miércoles, 25 de abril de 2012

LIBIA: LA GUERRA QUE NO EXISTE

LIBIA: LA GUERRA QUE NO EXISTE Un nuevo asesinato por torturas del gobierno libio El gobierno títere de los países capitalistas sigue con sus hazañas El Consejo Nacional de Transición libio debe actuar de inmediato para investigar y enjuiciar los abusos contra la comunidad tawargha de libios negros, ha declarado hoy Amnistía Internacional, después de la muerte por torturas de otro miembro de esta comunidad en un centro de detención de Misrata. El 16 de abril fue entregado a su familia el cadáver de Barnous Bousa, de 44 años y padre de dos hijos. Estaba lleno de magulladuras y cortes, incluida una herida abierta en la parte posterior de la cabeza. Barnous Bousa era un civil que huyó de su casa en Kararim, en la región occidental de Libia, durante el conflicto armado, estableciéndose en Sirte. Según informes, tras su detención por las milicias de Misrata en octubre de 2011 mientras huía de los combates de Sirte, fue recluido en un centro de detención controlado por el Comité de Seguridad de Misrata, creado por el ayuntamiento de esa ciudad. “Esta muerte brutal pone de relieve los peligros que siguen acechando a los detenidos en la nueva Libia —declaró Hassiba Hadj Sahraoui, directora del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional—. ¿Cuántas personas más van a morir por torturas hasta que las autoridades se den cuenta de la gravedad de la situación y cumplan sus promesas de investigar y enjuiciar estos crímenes, y de acabar con ellos?” Amnistía Internacional ha documentado más de una docena de muertes bajo custodia a manos de las milicias armadas desde septiembre de 2011, en un contexto de torturas generalizadas contra presuntos partidarios de Gadafi y soldados. Gran parte de las víctimas eran tawarghas. Toda la población de la ciudad de Tawargha, alrededor de 30.000 personas, ha sufrido abusos a manos de las milicias armadas como represalia por la imagen de lealtad de la localidad al anterior gobierno, y por los crímenes presuntamente cometidos por algunos de ellos durante el sitio y el bombardeo de la vecina ciudad de Misrata por las fuerzas de Gadafi. Las milicias de Misrata expulsaron de Tawargha a todos sus habitantes en agosto de 2011, y saquearon e incendiaron sus casas. Desde entonces, las milicias armadas de Misrata persiguen a los tawarghas por toda Libia, llevándose a los varones de campos para personas desplazadas, casas, puestos de control e incluso hospitales. Los secuestrados son devueltos a centros de detención de Misrata, donde se les suele torturar, en algunos casos hasta que mueren. Se cree que hay cientos de tawarghas detenidos en Misrata, y esta semana Amnistía Internacional ha tenido conocimiento de nuevas detenciones. Desde el 12 de abril, se han llevado al menos a dos varones tawarghas de Trípoli: uno fue detenido al poco de salir de un campo para personas desplazadas internas y el otro fue capturado cerca de su centro de trabajo. Sus familiares no han podido averiguar su paradero exacto, aunque han sabido que ambos habían sido trasladados a Misrata, donde corren grave riesgo de ser torturados e incluso de morir. Un familiar dijo a Amnistía Internacional: “Tenemos mucho miedo por la seguridad de todos los tawarghas cuando son llevados a Misrata. No soportamos oír más malas noticias […] No estamos seguros en ninguna parte, no podemos salir de casa, estamos atrapados. Si salimos, corremos el riesgo de ser detenidos también. Ni siquiera podemos salir a buscar a nuestros familiares.” El lunes, los dirigentes locales de Misrata negaron los informes generalizados sobre torturas y otros abusos cometidos por las milicias de la ciudad, señalando que “la reconciliación entre las dos ciudades [Misrata y Tawargha] es probablemente imposible de momento” y que hacía falta “una solución alternativa para la gente de Tawargha”. “Los dirigentes de Misrata hacen caso omiso de los crecientes indicios de abusos cometidos por las milicias de la ciudad, alegando que sólo son ‘errores individuales’”, concluyó Hassiba Hadj Sahraoui. “Es fundamental que el Consejo Nacional de Transición refrene a estas milicias, investigue todos los abusos y enjuicie a los responsables —de todos los bandos— con arreglo al derecho internacional. Sólo entonces empezará Libia a pasar página después de décadas de violaciones sistemáticas de los derechos humanos.”

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