lunes, 26 de diciembre de 2011

Los extremismos sociales pueden anticiparse gracias a la sociofísica

Los extremismos sociales pueden anticiparse gracias a la sociofísica
La radicalización está directamente relacionada con la crisis de valores que sufren las mayorías


Los extremismos que amenazan la convivencia social son el resultado de la crisis de valores y de las dudas sobre las convicciones que esta crisis suscitan entre la población, según las conclusiones de un estudio que combina la física con la sociología y que se ha desarrollado con el apoyo de simulaciones informáticas. Por Vanessa Marsh.

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IB La radicalización de las opiniones respecto a la población extranjera, los judíos, los homosexuales, los discapacitados, los pobres o cualquier otra categoría cultural, étnica o religiosa, tiene más posibilidades de prosperar y de constituirse en fenómeno social y de riesgo cuando los criterios de la mayoría no son sólidos y predomina en sus espíritus la duda y la incertidumbre.

Esta es la principal conclusión de la investigación How can extremism prevail? A study based on the relative agreement interaction model, realizada conjuntamente por sociólogos y físicos en el marco de una nueva disciplina conocida como sociofísica.

La sociofísica combina herramientas de análisis social elaboradas por la sociología con las leyes físicas aplicadas a los fenómenos sociales y se apoya para su desarrollo en simulaciones realizadas por ordenadores. Un reciente congreso celebrado en Bielefeld, Alemania, acaba de dar impulso a este esfuerzo interdisciplinar.

La sociofísica se basa en la convergencia que se produce a determinado nivel teórico entre el objeto social y los fenómenos físicos: los fenómenos físicos y las sociedades son el resultado de la interacción de múltiples elementos.

Génesis de los extremismos

Partiendo de esta premisa, el estudio sobre la génesis de los extremismos sociales ha desarrollado una simulación informática para diseñar la evolución previsible de determinados comportamientos sociales.

No es la primera vez que las simulaciones informáticas se aplican a fenómenos sociales. El Primer Informe al Club de Roma que en 1972 advirtió de los límites del crecimiento económico, se basaba también en esta metodología.

El modelo descrito en el estudio sobre la radicalización de la sociedad describe individuos con dos características. La primera es una opinión sobre cualquier cosa, ya sea política, cultural o gastronómica. Esta opinión es representada en un eje de graduación cuyos extremos son más uno y menos uno, mientras el centro se representa por un cero.

La segunda característica de estos individuos es la certidumbre o incertidumbre que pueden tener sobre sus opiniones y se representa también por una escala numérica equivalente.

Ley de las opiniones

Para realizar la simulación se estableció la siguiente ley: cuanto más próximas están las opiniones, mayores probabilidades de convergencia entre individuos y disminución de la incertidumbre.

Se da por descontado que los más convencidos son los que ejercen una mayor influencia social y que cuando dos o más individuos están seguros de sus opiniones, no se influencian entre sí.

Es entonces cuando entre en juego la simulación. El ordenador elige al azar dos individuos, compara sus opiniones y grados de certidumbre. A continuación va modificando sus valores según la ley previamente establecida y repite la operación miles de veces. Los resultados comienzan a dibujarse en la pantalla del ordenador.

Los investigadores modifican también las hipótesis de partida y se centran en las opiniones extremistas, su distribución en el escenario de los individuos virtuales y la incertidumbre original del espectro. Lo que ocurre una y otra vez es que el consenso comienza a crearse en el centro del espectro de posibilidades para luego desplazarse hacia el extremo superior.

Duda y extremismo

Lo que convierte inestable el proceso es el grado de incertidumbre sobre los más diversos extremismos que existe entre los individuos moderados. Cuando estos elementos moderados están seguros de sus convicciones, los extremismos tienen pocas posibilidades de aumentar su influencia social.

La investigación realizada tiene todos los límites que corresponden a simulaciones informáticas de procesos sociales, particularmente la simplificación de comportamientos y actitudes, pero tiene el inmenso valor de arrojar luz sobre un fenómeno de la postmodernidad que es la creciente influencia de los extremismos.

No hace falta recurrir a modelos informáticos para deducir que la radicalización social es la consecuencia de una crisis de valores, pero el estudio viene a poner rigor a esta constatación y a convertirla, de alguna forma, en un axioma científico.

Ni que decir tiene que no toda la comunidad científica está necesariamente de acuerdo con los resultados de esta investigación ni con la misma metodología de la simulación, pero a efectos de los agentes sociales las conclusiones de este estudio constituyen un estímulo para la toma de decisiones y para evaluar los riesgos de determinadas políticas, así como para reafirmar la importancia que tienen las convicciones sociales para el equilibrio de la convivencia.

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