martes, 6 de marzo de 2012

Medio ambiente: el cambio de paradigma empieza con este tema

Medio ambiente: el cambio de paradigma empieza con este tema
Las mesas de Los grandes problemas nacionales, diálogos por la regeneración del país, arrancaron con el tema de medio ambiente, debido a que nuestro país enfrenta una aguda degradación en prácticamente todos sus ecosistemas. De hecho, el INEGI estima que cada año México pierde alrededor del equivalente a 8 por ciento del producto interno bruto debido al acelerado deterioro que sufren los bosques y las emisiones tóxicas, entre otros. Esto contrasta con la extraordinaria riqueza biológica que tiene el país: somos un país megadiverso, pluricultural y centro de origen y diversificación del 15.2 por ciento de productos alimentarios y de otras especies.
En las mesas de medio ambiente participaron: Víctor Toledo, Claudia Sheinbaum, Alejandro Villamar, Enrique Provencio y Elena Alvarez Buylla, Carlos Toledo, Fernando Bejarano, Eckart Boege, Hilda Salazar y Gonzalo Chapela.
El ecólogo e investigador de la UNAM Víctor Toledo se refirió a la crisis socioambiental que enfrentamos y resaltó que la minería se está convirtiendo en uno de los principales problemas para México. También advirtió que el movimiento ambientalista mexicano está muy disperso y que estamos obligados a generar una plataforma, un movimiento social coherente, de escala nacional, que permita salir de este letargo y multiplicar resultados. Reconoció que hay diversas redes que hacen trabajo de resistencia frente a las agresiones ambientales, además de otras que están desarrollando experiencias alternativas de producción y consumo. Unir a estas redes, permitirá generar una plataforma socioambiental para enfrentar los conflictos y para presionar a los candidatos a retomar el tema.
Claudia Sheinbaum –física, ingeniera, integrante del PICC y ex secretaria del ambiente del DF- hizo un diagnóstico: despojo de tierras a comunidades, aprobación de proyectos mineros infringiendo leyes, sobrepesca, aprobación de las siembras de maíz transgénico y el descontento social que esto genera. El tema ambiental se ha convertido en adorno del discurso oficial, especialmente en foros internacionales y la política ambiental es apenas una aspirina frente a enfermedades sumamente graves, alertó.
Agregó que el proceso de descomposición ambiental nos resta capacidades productivas y genera pobreza. La política ambiental no se puede concebir separada de las decisiones de desarrollo. Y el desarrollo debe apuntar a generar recursos, distribuirlos y hacerlo con sostenibilidad ambiental. Un nuevo proyecto debe tener los siguientes ejes: a) reconocer la megadiversidad y la multiculturalidad e incorporarlas en la perspectiva de conservación; b) erradicar la pobreza y prepararnos frente a desastres; c) reconocer los aportes de las ciencias naturales y sociales, de las ingenierías, humanidades y artes; d) fortalecer a las instituciones ambientales, pues actualmente la Semarnat tiene áreas superpuestas y que no hacen su trabajo; e) incorporar el manejo forestal comunitario como parte sustantiva a la política forestal; f) detonar el uso de recursos renovables y generar cadenas de valor y la producción y el consumo sustentable; g) incluir criterios sustentables en la toma de decisiones y establecer un vínculo entre municipios y estados a fin de darles capacitación y promover proyectos de largo plazo; h) frenar el aporte de México al calentamiento global, disminuir la vulnerabilidad y adaptar al país a este tema; i) modernizar los distritos de riego y revisar el marco legal del agua y j) combatir la corrupción que impera en el tema.
Para lograr estos cambios, la alternativa ambiental está en la izquierda, finalizó.
Enrique Provencio -especialista en economía ambiental-, resaltó de inicio la carencia de una visión ambiental a largo plazo. Existe, dijo, una percepción de que enfrentamos un reto enorme de suficiencia y abasto y de afectación a la condición humana por el deterioro que hemos generado. A pesar de esto, no tenemos una perspectiva estratégica de cómo y por qué necesitamos proteger y restaurar los recursos.
Explicó que alrededor de la tercera parte de la morbilidad y la mortalidad humana tienen causas explícitas ambientales, pero lo peor del impacto ambiental está por venir. En los últimos 30 años la producción y el uso de recursos casi se ha duplicado. En los siguientes 40 años se puede triplicar. Necesitamos la forma no de inhibir la producción de bienes y servicios, sino de amortiguar los impactos y reducir la intensidad ambiental del crecimiento en las siguientes décadas.
Hay algunas mejoras pero estamos ante otros procesos más difusos, de escala más amplia y de impactos a largo plazo para los cuales no tenemos tecnologías ni formas sociales para controlarlos y enfrentarlos. Esto no ha permeado en nuestra conciencia colectiva, alertó.
Señaló que hay barreras para enfrentar estos problemas: resistencias a regular y proteger el ambiente por parte del sector industrial y los promotores del crecimiento económico (un ejemplo claro es la objeción actual de las cámaras empresariales a la Ley de cambio climático); resistencia a los subsidios limpios y promoción de subsidios sucios; baja prioridad de la protección al ambiente; mala coordinación de políticas donde lo ambiental va hasta atrás e incertidumbre ambiental, debido principalmente al cambio climático.
Estas son las áreas que hay que trabajar con más intensidad:
- Necesitamos nuevas formas de hacer políticas integradas donde enfrentemos orgánicamente los problemas ambientales desde la fuente, la producción, la política industrial, energética y turística, entre otros.
- Volver exigibles y reclamables los derechos ambientales, no sólo hacerlo frente a reclamos. Establecer formas concretas de responsabilidad frente al daño ambiental.
- Reformar instrumentos de política ambiental: nuevos ordenamientos ecológicos, incorporar criterios de evaluación social del impacto ambiental, ver por qué las normas no se cumplen e ir a una evaluación amplia de evaluación de riesgos.
- Coordinar mejor las políticas ambientales municipales y metropolitanas con las nacionales. La mayoría de los impactos que resentimos depende de la política local. La federación se desentendió de lo local.
- Una conservación asociada al desarrollo productivo y fuera de las áreas protegidas.
- Urge normatividad ambiental marina y costera integral, pues este rubro está hoy en manos de la Sagarpa y está pésimamente manejado.
Alejandro Villamar, activista y miembro de la RMALC y de la Red de afectados por la minería, señaló que la movilización y la presión social son fundamentales para proteger el ambiente. Denunció que impera un modelo extractivista que viene desde la Colonia, se intensificó en el porfiriato y continuó después de la Revolución. El extractivismo representa una apropiación de bienes que pertenecen a las comunidades y al país. Es absurdo pensar que en este mundo finito hay que tener políticas de extracción infinitas, urge romper con esta idea. De otra forma, se confunde desarrollo con crecimiento. Concluyó que no se pueden resolver los problemas si continuamos con las mismas ideas que los crearon.
Elena Alvarez Buylla, presidenta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, llamó a rescatar a la comunidad científica para el beneficio de la sociedad, y a terminar con la práctica que pone la ciencia y la tecnología al servicio del capitalismo monopólico. Posteriormente, se refirió al tema de los organismos genéticamente modificados en particular al caso del maíz.
Advirtió que ninguno de los problemas que pretendían resolver los transgénicos ha sido resuelto luego de casi 20 años de trabajo. Los transgénicos de manera global no han causado una disminución en el uso de agrotóxicos, al contrario. Tampoco hubo un incremento en la producción con esta tecnología. Todo han sido falacias y fracasos.
Es una irresponsabilidad mayúscula abrir la puerta a los transgénicos en México, dijo, especialmente porque somos centro de origen y diversidad del maíz. Dada la capacidad de penetración de estas tecnologías, los riesgos son impredecibles y tiene ramificaciones en el ambiente, la gente, la cultura, las capacidades de reproducción y, además, implican dependencia tecnológica de nuestro país en lo relativo a la producción futura de alimentos.
El caso del maíz es el tema más urgente ahora, porque el gobierno saliente quiere aprovechar sus últimos meses para dar la aprobación a la siembra comercial de transgénicos. Esto no puede permitirse. A pesar de que la contaminación transgénica está presente en varios estados (quizá debido a la venta de semillas de híbridos de las empresas que dominan la producción de transgenes) es reversible y controlable, dada la distribución amplísima de manejo comunitario de los acervos de semillas. Esto último es un seguro para la bioseguridad del maíz, pues ha resistido la entrada de transgénicos en de una forma que todavía no entendemos.
