martes, 8 de mayo de 2012

holocuento judio jamas murieron 6 millones de judios

No hubo ninguna conspiración judía en el surgimiento del Holocuento, pero tal vez sí haya una conspiración judía para que el mito perdure De: Mario Lopez Enviado: Viernes, 4 de mayo, 2012 11:17 P.M. Asunto: [publicaciones-politicos] No hubo ninguna conspiración judía en el surgimiento del Holocuento, pero tal vez sí haya una conspiración judía para que el mito perdure Vincent Reynouard Cuando de una conspiración surge un rumor mentiroso Si el surgimiento del Holocuento, y luego el crecimiento del mito en la opinión pública fueran el resultado de un complot mundial, preparado con cuidado y orquestado con arte, la noticia del Holocausto habría brotado de golpe, en varios lugares a la vez, y con su forma definitiva. Así sucedió con el supuesto desembarco alemán de 1937 en la colonia española de Marruecos, cuya falsa noticia la regó a principios de 1937 el clan belicista francés con el objetivo de provocar una intervención en España, y tal vez un conflicto generalizado. Tres personajes habían armado la mentira: el señor Viénot, sub-secretario de Estado para los asuntos exteriores, el señor Comert, jefe del servicio de información y prensa en el ministerio de asuntos exteriores, y el señor Rollin, miembro de la agencia de noticias Havas. El 8 de enero de 1937, tres grandes diarios parisinos, L’Humanité, L’Oeuvre y Le Petit Parisien lanzaron simultáneamente la noticia falsa según la cual los alemanes habían desembarcado. Al día siguiente, después de que dos informes de la agencia Hava, llegaron a las redacciones, toda la prensa nacional retomó el asunto, y se multiplicaron las notas sobre hechos similares. Así por ejemplo: “Se confirma la llegada a Marruecos de voluntarios alemanes en grupos”, según Le Petit Parisien; “Varios centenares de soldados alemanes desembarcan en distintos puertos de la zona española”, confirmaba el Echo de Paris; “Los ingenieros alemanes transforman a Ceuta en fortaleza” añadía Le Populaire; “No se trata de infiltración sino de ocupación”, según Le Peuple. Cuatro días más tarde, Hitler y el capitán español Begbeder, alto comisario en Marruecos desmentían rotundamente dichas noticias, y el globo se desinfló [1]. Retrospectivamente, el caso del pretendido desembarque alemán en la zona española de Marruecos resulta un ejemplo típico de coup monté, de patraña calculada, porque fue lanzada simultáneamente la noticia por distintos órganos, y se logró la similitud entre los hechos reportados. La falta total de orquestación en el Holocuento En lo tocante al asesinato en masa de judíos en los campos de concentración, no hubo orquestación alguna, ni en la sucesión temporal ni en cuanto a los hechos descritos. Así, ya en 1933, algunos órganos de prensa judíos pretendieron que los israelitas bajo dominación alemana estaban amenazados de muerte. En su entrega de marzo de 1933, el diario Le Droit de Vivre publicó en primera plana y a seis columnas: “Agrupémonos! Hitler está en el poder y 700 000 judíos están en peligro de muerte”. Un mes más tarde, escribía el mismo órgano mensual: “todos los judíos de Alemania están amenazados de muerte, oficialmente designados para ser víctimas de saqueos, torturas y matanzas.” (mayo de 1933). Pero la gran prensa se quedó callada. Hubo que esperar hasta 1942 para que los medios no judíos reflejaran rumores acerca de una matanza a gran escala. De modo que no se puede hablar de maniobra concertaba como en el caso de lo de Marruecos. Rumores diversos y confusión total en la difusión A partir de 1942, cuando los aliados empezaron a evocar matanzas masivas, difundieron los rumores más variados, más contradictorios, y a veces más disparatados. He aquí algunas “noticias” impactantes: • - 26 de septiembre de 1942 : el representante del presidente Roosevelt en el Vaticano le escribe al cardenal Maglione para informarle que, según un informe procedente de la Agencia judía para Palestina, se están utilizando cuerpos de judíos masacrados por los alemanes en Varsovia, para fabricar grasa y abonos, e incluso se han exhumado algunos con esta finalidad [2]; • - 20 de octubre de 1942: El Órgano de Enlace de las Fuerzas francesas contra la barbarie racista evoca a “miles de hombres, mujeres y niños judíos deportados de Francia”, de los cuales muchos han sido “quemados vivos en vagones herméticamente cerrados” (J’Accuse, n°2, 20 de octubre de 1942, p. 1, col. A). • - 