sábado, 28 de julio de 2012

La Demencia Imperial y el Camino a la Tercera Guerra Mundial

La Demencia Imperial y el Camino a la Tercera Guerra Mundial
Por Andrew Gavin Marshall

Definiendo la Estratagema Imperial

A finales los 90, Brzezinski escribió el diseño para el proyecto imperial de Estados Unidos en el Siglo XXI en su libro, "El Gran Tablero de Ajedrez." Afirmó sin rodeos que "es imperativo que no surja ningún contendiente en Eurasia, capaz de dominar Eurasia y, por tanto también de desafiar a Estados Unidos", y luego dejaría en claro el carácter imperial de su estrategia:
Para decirlo en una terminología que se remonte a la época más brutal de los antiguos imperios, los tres grandes imperativos de la geoestrategia imperial son evitar la colusión y mantener la dependencia de seguridad entre los vasallos, mantener tributarios flexibles y protegidos, y evitar que los bárbaros se junten [1].
Explicó además que las naciones de Asia Central (o "Balcanes Euroasiáticos", como las denomina él):
Son de importancia desde el punto de vista de la seguridad y existen ambiciones históricas de al menos tres de sus vecinos más inmediatos y poderosos, a saber, Rusia, Turquía e Irán, con China mostrando también un creciente interés político en la región. Pero los Balcanes Euroasiáticos son infinitamente más importantes como premio económico potencial: una enorme concentración de gas natural y reservas de petróleo se encuentra en la región, además de importantes minerales, incluyendo oro [2]
Brzezinski hace hincapié en "que el interés primordial de los Estados Unidos es ayudar a asegurar que no exista otra potencia capaz de controlar este espacio geopolítico y que la comunidad global no tenga trabas a su acceso financiero y económico ." [3]

Obama como un Furibundo ImperialistaObama no desperdició tiempo en acelerar rápidamente las aventuras imperiales de Estados Unidos. Mientras dejaba de lado el uso del término "Guerra contra el Terror", el Pentágono adoptó el término "operaciones de contingencia en el extranjero". [4] Es la típica estrategia de la Administración Obama: cambiar las apariencias, no la sustancia. Fue cambiado el nombre, pero sigue siendo la "Guerra contra el Terror", y no sólo eso; fue acelerada rápidamente a un nivel que no habría sido posible para la administración anterior.

La actual expansión del imperialismo norteamericano a nivel global se ha acelerado rápidamente desde que Obama asumió la presidencia, y parece decidido a comenzar y ampliar guerras en todo el mundo. Cuando Obama llegó a la presidencia, Estados Unidos y sus aliados occidentales estaban involucrados en una serie de guerras, ocupaciones y desestabilizaciones encubiertas, en Afganistán, Irak, Somalia, el Congo, y Obama asumió el cargo en medio del brutal asalto de Israel contra Gaza. Desde el comienzo de su presidencia, Obama justificó inmediatamente el violento ataque de Israel contra palestinos inocentes, aceleró rápidamente la guerra y la ocupación de Afganistán, expandió la guerra a Pakistán, comenzó una nueva guerra en Yemen, y apoyó un golpe militar en Honduras, que sacó un popular gobierno democrático en favor de una brutal dictadura. La Administración Obama ha expandido operaciones especiales secretas por todo Medio Oriente, Asia Central y el Cuerno de África, y está preparando el camino para una guerra contra Irán. [5] De hecho, la Administración Obama ha ampliado fuerzas de operaciones especiales a 75 países en todo el mundo (en comparación con unos 60 durante el Régimen Bush). Entre los muchos países con operaciones en expansión están Yemen, Colombia, Filipinas, Somalia, Pakistán, entre muchos otros. [6] Además, en los últimos meses, la Administración Obama ha estado en ruido de sables con Corea del Norte, potencialmente iniciando una guerra en la Península Coreana. Con la creación del Comando de África (AFRICOM) del Pentágono, la política exterior estadounidense en el continente se ha militarizado crecientemente.