Alternativas hay, tienen que ver con el manejo milenario de la milpa, una forma distinta de hacer agricultura, que conjuga muchas de las estrategias que nos permitirían asegurar un abasto suficiente. La milpa es punta de lanza para frenar el manejo monopólico, estamos a tiempo de recuperar la autosuficiencia alimentaria, de recuperar tejido social y de sentar una base imprescindible para recuperar la seguridad y la paz social en este país.
Carlos Toledo, biólogo y secretario de medio ambiente de Guerrero, advirtió que lo ambiental es estructural y no puede circunscribirse a una presunta dimensión ambiental. Es necesario hacer una crítica radical que lleve a un cambio profundo. Necesitamos un nuevo modelo, un nuevo paradigma. La izquierda hoy debe hacer un planteamiento mucho más radical del que ha hecho hasta ahora. Y el planteamiento ideológico debe estar acompañado de propuestas muy concretas. Hay que pasar de los movimientos de resistencia a proyectos depredadores a desarrollar nuestras propias iniciativas sostenibles.
A pesar de la conciencia ambiental creciente, muchas de las propuestas reflejan la poca importancia que el tema recibe, cuando lo ambiental debería ser un eje del desarrollo. Esto sería una transformación total. Es necesario pensar en una izquierda verde o en un socialismo democrático y sustentable.
En los últimos años se percibe que el avance de construcción de políticas ambientales entró en un pasmo. Las instituciones y las políticas ambientales deben tener un mayor peso dentro de las políticas generales. Un caso muy concreto es lo presupuestal.
Es importante el incremento de las atribuciones de las instituciones ambientales. Por ejemplo, Semarnat debe tener mayores atribuciones legales para normar más ampliamente. Hay que generar instrumentos nuevos por ejemplo para la evaluación ambiental. La conservación debe ser el eje del desarrollo rural y garantizar la seguridad alimentaria.
En el desarrollo urbano, asociarlo con un ordenamiento ecológico bien aplicado.
En las políticas industriales tener por ejemplo reciclamiento y sustitución de materiales.
En la participación social, una propuesta de modelo alternativo de desarrollo tendría que estar fuertemente respaldado por el movimiento social. Buscar una alianza entre la izquierda verde y los principales movimientos y organizaciones ecologistas.
Fernando Bejarano, sociólogo, director de la Red de Acción de Plaguicidas en México, señaló que es importante dejar de ver a lo ambiental como algo departamental y separado de lo demás. No ha habido política alguna que tenga como objetivo la reducción del uso de plaguicidas. Al contrario, señaló la desprotección en la que se encuentran los campesinos que utilizan estas sustancias para los cultivos. Hay una política de tolerancia del riesgo, que termina por exponer a la gente a diversos compuestos sin ninguna evaluación de las consecuencias. Somos conejillos de india de “expertos” que ni siquiera nos toman en cuenta para permitir el uso de estas sustancias, todo esto amparado por un régimen regulatorio que tolera el riesgo.
Es urgente impulsar una legislación de cero tolerancia a los riesgos, ir a la prevención en materia de sustancias tóxicas.
Es totalmente factible aplicar programas de reducción en el uso de plaguicidas y cumplir los convenios internacionales de eliminación de los que el país ya es parte.
Reconocer el derecho a saber de la gente también es un arma fundamental para que la población se defienda frente la contaminación química y sus impactos.
Finalmente advirtió que es urgente una procuración de justicia expedita y oportuna y para lograrla hay que reformar la Profepa.
Eckart Boege, investigador del INAH y miembro del SNI, refirió a cómo las mineras se “legitiman” para apropiarse de la riqueza del subsuelo. Resaltó que somos un país megadiverso en lo biológico, lo genético y en lo cultural. Esta interacción entre estas diversidades no está considerado por los políticos a pesar de que esto, que nos hace excepcionales, debería ser el pivote del desarrollo nacional. México es centro de origen de 15.2 por ciento de los productos que alimentan a la humanidad.
Estas son las verdaderas raíces y riquezas del país, y no está siendo consideradas por los proyectos de gobierno. Sin embargo, las corporaciones sí están considerando y teniendo acceso a estas riquezas. Boege explicó cómo se están dando las concesiones mineras, es decir la plataforma “legal” mediante la cual se está transfiriendo el interés público al interés de las empresas. La ley ambiental es sumamente laxa al respecto. Las mineras consiguen concesiones, hacen procesos de exploración y ahí mismo comienzan a comprar terrenos, a buscar quién invierta y proceden a hacer la explotación.
