domingo, 8 de julio de 2012

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DESPENALIZACION DE LA TENENCIA DE DROGAS

Creo erróneo homologar la despenalización a posiciones progresistas, y la penalización a posiciones retrógradas. La politización y polarización de esta discusión sólo ideologiza un problema que requiere soluciones concretas. Ambas posiciones: la prohibitiva y la permisiva han mostrado, como hemos visto más arriba, que no resuelven los sufrimientos de millones de compatriotas.

Por el Dr.Jorge Luis Pellegrini

Los términos del problema de las drogadicciones en la Argentina.

Cuando se habla de drogas, se hace referencia habitualmente a las de carácter ilegal. Existe una idea que ellas son las más peligrosas, nocivas y difundidas. Veamos cual es la situación epidemiológica en nuestro país.

Las tres sustancias psicoactivas de mayor incidencia son: las bebidas alcohólicas, el tabaco, y los psicofármacos.

Por cada consumidor de marihuana hay diez consumidores de alcohol.

Por cada consumidor de cocaína hay 38 consumidores de alcohol.

En cuanto al tabaco, cada día diez personas mueren en la Argentina por cáncer de pulmón. Con una característica: que uno de ellos es fumador pasivo- Esto es: una persona no fumadora, muere diariamente en la Argentina por Cáncer de pulmón producido por la droga nicotina del tabaco de quienes sí fuman en su entorno. Sumemos a ello las muertes por enfermedades cardiovasculares, y las obstructivas pulmonares, y tendremos una noción epidemiológica de los efectos del tabaco en la salud pública.

Los psicofármacos, son hoy de consumo creciente, y rápidamente dependizadores. Se calcula en un millón y medio de argentinos los drogadependientes a esas drogas, con graves secuelas neurológicas irreparables, suicidios, y policonsumo agregado. Tan sólo en la Prov. de Bs.As. se expenden mensualmente diez millones de recetas de psicofármacos., Se calcula en otro tanto la automedicación, y se estima en la mitad de esto la venta en comercios o por otras personas. Equivaldría a 25 millones de recetas por mes sólo en dicha provincia.

Estos datos son claves para este debate, porque las tres drogas – alcohol, tabaco y psicofármacos – son las tres primeras estadísticamente en el consumo de los dependientes argentinos. Superando muy largamente a las de venta ilegal. La OMS considera al alcohol como la droga más destructiva del sujeto, sus relaciones y el tejido social.

Las tres son de circulación y venta enteramente legal, y su consumo está naturalizado y nos resulta familiar.

Por lo tanto es necesario enmarcar en esta realidad sanitaria la discusión legislativa sobre la despenalización de la tenencia de drogas. A ningún juez o ciudadano se le ocurriría denunciar a quien tiene en su casa bodegas con distintas bebidas alcohólicas, cuyo consumo seguramente no es sólo personal, sino también social. Lo mismo podemos decir del tabaco. Y ni qué hablar de los psicofármacos, que ya son componentes habituales de mesas familiares, carteras, bolsillos, portafolios, etc.

Una encuesta reciente en la Provincia de Río Negro, publicada por el gobierno de ese Estado, muestra que en el sector internación hospitalaria, el 4 % lo componen adicciones a sustancias ilegales, y el 37 % el alcoholismo.Esta situación se repite en todo el país. La Fundación Favaloro calcula en tres millones y medio los argentinos dependientes del alcohol.

La pregunta que se impone entonces es: ¿la contradicción legalidad/ilegalidad de las drogas es lo que hay que resolver para asistir este grave problema sanitario-social?


El art. 19 de la Constitución

En diversos proyectos se hace mención a este precepto constituciónal, en cuanto a “los actos privados de los hombres que no afecten a terceros…” Por lo que hemos señalado, las adicciones afectan a terceros. Lo hemos mostrado con los fumadores pasivos. Lo podemos reiterar con el alcoholismo: los accidentes automovilísticos producidos por conductores ebrios, los accidentes de trabajo del mismo origen. Argentina marcha a la cabeza en el mundo por mortalidad en accidentes automovilísticos: el 80 % de ellos registra la presencia de alcohol. Pero además: ¿para que insistir en el control antidóping de jugadores de distintos deportes si se trata de un acto privado que no afecta a terceros? Todos aún recordamos el Mundial de EEUU y Maradona. A la noción de daño individual es necesario sumarle la de daño colectivo o social. Si algo logra el proceso adictivo es sumar terceros, cuartos, quintos, como ya lo cantó la música popular: “Tomo y obligo”. No debe olvidarse el carácter relacional de las adicciones. Hoy los jóvenes se juntan para consumir y consumen para juntarse.