24 de noviembre de 1942: el New Nork Times menciona a miles de judíos exterminados, ahogados en el río Bug, por orden de una “comisión de destrucción” alemana, p 10) • - 20 de diciembre de 1942: el mismo diario evoca las cámaras de electrocución de Chelmno y Belzec (N.Y.T., 20 de diciembre de 1942, p. 23); • - Febrero de 1943: con el título “La tiranía a todo tren”, escribe J’Accuse:“6000 judíos enterrados vivos • En Vitebsk, gran ciudad cerca de Veliki-Luki, los monstruos hitlerianos han enterrado vivos a 6000 judíos, incluyendo a niños menores de edad y recién nacidos. Durante cuatro días, estuvo aullando la tierra en Vitebsk. • Mujeres judías destripadas, con los senos cortados. En algunas ciudades de la Rusia blanca (Bielorrusia) los sádicos hitlerianos se encarnizaron especialmente con las mujeres judías. Cuentan testigos oculares que cientos de cadáveres de mujeres judías, destripadas y con los senos cortados, yacían en las calles y las casas saqueadas. • Los cadáveres de judíos son enviados a las jabonerías del Reich • Un oficial de la Gestapo en París confesó que son miles los cadáveres judíos utilizados por los alemanes como materia prima para la fabricación del jabón. • Este hecho lo acaba de confirmar el buró de informaciones soviéticas al declarar, con las pruebas en la mano, que los bárbaros alemanes entregaban en masa los cadáveres de judíos asesinados a las fábricas de jabón del Reich.” • - junio de 1943 : J’Accuse menciona a 41000 judíos deportados de Francia, sobre los cuales Francia habría practicado “experimentos con gases asfixiantes”, matando a 11 000 personas • - julio de 1943: J’Accuse menciona a los “nazis que matan a miles de seres humanos en las cámaras de gas, por electrocución, al contacto de cables de alta tensión”; menciona también el campo de Auschwitz donde “se les quita a los internados la ropa para darles trajes de papel”. Estos ejemplos demuestran que en materia de propaganda acerca del “Holocausto”, no hubo ninguna dirección centralizada de 1933 a 1945. Los rumores emanaban mayormente de círculos judíos del este así como de la resistencia polaca cuyos informes los regaban las distintas organizaciones judías repartidas en el mundo entero [3]. Pero las diferencias que se observan entre los relatos demuestran que no había ningún vínculo estrecho entre estas personas y las estructuras que representaban. Cada uno actuaba por cuenta propia, y redactaba sus propios informes. Ninguna conspiración judía explica la conducta de la prensa europea La propaganda antialemana funcionó desde 1939 ¿Por qué, a partir de 1942, la prensa occidental contribuyó a regar estos rumores? Para contestar esta pregunta, se puede invocar un motivo muy sencillo, sin que sea necesario acudir a un pretendido complot judío: para los aliados, se trataba de alimentar la propaganda de guerra sobre los crímenes alemanes. Esta propaganda, que se había desarrollado desde septiembre de 1939, primero había empezado por mencionar a polacos, belgas, holandeses y franceses tiranizados bajo al ocupación. Así, a principios de 1940, la prensa inglesa pretendió, con fotos fehacientes, que los alemanes habían cometido matanzas masivas en casi todas las aldeas polacas [4]. Después de la derrota francesa, Radio-Londres multiplicó las noticias falsas, pretendiendo que los alemanes había regado trillones de microbios en París, que a los franceses los iban a hacer esclavos, matar, germanizar o esterilizar…. [5] La mundialización del conflicto radicalizó la propaganda A medida que el conflicto se mundializaba y se volvía total, la propaganda se fue radicalizando, porque había que demostrar que el adversario era un monstruo. En los países ocupados, el bombardeo de las mentes se organizó en torno a algunos “patriotas” torturados, civiles “deportados” (por el Servicio de Trabajo obligatorio) y represalias sangrientas. Muchas informaciones eran falsas. En Nuremberg, el acusado Hans Fritzsche declaró que uno de sus colaboradores había detectado 107 mentiras de guerra aliadas en ocho semanas [6]. No es de extrañar que los rumores sobre el “Holocausto” se fueran integrando en esa propaganda. El 17 de diciembre de 1942, los gobiernos de las Naciones Unidas denunciaron, en términos muy imprecisos, una pretendida “política de aniquilación de la raza judía” [7]. En 1945, se alcanza el paroxismo de la propaganda para ocultar los numerosos crímenes de guerra aliados En 1945, hubo una intensificación desmedida de comentarios acerca de los “campos de la muerte”. Pero tampoco allí se puede ver el resultado de la actividad judía en vistas a la creación del Estado de Israel o la obtención de reparaciones. Las investigaciones de la ciudadana americana Ferda Utley demuestran que la mediatización a ultranza de la suerte de los deportados la decidieron las autoridades estadounidenses, con vistas a ocultar los crímenes aliados y así evitar que la opinión americana se volcara a favor del vencido [6]. “No tratéis de medir o evaluar la crueldad nazi, porque es infinita, no tiene que ver con el ser humano”, afirmaba Rolad Diquelou en L’Humanité, el 14 de abril de 1945. Era la única forma de excusar los bombardeos para aterrar a la población, las expulsiones bestiales, y los millones de mujeres y niños que morían en Europa oriental… Una propaganda que no habla de Holocausto Es de notar que en 1945, la propaganda se focaliza sobre campos como el Struthof, el de Bergen-Belsen, Dachau, Buchenwald, Vaihingen, Ravensbruck, Ohrdruf. En Francia por ejemplo, las imágenes de Vaihingen (un campo hospital situado entre Karlsruhe y Stuttgart) “estuvieron entre las primeras que conmovieron al público” [9]. Pero no mencionaba ni judíos ni holocausto. En un folleto ampliamente difundido y titulado Buchenwald, los horrores de los campos de tortura nazi, escribía el autor: “Rusos, polacos, checos, yugoslavos, belgas…. ¡todos los países de Europa estaban representados!” Pero ni una mención de judíos ni holocausto. Los sionistas y el Holocausto Indiscutiblemente algunos judíos y especialmente los sionistas pensaron en los beneficios que podrían sacar de esta propaganda, bien para lograr la creación de un Estado, bien para conseguir reparaciones. En su libro titulado El séptimo millón, recuerda Tom Segev que ya en 1940, Ben Gurion había recibido un informe sobre la cuestión de las reparaciones, y cómo, a finales de ese mismo año, Berl Katznelson había comentado públicamente este escrito. También recuerda que en diciembre de 1942, una asociación judía privada de Tel Aviv, llamada Justicia, se proponía “ayudar a las víctimas del nazismo a redactar sus pedidos de reparaciones”[10]. Esto no quita que seguimos convencidos de que si los intereses de algunos judíos no hubiesen coincidido con los de los aliados, el mito del Holocausto no habría prosperado después de 1946 y nunca se habría hecho la repartición de Palestina como sucedió a fines de 1947. La represión anti revisionista ¿un programa de los judíos solos? (fragmento de una conversación entre V. Reynouard y H. Verbeke) Vincent Reynouard. - Obviamente, en nuestra sociedad, los judíos gozan de una discriminación positiva, lo cual demuestra que sus lobbies son poderosos. No menos obvio es el hecho de que el mito del Holocuento resulta imprescindible a los judíos para justificar la existencia de Israel y para sonsacar dinero de donde puedan. Pero como bien lo subrayó Jean-Jacques Stormay, no se les debe conferir a los judíos más poder del que tienen; si existen leyes anti revisionistas en toda Europa y si tanto se cultiva la “memoria” [como alternativa a los datos incómodos de la historia] es porque a los goyim también les conviene. Se trata de un interés político; la preservación del sistema exige la diabolización de las ideologías que recomiendan el respeto al orden natural. Se vio a las claras en Francia, entre el 21 de abril y el 5 de mayo de 2002. Y todos los días se observa lo mismo, cuando se lleva a chiquillos goyim a Auschwitz o a otros memoriales semejantes. Nadie les dice: “Defiendan la existencia de Israel y apoyen a los judíos en sus reivindicaciones financieras”, sino “defiendan a la democracia contra el fascismo”. Por esto me niego a que se mantenga la focalizción sobre los judíos y su supuesto poder planetario. Y me atrevo a decirlo: si los judíos gozan hoy de una discriminación positiva, si son relativamente poderosos, no es por conspirar a nivel mundial, sino sencillamente porque a los goyim les conviene, de modo que respaldan sus acciones. Herbert Verbeke. - O sea, que en su opinión los judíos no imponen sus deseos mediante la fuertes chantajes, sino que obtienen satisfacción porque al fin y al cabo, sus intereses coinciden con los de la mayoría de los goyim. VR. - En la mayoría de los casos, sí, es así. Especialmente en lo que se refiere al supuesto Holocausto. Para resumir simplemente, mire lo que pienso: en 1945, ningún judío fue a ver al vencedor diciéndole: debes encajarle a los nazis el crimen del Holocausto para que podamos conseguir la creación del Estado de Israel, de lo contrario te reventamos”. No, algunos sionistas tal vez le sugirieron al vencedor: “te conviene regar el relato de la shoah” porque pensaban “de esta forma, lograremos la creación de Israel”; pero si el vencedor se apresuró a aceptar la sugerencia (como se verificó en Nuremberg) es porque el cuento este de los seis millones era un regalo que encajaba perfectamente en su propia propaganda y para desviar la atención de sus propios crímenes. A finales de los años 1980, los judíos no fueron a ver a ningún legislador diciéndole: “debes convertir la shoah en algo inobjetable de lo contrario aquí termina tu futuro”. No, lo que dijo el judío fue : “hay que convertir a la shoah en algo inobjetable” y al mismo tiempo pensaba “para justificar la existencia de Israel y para que nadie se atreva a desafiarnos…”; entonces el legislador consintió, pensando a su vez “tu shoah me sirve a mí como coartada para mi democracia”. Por supuesto, todo esto es esquemático. Pero lo que quiero explicar es que si los judíos alcanzaron sus objetivos, beneficiándose ahora de una discriminación positiva, no es por ser superpoderosos, sino porque existía una convergencia de intereses con la mayoría de los goyim. Por consiguiente, no deberíamos perder tiempo denunciando al poder judío que sería la raíz de todos nuestros males, pues erraríamos el tiro. La raíz de todos nuestros males es el no respeto a ciertas leyes naturales, debido a una voluntad diabólica de libertad total, que existe entre los goyim. Los judíos se limitan a sacar provecho de esta situación. Pero el garante de esta voluntad del goy es el sistema actual con su desenfreno, un sistema que encuentra en el pretendido holocausto una coartada a su propia existencia. Debemos demostrar que la coartada es una mentira y que nada bueno se puede edificar sobre la mentira. Pues como bien dice el refrán ruso: “en un lago de mentiras, sólo nadan peces muertos”. En este combate, los judíos no tienen mucho peso, a fin de cuentas. H.V. - Pero son los primeros en dar caza a los revisionistas. V.R. - Claro, porque saben que si el mito del holocausto se derrumba, Israel va a temblar sobre sus bases y todas sus reivindicaciones van a aparecer como estafas. Por esto es que les conviene callar a los investigadores libres. Para el objetivo que yo persigo, esto no es más que un “daño colateral”, mi objetivo es antes que nada la destrucción del sistema actual. Conclusión Estas recordaciones permiten entender por qué la tesis según la cual el mito del holocuento sería fruto de una conspiración judía mundial ya no la defiende ningún revisionista serio. Los judíos no han actuado en la sombra, sino que a partir de 1933, sin concertación previa, algunos empezaron a gritar que sus correligionarios alemanes estaban amenazados de muerte. Pero siguieron aislados, la gran prensa no les siguió la corriente. Al llegar la guerra, esta propaganda encontró un terreno favorable, no sólo porque, cuando hay una guerra, los cuentos de matanzas masivas se vuelven más creíbles, sino también porque a los aliados les convenía regar este tipo de rumores para reforzar su propia propaganda. Después de la guerra, los intereses de los aliados y de los judíos sionistas convergieron, porque éstos procuraron que el mayor número de judíos salieran de Europa, y otros querían que las “atrocidades nazis” aparecieran fuera de comparación, para sepultar sus propios crímenes en el olvido. Estas son las circunstancias del nacimiento y el auge del mito del Holocausto, sin que sea necesario acudir al invento de un “complot judío”. Notas: [1] Georges Champeaux, La Croisade des Démocraties, tome I (Publications du Centre d’études de l’Agence Inter-France, 1941), pp. 204-207. [2] « Avanza la liquidación del ghetto de Varsovia. Sin distinción de sexo ni edad, se saca a los judíos del ghetto en grupos, para fusilarlos. Se utilizan los cuerpos para hacer grasas y los huesos para hacer abonos. Incluso se exhuma a los cuerpos ya enterrados para ello”. (ver la carta de Taylor al cardenal Maglione, del 26 de septiembre de 1942, reproducida en Foreign Relations of the United States. Diplomatic Papers. 1942, vol. III [U.S. Government Printing Office, 1961], p. 775). [3] Ya hemos visto que en su carta del 26 de septiembre de 1942, el representante del presidente Roosevelt ante el Vaticano se basaba en un informe de la Agencia judía para Palestina. El 6 de abril de 1942, el New York Times reportó en página 2 que según el Comité judío antifascista, los alemanes habían masacrado a 86 000 judíos cerca de Minsk, 25 000 en Odessa y decenas de miles en Letonia, Estonia etc. Alugnas semanas más tarde, el congreso judío mundial pretendió que, según informaciones recibidas por el gobierno polaco exiliado en Londres, 1 000 deportados judíos eran asesinados cada día en Polonia (N.Y.T., 30 de junio de 1942, p. 7). En diciembre de 1942 el rabino Israel Goldstein afirmaba que « según informes verificados », ya habían sido exterminados dos millones de judíos (N.Y.T., 13 décembre 1942, p. 21). En febrero de 1943, los representantes europeos del congreso judío mundial declararon que el ritmo de las matanzas se aceleraba, y que ya cada día perecían 6000 judíos (N.Y.T., 14 de febrero de 1943, p. 37). [4] Ver Klaus Sojka, Bilder die Fälschen. Dubiose « Dokumente zur Zeitgeschichte (FZ-Verlag, 1999), p. 15 : en realidad, el cementerio que mostraban como « prueba » era un cementerio de alemanes de Polonia, matados a principios de 1939 por muchedumbres polacas, lo cual explicaba las hileras de tumbas recientes. [5] Ver : Paul Allard, Ici Londres (Les Éditions de France, 1942), pp. 22 y siguientes. [6] Pero cada vez que quiso aportar ejemplos, el presidente se lo impidió, con el pretexto de que se trataba de simples « errores » sin importancia ». Esto es lo que se puede leer en las minutas del juicio: Dr. Fritz [abogado defensor de H. Fritzsche]. - El acusado quiere demostrarle al tribunal que debe tomar en cuenta que muchas noticias procedentes del extranjero acerca de las atrocidades alemanas eran noticias falsas, de modo que … El presidente del tribunal. - No necesitamos detalles sobre este punto. No cabe duda que muchas veces, los informes no eran totalmente exactos. Dr. Fritz. - [El acusado] quiere ofrecer un ejemplo de noticia falsa procedente de la propaganda enemiga, y relevante en su propio caso. Quería referirlo brevemente. Presidente. - Ya lo he dicho, no dudamos que se hayan deslizado errores en la prensa extranjera, como en la prensa toda. No podemos detenernos en este tipo de cuestiones. Dr. Fritz. - Sigo y veamos otra cuestión. (Dirigiéndose al testigo) ¿En calidad de especialista en materia de noticias de prensa ¿no tiene usted el sentimiento de que algo exacto debía haber, entre las noticias publicadas por el enemigo en cuanto a los asesinatos atribuidos a los alemanes? Acusado Fritzsche: - En cuanto especialista de estas cuestiones, no, en absoluto. Siempre he evocado, y lo he recordado oficialmente, una noticia falsa de la primera guerra mundial que quiero referir brevemente ahora, pues forma parte de las bases de la propaganda en la cual yo mismo tenía un papel. Presidente. – No, ya le dije que suponemos que se han cometido muchos errores, y es inútil volver sobre estos detalles”. [Ibid., p. 118] [7] Ver Arthur R. Butz, The Hoax of the Twentieth Century (IHR, edición de 1989), p. 77. Ver también Raul Hilberg, La destruction des juifs d’Europe (éd. Fayard, 1989), pp. 966-7. [8] « Un universitario muy importante con el cual me encontré en Heidelberg expresó la opinión de que las autoridades militares americanas, cuando penetraron en Alemania y vieron los destrozos espantosos causados por nuestro obliteration bombing [bombardeos de terror], se quedaron espantadas al comprender que la revelación de la situación podía producir un vuelco de la opinión pública en Estados Unidos, y podía impedir que se aplicara a Alemania el trato previsto, al despertar simpatía hacia los vencidos y al desvelarse nuestros crímenes de guerra. Esta fue, en su opinión, la razón por la cual el general Eisenhower puso instantáneamente una flota aérea entera a disposición de los periodistas, miembros del congreso y eclesiásticos, para llevarles a visitar los campos de concentración; su intención era que el espectáculo de las víctimas de Hitler borrara nuestro sentimiento de culpa. Y esta operación fue un éxito”. Ver Freda Utley, The High Cost of Vengeance (Henry Regnery Cie, 1949), p. 183). [9] Ver Mémoire des camps. Photographies des camps de concentration et d’extermination nazis (1933-1999) (éd. Marval, 2001), p. 152. [10] Ver Tom Segev, Le septième million (éd. Liana Levi), pp. 128-9.

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