jueves, 10 de mayo de 2012

“Por medio de las películas, señaló un francés, “Estados Unidos ha efectuado la `colonización cultural’ del mundo".

Universidades Guía Comercio Industria Clases Cursos Seminarios Eventos Arte Exposiciones Galería de Arte Literatura Textos Cine Teatro Música Música Clásica Teatro Cine, TV, Video Noticias Artículos Museos C. Culturales Concursos Carreras Becas Posgrados Taller literario Servicios de Internet Solidaria Profesionales Librería Lectura - Textos Foro de discusión Links Mapa del sitio Colonización cultural por medio del cine.- 9/1/05 -------------------------------------------------------------------------------- Saul Landau “Por medio de las películas, señaló un francés, “Estados Unidos ha efectuado la `colonización cultural’ del mundo". – Leo Rosten La industria del cine de Estados Unidos, al igual que otros negocios del entretenimiento, trabaja con el gobierno para obtener ganancias y colonizar culturalmente al resto del mundo. “A medias de los años 60', según Tyler Cohen en Forbes.com del 28 de abril de 2003, “los filmes norteamericanos obtuvieron el 35% de los ingresos de taquilla en la Europa continental; hoy día la cifra está entre el 80% y el 90%". ¿Por qué? Cohen llega a la conclusión de que “los filmes de Hollywood son técnicamente avanzados (es decir, efectos especiales) y tienen mucha publicidad en los medios masivos. El típico filme europeo tiene como 1% del público que tiene un típico filme de Hollywood y esta diferencia ha seguido creciendo. Las películas norteamericanas se han hecho cada vez más populares en los mercados internacionales, mientras que las europeas han disminuido en popularidad. Los filmes europeos, de ritmo más lento, son para los públicos norteamericanos tomos insoportablemente pesados llenos de ideas, comentarios filosóficos y relaciones llenas de matices. Y, como señala Cohen, “el entrenamiento del talento cinematográfico en EE.UU. y Europa refleja estas diferencias. Las escuelas norteamericanas de cine son en muchos aspectos como escuelas de comercio". Compárense las mejores escuelas de cine de EE.UU. (UCLA, NYC o USC, por ejemplo) con el programa de cine de la Universidad de Cracovia en los años 50, que graduaron directores como Roman Polanski y Andrej Wajda. En vez de formar a los alumnos para obtener un trabajo en la industria, el programa de estudios polaco enfatizaba las artes liberales y las humanidades. El entrenamiento de iluminación, operación de cámara, acústica, etc. tenía lugar en el último año de una carrera de cinco. Las escuelas de cine de EE.UU. “entrenan” desde el principio, en vez de educar. Ellos prometen que en cuanto se gradúen sus estudiantes podrán ser editores asociados o productores asociados, un cargo que Fred Allen define como “la única persona que se asociaría con un productor". Para principios del siglo 20, la gramática de los negocios capturó el cine estadounidense. Los empresarios inventaron fórmulas para transformar una nueva “forma de arte” en artículos que atraerían a audiencias con educación insuficiente que probablemente regresarían la próxima semana en busca de otra ración de pienso mental cautivante de celuloide. A lo largo de las décadas, la perfección tecnológica llegó a sustituir la dinámica innovadora de la creación artística. Es más, la industria construyó su reputación sobre la capacidad de los artesanos de Hollywood de simular la realidad. Retó a igualarla a todos los rivales extranjeros y a los independientes. Hollywood elevó la perfección de la tecnología de la animación y los efectos especiales a ejemplos de criterios por los cuales se deben guiar los críticos de los medios masivos. Cualquier cosa que esté por debajo de su norma de excelencia técnica sería el equivalente de ofrecer un auto nuevo con la pintura rayada. Sígale la pista a la industria desde la épica silente y racista de Nacimiento de una Nación hasta los musicales del siglo 21 Moulin Rouge o Chicago. La tecnología como arte gana audiencia. Juicios estéticos aparte, cada película de Hollywood requería, en primer lugar y por encima de todo, un plan comercial. Para pasar una idea de filme, los ejecutivos de los estudios conformaban un plan que rindiera ganancias: “dennos guiones", ordenaban a los escritores, “que atraigan al público a los teatros y los hagan regresar de nuevo". Esta fórmula de éxito provocaba ganancias de caramelos, palomitas de maíz y refrescos así como de Hollywood mismo como una cultura especial, a partir de la cual se desarrollaban incontables industrias diferentes. Naturalmente, durante las seis primeras décadas de la industria los estudios productores también eran dueños de los teatros de cine. Los estudios de Hollywood ayudaron a crear el público ofreciéndole lo que Irwin Shaw llamó “el suelo norteamericano convertido en algo visible", que incluía cultivar el sistema de estrellas. Tras los rostros sin poder pero ricos y los vigorosos héroes de la Pantalla Silente, se encontraban los millonarios magnates de los estudios que manipulaban “el talento". Usando recetas simplistas producidas por los escritores, definidos por el jefe de estudios Jack Warner como “idiotas con Underwoods", y la tecnología de la pantalla gigante, las películas condicionaban al público hambriento de excitación para que esperaran mágicas tardes y noches de sábado. Al llegar el siglo 21, la tecnología había rescatado a los cineastas que anteriormente sufrían por encontrar las locaciones e idear como hacerlas creíbles por medio del proceso de cámara y de edición. Ahora la tecnología de software y digital “produce” el drama de un pronunciado precipicio o una selva exuberante. La tecnología ha ampliado la posibilidad de la industria para diseñar comercialmente y fabricar la magia cinematográfica. No ha mejorado la calidad de la idea. Es más, pocos esperan tales ofertas “intelectuales".Comprar una entrada significa que uno deja la credibilidad en la taquilla junto con el precio del boleto. Las luces se apagan y aparece la gente imposiblemente hermosa. No muere en persecuciones a alta velocidad o desde alturas insufribles. Adicionalmente, la publicidad y la naturaleza 24/7 de la TV contemporánea y la red han extendido las trivialidades de Hollywood a proporciones cognoscitivas. En la TV y en los tabloides de los supermercados, la vida personal de los actores adquiere una energía indirecta. Sustituye la excitación de la propia vida. Innumerables programas, artículos y cortos en la red tratan exclusivamente de las frivolidades de las estrellas. La gente a quienes miramos con simpatía en los filmes, que disparan con sorprendente puntería, que hacen perfectamente el amor todas las veces (con fondo de música romántica, por supuesto) y casi nunca tienen que ver con niños, pobreza o la banalidad de la rutina diaria, alardean de su guardarropa, escotes, casas, muebles y piscinas - y su trastorno de déficit de atención para todas las cosas menos para la atención.“Escapamos” en las películas para mirar a modelos escuálidas con piel suave como la de un bebé que hacen o usan cosas que nosotros no hacemos o podemos. Luego nos enteramos de la “escandalosa verdad". Kim Bassinger, que me hizo babear haciendo de la hermosa prostituta de LA Confidential realmente es tímida. Su estable relación con Alec Baldwin se disolvió porque ella aborrecía la vida en Long Island, donde él se encuentra a gusto. El chisme se desenreda, intercut con trozos de filmes de Kim, que ahora tiene 40 y tantos y parece tener 30. El narrador hace una pausa cuando aparece un primer plano de Hollywood, otro episodio en la vida de ficción de gente truncada lejos de la monotonía de nuestros empleos, escuela aburrida o el tedioso trabajo de cuidar la casa y los niños. Detrás del oropel, la industrial del cine produce por dos razones: ganancias y reproducción. La industria del cine se asemeja a la industria automovilística: productos grandes y vistosos en el exterior. Pero no miren debajo del capó o en el piso del cuarto de edición. Ambas industrias dependen de la belleza y de paisajes espectaculares para vender sus productos. Ustedes han visto comerciales que ofrecen poder, atracción sexual, prestigio y status por poseer un nuevo SUV. Además, usted en compañía de su auto comparten un prístino paisaje: un Dodge Destroyer en un panorama de Alaska El mundo comercial atrae al público al lugar virtual, el teatro donde la luz disponible se proyecta en la pantalla, donde un rostro (después de horas ante el maquillista y años con un “experto en belleza") apela a usted para que lo ame, simpatice con él, tema por él. “Un Detroit emocional", llamó a Hollywood la actriz Lillian Gish. La presencia perfecta a veces esconde un vacío artístico El incongruente Sam Goldwyin de Hollywood opinaba que “a usted le ira muy bien en este negocio siempre y cuando no muerda la mano que pone los huevos de oro". Oscar Levant subrayó lo que quería decir Goldwyn. “La gente no entiende a Hollywood", dijo. “No ve más allá de la capa superficial de oropel. El oropel verdadero está debajo".El éxito comercial de Hollywood comienza con la aceptación de que la juventud y la desnutrición constituyen una estética universal. Mi adolescente toma seriamente estos criterios y por lo tanto se niega a acompañarnos al cine. No quiere que la vean con nosotros, y a nosotros sus gustos en los puntos de venta no nos parecen muy apetitosos. En julio 2003 tenemos segundas partes de Angeles de Charley, La matriz, Legalmente rubia y Terminator. En estas películas los actores muestran toda “la gama de emociones, de la A a la B", como dijo la difunta Dorothy Parker. “¿Por qué", pregunté a mi hija, “te excitan los chismes acerca de las estrellas de cine o los cantantes pop?”“Pon los pies en la tierra", responde ella.Deduzco que como ya no soy lo suficientemente joven como para saberlo todo, debo recordar de cómo las adolescentes se volvían locas por el flaco Frank Sinatra en los años 40, antes de que el flaco “crooner” se convirtiera en un ídolo nacional, otro producto del sistema de estrellas.El “alboroto romántico", como llama Leo Rosten a las “acrobacias amorosas de Hollywood", se convirtió en un gran negocio por una parte y en diversionista por la otra. Puede comercializar cualquier cosa. Por ejemplo, tomemos la rara personalidad fílmica que lucha por la justicia. Hollywood presenta a la millonaria Julia Roberts (en Erin Brockovich vs la contaminante compañía de gas y electricidad) como la mujer con quien se pueden identificar los oprimidos. Ocasionalmente un productor desliza un filme socialmente relevante que deja de lado la fórmula de tiroteos y golpes. Estos filmes en realidad pueden inspirar a emular a personajes ficticios. Compárense en cifras con las películas que enseñan al público a identificarse con sus opresores buenos policías, sabios banqueros y confiables gobernadores. Tales filmes excepcionales demuestran la regla. Hollywood es un negocio mundial cuyo producto incluye “valores norteamericanos", desde la noción seudo machista de John Wayne de obedecer órdenes patrióticas, hasta la noción de que no hay bastante ropa, como Reese Witherspoon pasa por un vestuario interminable en su papel de Legalmente rubia. Bajo malos argumentos embellecidos por una hábil fotografía, efectos especiales, diseño de escenografía, vestuario, maquillaje, composición de música ambiental y la variedad de trucos fotográficos que se emplean, uno encuentra un mundo diseñado para desviar la atención - etretener por medio del mínimo común denominador. El gerente de ventas de Hollywood instruye a su equipo para que “tomen esta basura y véndansela al mundo como el mejor arte y entretenimiento que jamás se ha hecho". Dios bendiga a Estados Unidos, especialmente el que Hollywood ha inventado. Saul Landau es profesor en la Universidad Cal Poly Pomona y es miembro del Instituto para Estudios de la Política. Su nuevo libro, Imperio preventivo: una guía al reino de Bush, será publicado en septiembre por Pluto Press. Mario Lopez Ibañez MarioLopezI@gmail.com Suscribase a NUESTRA AMERICA enviando un mensaje en blanco a: nuestramerica-subscribe@yahoogroups.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario