martes, 12 de junio de 2012
! Gordillo y Josefina, la misma porquería ! vota #ErubielYoSoy132presidente
Quién le pone el cascabel al SNTE
La educación se convirtió en el centro de debate electoral. Nunca como en esta campaña se había discutido tanto el tema de la calidad educativa y de la estructura de la educación en México. Era algo que se veía venir desde el momento que se anunció la aparición en carteleras cinematográficas del documental De panzazo y la ruptura del PRI con el partido de la maestra Gordillo.
No había manera de que el PRI mantuviera la alianza con el Panal cuando grupos importante de la iniciativa privada, entre ellos Mexicanos Primero y Fundación Televisa, iban a cargar con todo contra la maestra.
La educación se convirtió pues en leit motiv y la maestra en la villana favorita. No hay semana en que los candidatos no toquen, aunque sea de refilón, el tema del SNTE y hagan repetitivos diagnósticos sobre la calidad de la educación.
Lo que nadie ha planteado es cómo vamos a resolver el problema de educación, con las instituciones que tenemos, con los maestros que existen y con la demografía de este país. Y nadie lo ha planteado porque no hay solución sencilla ni de corto plazo.
Todo el esfuerzo que haga el próximo presidente servirá solo para generarle problemas políticos y prácticamente ningún resultado en su periodo. Toda proporción guardada y con todos los matices que le queramos poner, el próximo presidente, sea quien sea, tendrá que hacer con la educación lo que hizo Calderón con la seguridad: una apuesta riesgosa y de alto costo político.
La educación en México requiere mucho más que evaluaciones y alianzas. La evaluación es importante y las alianzas pueden ayudar a reducir costos políticos, pero si no entramos en serio a un cambio de modelo, donde los maestros sean la élite intelectual del país; donde los padres de familia sean corresponsables y no solo pagadores de cuotas (por demás ilegales); con escuelas de tiempo completo y equipamiento completo, a lo que podemos aspirar es a una buena administración de la perfecta mediocridad, que es lo que han venido haciendo los últimos gobiernos.
La mitad o más de los maestros que están ahora frente a grupos no son lo que necesita un sistema educativo de punta: no tienen la preparación, los conocimientos tecnológicos ni la capacidad pedagógica. Es cierto, no es culpa de ellos, pero mucho menos de los niños.
La batalla por la educación será entre los derechos laborales de los maestros, respaldados en el sindicato más grande de América Latina, gestado y auspiciado desde el Estado, frente al derecho a la educación y al futuro de decenas de millones de niños mexicanos.
No hay remedio, un cambio de fondo en educación implica conflictos políticos serios y riesgo de derrotas, pero cualquier otra cosa es demagogia, es patear el problema. La pregunta es muy sencilla: quién de los candidatos le pone el cascabel al sindicato de Elba Esther Gordillo, lo demás es rollo.
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