domingo, 27 de noviembre de 2011

ME LO CONTO UN MARAKAME

ME LO CONTO UN MARAKAME

Cuenta la leyenda que en el principio de todos los tiempos existía un venado azul que dejaba flores en cada huella al caminar, los pajaritos se le acercaban, el arcoíris reflejaba sus colores en todas las formas, los animalitos le cantaban y danzaban, su caminar era firme, gallardo, esbelto, fino, no hacía ruido, pero llevaba una música especial en su interior, se reconocía en los reflejos de las aguas y se divertía con el vaivén de las hojas de los árboles, no se desesperaba con las moscas, ni pujaba con sus problemas, tampoco vomitaba, en fin, un venado tipo Bambi, con mariposillas y aves coloridas a su alrededor, sólo que su azul hermoso color brillante lo hacía distinto, único, inocente y astuto, inteligente y sabio, con destreza para librar baches y peligros, con intuición para no dejarse caer en los abismos…
Pero… había un lobo acechante, celoso, envidioso, vanidoso, prejuicioso, rencoroso que lo miraba, lo seguía y observaba, quería hablarle, preguntarle, cuestionarle, tenía dudas y tituteaba, tenía vicios (creo que tomaba café y fumaba marlboro), lo perseguía en su búsqueda, lo quería cazar hasta que tuvo el atrevimiento de hablarle:
-Hey, venadito azul, ¿dónde vas? ¿por qué a tu paso crecen las flores de colores, chiquititas, medianas y grandotas? ¿por qué el arcoíris te protege y va contigo? ¿qué haces para que en tu caminar haya tanta luz que me enceguece?
El venadito: -En primer lugar no te me acerques mucho, lobo, yo conozco tu naturaleza voraz, háblame de perfil y aléjate algunos metros para ayudarte.
-Quiero ser como tú, le dijo el lobo suplicante, enséñame a dejar esa estela de amor a tu paso. Ayúdame, pues mi sangrienta naturaleza no me deja…
El venadito lo miró sorprendido.
-¿De verdad quieres ser como yo?
-Sí, sísíssísíiiiiiiiiii, contestó el lobo.
Permíteme un minuto, dijo el venado. Y lanzó un silbido al águila real, dorada de precioso plumaje que le extendió sus alas regalándole dos hermosas plumas de gran tamaño. El venado las tomó, las fijó en un par de varitas y se las colocó al lobo en sus orejas.
Después de agradecer al águila su ofrenda, ésta le dijo que no se preocupara que siempre volaría a su lado para cuidarlo.
-Mira lobo, dijo el venado, a ti te gusta cantarle a la luna, a la noche, te gusta la oscuridad, siempre caminas por caminos de sangre, si de verdad quieres ser como yo te invito a caminar de otra manera, hacia la luz del día, sígueme, pero guarda tu distancia.
Entonces empezaron a caminar de Salina Cruz al Cerro Quemado durante más de siete días. En el trayecto, el lobo renunció a la noche, miró las flores por primera vez, entabló conversación con el arcoíris y sufrió un poco al verse lejos de su hogar, sin sus vicios y costumbres.
Se hizo vegetariano.
Así pasaron los días de sol, noche, lluvia, frío y calor hasta que llegaron al Cerro Quemdo, donde nace el sol, donde los abuelos han rezado y han colgado collares gigantes de chaquira, donde cada uno cuando se presenta se vuelve una cuentita de esa chaquira y se teje una gran historia de amor.
En esa preciosa cima, ubicada en San Luis Potosí, cuyos colores transforman toda materia, donde el espíritu, aunque pareciera decir que ni le va ni le viene, tiene una estrella para todo el que pise ese lugar, una jícara con brillantes colores, un espejo de luz…
El venado y el lobo llegaron a esa preciosa montaña donde se vislumbra la verdad, donde el camino se vuelve alegre y donde las distancias se juntan en un sólo corazón, ahí pidieron permiso para entrar y se aposentaron con respeto, entonces el venado tomó un gran espejo de obsidiana que se encuentra en ese lugar, es un espejotototote en el que es posible ver el interior de cada uno, en el que se refleja el corazón que salta y baila y canta y festeja la vida, ahí el lobo se miró y aunque conocía su rostro, cuál sería su sorpresa al ver su reflejo en el espejo: se había convertido en ¡un venado!
¡Somos hermanos!, exclamó el lobo y desde entonces permanecen en esa montaña wirrarika donde cada uno hace su trabajo…

Jejeje

Gracias hermanitos y hermanitas por sus cantos, gracias pig brother Miss Tedio (perdón mis terio) por tus palabras de aliento y tu curación de experiencia, gracias abuelitos y abuelitas por la vida y gracias por las leyendas que han alimentado muchas veces mi camino… gracias Iliana porque llevas bien chido la copalera sagrada de nuestras abuelas… fuerza hermanita… gracias también a la palabra… Gracias jikuri porque siempre que rezo llegas a mi casa…

Besos a todos y los espero en Playa del Carmen
Saludos y bendiciones de amor desde la tierra de los Itzáes mis maestros mayas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario