domingo, 29 de abril de 2012
perredistas nefastos hijos de bejarano
Reflejos en un Espejo Chino
* Francisco J. Vargas
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Intermezzo 5: Bejarano Y Padierna Quieren Llorar
El desaforado ex-diputado perredista ladino, René Bejarano, está en la cárcel más que nada porque ni para delinquir tuvo gracia el desdichado sinvergüenza...y porque no es bueno burlarse de la mala fortuna de los desposeídos.
Por cierto, dicen que el reo Bejarano se indispuso al ingresar a prisión (se zurró del susto, pues). No es para menos, cualquiera que está acostumbrado a la buena vida (y hasta si no lo está) se acalambra al mirar la luna por cuadritos. La vida será más sabrosa en el mar, según la canción, pero obviamente no en la cárcel. De manera que caerse de la nube desde veinte mil metros de altura debe ser porrazo algo serio, de ahí la súbita indisposición abdominal del incauto extorsionador de empresarios. Ya se acostumbrará Bejarano a la vida carcelaria si no lo liberan, y no se vislumbra que terminen sus problemas legales antes del próximo sexenio.
Los retortijones que los primerizos sufren a las puertas de la cárcel, desde luego, no son cosa rara. Acuérdese del soponcio que le dio a Carlos Ahumada cuando lo regresaron de Cuba en un avioncito de la PGR. Tan mal se sintió el empresario al saber que iba derechito al botellón, que se "desvanecía" constantemente. Tanto, que los usualmente feroces agentes de la policía federal que lo bajaron del avión lo abrazaron tiernamente para que no trastabillara. Así lo bajaron los feos, agarrado de la manita, por el difícil trayecto cuesta abajo sobre la diminuta escalinata, cual lánguida quinceañera escoltada a la pista de baile por apuesto galán. Y Ahumada, flojito de músculos, dócilmente se dejaba querer, agarrar y guiar por los matones uniformados transformados momentáneamente en caperucitas. Luego, ya internado en el reclusorio, Ahumada imitaba admirablemente los fatídicos tosiditos tuberculosos de la Dama de las Camelias, aunque la versión del tramposillo "empresario" fue en el rústico catre de su celda y no en mullido, colorido y delicadamente bordado sillón francés.
(Para mearse de la risa, ¿eh? Especialmente cuando la pasarela diaria de reos no-ladinos en los noticieros de Televi$a nos presenta a detenidos sangrantes y/o ciegos, o por lo menos tuertos. Moretones y heridas producto de la tortura previa de rigor para sospechosos no-judíos aplicada por los infernales cuicos mexicanos. No por nada la gente les apoda a los policías los monaguillos de Satanás.)
Es decir, parece que a la vista de inevitable y prolongado encierro carcelario dan ganas de hacer cualquier desfiguro. Al menos pocos hombres en la vida real, por muy machotes que se hayan creído hasta ese momento, llegan a las puertas de la prisión con la frente en alto, sombrerote campirano con barbiquejo ajustado a la barbilla, bigote largo y retorcido, cejotas gruesas como chicote y levantadas coquetamente, cigarro Faros de tabaco oscuro sin filtro a medio consumir y colgando de la comisura de los labios, tal y como hacía Pedro Armendariz al llegar al paredón, versión churros filmados en la dizque época de oro del cine ladino nacional.
(Me viene a la memoria un famoso tele-evangelista gringo que hace como diez años (o poquito más, para qué le echo mentiras), prácticamente imprimía dinero en su iglesia. Además, estaba a punto de hacer la chica al venderles a precio de oro a sus seguidores casas y servicios en terrenos agrestes comprados previamente por la iglesia a precio de ganga. Los compradores ya habían alcanzado número suficiente para levantar desde los cimientos un pueblo entero, en Texas, totalmente poblado por la congregación. Iba a ser una Disneylandia religiosa, con su Cueva de los Piratas pero en versión celestial y con el reverendo de caponero. Se construían casas y edificios comerciales en los terrenos a paso redoblado, dijeran los changos verdes, según las imágenes que constantemente presentaba el auto-llamado guía de almas. Y para mejor dorarles la píldora a sus fieles, el listillo aparecía en su programa de televisión siempre agarradito de la mano de su recia mujer (¿le recuerda la descripción a una parejita nacional?), dando la imagen familiar que tanto gusta a los americanos. Lo curioso era que la ñora se maquillaba como cabaretera de arrabal, anunciando la cruz de su parroquia, lo cual presagiaba un mal final al teatro religioso. Al menos a mí, el asunto me daba mala espina. Y así fue. Lastimado sicológicamente porque su mujer le ponía habitualmente los cuernos según dicen los que la vieron (a mí no me crea nada), se le ocurrió al buen hombre (esa imagen nos vendía) meterle la titolina a su secretaria para ponerse a mano con su coqueta consorte. Pero la nada entumida mecanógrafa (todavía no eran tan ubicuas las computadoras), procedió a arrancarle periódicamente unos cuantos miles de dólares al adúltero para paliar su vergüenza, según decía ella. Con el tiempo no fue suficiente tal pago. Un día la secretaria se dio cuenta que en realidad tenía agarrado al reverendo literalmente de las pelotas, y le pidió una cantidad fuerte. No recuerdo cuánto, aunque nada para espantarse considerando los riesgos de no pagar, algo así como cien mil dólares. Lo malo fue que el reverendo tarugo se negó a cooperar porque los pagos anteriores los disfrazaba, por ser pequeños, entre los miles de gastos de la corporación que manejaba la construcción del incipiente pueblo. Ya una cantidad grande como la que la listilla exigía sería imposible de justificar ante los auditores internos, no se diga los federales. Pero la secretaria, de rápido pensamiento, había hecho un pre-arreglo con algún periódico y allí le ofrecieron la misma cantidad si delataba al Tenorio, ya ve que los periodiqueros gringos son deliciosamente cizañeros. Algo leal todavía al merolico de evangelios, la secretaria primero le pidió el dinero a él, aunque advirtiéndole que se apurara porque tenía la oferta de una publicación por la misma cantidad para balconearlo. Y aquí fue donde la puerca (no me refiero ni a la esposa ni a la secretaria) torció el rabo. Sí, porque el debilucho evangelista, espantado y de rodillas, le confesó a su mujer la situación pidiéndole su perdón, comprensión y ayuda. Y haga de cuenta que ardieron Sodoma y Gomorra al mismo tiempo en la cabeza del pobre (pero jarioso) marido. Fue preview de lo que pasaría después con Bill e Hilaria en la Casa Blanca, donde a causa de la Lewinsky, la abogada le sorrajó en el lomo al adúltero presidente la lámpara de mesa que estaba al lado de la cama (así le ha de haber ido con los agentes que protegían al presi; o a lo peor se hicieron desentendidos los canijos). La lagartona esposa del evangelista-adúltero-corredor de bienes, naturalmente, se negó al chantaje sexual alegando que ella hacía el amor de gratis. Con el despido y con mentadas a la ofrecida listilla, la esposa quiso arreglar el peliagudo asunto. Craso error, decían los escribanos del siglo pasado, porque la secretaria cumplió su amenaza y rajó leña, se hizo el escándalo, le cayó el gobierno a la iglesia para auditarles los libros de contabilidad, se acabaron los programas televisados, se cayeron las contribuciones de los fieles, y el incipiente pueblito quedó a medio empezar al terminarse las entradas de dinero gratis. Hoy está en ruinas el lugar. Y como todo es cuestión de jalarle al hilito para que se desbarate el rebozo, le encontraron al infiel representante de Dios en la tierra un montón de delitos financieros en perjuicio de su propia iglesia (la esposa les tenía a sus perritos casitas con aire acondicionado y les daban comida hecha en restaurant). Lo lamentable fue que cuando sentenciaron al reverendo y el juez ordenó que lo remitieran inmediatamente de la corte a la prisión, el histérico sujeto se echó a chillar indecorosamente frente a las cámaras de televisión que captaban el momento, pues quería el angelito que lo dejaran en libertad [ni que hubiera sido charro negro en México, ¿verdad?]. Berreando a moco tendido, el hombre gritaba que no quería ir a la cárcel y forcejeaba con los cuicos, queriendo echarse a correr. Tuvo que ser sometido por agentes federales que se lo llevaron a rastras literalmente encadenado. Y aún así pataleaba el susodicho mirando al juez con ojos de borrego. Ni hablar, masculló el juez, el que la hace la paga. Y claro, su mujer no le perdonó el humillante panchito de mandilón y lo divorció, pues arruinó la oportunidad de regresar triunfante a la prédica al término de su condena cual hijo pródigo, tal y como han hecho otros predicadores que han caído en desgracia. Hubiera sido un hitazo su regreso al púlpito, digo, al set de televisión, pero no después del lamentable show que dio. El público gringo no tiene simpatía por los llorones. Hoy nadie quiere saber nada del humillado reverendo, aunque ya salió de la cárcel desde hace tiempo.)
Volviendo al problema del señor Bejarano, por algo los internos de distintos reclusorios en la capital piden a los diputados que periódicamente visitan tales lugares dizque a comprobar que los traten humanamente, que les den mejores condiciones de vida al menos por si algún día la mala suerte llevara a alguno de los diputados de huésped permanente por ahí. No les hacen caso los diputados, dizque para que se les quite lo pendejo. Y mire lo que son las cosas, precisamente cayó allí uno de los mencionados legisladores que hacía frecuentes inspecciones de reclusorios, René Bejarano. Le pasó lo que al ratón atómico (CSG), quien autorizó la construcción de cárceles de alta seguridad frías, inhóspitas e inhumanas, y en una de ellas cayó su propio hermano. Y luego alegan los soberbios ladinos que no hay justicia celestial.
Pero resulta que la retribución divina es un saca-lágrimas imparcial y por lo mismo cruel. Bejarano y su atrabancada mujer, ambos ventajistas manipuladores políticos de masas en favor de ellos mismos y del PRD, nunca soñaron que un día su mundo feliz les reventaría en la cara como burbuja de jabón (para prevenir esos tropiezos inesperados existen métodos metafísicos como la caja negra, pero carecen de inteligencia los ladinos).
En efecto, la retribución divina a veces no espera que las personas mueran...y comienza en este mundo. Juzgue usted: La esposa de Bejarano, Dolores Padierna, actualmente diputada federal, fue Delegada en la Cuauhtémoc cuando se incendió el antro nocturno Lobombo en el 2000. El siniestro enlutó a muchas familias porque los guardias del apestoso lugar cerraban las puertas de emergencia para que los clientes no escaparan sin pagar. Esa violación a la seguridad del antro fue tolerada por las autoridades y por la Padierna. Sabido es que la señora aceptaba sobornos de empresarios lenones y les otorgaba fácilmente licencias para operar centros de vicio, porque todos ellos son ladinos. Fue reconocida protectora de nefastos giros negros, promotora indirecta del vicio y corrupción dirigidas a la juventud no-ladina. Por eso nunca se investigó nada en serio sobre el incendio, y el criminal propietario del Lobombo escapó al castigo gracias en gran parte a la protección de la ahora diputada federal Padierna. (El Congreso, lo sabemos todos, es cueva de sinvergüenzas con corbata: Fernández de Cevallos, Bartlett, Gordillo, Barrio, Fabio Beltrones, et al., por eso ya se preparan a recibir y proteger con fuero a otra colega delincuente, Marta-del-Fox.)
¿Y las enlutadas familias de los deudos? Ah, ellos que lloren, quién les manda no ser ladinos. Por eso Bejarano y Padierna estaban detrás de la criminal distribución de leche para niños contaminada con materia fecal, por eso vendían impunemente viviendas defectuosas a los pobres. Luego la televisión nos mostró la imagen de la Padierna rodeada de sus manipulados lambiscones en algún acto público, cuando un hombre se le acercó para quejarse de algo o para pedirle un favor. Pero en lugar de cuando menos escucharlo, la ensoberbecida mujer empezó a burlarse del hombre, cantando y pidiendo a sus seguidores que le hicieran coro con la frase "Quiere llorar, quiere llorar..." El altanero espectáculo fue espantoso, aún sabiendo nosotros cómo se las gastan los judíos mexicanos en el poder. A mí, las mujeres ojonas ladinas me dan francamente miedo. Recuerdo que pensé: Esta mujer no podrá escapar a la retribución inmediata ni aunque le pida a su hermana étnica Madonna que la ayude con sus chistosos ritualitos cabalísticos.
Y así fue.
A principios de este año, marzo para ser más precisos, la otrora soberbia señora Padierna ya lloraba a moco tendido en comunicación telefónica con reporteros de televisión debido al tremendo error que su marido cometió: Primero, al dejarse videograbar recibiendo pacas de dólares de manos de Aumada; después, al aceptar estúpida e innecesariamente su delito al ser exhibido cara a la nación por el insoportable payaso Brozo por órdenes evidentes de el multiplicador de mierda, Azcarraga-3.
El Cielo pone de rodillas a grandes y chicos, y de pilón los espíritus de las víctimas del incendio del Lobombo persiguen a la Padierna.
Y según intuyo, el calvario carcelario apenas empieza para Bejarano y Padierna, pues evidentemente su karma negativo es demasiado pesado. Porque digo, una persona medianamente inteligente se hubiera carcajeado del vídeo que le presentó Brozo a Bejarano frente al público nacional. Y dice la Padierna que dizque su esposo es "un estratega." (A-de-la Micha, la recitadora de noticias ahora con hilarantes ínfulas de "entrevistadora" lambiscona en Televi$a y cómplice de Brozo en la balconeada, le llama a Bejarano "profesor." Hhmmm, de qué es profesor este tarugo, ¿de la imbecilidad?)
Cualquiera, menos Bejarano, hubiera aducido sin que nadie lo desmintiera que las imágenes presentadas en la televisión estaban evidentemente manipuladas, dignas solamente de un circo televisado como el de Brozo. No tenían el peso periodístico de algún otro programa televisado digno de respeto, ni el programa de Brozo era un juzgado. En las propias palabras del payaso, su programa era una pinche chacotería, indigna de crédito alguno (como el de la Micha) y lo prueba su entrevista con Marta. Pero solamente a un retrasado mental y masoquista como Bejarano se le ocurriría aceptar todo el rollo como auténtico y declararse culpable en transmisión mundial (dicen en China que ni aún frente la evidencia hay que aceptar culpabilidad de nada). Por eso está en la cárcel.
La pregunta es entonces: Si Bejarano era tan listo como para explotar ingenuos en grandes negocios como los de la leche contaminada y las viviendas defectuosas, ¿cómo es que frente a un payaso de greñas coloreadas aceptó su culpa frente a todo México? La respuesta, necesariamente, está en la retribución metafísica. Porque ni su propia esposa reconocía al Bejarano baboso que se vio en la televisión. Por eso se echó a llorar de dolor la Dolores, porque entendió que el hombre estaba jurídicamente perdido. Y con él, ella.
En verdad os digo, mis chiquilines: Cuando los grandes planes fallan, el destino es la cárcel.
No en balde se dice no podemos escapar a nuestro pasado. Y Bejarano es más prisionero de su pasado que de las rejas de la prisión. (A ver si la yunta presidencial y su gabinete de ladrones van poniendo las barbas a remojar.)
El corrupto sistema político y empresarial mexicano produce solamente bandidos estúpidos porque no tienen enemigos naturales que los mantengan alertas. La indiada está totalmente lavada de cerebro por Televi$a/TvAzteca y por los charros negros (curas jineteadores de nacos) y atrasito llega el H(orrible) Ejército mexicano y se encarga de reprimir violentamente a estudiantes y campesinos levantiscos (el Campo [de concentración] Militar #1 podría dar fe de ello). De manera que Bejarano (y Ahumada) ni siquiera se molestaron en estudiar las consecuencias legales de sus crímenes, se creyeron invencibles e impunes, y precisamente por eso están en la cárcel. Una cosa es decirse por conveniencia invencible, y otra creérselo. Ahumada está en la cárcel precisamente porque sus propios vídeos lo muestran e incriminan sobornando a políticos y gobernantes. O sea, se dio solito un tiro en una pata.
Bendito sea dios.
Aunque es cierto que Bejarano es un chivo expiatorio, recordemos que él mismo ayudó en mucho dejándose atrapar en la red que los enemigos de AMLO le tendieron desde Presidencia al alcalde de la capital. También cuenta que mucho antes del destape de los vídeos, la Chayo y Ahumada empezaron a armar una conspiración para castigar a AMLO por no respetar los acuerdos de recibir dinero del argentino a cambio de contratos de construcción tramposos. AMLO pensó con el pene en lugar del cerebro y por celos obstruyó los acuerdos financieros de su gobierno con Ahumada a pesar de saber que se le recibió dinero. Es decir, todo el lodazal actual de los vídeos empezó por un asunto de faldas entre AMLO y Ahumada. Eso causó que Ahumada fundara un periódico y también videograbara a distintos funcionarios perredistas que la perversa Chayo intencionalmente le mandaba para que se les filmara recibiendo sobornos. Obviamente ya tenían en mente los tórtolos, la ladina Chayo y Ahumada, el chantaje a AMLO. Lo malo fue que no pudieron influenciar a AMLO ni con amenazas.
