martes, 27 de marzo de 2012

El pecado (dzanb) en el islam

El pecado (dzanb) en el islam
El islam rechaza la teoría del pecado original, y por tanto toda la metafísica y la concepción historicista asociada a ella
13/07/2011 - Autor: Zeinab Alegri - Fuente: Webislam
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El musulmán pide a Al-lâh perdón por las faltas conscientes o inconscientes que haya cometido.Para comprender el lugar del pecado en el islam hay que partir de una de las ideas centrales de la antropología coránica: el Corán nos enseña que Dios ha creado al hombre en estado de fitrah, en estado de naturaleza, y que esta naturaleza primigenia del ser humano es esencialmente noble, sana e inocente. Un desarrollo normal del ser humano le conduciría a poner en acto sus cualidades innatas, como son el anhelo de justicia, la generosidad, la compasión, el amor a la verdad, la sinceridad, el valor, la paciencia, la humildad y la cortesía hacia los otros.

Un pecado es entonces todo acto que realizamos en contra de nosotros mismos, una traición a nuestra propia naturaleza original. Por eso, más que de "pecados", nos gusta hablar de "transgresiones". El hombre que roba por codicia sabe en su interior que con ello se destruye, que esta haciendo un mal no solo al otro sino a si mismo. El orgullo, la vanidad, la lujuria, la ira, la gula, la lascivia… ponen al descubierto nuestras carencias, cuan desviados estamos de nosotros mismos, cuan desorientados, sin un objetivo que nos colme. El hombre que vive orientado a Dios se aleja del pecado de forma natural, no por represión sino porque en esta orientación a lo divino se realiza como ser humano. Es el poner en acto sus nobles cualidades lo que lo aleja de cometer actos innobles.

Aún así, existe la conciencia de que el ser humano es una criatura limitada, alejada de la perfección. Dice el hadiz: “Todas las criaturas de Dios cometen errores”. El pecado es visto como parte de la vida cotidiana, como algo que debe ser tratado con normalidad, como parte del Decreto de Dios, sin que genere grandes sentimientos de culpa ni actitudes trágicas. Cuando un hombre va al Profeta Muhámmad y le confiesa que ha cometido adulterio, la respuesta inmediata es: ¿has pedido perdón a Dios? Cuando el hombre asiente, Muhámmad le dice: “entonces, cúbrelo con el velo de Al-lâh”. Es decir: siendo el pecado una traición a nosotros mismos, es en la íntimidad de la conciencia donde encuentra su resolución de forma natural, y no ganamos nada en airearlo. De ahí la importancia de la magfira (petición de perdón a Dios) y de la tauba (retorno a Dios o arrepentimiento), centrales en la práctica religiosa de los musulmanes.

El Profeta Muhámmad pedía perdón a Dios cien veces al día, siendo la persona más bondadosa que pueda uno imaginarse. Aún así era consciente de que la perfección pertenece en exclusiva a Dios, y que el hombre vive sujeto a fuerzas que lo sobrepasan. Por ello el pecado es considerado con normalidad. Dijo el Mensajero de Dios (paz y bendiciones): El que se arrepiente por sus pecados es como el que no ha pecado. También dijo: Cuando Dios sabe que Su siervo se arrepiente de lo que ha hecho, aunque no lo declare, Lo perdona incluso antes de que se arrepienta. Y también: Aunque hayan pecado tanto que sus pecados apilados llegarían al cielo... Dios aceptará su arrepentimiento.

El Perdonador (al-Gafur) es uno de los atributos o Nombres de Dios en el Corán. Abu Ayyub al-Ansari, cuando estaba en su lecho de muerte, recitó la siguiente tradición profética: “Si la humanidad no hubiera pecado, Dios se los hubiera llevado y los hubiera reemplazado por los pecadores para poder perdonarlos.”

Las acciones consideradas como dzunub (pecados o transgresiones) en el islam son básicamente las mismas que en otras religiones: avaricia, lujuria, ira, gula… Ahora bien, existe una diferencia fundamental respecto al cristianismo: el islam rechaza la teoría del “pecado original”, y por tanto toda la metafísica y la concepción historicista asociada a ella. En el Corán Dios dice que a todos nos creó en un estado de bien; y que perdonó a Adán y Eva. Nos dice que cada uno es responsable de sus propios pecados y acciones, que nadie carga con la culpa de otro y que la salvación viene de Dios únicamente. La idea de que los seres humanos carguen con el pecado de Adán (paz y bendiciones) nos es ajena, incluso si la consideramos como un mito. También es ajena al islam la idea de que a través del sacrificio de Jesús (paz y bendiciones) la humanidad quede redimida.

No existe pues ese drama de la pasión y de la redención, con todo ese espíritu trágico que resulta muy extraño al musulmán. Si Dios no hace responsable al hijo de las acciones de sus padres: ¿cómo podría hacer a todas las generaciones responsables de un pecado de desobediencia cometido por sus antepasados más remotos? Por el mismo motivo, tampoco existe redención universal. Cada musulmán se redime a si mismo, con la ayuda de Dios, ya que su corazón contiene todas las posibilidades de éxito o de fracaso espiritual. Una y otra vez los teólogos musulmanes muestran su rechazo por la idea del pecado original, una de las doctrinas cristianas que resultan más incomprensibles desde la cosmovisión islámica.

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