martes, 3 de abril de 2012

No votes PRI-PAN-PRD ni partidos falderos pigmeos nefastos

El PAN, el peor enemigo de Vázquez Mota

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MUJERES AL PODER 2012

* El PAN, el peor enemigo de Vázquez Mota
-- Campaña desorganizada y pifias propias hunden a la candidata
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COLUMNA

Lydia Cacho Plan b*
-- Las buenas noticias
(823 palabras, 5,092 caracteres)
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MUJERES AL PODER 2012

* El PAN, el peor enemigo de Vázquez Mota
-- Campaña desorganizada y pifias propias hunden a la candidata

Por Gladis Torres Ruiz

México, DF, 2 abr 12 (CIMAC).- Una pifia más en la organización de los actos de campaña de la candidata a la Presidencia por el Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, derivó en que sindicalistas de Mexicana de Aviación –que dijeron haber sido invitados por el ex secretario del Trabajo Javier Salazar– reventaran un evento de la abanderada blanquiazul el pasado sábado en el World Trade Center (WTC).

Vázquez Mota tenía previsto el 31 de marzo un acto de campaña en el salón Olmeca del WTC con organizaciones civiles; sin embargo a las 10 de la mañana –cuando iniciaría el evento– arribaron unas 20 trabajadoras y trabajadores de la aerolínea que entre empujones llegaron hasta la tribuna.

Encabezados por el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Activación, Servicios y Similares (STTTASS), Miguel Ángel Yúdico, las y los inconformes afirmaron que fueron invitados por el ahora diputado federal panista Javier Salazar.

“Por eso venimos, no crean que venimos por que a nosotros se nos antojó… venimos a decir que Mexicana tiene que volar”, subrayó el dirigente sindical.

Tanto Roberto Gil Zuarth, coordinador de la campaña de Vázquez Mota, como el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN no desmintieron que Salazar hubiera invitado a los sindicalistas.

“Josefina va a estar con los ciudadanos… no nos altera lo que hoy sucedió”, dijo Gil Zuarth el sábado en entrevista a los medios que acudieron a cubrir el evento.

Debido al caos generado con la irrupción de las y los sindicalistas, Rogelio Gómez Hermosillo, presidente de Alianza Cívica, organización que convocó al evento, canceló el acto de campaña y deslindó al equipo de la candidata presidencial de la cancelación del mismo. “Yo asumo toda la responsabilidad”, enfatizó.

Hasta el cierre de esta edición, Javier Salazar no había confirmado ni rechazado la supuesta invitación de su parte a los agremiados, tal y como aseguró Miguel Ángel Yúdico.

GRITOS Y SOMBRERAZOS

El sábado, el salón Olmeca del WTC fue escenario del desorden. Por un lado, se veían cartulinas y pancartas en las que se exigía solución al problema de Mexicana y no dejaban de escucharse los gritos de “solución, solución, solución”. Por otro, los seguidores de la panista respondían molestos “Josefina, Josefina”. Durante más de 50 minutos hubo gritos, manotazos y reclamos.

Personal de seguridad intentó desalojar a Yúdico y a David Silva, secretario de Trabajo y Conflictos del STTTASS, quienes comenzaron a gritar que el equipo de la candidata panista los había agredido.

En medio del griterío, Rogelio Gómez Hermosillo tomó el micrófono para enumerar los “logros” de Vázquez Mota al frente de las secretarías de Desarrollo Social y Educación Pública.

Sin embargo las protestas iban en aumento y al dirigente de Alianza Cívica no le quedó de otra que cancelar el evento. “No vamos a exponer a la candidata a entrar en el juego de los provocadores, porque ya les ofreció diálogo y continúan gritando”, justificó.

El fin abrupto del acto de campaña provocó tanto el respaldo como la molestia de las y los asistentes. “Que salga (Josefina) y los enfrente, que les dé la cara”, gritaron algunos. “¿Así va a gobernar? Que los confronte, que los deje callados. ¿Le va a dar la espalda a los problemas?”, cuestionaron otros.

Mientras todo esto sucedía en el WTC, Vázquez Mota aguardaba a bordo de su camioneta, estacionada en Insurgentes a la altura de la calle de Ohio.

UNA TRAS OTRA

Desde su precampaña, la panista ha tenido severos resbalones originados por ella misma y su equipo de colaboradores.

El pasado 11 de marzo, errores de logística de su coordinador de campaña, Roberto Gil Zuarth, provocaron que Vázquez Mota pronunciara un discurso ante un Estadio Azul semivacío, durante su rendición de protesta como candidata presidencial.

Por este hecho, Gil Zuarth presentó su renuncia como coordinador de campaña, a lo que la abanderada se negó.

En otros hechos desafortunados para la blanquiazul, se divulgó recientemente que Josefina calificó a la UNAM como un “monstruo” en su tesis de licenciatura por la Universidad Iberoamericana.

También a principios del mes de marzo, se generó un escándalo en las redes sociales por un artículo de Vázquez Mota publicado en 1998, en el que elogió la política económica del dictador chileno Augusto Pinochet. El repudio contra la panista llegó hasta Chile y Argentina.

