domingo, 27 de mayo de 2012
Comunidad italiana espera el fin del mundo para el 2012 maya
Comunidad italiana espera el fin del mundo
Al principio, los italianos llevaban a cabo sus actividades con discreción. Contrataron a los lugareños del pueblo para limpiar el terreno, sembrar naranjos y empezar la construcción.
02.07.11 - Actualizado: 02.07.11 07:21pm - Elisabeth Malkin/New York Times: redaccion@elheraldo.hn
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Xul,
México
En maya, el nombre de este pueblito significa "el fin". Hace mucho tiempo, tan solo era el final del camino. Quienes cuentan relatos fantásticos, no obstante, dicen que los extranjeros que se asentaron aquí hace cuatro años llegaron para esperar el fin del mundo.
Por un camino de terracería, bordeado por matorrales y campos agostados, los recién llegados construyeron su propia colonia de casas de muros gruesos al final de un sendero, a un par de millas en las afueras del pueblito.
Solo se sabe esto con seguridad: los pioneros son italianos, crían ganado, producen queso y tienen árboles frutales en un rancho de 250 acres. Un letrero de concreto al lado del camino anuncia el nombre de su reducto en letras blancas: Las Águilas. Encima, hay una estatua dorada de un águila de 4 pies de alto.
La razón por la cual vinieron los recién llegados y en qué creen ha alimentado la especulación apocalíptica por toda esta letárgica zona de la península de Yucatán.
"Nos sabemos todos los chismes de por aquí, pero sobre esto no sabemos nada", dijo el reverendo Yván González, un sacerdote católico romano que celebra la misa semanal los miércoles por la noche en una antigua iglesia de piedra, en la que un techo de hojalata reemplazó hace mucho al de paja, típicamente maya.
"Es un grupo secreto", dijo González riendo. "La gente dice que están aquí porque se va a acabar el mundo. Tienen mucho dinero para gastar y esperar el fin del mundo".
Este lugar, después de todo, está apenas a unas millas de donde el mundo casi se acaba la vez anterior, cuando el asteroide Chicxulub cayó hace unos 65 millones de años, un desastre que los científicos han especulado que fue la causa de la extinción masiva de los dinosaurios.
Xul también está en lo que fue el centro para los antiguos mayas, a los que algunos profetas de la Nueva Era atribuyen haber pronosticado la fecha del juicio final: el solsticio de invierno de 2012. No obstante, académicos concuerdan en que los mayas no creían en nada parecido. La fecha se refiere al fin de su llamado calendario de la cuenta prolongada, el final de un ciclo histórico de 5,125 años, más o menos. Un nuevo ciclo comienza al día siguiente.
Efraín Cámara, balanceándose en una hamaca en la oficina de la cooperativa agrícola de Xul (se pronuncia shul), estaba desconcertado en cuanto a las supuestas predicciones de sus antepasados. "Según los científicos, se terminará el mundo maya", encogió los hombros, en un español vacilante, pronunciado con las consonantes aspiradas de su idioma nativo, el maya. "No sabemos. Solo Dios sabe que sucederá esos días".
Rosalía Pacab, de 78 años, agachada sobre su bordado, no toma los cálculos astronómicos de sus ancestros como la autoridad sobre el final de los días.
"Bueno, ¿no es eso lo que dice la Biblia?", dijo.
Al principio, los italianos llevaban a cabo sus actividades con discreción. Contrataron a los lugareños del pueblo para limpiar el terreno, sembrar naranjos y empezar la construcción.
Los mayas, que tratan de sacar maíz en el suelo que tiene una base de piedra caliza o emigran a California para ganarse la vida, recibieron bien los nuevos trabajos.
"Lo bueno es que a los muchachos les dan trabajo, porque aquí no hay trabajo", dijo Adi Beltrán, la madre de cuatro chicos pequeños.
Luego, el año pasado, un periódico de Mérida, la capital del estado de Yucatán, decidió que tenía una primicia en la comunidad de los extranjeros. Se declaraba en artículos de primera plana que los italianos habían llegado a Xul para guarecerse contra el fin del mundo en 2012. Los reporteros entrevistaron a trabajadores que decían que las casas estaban unidas por túneles bajo la tierra. Hubo entrevistas con uno de los arquitectos mexicanos, quien dijo que los muros imponentes de la colonia tienen el objeto de soportar inundaciones y otros desastres naturales.
La respuesta oficial fue ecléctica. Soldados recorrieron estrepitosamente el camino de grava para buscar cualquier evidencia de drogas; funcionarios de inmigración revisaron documentos; funcionarios de asistencia social peinaron el terreno. Periódicos contrataron helicópteros para volar encima mientras fotógrafos operaban sus cámaras.
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