que tenga o pueda conseguir. Podemos dejar que predique, publique folletos y luche con todo el empuje que pueda; emplee pico y garras, aquello de que disponga; lo cierto es que a largo plazo sólo conquistará lo que merezca ser conquistado. Lo único a que puede vencer, es lo inferior a ella, lo superior nunca. En este gran duelo, la naturaleza misma es la jueza, y no puede equivocarse: lo que está más arraigado en la naturaleza, lo que llamamos más verdadero, eso y no otra cosa crecerá al final.” (10)

Al final del día, es una cuestión donde el fallo es sólo de Allah Todopoderoso, Quien envió a Sus mensajeros. ¡Y qué justo y equitativo juicio será cuando viene de Él, el Creador!

Referencias:
1. Louis Sédillot, citado del libro “El Islam, entre la equidad y la ingratitud”, página 134.
2. Karen Armstrong, “Muhammad: biografía del Profeta”, página 19.
3. Karen Armstrong, “Muhammad: biografía del Profeta”, página 393.
4. Dyson, “Muhammad Bin Abdullah”, página 59.
5. Reinhart Dozy, “Suplemento a los diccionarios árabes”, Introducción del libro.
6. Gustave Le Bon, “Civilización árabe”, páginas 128 – 129.
7. Gustave Le Bon, “Civilización árabe”, página 127.
8. Laura Veccia Vaglieri, “Una interpretación del Islam”, páginas 11 – 12.
9. Véase Abbas Mahmud Al Aqqad, “Los hechos del Islam y la falsedad de sus opositores”, página 227.
10. Thomas Carlyle, “Los héroes”, página 76.

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