Al parecer ningún continente está a salvo. Estados Unidos y sus socios de la OTAN están desarrollando una política exterior aparentemente enferma de acelerar dramáticamente el imperialismo militar tanto abierto como encubierto. Esta política parece ir rumbo a un eventual enfrentamiento con las potencias emergentes de Oriente, en particular China, pero también, potencialmente, India y Rusia. China y Estados Unidos, en concreto, se mueven en un rumbo de colisión imperial: en Asia Oriental, Asia Meridional, Asia Central, Medio Oriente, África y América Latina. La competencia por el acceso a los recursos es una reminiscencia del "Gran Juego" del Siglo XIX, donde Afganistán fue un campo de batalla central.

Uno podría pensar que en medio de una masiva crisis económica global, la peor que el mundo haya visto, las naciones más importantes deberían reducir su alcance y militarismo imperial a fin de reducir sus deudas y mantener sus economías. Sin embargo, existe una "lógica imperial" detrás de esta situación, y que debe ser integrada dentro de un contexto geopolítico más amplio.

Conceptualizando el Ascenso de China
En primer lugar, debemos tratar adecuadamente la naturaleza del ascenso de China en el orden mundial. Lo que estamos presenciando es una situación única en la historia. Por primera vez, el surgimiento de una "nueva" potencia no se está desarrollando en el contexto de un levantamiento contra los poderes hegemónicos de la época, sino que dentro del orden hegemónico. En resumen, el ascenso de China no es un ascenso contra Estados Unidos; es más bien un ascenso dentro del orden mundial estadounidense. Por lo tanto, China ha crecido lo que Occidente le ha permitido crecer, pero ello no significa que China no tratará de servir a sus propios intereses ya que ha acumulado un estatus y poder global significativos. China ha crecido gracias a la integración con el sistema económico dominado por Occidente, y en particular el sistema bancario occidental y el de bancos centrales. China y Estados Unidos son económicamente dependientes el uno del otro, donde Estados Unidos compra productos baratos de China, y China, los fondos de deuda de Estados Unidos. En efecto, China está financiando también las aventuras imperiales de Estados Unidos.

Por lo tanto, se nos presenta una situación única: una de dependencia y competencia mutuas. Mientras China y Estados Unidos son dependientes uno de otro, también están los demás competidores importantes, especialmente en términos de acceso y control sobre los recursos. Por ejemplo, China apoya a Irán y Sudán. Estas dos naciones son objetivo prioritario de las ambiciones imperiales estadounidenses, no por alguna preocupación humanitaria o por el terrorismo (aunque eso es la propaganda expuesta más a menudo), sino que debido a los recursos importantes y estratégicos de estas naciones. Como no se subordinan a Occidente y en particular a Estados Unidos, son consideradas "naciones enemigas", y por tanto los medios se enfocan en demonizar a estas naciones para que el público apoye medios militares y de otro tipo para implementar "cambios de régimen." China apoya estas naciones por el acceso a sus recursos, y como forma de contrarrestar la influencia estadounidense.

Gobernanza Global
Para agregar otra compleja característica a esta historia, hay que situar esta relación conflictiva en el contexto de la crisis económica global y la respuesta mundial a la misma. El G20 es el principal foro principal de "gobernanza global", donde las naciones del mundo están trabajando juntas para integrar cada vez más sus enfoques de gobernanza a nivel global. La crisis económica ha proveído el ímpetu para estimular los llamados y la implementación de planes para construir un sistema de gobernanza económica global: un banco central global y una moneda global. Así que, mientras China y Estados Unidos están tratando de integrarse más económica y globalmente, también están compitiendo por el acceso y control de los recursos.

