martes, 24 de abril de 2012

Preguntas sin contestar acerca de las bombas atomicas nazis lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki

Preguntas sin contestar acerca de las bombas atomicas nazis lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki Según se relata en las memorias de Winston Churchill, durante la conferencia de Postdam a finales de Julio de 1945, él y Truman decidieron contarle a Stalin que habían probado con éxito una bomba de gran poder destructivo en Nuevo México. Para sorpresa de ambos, el dictador ruso contestó con total indiferencia: "¿...también han conseguido una bomba atómica?..que suerte!. Esa bomba es tremenda. Tírensela a los Japoneses." No hubo más preguntas por parte de Stalin. En mayo de 1945 Heinrich Himmler mostraba una inaudita autoconfianza en su futuro inmediato. Según se puede leer en la autobiografía de Speer, el Reichführer Himmler tenia cartas que jugar con los vencedores, cartas que le permitirían ayudar a vencer a los japoneses en el pacifico y a los rusos en el inminente conflicto mundial que muchos creían inevitable entre occidente y el bloque soviético. Pero se adelantaron sus dos hombres de confianza, el jefe de la Gestapo Müller, entregando el submarino U-234 a los americanos a cambio de una nueva vida, y también el General Kammler, poniendo a disposición de los soviéticos los ingenieros y los secretos de los programas espacial y nuclear nazis. Al comprobar Himmler que su jugada ya no era útil a ninguno de los dos bandos aliados, cometió suicidio mediante la ingestión de una cápsula de cianuro el 23 de Mayo de 1945. El 21 de Junio de 1946, durante el juicio de Nüremberg, el fiscal Jackson pregunta a Speer acerca de la explosión de un artefacto nuclear en las cercanías de Auschwitz, explosión aparentemente realizada con objeto de desintegrar a 20.000 judíos atrapados en el interior de una pequeña aldea construida para el evento. Speer negó tal posibilidad, argumentando que, por lo que él conocía, no había programa atómico alemán alguno para fabricar una bomba. Esta misma pregunta le fue realizada a otros jefes del tercer Reich, pero sus contestaciones, así como muchas otras declaraciones efectuadas en el juicio, permanecen clasificadas y desconocidas para el público. El 26 de Febrero del año 2001 la organización Simón Wiesenthal reclama a la CIA un esclarecimiento del destino sufrido por el Jefe supremo de la Gestapo, Heinrich Müller. Al parecer es detectable su presencia no solo en algunos documentos desclasificados relativos a campos de concentración americanos en 1945, sino en fotografías de la época que le muestran en el puerto de Portsmouth el 19 de Mayo de 1945, recibiendo al submarino U-234. Oficialmente Heinrich Müller cometió suicido el 28 de Abril de 1945, pero en 1973 el gobierno alemán, a petición de la familia de Müller, autorizó la exhumación de sus restos. Lo que se encontró en la tumba eran los cadáveres de tres soldados anónimos. Ninguno correspondía a Müller. Como jefe de la Gestapo, fue el propio Heinrich Müller quien controló y planificó la carga y salida del U-234, según las ordenes recibidas por Hitler. Existe la sospecha fundada de que la CIA dió una nueva identidad al jefe de la Gestapo a cambio de la captura del submarino U-234 y los secretos atómicos nazis que transportaba. Ya comenzado el siglo XXI, más de 300 millones de documentos sobre la Alemania Nazi permanecen retenidos en los archivos secretos de los Estados Unidos. En base al Acta de Libertad de Información, todo documento secreto debe ser hecho público antes de transcurrir treinta años desde su clasificación. El 16 de Febrero de 1999, el Departamento de Defensa americano declaraba en una carta publica, en su sección 13 -A2, que la desclasificación de todos esos documentos "...sería causa de un grave daño a la seguridad nacional". Casi sesenta años después de los hechos, muchos se preguntan cual es el contenido tan secreto y dañino de los papeles concernientes al Tercer Reich cual es el peligro y por qué siguen clasificados y negados a la opinión pública y a la Historia de la Humanidad.

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