Por supuesto que los problemas de la Salud Pública no se resuelven con la criminalización, ni con leyes secas, sino con la asistencia de los afectados, que somos todos, no sólo “ellos”, los adictos. La noción de daño social abre justamente esta idea.

NO A LAS DROGAS

Esta consigna preside cuanta campaña preventiva se intentó en la Argentina. Al estilo de una guerra santa se enfrenta a la droga como si ésta tuviera vida propia, y por un mecanismo nunca explicitado, ingresa al ser humano dependizándolo. El alcoholismo no es una enfermedad de las botellas, ni el tabaquismo un problema de los cigarrillos, ni la adicción a la marihuana una enfermedad de los porros. Son seres humanos los que activamente buscan la sustancia, transformándola a ésta, progresivamente, en eje de su vida cotidiana.

La consigna No a las Drogas, se refiere siempre a las de circulación ilegal, que como nos señala claramente la epidemiología sanitaria no son las más destructivas ni las de mayor incidencia. Gozan de más prensa y prejuicio. Pero a la vez, hablar sólo de ellas contribuye a ocultar las tres mencionadas

Nosotros no estamos contra las drogas sino abordando las adicciones, que son el padecimiento de millones de argentinos. Con ellos trabajamos para que puedan estructurar un proyecto de vida sin sustancias adictivas. ¿Puede haber vida digna, con libertad y derechos, cuando las adiciones minan a los sujetos, los grupos sociales y la misma Nación?

Durante décadas se habló sobre la oferta de drogas, optando por posiciones prohibitivas o permisivas. Lo que antes ya afirmé permite concluir claramente que continuar trabajando sobre las sustancias y no principalmente sobre la demanda producto de los padecimientos humanos, es persistir en un camino que al principio promete soluciones y luego mata las ilusiones.

Creo erróneo homologar la despenalización a posiciones progresistas, y la penalización a posiciones retrógradas. La politización y polarización de esta discusión sólo ideologiza un problema que requiere soluciones concretas. Ambas posiciones: la prohibitiva y la permisiva han mostrado, como hemos visto más arriba, que no resuelven los sufrimientos de millones de compatriotas.

Debemos contestarnos una pregunta: ¿porqué cada día más compatriotas tratan de paliar sus angustias, tristezas, sufrimientos, ansiedades con sustancia legales o ilegales que aumentan el daño individual y social?

Es a partir de allí que surge como camino trabajar sobre la demanda, con los adictos, sus familias, y comunidad. El Estado debe encarar un Plan Nacional que acompañe, asista, y organice actividades canalizando las vocaciones de la población en riesgo, que somos la inmensa mayoría de los argentinos. Los enfoques basados en la institucionalización de los afectados ya han sido dejados de lado. La reclusión en medios aislados, presentada como terapéutica, ha mostrado su fracaso, y la enorme dificultad para reinsertar socialmente a los afectados. Del mismo modo debe analizarse críticamente la llamada política de reducción de daños, que parte de la idea de la incurabilidad de los adictos, en base a la resistencia de éstos y sus familias al tratamiento. Esto mismo es aplicable a otros problemas sanitarios como las psicosis. No se entiende que el primer paso de la recuperación es trabajar sobre esas resistencias, mostrando a la vez la ligazón entre los padecimientos y el carácter de la enfermedad. Por supuesto que el objetivo no se limita a lograr la abstinencia, sino a considerar a ésta como un paso en el proceso individual, familiar y comunitario de reestructurar los sistemas vinculares y acompañar la dura lucha de proyectar una vida sin sustancias psicoactivas. Nosotros no renunciamos a ese trabajo iniciado hace 27 años, con índices de recuperación de más del 40 %, por la red de grupos terapéuticos llamados GIA, presentes en diez provincias argentinas. También trabajamos junto con modelos que parten de la idea que en Salud no existen enfermedades incurables o intratables a priori. Es necesario ensayar múltiples caminos correctivos, como decía PichonRiviere, con la certeza que modificaciones parciales o totales por el bienestar de los padecientes son posibles.



Hoy aquí el Poder Legislativo realiza un enorme esfuerzo para resolver este problema de millones de argentinos. Y los distintos proyectos muestran claramente que la intersectorialidades absolutamente imprescindible. La articulación de las instituciones sanitarias, educativas, judiciales, de seguridad, legislativas, comunales, etc. esla herramienta a utilizar, en torno a un programa nacional amplia y democráticamente debatido. Esto implica que el mismo no puede ser patrimonio de nadie por alta que sea su responsabilidad institucional.

Esto nos lleva al imprescindible eje federal que este plan debe tener, en un país donde las identidades locales, provinciales y regionales son cada vez más diversas. Y con ello que se respete, se tengan en cuenta, los distintos procesos en marcha desde hace años, sus aciertos, sus logros, sus errores y sus enseñanzas.

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