La lógica detrás de esto es que ambas potencias quieren tener la posibilidad de negociar el proceso de construcción de un sistema de gobernanza global desde su lugar más seguro. Si bien se reconoce generalmente que el mundo está siendo testigo del "ascenso de Oriente," en particular con China e India, observamos el movimiento del centro del poder global desde el Atlántico al Pacífico. Varios comentaristas durante años han estado analizando y discutiendo este tema, sin embargo, el hecho de que el poder se haya centrado en el Atlántico durante los últimos 500 años significa que no será tan fácil de trasladar al Pacífico. De hecho, las potencias occidentales no sólo han reconocido el lugar de Oriente, sino que Oriente ha crecido debido a que se lo han permitido y le han ayudado en este proceso. Las potencias occidentales han implementado esto no por algún designio benevolente, sino porque los poderes intelectuales organizados de Occidente (a saber, los principales think tanks e intereses bancarios) han tratado de crear un sistema perfecto de gobernanza global, donde el poder no domina de una nación a otra, o de Occidente a Oriente, sino que el poder está centralizado a nivel global. Este es obviamente un proyecto a largo plazo, y se concretará (o no lo hará) hasta varias décadas más. Sin embargo, es a través de las crisis - económica, política y social - que este proceso de gobernanza global puede ser rápidamente acelerado.

Ver: Orquestando una Depresión Global para crear un Gobierno Global

Comprendiendo las Dinámicas Imperiales
Existe otra dinámica de esta relación compleja que debe ser abordada: la dinámica interna entre la elites políticas, económicas y militares de las naciones dominantes. En aras del tiempo, me centraré en los dos países principales: Estados Unidos y China. El aparato de seguridad nacional estadounidense, a saber, el Pentágono y los servicios de inteligencia, han trabajado durante mucho tiempo al servicio de la élite económica y en estrecha cooperación con la élite política. Existe una red que, que el presidente Eisenhower denominó "complejo militar-industrial", donde los intereses de estos tres sectores se superponen y, proveen a Estados Unidos de su impulso imperial.

Es dentro de los principales think tanks de la nación, específicamente el Council on Foreign Relations (CFR), donde es fomentada y administrada la cohesión entre estos sectores. Los think tanks, y sobre todo el CFR, son responsables de las políticas del imperio estadounidense. Los think tanks unen a las elites de los sectores más poderosos de la sociedad - militares, políticos, empresarios, banca, inteligencia, académicos, medios, etc. - y discuten, debaten, y en última instancia producen planes de estrategia y recomendaciones para la política exterior estadounidense. Los individuos de estos think tanks se mueven dentro y fuera de los círculos de formulación de políticas, creando una puerta giratoria entre los planificadores de políticas y los que las implementan. Los think tanks, en este contexto, son esencialmente los motores intelectuales del imperio estadounidense.

Sin embargo, no debemos pensar que por agruparse juntos, trabajar juntos, y elaborar estrategias en conjunto, son iguales en sus puntos de vista o métodos; existe un importante debate, desacuerdo y conflicto dentro y entre los think tanks y los círculos de formulación de políticas. Sin embargo, la disidencia dentro de estas instituciones es de carácter particular: se centra en desacuerdos sobre los métodos en lugar de las metas y objetivos. Elaborando, los miembros (al menos los miembros poderosos) de los think tanks como el Council on Foreign Relations no se oponen a la causa imperial y el apoyo a la hegemonía estadounidense, ya que es un hecho, y a menudo ni siquiera es discutida. Ese es el entorno en el que opera la élite.

Lo que queda para debate y discusión son los métodos utilizados para lograrlo, y es aquí donde surgen conflictos importantes entre las élites. Los banqueros y las corporaciones tratan de proteger sus intereses financieros y económicos en todo el mundo. Los funcionarios militares están preocupados por preservar y expandir la hegemonía estadounidense, y se centran principalmente en los posibles rivales para el poder militar estadounidense, y tienden a favorecer las opciones militares de la política exterior por sobre las diplomáticas. Los representantes políticos deben estar preocupados de la influencia y proyección total del poder estadounidense - económico, militar, político, etc. - así que deben sopesar y equilibrar esos diversos intereses y traducirlos en una política coherente. A menudo, se inclinan hacia el uso de la fuerza militar, sin embargo, ha habido muchos incidentes y problemas para los cuales los líderes políticos han tenido que apartar al ejército y perseguir objetivos diplomáticos. También ha habido casos en que los militares han tratado de reinar sobre líderes políticos furibundamente militaristas, por ejemplo, durante el Régimen Bush con los neo-conservadores presionando por una confrontación directa con Irán, lo que provocó protestas directas y a menudo públicas y réplicas del establishment militar, así como renuncias de varios de los generales de alto rango.

Estas diferencias son a menudo representadas directamente en las administraciones. Los años de Kennedy, por ejemplo, vieron un continuo conflicto entre militares y círculos de inteligencia, y el liderazgo civil de John Kennedy. Su breve periodo como presidente se caracterizó por una lucha constante por evitar que los servicios militares y de inteligencia estadounidenses - en particular el Estado Mayor Conjunto y la CIA - comenzaran guerras contra Cuba, Vietnam y la Unión Soviética. La crisis de los misiles se resolvió sólo después que Robert Kennedy, hermano de JFK y Fiscal General, convenciera a los rusos que Kennedy estaba en riesgo de ser derrocado por un golpe militar, que derivaría en una guerra nuclear directa contra la URSS.

Ver: El Estado de Seguridad Nacional y el Asesinato de JFK

Así, dentro de los círculos políticos clave - a saber, think tanks y gabinetes presidenciales - siempre hay un delicado acto de equilibrio entre estos intereses diversos. Fundamentalmente, con la potencia estadounidense, descansan y son apoyados todos los intereses corporativos y bancarios estadounidenses. La diplomacia, sobre todo, tiene que ver con apoyar los intereses corporativos y financieros estadounidense en el exterior. Como revelaran los cables de Wikileaks en una serie de casos, los diplomáticos intervienen directamente en nombre de y trabajan con diversos intereses corporativos. Diplomáticos estadounidenses actuaron como agentes de ventas ante gobiernos extranjeros para promover los aviones Boeing por sobre sus competidores europeos, presionaron al gobierno de Bangladesh para reabrir una mina con amplia oposición en el país, operaron a favor de una compañía británica, que presionó al gobierno ruso en beneficio directo de los intereses de Visa y Mastercard, participaron en intercambio de inteligencia con Shell en Nigeria, y en la república centroasiática de Kirguizistán, diplomáticos estadounidenses trabajaron junto a los principales intereses de las empresas británicas y el príncipe Andrew, quien declaró que "el Reino Unido, Europa Occidental (y por extensión los estadounidenses también)", estaban "de nuevo en el tablero para jugar el Gran Juego", y que, "en esta ocasión nuestro objetivo es ganar!"[7]

Los militares, a su vez, actúan a favor de los intereses de la élite corporativa y financiera, donde los países que no se someten a la hegemonía económica estadounidense se consideran enemigos, y los militares son en última instancia, enviados para implementar "cambio de régimen". Las preocupaciones estratégicas son de hecho, preocupaciones económicas. El ejército está preocupado de preservar y expandir la hegemonía estadounidense, y para hacerlo debe enfocarse en las amenazas a la dominación estadounidense, así como la obtención de puntos estratégicos en el mundo. Por ejemplo, la guerra en Yemen, un país con muy poco que ofrecer en lo económico, tiene mucho que ver con intereses estratégicos-económicos. La "amenaza" en el Yemen no está relacionada con al-Qaeda, lo que fundamentalmente es propaganda, sino que con el hecho de que la largamente apoyada dictadura del Presidente Saleh, que ha estado en el poder desde 1978, se ve amenazada por un movimiento rebelde en el norte y un masivo movimiento secesionista en el sur, mientras que el gobierno central controla apenas un tercio del país. En resumen, Yemen se encuentra al borde de la revolución, y por lo tanto, un aliado y déspota de confianza de Estados Unidos, el presidente Saleh, está en riesgo de ser derrocado. Por lo tanto, Estados Unidos ha subsidiado sustancialmente al ejército de Yemen, e incluso ha lanzado directamente misiles de crucero, enviado fuerzas especiales y otras formas de asistencia para ayudar con la represión al dictador de Yemen, reprimir y finalmente aplastar los movimientos populares de independencia y libertad de estas personas.

Ahora ¿por qué es una preocupación estratégica y económica para Estados Unidos, un país que tiene pocos recursos para ofrecer? La respuesta está en la ubicación geográfica de Yemen. Justo debajo de Arabia Saudita, un gobierno revolucionario que sería gran antagonista para el estado subsidiario árabe de confianza estadounidense sería una amenaza para los intereses estadounidenses en todo el Medio Oriente. Sería probable que Irán intentara aliarse y ayudar a tal gobierno, lo que permitiría a Irán expandir su propia influencia política en la región. Esta es la razón por la que Arabia Saudita está tomando acciones militares directas en Yemen contra los rebeldes en el norte, a lo largo de su frontera. La elite saudita tiene miedo de los sentimientos rebeldes difundiéndose en la propia Arabia Saudita. No es de extrañar entonces, que Estados Unidos recientemente firmara el acuerdo de armas más grande en la historia estadounidense con Arabia Saudita, un total de 60 mil millones de dólares, en un esfuerzo para apoyar operaciones en Yemen, pero principalmente para actuar como un contrapeso a la influencia iraní en la región. Además, Yemen se encuentra sobre el Golfo de Adén, al otro lado del Cuerno de África (a saber, Somalia), que conecta el Mar Negro con el Mar de Arabia, que a su vez es una de las principales rutas de transporte de petróleo en el mundo. El control estratégico sobre las naciones que recubren el Golfo de Adén es de interés primordial para los estrategas imperiales estadounidenses, ya sean de naturaleza militar, política o económica.

Yemen está también directamente frente a las aguas de Somalia, un país devastado por la maquinaria de guerra estadounidense. Como confirmaran los cables diplomáticos, en 2006, "la Administración Bush presionó a Etiopía para invadir Somalia, con interés en aplastar a la Unión de Cortes Islámicas", que es exactamente lo que sucedió, y Somalia se ha transformado en un "estado fallido" sumido en una guerra civil desde entonces. [8] La piratería que se ha disparado en las aguas de Somalia es resultado de los residuos tóxicos y la sobrepesca realizada por europeos y americanos y otras compañías navieras importantes, y ha servido como excusa para la militarización de las aguas. En este contexto, sería inaceptable desde el punto de vista estratégico permitir en Yemen la caída de la influencia estadounidense. Por lo tanto, Estados Unidos se encuentra en guerra en Yemen.

Ver: Yemen: El Aparato Secreto del Imperio Estadounidense

China
China, como alternativa, no tiene dicha cohesión directa entre los sectores político, económico y militar. Los militares chinos son intensamente nacionalistas, y mientras la élite política es más cooperativa con los intereses estadounidenses y con frecuencia trabajan para conseguir intereses mutuos, los militares ven a Estados Unidos como un desafío directo y antagónico (que por supuesto, lo es). La élite económica china, en concreto, su élite bancaria, está fuertemente integrada con Occidente, tanto es así que es muy difícil separar a las dos. No existe tal integración entre los establishment militares chinos y estadounidenses, ni tampoco existe una dinámica interna dentro de China que refleje el sistema estadounidense de imperio. Las divisiones entre los círculos militares, políticos y económicos son más pronunciadas en China que en Estados Unidos. El liderazgo político chino se encuentra en una situación muy difícil. Decidido a ver el avance de China económicamente, tienen que trabajar con Estados Unidos y Occidente. Sin embargo, sobre temas políticos clave (como con Taiwán), los dirigentes políticos deben cumplir con un enfoque intensamente nacionalista, que es contrario a los intereses estadounidenses y de apoyo a los intereses militares de China. El crecimiento de la superioridad militar es visto como un aspecto clave y un objetivo del creciente dominio político de China en la escena mundial. Como declaró un importante general chino en 2005, "China debería utilizar armas nucleares contra Estados Unidos si los estadounidenses intervienen militarmente sobre cualquier conflicto en Taiwán". El general citó "la lógica de la guerra", que "establece que una potencia más débil tiene que utilizar el máximo esfuerzo para derrotar a un rival más fuerte". Su visión sugiere que elementos dentro de las fuerzas armadas chinas están “determinados” a responder con fuerza extrema si Estados Unidos interviene en cualquier posible conflicto sobre Taiwán, señalando que "Nosotros, los chinos, nos estamos preparando para la destrucción de todas los ciudades al este de Xian. Por supuesto, los americanos tendrán que estar preparados para que cientos de ciudades sean destruidas por los chinos." [9]