Las mineras tienen toda una estrategia para decirle a la gente que se va a beneficiar con sus explotaciones. Reclutan y dan regalos a fin de lograr un consenso de la población. Este consenso se pierde rápidamente, dado que la expectativa de empleo no se cumple y se privilegia el uso de agua para la mina en detrimento del acceso de la gente. Cuando comienza a haber descontento, rápidamente se generan mecanismos de criminalización de los movimientos de oposición. Se llegan a hacer consultas, pero éstas son sólo movimientos catárticos, no son vinculantes ni frenan las concesiones.
Hilda Salazar, economista, integrante de la Red de género y medio ambiente y experta en el tema de agua, reconoció la importancia de que el tema ambiental sea el primero de estas mesas, pues eso refleja un cambio de paradigma entre los participantes. Señaló que hay dos grandes temas: el ambiental y el de la pobreza y que están vinculados y ambos son de fondo. Sin embargo, habría que ser más radicales al abordar el tema, advirtió, porque para no quedarse corta la izquierda debe atreverse a confrontar el paradigma del crecimiento económico. Esto no son ideas vagas, sino que hay ya experiencias concretas, es posible, por ejemplo, ruralizar las ciudades impulsando la agricultura urbana. Hoy hay otros paradigmas, por ejemplo, el del buen vivir. Hay movimiento social detrás de los temas ambientales pero está disperso, por lo que es necesario articularlo.
Gonzalo Chapela, experto en los tema de bosques, manejo de cuencas y desarrollo rural, presentó el planteamiento del Grupo Bosques. Arrancó señalando que es necesario dignificar la política pues es el arte de convertir los proyectos en realidad.
México debería ser campeón forestal del planeta, dado que es centro de origen de los pinus, de diversas plantas tropicales y tenemos condiciones para que esos organismos evolucionen. Además, 4 de cada 5 hectáreas de bosque son propiedades sociales, lo que también representa una enorme ventaja. Sin embargo, menos del 15 por ciento de la producción forestal viene de esta propiedad social.
Explicó que no es aceptable hablar de disminución de la deforestación porque no se ha discutido qué es esto y no hay mediciones confiables al respecto. Cuando uno va al campo aprecia la disminución de la superficie forestal. En los dos sexenios pasados se incrementó el presupuesto de la Conafor en 3200 por ciento. Paradójicamente, el efecto ha sido que se se ha reducido en una tercera parte la producción y la balanza comercial del sector está totalmente desbalanceada.
Es necesario tener bosques sustentables con gente y para la gente. Las comunidades deben manejar los bosques porque requieren una mirada de largo plazo, que es la que tienen aquellos que ven en el bosque el patrimonio de sus hijos y nietos. Estas son las 5 líneas esenciales de una política forestal:
- el manejo del bosque en manos de las comunidades
- el mfc es viable en el mercado y tiene amplios márgenes de mejora}
- que el Estado promueva activos públicos y condiciones productivas
 incrementar la productividad silvícola
 integración local de cadenas productivas
- en lo relativo a conservación, evaluar las áreas protegidas y llegar a un acuerdo para combinar producción con conservación.
- Un cambo de diseño institucional.
- Hay que considerar los territorios forestales como territorios rurales, es decir donde además de silvicultura se desarrollan otras actividades.
Finalizó diciendo que el manejo comunitario de la silvicultura puede ser ambientalmente sostenible, socialmente justo y económicamente competitivo con estándares internacionales.

En el marco de Los grandes problemas nacionales, diálogos por la regeneración del país, cada martes a partir de este 6 de marzo y hasta el 29 de mayo, pensadores de muy diversas disciplinas -que coinciden en una visión política de izquierda- se reunirán para proponer soluciones viables y pertinentes para combatir el deterioro ambiental, enfrentar la crisis energética y la falta de acceso a la justicia, generar una ciencia al servicio de la sociedad, vincular a la economía con el bienestar de la gente, proponer una política relativa a la sexualidad, buscar cómo desterrar la corrupción, entre muchos temas más. La agenda se encuentra disponible en www.grandesproblemas.org.mx.

Para más información comunicarse con:
Jorge Morales, correo jm_novas@hotmail.com y tel.
Enrique Pérez, correo enrique.perez@anec.org.mx y tel. 55-1644-6708
Cecilia Navarro, correo bcecilia.navarro@gmail.com y tel. 55-5454-0678
*Información detallada sobre las mesas y los ponentes disponible en grandesproblemas.org.mx.

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