Otro botón de muestra de la desorganización imperante en la campaña presidencial del PAN se observa en los spots de Vázquez Mota y del CEN panista respecto al combate a la pobreza.

Mientras la candidata destaca que cuando fue secretaria de Desarrollo Social puso “tres millones de pisos firmes” en viviendas de escasos recursos, el PAN señala que en 12 años de “impulsar el cambio” se colocó piso firme sólo en 2 millones de casas.

12/GTR/RMB

COLUMNA

Lydia Cacho Plan b*
-- Las buenas noticias

Por Lydia Cacho

No hay nada más poderoso para la transformación de una sociedad que la indignación, y para sentirla necesitamos ser capaces de juzgar un fenómeno como antisocial, perjudicial, dañino, grave, terrible o inhumano.

Ayer el historiador franco-mexicano Jean Meyer publicó un artículo en El Universal en el que documenta cómo en realidad la violencia ha disminuido en el siglo XXI. Su recordatorio parece obvio, pero no lo es en la percepción psicoemocional de las víctimas y de quienes las protegen.

Evidentemente hoy en día hay muchos menos asesinatos que en siglos pasados, ahora el Estado no mata y juzga a las mujeres por brujas o herejes (aunque ideológicamente algunos piensen que lo son y algunos musulmanes sigan estas prácticas, son juzgadas duramente).

La democratización ha permitido el desarrollo de una ciudadanía más fuerte, informada y bastante más igualitaria que en el pasado (aunque no siempre comprometida con todas las causas).

La Iglesia ha perdido influencia en las decisiones de Estado, y cuando se entromete es evidenciada por la prensa y confrontada por las y los laicos.

Lo cierto es que lo que más trabajo nos cuesta es mirar nuestra situación actual desde una perspectiva histórica, por razones tan sencillas como que queremos vivir nuestra vida y atestiguar ciertas transformaciones en el aquí y ahora.

Casi nadie se juega la vida por una causa pensando que dentro de 200 años alguien disfrutará de las libertades que actualmente no tenemos y que se logrará justicia para las y los otros, pero no para nuestra gente.

Para la mayoría el futuro lejano está a una o dos décadas. Es sólo lógico que mientras una persona está sumida en su pérdida, en el dolor inmediato, resulta sumamente difícil tomar la distancia emocional para comprender que los fenómenos de transformación social rebasan a las y los individuos y responden a tantos factores que se necesita tiempo, colaboración masiva y paciencia para alcanzarlos.

Esto resulta más difícil para los hombres en una sociedad que les ha enseñado a reprimir sus emociones y a demostrar fortaleza guerrera para tener liderazgo.

La historia no reconoce como héroes a quienes se abrieron emocionalmente y buscaron caminos de paz desde la nosotredad, reconoce a los más fuertes y vengativos, a los que satisfacen la ira social que lleva al sentimiento colectivo de venganza y conquista; reconoce más a las personas religiosas que a las laicas.

No es casual que los grandes héroes de la historia sean siempre copartícipes de las guerras más sangrientas y no de las revoluciones morales y éticas.

La mayoría quiere soluciones inmediatas, es decir, atestiguar el cambio mientras vive, y para ello las guerras son la panacea de una supuesta seguridad que arrebata derechos y libertades.

A pesar de resultar absurdo, la sociedad acepta que se declaren guerras contra el narcotráfico, contra la violencia, contra las drogas, contra el alcoholismo o el suicidio. Nuestro lenguaje antiviolencia es profundamente violento, al igual que las acciones que supuestamente servirán para erradicar el problema.

Y sí, Jean Meyer y sus colegas historiadores tienen razón, hoy en día casi todas las violencias son menores a las de hace siglos. Y por supuesto que somos mucho más civilizados que en el pasado.

Pero sin duda para una familia que nunca había sufrido violencia y cuya familia y comunidad de pronto han sido tomadas por las masacres, los asesinatos, el feminicidio, la extorsión, la violencia sexual y militar, estos son los peores tiempos de su historia personal y comunitaria.

En el siglo pasado morían muchas más mujeres en manos de sus parejas violentas, pero se normalizaron como crímenes justificados por las pasiones y difícilmente se documentaban como un problema de toda la sociedad.

Hoy en día cientos de casos de feminicidio (asesinatos de mujeres por su condición femenina) alertan a un país entero, como República Dominicana, y los medios comienzan a documentarlos como un serio problema nacional.

Ningún medio minimizará un crimen como este frente a los que se cometían en el siglo XVII (porque los medios documentan el presente inmediato en términos noticiosos). Vamos construyendo nuestra realidad en referencia a nuestras propias vidas, nuestro sufrimiento personal y comunitario, y por la indignación y compasión que nos producen en lo subjetivo y lo colectivo.

De vez en vez es bueno detenerse a reconocer las buenas noticias. Sí somos una sociedad mejor de la que éramos hace 100 años, sin duda. Sin embargo la indignación sobre las realidades actuales es una herramienta indispensable para seguir construyendo una civilización más igualitaria y menos violenta. Sólo rebelándonos contra la normalización de la violencia podremos erradicarla.

@lydiacachosi/www.lydiacacho.net

*Plan b es una columna publicada lunes y jueves en CIMAC, El Universal y varios diarios de México. Su nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.

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