La Lógica de la Cooperación Competitiva
El ejército chino debe estar preparado para proteger sus intereses económicos en el extranjero si eso significa controlar su propio crecimiento económico y así mantener el poder internacional. Así, el ímpetu político de China, en apoyar y acrecentar su influencia internacional es muy conflictivo. Por un lado, esto significa que coopera activamente con Estados Unidos y Occidente (principalmente en materia económica, como lo vemos en el G-20, donde China está participando en el diálogo y la implementación de disposiciones de gobernanza global), y por otro lado, China también debe desafiar a Estados Unidos y Occidente con el fin de asegurar su propio acceso y control sobre los recursos vitales necesarios para su propio crecimiento económico y político. China es colocada en una situación paradójica. Mientras trabajaba con Occidente para construir el aparato de gobernanza global, China no quiere que ser mandada, y en su lugar desea una posición firme en las negociaciones de estos acuerdos. Así, mientras participa en los debates y las negociaciones para construir un sistema de gobernanza global, China debe también buscar activamente un creciente control sobre recursos estratégicos claves en el mundo con el fin de fortalecer su propia posición de negociación. Es frecuente que cuando las partes en conflicto acuden a la mesa de negociaciones, las operaciones sobre el terreno se aceleran rápidamente con el fin de fortalecer la posición negociadora de la parte respectiva.

Ese fue el caso durante la Guerra Civil de Ruanda, donde en todo el Proceso de Paz de Arusha, el Frente Patriótico Ruandés (FPR), fuertemente apoyado por Estados Unidos contra el gobierno de Ruanda (que fue apoyado por Francia y Bélgica), aceleró en mayor medida su campaña militar, ganando terreno en las negociaciones, lo que trabajó a su favor, resultando en el Genocidio Ruandés (que fue provocado por el asesinato del presidente de Ruanda por parte del FPR), y el FPR adquirió el poder en Ruanda. Es también el caso de las negociaciones de "paz" entre Israel y Palestina, por ejemplo, durante el Proceso de Oslo, donde Israel aceleró su expansión de asentamientos en territorios ocupados, básicamente, la limpieza étnica de gran parte de la población palestina de Cisjordania y la Franja de Gaza. Este proceso de expansión de la limpieza étnica es lo que los líderes políticos y medios de comunicación occidentales llaman "proceso de paz." Entonces, cuando los palestinos reaccionan a esta limpieza étnica y a la expansión de los asentamientos (que es un proceso inherentemente violento), tiene lugar o un atentado suicida o ataque de mortero como reacción a esta expansión de los asentamientos, los líderes políticos y medios occidentales culpan a los palestinos de quebrar un período de "paz relativa" o "calma relativa". Al parecer, se considera "paz relativa" si son asesinados sólo palestinos. Por lo tanto, Israel siempre se asegura de que a través de cualquier proceso de negociación, sus intereses se satisfagan por encima de todos los demás.

Así que vemos esta lógica con China y Estados Unidos hoy en día. Aunque no están directamente en guerra el uno contra el otro, se encuentran en una tremenda competencia contra el otro. Esta competencia es predominante en Asia Central, donde Estados Unidos busca el dominio sobre las enormes reservas de gas natural de la región, privando así a China del acceso y el control sobre estos recursos estratégicos vitales. Es también muy patente en África, donde China ha presentado una alternativa al Banco Mundial y el FMI ante los gobiernos africanos, para obtener préstamos y apoyo a cambio del acceso a los recursos. En este contexto, Estados Unidos estableció su nuevo comando del Pentágono, el Comando de África (AFRICOM) para fusionar la política diplomática, de sociedad civil y militar estadounidense en África bajo el mando del Pentágono. En el Medio Oriente, Estados Unidos es el principal dominador, empujando a China a aliarse con Irán. En Sudamérica, China se está aliando con gobiernos relativamente progresistas que se levantan en oposición a la hegemonía militar y económica estadounidense sobre la región.

Esta lógica se da tanto para Estados Unidos como para China. Ambos tratan de asegurarse una posición dominante, mientras que participan en los debates y la implementación de un aparato de gobernanza global. Esto lleva a ambas potencias a buscar la cooperación y beneficio mutuo, pero, al mismo tiempo, a competir a nivel mundial por el control de los recursos. Esto se ve magnificado por la crisis económica global, que ha puesto de manifiesto las debilidades de la economía global, y de hecho, de los sistemas monetario y bancario. La economía global está al borde del colapso total. La próxima década estará marcada por una Nueva Gran Depresión. Esto proporciona un nuevo impulso para que estas dos potencias aceleren rápidamente su control sobre los recursos y expandan sus aventuras militares.

El imperio estadounidense está en decadencia, y completamente en bancarrota; sin embargo, sus élites, que en realidad son más globales que nacionales en ideología y orientación, no buscan hacer desaparecer simplemente el poder estadounidense, o reemplazarlo por el poder chino, sino más bien utilizar el poder estadounidense para construir el aparato de una nueva estructura de autoridad global, y que el imperio estadounidense simplemente se desvanezca en una estructura global. Este es un delicado acto de equilibrio para la élite global, y requiere la integración de China y las otras potencias dominantes dentro de este sistema. También implica inherentemente la dominación definitiva del "sur global" (África, América Latina, y partes de Asia). Es un proceso completamente nuevo tomando lugar. Imperios se han levantado y caído a lo largo de toda la historia humana. Esta vez, la caída del imperio estadounidense se está desarrollando en el contexto del surgimiento de una clase totalmente nueva de poder: global en su alcance, estructura y autoridad. Este será sin duda uno de los eventos geopolíticos más trascendentes de las próximas décadas.

Históricamente, los períodos de decadencia imperial se caracterizan por una rápida aceleración de los conflictos internacionales y guerras, donde la potencia en decadencia busca controlar todo lo que pueda lo más rápido que pueda (por tanto, observamos la expansión aparentemente enfermiza de la guerra, los conflictos y la militarización estadounidenses en todas partes en el mundo), mientras las potencias emergentes buscan aprovecharse de esta decadencia a fin de acelerar el colapso de la potencia decadente, y asegurar su posición como potencia dominante después. Sin embargo, en el panorama geopolítico del Siglo XXI, nos enfrentamos a este contexto completamente nuevo, donde el declive de un imperio y el surgimiento de una nueva potencia se desarrolla mientras se trata de integrar y construir un sistema y estructura de poder completamente nuevo; sin embargo, ambos tratan de asegurarse una posición dominante dentro de esta nueva estructura para sí mismos. El potencial de conflicto es enorme, resultando posiblemente en una guerra directa entre Estados Unidos y China, o en un montón de guerras subsidiarias entre ellos.