Los políticos y gobernantes judíos mexicanos, después de todo, tienen la mala costumbre de aceptar dinero de empresarios, delincuentes y traficantes de droga y luego no cumplirles los compromisos y hasta meterlos al bote, pues tienen la sartén por el mango. Por eso AMLO no quiso cumplir los acuerdos financieros que su gente hizo con Ahumada, por una venganza pasional y personal. Sabía que el empresario no podía hacer nada legalmente y tenía que tragarse el coraje. Así lo han hecho siempre los ladinos. Pero cuando el karma ataca nunca falta un pelo en la sopa, y aquí ese pelo se llama Marta, la primera vaca sagrada de Los Pinoles.
Cuando el decepcionado Ahumada se sintió (acertadamente) robado por AMLO, se dejó tentar por los panistas que le pidieron los vídeos para derribar a AMLO de su envidiable posición popular que le llevaría posiblemente a la presidencia del país. Con la complicidad de Televi$a y sus corruptos recitadores de noticias, Marta hizo posible la emboscada de Brozo a Bejarano y la exhibida del fatídico vídeo de las pacas de dólares y las ligas. Pero ese mismo escándalo, en lugar de ayudar a Ahumada, lo hundió en prisión cuando el gobierno capitalino lo acusó de fraude en algún contrato de construcción y Marta no lo ayudó como prometió. De ahí resultó el incidente diplomático con Cuba cuando Ahumada fue encarcelado en la isla caribeña.
Bejarano, por su parte, dijo desde el principio que el dinero se lo dio a Rosario Robles, quien se lo regresó a Ahumada por medio de transferencias bancarias. Pero en Televi$a los recitadores de noticias ponen oídos sordos y siguen haciéndose tramposamente la pregunta de dónde quedó el dinero del maletín, pues la Chayo cuenta con la protección de Marta. Y donde manda Marta no gobierna la ley. Tampoco Televi$a.
Pero aunque Bejarano está momentáneamente en la cárcel, no tiene que preocuparse mucho pues los ladinos cuentan con impunidad y ya habrá alguna laguna legal para dejarlo escapar. Así operan los gachupines en el poder desde la Conquista. Acuérdese de los Amigos de Fox, que ni con evidencias irrefutables acabó ninguno de ellos en la cárcel, pues el venal Procurador (m)Acedo de la Concha los encubrió por órdenes de Marta. Y las penas con pan son menos, por lo que a Bejarano no le faltarán buenos abogados ni las comodidades y privilegios en la cárcel que el dinero malhabido pueda comprarle.
Además, este mundo es, para todos, una combinación de penas y alegrías. El mundo de puras alegrías está en el más allá y se llama Paraíso. Aquí hay que saber llorar y reír. Por eso no hay que temer a la cárcel, ya que la vida misma es una cárcel sin rejas. Si lo duda, pregunte a los niños y le dirán que la escuela es una cárcel y que sus maestros y papás son odiosos carceleros. Pregúntele a mujeres en matrimonios infernales y le dirán que su vida es una cárcel sin cadenas visibles. Igual dirán los enfermos crónicos, las personas en trabajos mal remunerados, los hospitalizados, los desempleados, los inválidos. Y los mexicanos no-ladinos estamos todos en la cárcel de la actual ocupación militar ladina.
Lo peor es que siendo operador político de AMLO por voluntad propia, cuando Bejarano fue llamado a declarar debió despepitar lo que sabía aunque hundiera a su jefe. Hay momentos de ser leales, y los hay de ser inteligentes. Ahora ya nada ni nadie lo salvará del oprobio aunque diga todo lo que sabe y hasta lo que no. Hay que saber cuándo hablar, pero el "profesor" Bejarano lo ignora. Por eso está en la situación donde está, escribiendo patéticas e inútiles cartitas a sus hijas y a la opinión pública.
Como dijo el perico: ¿Ya pa'qué?
NADA ES PREDECIBLE, EXCEPTO LA GUERRA: He dicho en este espacio que el siglo XXI viene horrorosamente violento en cuanto a guerras se refiere. Repito entonces: Quien no sepa manejar los rituales militares del libro Ocultismo Chino a su favor, no podrá escapar al desastre ni como persona civil o militar, ni como líder de algún país. Y los últimos eventos mundiales, especialmente la guerra en Irak, las recientes elecciones presidenciales en los USA y los extraños cambios de su gabinete, me van dando poco a poco la razón.
No es que yo sea profeta o visionario, pero algo sé del negocio militar y de la metafísica china. Después de todo, la función del verdadero analista-estratega militar no es únicamente comentar eventos bélicos actuales, ni tampoco "anticipar" guerras a base de leer periódicos o información pública o restringida. Eso cualquiera lo puede hacer sin tener que ser egresado de una academia militar o graduado en ciencias políticas. El valor del analista-estratega es su grado de capacidad para predecir el futuro militar de un conflicto y sus consecuencias nacionales e internacionales antes de que los mismos participantes sepan siquiera que tienen una guerra en su futuro.
Por ejemplo. El presidente Bush "avisó" en febrero del año pasado que el inicio de la guerra contra Irak era el comienzo de un remapeo de Oriente Medio, agregando: "La mayor parte de la historia ha sido escrita por otros (países), pero el resto de la historia será escrita por nosotros." Palabras mayores esas, pues significan que la cosa es a güevo y que de un sólo país, los USA, depende el futuro militar del mundo entero.
Pero una cosa es decir, y otra muy distinta hacer. De hecho, mencioné hace años en esta columna que la adivinación china advirtió desde hace ochocientos años que el conflicto actual en Irak metería a los americanos en una terrible guerra de cien años en el área con el consiguiente desgaste bélico y humano, más las guerras entre otros países que de ese conflicto se desprendan.
A casi dos años de distancia de aquella declaración, recién re-elegido en su puesto, el presidente Bush ha vuelto a decir algo serio, militarmente hablando: "Somos una nación en guerra." Es decir, la cosa va para largo, confirmando en cierto modo lo difícil de el conflicto en Medio Oriente.
Pero eso no es lo espeluznante, sino que el general Colin Powell, un militar con experiencia y de tendencia política moderada, ha presentado su renuncia al puesto de secretario de Estado - el equivalente a Relaciones Exteriores-, y su lugar será ocupado por una funcionaria con buenas credenciales académicas pero sin más experiencia militar que la teórica. Sí. Un país en guerra se desprende de un funcionario militar experimentado para reemplazarlo con una mujer que nunca ha pisado un campo de batalla con un fusil en las manos, pero que tendrá la autoridad para recomendar que miles de jóvenes vayan a morir en la guerra. Igual de limitados en asuntos de guerra están muchos funcionarios. Se enchina la piel al pensar en una segunda Albright. Y todo estaba ya anticipado por la adivinación china.
Pero, ¿qué nos dice la adivinación al respecto para finales del siglo XX y principios del siglo XXI?
Pues dice lo siguiente: "El arribo y estancia prolongada de soldados de poderosa alianza militar occidental (alianza de dos países) al 'mar de arena' (o sea al desértico Oriente Medio), provoca humillaciones (en ambos bandos) y detonará la tercera guerra mundial. El (enconado) conflicto terminará eventualmente con el poderío militar mundial de tal alianza."
¿Verdad o mentira?
Pues quién sabe, oiga, pero el título de la adivinación mencionada es no menos escalofriante: "Recibiendo una lección."
Durante tal conflicto armado mucha gente morirá y los países subordinados a la alianza -México entre ellos- se verán afectados económica y militarmente, pues el destino de los peones de ajedrez es ser manipulados por las piezas grandes. Muchas madres perderán hijos en la guerras y los pueblos serán víctimas de ocupaciones, genocidios, desplazamientos, epidemias, ruina económica. No pocos países serán invadidos y forzados a cooperar con las potencias líderes, o simplemente serán explotados de sus recursos naturales y humanos.
Mientras individuos y países consideren superstición los rituales militares chinos del libro Ocultismo Chino y se nieguen a activarlos, solamente tendrán un destino: Sufrir y/o perecer.
Pero no faltan necios que ven la tempestad y ni así se hincan.
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PERMANENTE 2: Debido a la inquietud de algunos lectores de diversas nacionalidades por obtener el libro Ocultismo Chino pero que por diversas causas no pueden comprarlo por Internet, Vision Press Films pone este libro a disposición de librerías de cualquier país interesadas en venderlo directamente a sus clientes.
Para órdenes y/o informes, comunicarse por correo electrónico a visionpf@direct.ca
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