viernes, 2 de diciembre de 2011

Códice Dresden, gran fuente de información sobre el conocimiento astronómico prehispánico

Códice Dresden, gran fuente de información sobre el conocimiento astronómico prehispánico

Uno de los documentos que mejor detallan el conocimiento de los astros por los antiguos mayas, que revela cómo es que fueron capaces incluso de predecir eclipses, fue el Códice Dresden, señaló Jesús Galindo Trejo, arqueo-astrónomo del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

Explicó que este códice cuenta con una tabla para la predicción de estos fenómenos celestes, “lo cual da muestra notable de los avances en el conocimiento astronómico de esta civilización”.

El investigador refirió que la brillantez y regularidad del Sol era un reflejo de un orden cósmico estable y continuo.

“Los eclipses, al opacar al astro, rompían con este orden y regularidad, y eran considerados un mal augurio sobre el mundo”, añadió.

En este sentido, dijo, el fenómeno se convirtió en un importante objeto de estudio para los astrónomos, que por lo regular eran también sacerdotes, conocimiento que quedaría plasmado en tres de los códices mayas que se conocen, principalmente el Dresden.

Abundó que dicha tabla debió ser resultado de una cuidadosa y paciente labor de observación, “porque al relacionar las fechas del calendario ritual, se encontró que dichas cuentas corresponden a 69 eclipses solares reales, 18 de los cuales se pudieron observar en tierra maya”.

El científico, que da mayor detalle de la actividad astronómica en la época prehispánica en la última edición de la revista Ciencia, de la Academia Mexicana de Ciencias, puntualizó además que el estudio del planeta Venus quedó también registrado en este códice.

Expuso que el planeta fue otro cuerpo celeste reconocido como una importante deidad, Quetzalcóatl en el Altiplano y Kukulcán para los mayas, debido a que se trata del objeto de apariencia estelar más brillante en el cielo.

“La cuidadosa observación que los mayas hicieron de este astro se revela de igual manera en el Códice Dresden que registra periodos venusinos relacionados con el año solar de 365 días”, informó el científico.

TEOLOGÍA Y ARQUITECTURA. De acuerdo con el investigador universitario el conocimiento astronómico alcanzó la mayor jerarquía en el pensamiento prehispánico, llegando a considerarse una dádiva otorgada al hombre directamente de los dioses.

“Los conceptos de espacio y tiempo sirvieron entonces para definir la cosmovisión de los pueblos prehispánicos. Se desarrolló un ceremonial muy elaborado, en el marco de un propio sistema calendárico, para honrar a las deidades que moraban en el cielo”, apuntó. Añadió que gran parte del arte arquitectónico, escultórico y pictográfico prehispánico fue acompañado por representaciones simbólicas que remitían claramente a conceptos derivados del ámbito celeste.

El arqueo-astrónomo manifestó que de esta forma, la clase gobernante, precursora y alentadora de dicho arte, manifestaba que sus obras terrenas se encontraban en completa armonía con los preceptos sagrados, lo que legitimaba su poder político frente a su pueblo.

Por otra parte el especialista explicó que el sistema calendárico en Mesoamérica cumplió una función en la arquitectura y construcción de las grandes ciudades.

“Los antiguos pobladores del México prehispánico erigieron grandes estructuras arquitectónicas orientadas hacia la salida o el ocaso del Sol en momentos astronómicamente importantes, como solsticios, equinoccios y en los días en los que el disco solar alcanza el cenit”, añadió.

Sin embargo, explicó, la mayoría de las más importantes edificaciones prehispánicas están alineadas hacia eventos solares que no correspondía al calendario solar, sino que encontraba significado en el sistema ritual, que era de 260 días. Tal es el caso de la pirámide del Sol y el Templo Mayor, así como la traza de sus ciudades.

Galindo Trejo señaló que si bien el patrimonio prehispánico del país se encuentra en gran medida depositado en sus obras arquitectónicas y artísticas, el conocimiento generado por las antiguas civilizaciones corresponde también a éste, por lo que sin duda es motivo de estudio e investigación.

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