Este nuevo siglo será realmente interesante. Las perspectivas de una nueva guerra global están aumentando con cada aventura militar acelerándose. El antagonista principal en este teatro del absurdo es, sin duda, Estados Unidos. Si el mundo se encamina a la Tercera Guerra Mundial, es porque Estados Unidos ha hecho esta situación inevitable. Uno no puede excluir que para muchos en las elites globales, tal resultado puede ser deseable en sí mismo. Después de todo, la Primera Guerra Mundial proporcionó el ímpetu para la formación de la Liga de las Naciones, y la Segunda Guerra Mundial proporcionó el ímpetu para que Naciones Unidas "consiguiera la paz entre las naciones". En un mundo principalmente a cargo de estrategas globales, sería ingenuo asumir que a algunos no se les haya ocurrido que una nueva guerra mundial podría ser precisamente el evento que necesitan para convencer a los pueblos del mundo de aceptar su deseado sistema de gobernanza global para garantizar la "paz mundial", sin duda. Por lo menos, estoy seguro de que será vendido bajo ese pretexto.

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Andrew Gavin Marshall es investigador asociado de Centre for Research on Globalization (CRG). Es coeditor, con Michel Chossudovsky, del reciente libro "La Crisis Económica Global: La Gran Depresión del Siglo XXI", disponible en Globalresearch.ca. Está actualmente preparando un libro sobre el "Gobierno Global".

Original en: Global Research
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Notas

[1]Brzezinski, Zbigniew. The Grand Chessboard: American Primacy and its Geostrategic Imperatives. Basic Books, 1997: Page 40
[2]Ibid, page 124.
[3]Ibid, page 148.
[4]Scott Wilson and Al Kamen, 'Global War On Terror' Is Given New Name, The Washington Post: 25 March 2009: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2009/03/24/AR2009032402818.html
[5]MARK MAZZETTI, U.S. Is Said to Expand Secret Actions in Mideast, The New York Times, 24 May 2010: http://www.nytimes.com/2010/05/25/world/25military.html?_r=1
[6]Karen DeYoung and Greg Jaffe, U.S. 'secret war' expands globally as Special Operations forces take larger role, The Washington Post, 4 June 2010: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/06/03/AR2010060304965.html
[7]Eric Lipton, Diplomats Help Push Sales of Jetliners on the Global Market, The New York Times, 2 January 2011: http://www.nytimes.com/2011/01/03/business/03wikileaks-boeing.html?_r=2; Fariha Karim, WikiLeaks cables: US pushed for reopening of Bangladesh coal mine, The Guardian, 21 December 2010: http://www.guardian.co.uk/world/2010/dec/21/wikileaks-cables-us-bangladesh-coal-mine?INTCMP=SRCH; Luke Harding and Tom Parfitt, WikiLeaks cables: US 'lobbied Russia on behalf of Visa and MasterCard', The Guardian, 8 December 2010: http://www.guardian.co.uk/world/2010/dec/08/wikileaks-us-russia-visa-mastercard; David Smith, WikiLeaks cables: Shell's grip on Nigerian state revealed, The Guardian, 8 December 2010: http://www.guardian.co.uk/business/2010/dec/08/wikileaks-cables-shell-nigeria-spying; Borzou Daragahi and Alexandra Sandels, CENTRAL ASIA: WikiLeaks dispatches reveal a Great Game for the 21st century, Babylon & Beyond: LA Times Blog, 14 December 2010: http://latimesblogs.latimes.com/babylonbeyond/2010/12/great-game-wikileaks-turkmenistan-prince-edward-chevron-kazakhstan-kyrgyzstan-azerbaijan-turkmenista.html
[8]Rob Prince, WikiLeaks Reveals U.S. Twisted Ethiopia's Arm to Invade Somalia, Global Research, 26 December 2010: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=22512
[9]JOSEPH KAHN, Chinese General Threatens Use of A-Bombs if U.S. Intrudes, The New York Times, 15 July 2005: http://www.nytimes.com/2005/07/15/international/asia/15china.html
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