LA UNIDAD CIENCIA-RELIGIÓN EN ISAAC NEWTON
Introducción por Néstor Pedraza
Sir Isaac Newton es uno de los grandes padres de la ciencia moderna, y se le considera una de las mentes más brillantes de todos los tiempos. Las leyes físicas que llevan su nombre constituyen la base de la mecánica clásica. Desarrolló el cálculo integral y diferencial, y contribuyó en la óptica y en otras ramas de la física y la matemática, siendo pionero de la mecánica de fluidos. Calificado por muchos como el “científico más grande en toda la historia.”
Sin embargo, suele olvidarse que Newton dedicó más tiempo al estudio
de la religión que al de la ciencia, particularmente en los últimos 30 años de
su vida. Profundamente religioso, denostó de la doctrina de la Trinidad por
considerarla una forma de idolatría, llegó a la conclusión de que ya en su
época no existía iglesia alguna que representara a la religión verdadera, y que
la Biblia no era completamente confiable como palabra divina. Aseguró que Dios
no estaba limitado por Su creación en forma alguna, y que es posible demostrar
la existencia de Dios a través del estudio de la naturaleza, cosa que se
propuso constantemente con su trabajo científico.
Aunque muchos oportunistas han querido relacionarlo con órdenes
masonas, la verdad es que Newton era un profundo creyente en el monoteísmo
puro, por lo que se decantó hacia las antiguas ideas arrianas, más cercanas al
Islam que a las formas actuales de Cristianismo. Si bien nunca se hizo musulmán
en términos de hacer Chajada, asistir a una mezquita y ayunar en Ramadán, el
Islam enseña que Musulmán significa “aquel que voluntariamente obedece la
Voluntad de Dios,” que Dios ha puesto en todos los seres humanos una
inclinación natural hacia Él, y que todos nacemos musulmanes. Newton, en su
búsqueda de la verdad, aceptó que Dios es el Dueño y Señor de todo cuanto existe,
que a través de Su creación podemos saber de Su existencia y conocer Su poder,
que la razón y el intelecto nos fueron otorgados por Dios y a través de ellos
podemos acercarnos a Él, que Dios es Uno y Único y no forma parte de ninguna
trinidad ni tiene asociados ni copartícipes, y que la idolatría es el primero y
mayor de los pecados. Y todos esos principios son la base fundamental del
Islam. Otra coincidencia con el Islam es que Newton consideraba que el Antiguo
Testamento era sólo historia, ya no era confiable como revelación, y que el
Nuevo Testamento era sólo el registro del ministerio de Jesús cuando intentaba
llevar a los hombres de nuevo a la religión verdadera. En efecto, el Islam
enseña que la Tora y los Evangelios fueron originalmente revelados por Dios
pero alterados por los hombres, y que Jesús fue enviado por Dios para retornar
a los judíos a la religión verdadera, que habían perdido al modificar la Tora e
inventar leyes rabínicas humanas. También es coincidente con el Islam su
creencia de que en el origen de todas las religiones y filosofías, subyace una
única verdad, un conocimiento original, que es la religión verdadera, el
sometimiento al Creador, el Islam. De suerte que los estudios científicos de
Newton eran, en realidad, intentos suyos por develar ese conocimiento original,
por acercarse a esos orígenes donde reside la religión verdadera, antes que
fuera contaminada por la idolatría. No sabía él que ese conocimiento está
recogido en el Corán, que enseña el monoteísmo puro, libera al hombre de toda
forma de idolatría, y es el único libro revelado que se ha mantenido intacto
hasta nuestros días, y que recoge el mismo mensaje y el mismo conocimiento que
le fue revelado a todos los pueblos, en todas las épocas, a través de los
Profetas. Al no conocer el Corán, Newton ponía todas sus esperanzas de conocer
la verdad en el estudio de la naturaleza y escarbando en la esencia del
conocimiento de los antiguos.
Newton afirmó: “Existe un Dios… y un mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo el hombre.” Con esta afirmación, declaró que Jesús no era
Dios ni tenía naturaleza divina, que era sólo un hombre, un Mensajero de Dios,
como enseña el Islam. Su idea de “mediador” en esta frase, por tanto, no era la
de “ser objeto de culto para que interceda ante Dios,” que es como los
católicos consideran a sus santos y como los chías consideran a sus “imames
infalibles.” Lo que Newton refiere aquí es que Jesús es el camino, el ejemplo a
seguir, para llegar a Dios, que es también lo que enseña el Islam: todos los
profetas enseñaron con su ejemplo el camino a seguir. Cada profeta fue camino
de salvación, pues la salvación está en vivir de acuerdo a su ejemplo. Y
Mujámmad fue el último de los profetas, quien trajo el mismo mensaje y ejemplo
que los demás: Seguir el ejemplo de Mujámmad es seguir el mismo camino trazado
por Jesús, Moisés, Abraham y todos los Profetas, que la paz de Dios sea con
todos ellos.
Newton, por tanto, declaró a lo largo de su vida que no existe
divinidad sino sólo Dios (la ilaja ila Al-Lah) y su trabajo científico
lo desarrolló por la causa de Dios (siempre buscó demostrar la falsedad del
ateísmo a través de la ciencia), lo que, a ojos de los musulmanes, lo convierte
en un musulmán.
Publico a continuación algunos extractos [fragmentos] del artículo
“Isaac Newton: ciencia y religión en la unidad de su pensamiento,” elaborado
por John Henry, de la Universidad de Edimburgo, en 2007, que puede ser
descargado en su totalidad dehttp://saavedrafajardo.um.es/WEB/archivos/Antioquia/038/Antioquia-038-04.pdf
Isaac Newton: ciencia y religión en
la unidad de su pensamiento
Por: John Henry
[…] Una de las principales razones para el éxito de la filosofía
natural de Newton fue el papel que ésta tuvo al desarrollar una teología
natural valiosa. En la Inglaterra del siglo XVII floreció el uso de los
estudios del mundo natural para probar la sabiduría, omnipotencia y
benevolencia del Creador, y la obra de Newton fue adoptada rápidamente por los
teólogos naturales. Además, Newton mismo publicó las implicaciones teológicas
de su propia filosofía natural. Aunque en la primera edición de los Principia no hay ninguna
señal de Dios, para la segunda edición (1713) Newton introdujo un “Escolio
General” en el que explícitamente discutía la relación entre Dios y su
Creación. Al finalizar su análisis, escribió: “Esto concluye la discusión sobre
Dios, y tratar a Dios a partir de los fenómenos es ciertamente una parte de la
filosofía natural.” Pero mucho antes de esto, en sus escritos inéditos, podemos
ver evidencia de la convicción de Newton de que su filosofía natural depende
del hecho de que el mundo fue creado por “un Agente voluntario” que es “muy
diestro en mecánica y geometría.” A pesar de su silencio sobre Dios en la
primera edición de los Principia no tenemos, por tanto, razón alguna para dudar de la verdad de la
afirmación de Newton a Richard Bentley, en 1692, según la cual:
Cuando escribí mi tratado sobre nuestro sistema, tenía la atención
puesta en que dichos principios pudieran servir para aquellos hombres que
tienen en cuenta la creencia en una deidad; y nada me puede regocijar más que
encontrarlo útil para tal propósito.
[…] A juzgar por los manuscritos que subsisten de Newton, parece
innegable que le dedicó mucho más tiempo, a lo largo de su vida, a estudiar las
Escrituras y otros registros Antiguos que a todo lo que se dedicó a las
matemáticas o física […].
La teología natural de Newton
Incluso en su primer ejercicio de filosofía natural, el cuaderno de
notas universitario tituladoQuaestiones quaedam Philosophicae (Ciertas cuestiones de filosofía) escrito entre 1664 y 1665, Newton
obviamente consideró que la discusión de Dios efectivamente pertenecía a la
filosofía natural. En una breve pero reveladora entrada “Sobre Dios”, Newton
declara que el mundo debió haber sido creado por la inteligencia divina. Esto
lo llevó a la entrada “Sobre la Creación,” en la que afirma que Dios creó la
materia de la nada y que luego la modificó para crear entidades individuales.
[…]
La teología natural juega un papel prominente en uno de los más
tempranos, y más notables, ejercicios de filosofía natural. El tratado
manuscrito de Newton intitulado De gravitatione et
aequipondio fluidorum (Sobre la
gravitación y el equilibrio de los fluidos) fue uno de los primeros intentos,
como lo señaló, de tratar con un tema “mediante dos métodos,” matemática y
físicamente (o filosóficamente). Este fascinante trabajo escrito probablemente
a finales de la década de 1660, o sea como fuere antes de 1672, desarrolla no
obstante ideas que Newton continuó sosteniendo y usando mucho después en su
carrera. La mayor parte de este tratado, que nunca se completó, tiene que ver
con una digresión sobre la naturaleza del espacio y el cuerpo. Tomando como
punto de partida una crítica a los argumentos cartesianos sobre la naturaleza
relativa del movimiento, Newton empieza a desarrollar su propia noción de
espacio absoluto que luego llegaría a ser característica de la cosmología
newtoniana. […]
Es claro que desde sus inicios Newton creía que una correcta
apreciación de la naturaleza del espacio era importante de manera crucial para
“establecer los verdaderos fundamentos de la ciencias mecánicas” que lo que se
podría fundamentar en las nociones cartesianas de extensión. Y no obstante, lo
que seguía en De gravitatione tenía que ver mucho más con Dios y su relación con el mundo, que con
los fundamentos de las ciencias mecánicas. El espacio no es una sustancia ni
una accidente, decía Newton, sino que es, desechando la relevancia tradicional
de las categorías aristotélicas, “un efecto emanativo de Dios,” coeterno con
Dios y prerrequisito necesario para todo ser.
Ningún ser existe o puede existir sin que esté relacionado con el
espacio de alguna manera. Dios está en todas partes, las mentes creadas en
algún lugar, y el cuerpo en el lugar que ocupa; y lo que no está en todas
partes ni en ningún lugar, no existe.
Newton insiste en que en que no es posible “pensar que el espacio no
existe.” Lo que quizá es más notable que el concepto de espacio de Newton es la
teoría íntimamente relacionada del cuerpo. Admitiendo desde el principio que la
noción de cuerpo es especulativa, Newton no obstante insiste en que “está en el
poder de Dios.” Sugiere que el cuerpo puede no ser más que una parte del
espacio que Dios, por un acto de voluntad, hace impenetrable:
Si ejerciera este poder,... parece imposible que no debiéramos
considerar que este espacio es verdaderamente un cuerpo, a partir de la
evidencia de nuestros sentidos… pues será tangible debido a su
impenetrabilidad, y visible, opaco y coloreado debido a la reflexión de la luz,
y resonará cuando se golpee.
Especulativa como tal, Newton cree que esta teoría sobre el cuerpo
tiene una ventaja muy clara sobre las demás:
Pues no podemos postular cuerpos de esta clase sin que al mismo tiempo
supongamos que Dios existe, y que ha creado de la nada los cuerpos en el
espacio vacío,… Dígase, si así se quiere, cuál de las concepciones ya bien
sabidas elucida alguna de estas verdades, o antes bien no se le opone a ninguna
de ellas.
Por contraste, Newton inmediatamente sugiere que la concepción
cartesiana es “un camino al Ateísmo.” Aquí tenemos, pues, una confirmación
anticipada de la afirmación de su amigo, John Craig, según la cual Newton
demostró “los errores de la filosofía de Descartes… porque su pensamiento fue
hecho con el propósito de ser los fundamentos de la infidelidad.” […]
Determinar la fecha de los manuscritos teológicos con alguna certeza
es imposible en la mayoría de los casos, pero resulta bastante claro que desde
el comienzo Newton llegó a interesarse de manera particular sobre la relación
de Cristo con Dios, y la doctrina de la Trinidad. Por tanto, la naturaleza de
Dios, y la divinidad misma fue lo que capturó su atención. El Dios de Newton,
el Dios de total dominio, en lo referente a la relación de ese término con los
siervos, era también el “Dios del Hijo.” Cristo estaba subordinado a Dios, era
un mediador divino entre Dios y la humanidad, pero era un ser creado, no
“consustancial” con Dios mismo. Cristo también estaba sujeto al dominio del
Dios supremo. La exégesis bíblica de Newton, y la erudición histórica sobre los
comienzos de la Iglesia Cristiana lo llevaron a creer que la “verdadera
religión”, la de la Cristiandad Apostólica, era la del supuesto hereje Arrio
(c. 250 – c. 336), quien había sido condenado por el concilio de Nicea en 325.
El Trinitarismo, introducido en la doctrina cristiana por Atanasio (c. 296 –
373), llegó a ser visto por Newton como una perniciosa forma de idolatría que
erróneamente adoraba a Cristo como Dios. […]
Mede y More escribieron en sus escritos proféticos sobre “la gran
apostasía”, que usaban como punto de partida para las cronologías que
desarrollaban. Para ellos, la apostasía ocurrió cuando la iglesia apostólica se
convirtió en la iglesia católica romana, hacia finales del reino del emperador
Teodosio (346-395). Esta fecha les permitió sugerir que la iglesia anglicana
era la iglesia apostólica restaurada. No obstante, para Newton la iglesia
anglicana no era menos trinitaria, y por tanto idólatra, que el catolicismo, y
de esa manera no podía representar la fe apostólica. Para él, la gran apostasía
era el trinitarismo el cual a su parecer no triunfó en la iglesia sino hasta alrededor de
607. A diferencia de More y Mede, Newton no vio nada en su propia época que se
pareciera ni siquiera remotamente a la verdadera iglesia. En lugar de usar la
exégesis de las profecías para establecer la verdad del anglicanismo, más bien
la usó para demostrar nuevamente el dominio de Dios sobre la humanidad y su
historia. Las “historias de las cosas por venir” que Newton observó en los
libros proféticos, testimoniaban el control de Dios sobre el desarrollo de la
Iglesia y su gente. […]
La teología voluntarista de Newton
En vista del hecho de que los principios activos en la materia, como
las fuerzas atractivas y repulsivas, estaban destinados a demostrar la
existencia de Dios, Newton no dejó de mencionarlo en sus primeros escritos. Sin
embargo, lo que resulta significativo es que no se contentara simplemente con
afirmar Su existencia —muestra claros signos de que estaba interesado en
afirmar un tipo particular de teología. Por ejemplo, en uno de los primeros
trabajos de alquimia que hemos mencionado, la “Vegetación de los metales”,
Newton insistió en que “El mundo pudo haber sido de una forma diferente a la
actual” porque fue creado por Dios en virtud de “una determinación voluntaria y
libre.” En afirmaciones como ésta Newton anuncia que se suscribe a lo que se
llama teología voluntarista, en la que se hace énfasis en la absoluta
omnipotencia de Dios, y su completa libertad al crear el mundo. La posición
teológica opuesta, adoptada por el gran rival de Newton, G.W. Leibniz, se
conoce como teología intelectualista o necesitarismo, la cual adoptó la
concepción según la cual Dios estaba restringido en la Creación del mundo por
ciertas valores absolutos —en particular Dios estaba obligado por su suprema
bondad a crear el mejor de los mundos posibles.
Tal vez, el ejemplo más claro de la teología voluntarista de Newton
aparece, como hemos visto, en el temprano De gravitatione
et aequipondio fluidorum, donde afirma que ha “deducido una descripción
de la naturaleza corpórea… de tal forma que puede parecer que Dios… ha creado
el mundo solamente por el acto de voluntad.” De manera parecida, en su
“Hipótesis sobre la luz” defendió la noción de que la luz puede contener un
principio de movimiento por el cual se afirma la irrestricta omnipotencia de
Dios. “Dios, quien le dio a los animales movimiento propio más allá de nuestra
comprensión,” escribió, “sin duda es capaz de implantar otros principios de
movimiento a los cuerpos, los cuales podemos entender un poco.” En De aere et aethere propuso, como
causa de repulsión entre las partículas de los cuerpos, que “Dios pudo haber
creado cierta naturaleza incorpórea que intenta repeler los cuerpos y hacerlos
menos compactos.”
Estos principios, en consecuencia, actúan como los siervos de Dios;
ellos son las causas secundarias que demuestran su poder y dominio sobre el
mundo. “Lo conocemos sólo por las sapientísimas y óptimas estructuras y causas
finales,” escribió Newton en el Escolio General, y continuó diciendo que “un
dios sin dominio, providencia y causas finales no es nada más que hado y
naturaleza” o “ciega necesidad metafísica.” Newton creía que había hecho patente
que Dios no era mera necesidad ciega porque había demostrado la existencia de
los principios activos que debieron haber sido añadidos a la materia pasiva en
la Creación, y además que Dios había sido perfectamente libre de crearlos o no.
[…]
Isaac Newton, ¿Deísta?
Ahora bien, parece perfectamente claro que la filosofía natural de
Newton estaba, desde sus comienzos, vinculada a la teología natural, una manera
de probar la existencia y atributos de Dios mediante el estudio de los detalles
del mundo natural. […] La unidad de propósito de los escritos de Newton está
fuertemente confirmada por el hecho de que alguna que otra vez aludió a sus
investigaciones históricas y de la escritura en sus escritos científicos. En
particular, Newton no pudo abstenerse de aludir a las conclusiones a las que
llegó en un trabajo de teología histórica de gran importancia, reelaborado
muchas veces, pero nuevamente inconcluso, intitulado Theologiae gentilis origines philosophicae (“Los orígenes filosóficos de la teología gentil”). Basado en la
convicción de que la idolatría en algún momento fue el pecado fundamental, y en
que “al mundo le encanta ser engañado”, Newton sostuvo que el verdadero culto
era el culto a un Dios verdadero, pero que primero había sido corrompido en
idolatría después de la muerte de Noé. Todos los pueblos antiguos adoraban a
los mismos doce dioses bajo diferentes nombres, sostenía Newton, y aunque los
identificaron como sus propios reyes o héroes, derivaban de Noé, sus hijos y
sus nietos. Periódicamente Dios trataba de hacer volver a los pueblos a la
verdadera religión monoteísta mediante el envío de profetas como Moisés y
Jesús, pero la mayoría siempre volvía a la idolatría; incluso la religión
cristiana, al adorar a Cristo como Dios y a la Trinidad se volvió idólatra.
Según la investigación histórica de Newton sobre los orígenes de la teología
gentil, incluso la cristiandad “no era más verdadera y no se volvió menos
corrupta” que otras religiones anteriores. […]
Resulta muy claro a partir de esto, que la investigación de Newton por
descubrir la verdadera religión lo llevó encontrar en los registros antiguos
una religión que se basaba por completo en la teología natural —la creencia en
que Dios podía descubrirse a través de su creación. […] Los “Escolios Clásicos”
deberían verse como intentos posteriores de Newton por entender la historia de
la fe original antes de que se corrompiera por la idolatría, o como si fuera
vuelta a capturar por posteriores pensadores; y para mostrar la íntima relación
entre la fe verdadera de una parte, y la verdadera filosofía natural
(newtoniana) y la teología natural, de la otra.
Las alusiones a la comprensión por parte de Newton de las vicisitudes
históricas de la fe verdadera, como se desarrollan en los Theologiae gentilis origines philosophicae, aparecen una y
otra vez en sus obras. Aparece en el “Breve esquema sobre la verdadera
religión”, por ejemplo, cuando se nos habla de que “la religión de los primeros
tiempos hasta que abandonaron el culto correcto del Dios verdadero” y “se
corrompieron” al volverse a la idolatría y la inmoralidad. […] La filosofía
natural no sólo lleva a la teología natural, da a entender Newton, sino a un
sentido mejorado de la moralidad, y quizá incluso a otra renovación de la
religión verdadera que había florecido antes de Noé y sus hijos.
Si la filosofía natural se perfeccionara en todas sus partes siguiendo
este método, los límites de la filosofía moral también se ampliarían, pues en
la medida en que podamos saber por la filosofía natural cuál es la causa
primera, qué poder tiene sobre nosotros y qué beneficios recibimos de Él, tanto
como nuestras obligaciones con Él como hacia el prójimo, de la misma manera nos
aparecerá por la luz de la naturaleza. Y, sin duda, si el culto a falsos dioses
no hubiera cegado a los gentiles, su filosofía moral hubiera ido más lejos de
las cuatro virtudes cardinales; y en lugar de enseñarnos la trasmigración de
las almas y a adorar el Sol y la Luna y los Héroes muertos, nos hubieran
enseñado a adorar a nuestro verdadero Autor y Benefactor, como hicieron sus ancestros
bajo el gobierno de Noé y sus hijos antes de corromperse. [Isaac Newton,
Opticks, Query 31, pp. 405-6].
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Uno que no está familiarizado con los nombres de bebidas o su sabor,
puede ingerirlos por equivocación violando inconscientemente con ello un
principio fundamental de sus creencias religiosas. Se recomienda a las
industrias alimentarias que miren por las necesidades nutricionales de los tres
millones de musulmanes que viven en Norteamérica para quienes el alcohol en
cualquier forma está prohibido.
Otro problema es el uso de dentífricos. Debido a que un número substancial contiene alcohol, los musulmanes deben abstenerse de usarlos incluso si la persona no lo traga y se lava la boca inmediatamente después.
El uso de alcohol como antiséptico, así como en colonias y en perfumes, es discutido por muchos estudiosos musulmanes. Algunos de ellos prohíben su uso en perfumes y colonias pero lo permiten como antiséptico.
Otro problema es el uso de dentífricos. Debido a que un número substancial contiene alcohol, los musulmanes deben abstenerse de usarlos incluso si la persona no lo traga y se lava la boca inmediatamente después.
El uso de alcohol como antiséptico, así como en colonias y en perfumes, es discutido por muchos estudiosos musulmanes. Algunos de ellos prohíben su uso en perfumes y colonias pero lo permiten como antiséptico.
Su razonamiento es que el alcohol está considerado como Rijjs o una
abominación, y por ello no debería usarse de ninguna manera, debiendo ser
eliminados los residuos de la piel.
Se recomienda como alternativa aquellos perfumes que tienen como base aceite y en los que el alcohol no figura como constituyente. Otros sabios musulmanes permiten el uso del alcohol en colonias y perfumes así como antiséptico. Su razonamiento es que el alcohol se ha utilizado como un producto para uso externo pero no con intención de beberlo.
Se recomienda como alternativa aquellos perfumes que tienen como base aceite y en los que el alcohol no figura como constituyente. Otros sabios musulmanes permiten el uso del alcohol en colonias y perfumes así como antiséptico. Su razonamiento es que el alcohol se ha utilizado como un producto para uso externo pero no con intención de beberlo.
El uso y abuso de drogas que embriagan como es el caso de la
marihuana, el Hachís, el LSD y similares, están también prohibidos pues el
Islam toma en consideración el efecto que producen esas drogas en la salud del
individuo más que el enfoque comercial.
Como se mencionó en un documento anterior, la jurisprudencia islámica no permite al musulmán ingerir alimentos o beber líquidos prohibidos bajo ninguna condición, excepto cuando esto sucede por desconocimiento, por coacción o por una emergencia.
RESUMEN
Como se mencionó en un documento anterior, la jurisprudencia islámica no permite al musulmán ingerir alimentos o beber líquidos prohibidos bajo ninguna condición, excepto cuando esto sucede por desconocimiento, por coacción o por una emergencia.
RESUMEN
El autor ha ofrecido información sobre el alcohol en el Islam, su prohibición, sus orígenes y su cumplimiento. Se ha considerado sus aplicaciones en Norteamérica y se han respondido algunas cuestiones referentes al uso del alcohol.
Es de esperar que por medio de la educación se logre un entendimiento
mutuo entre las ideologías y culturas de los musulmanes y los no musulmanes consiguiendo
así que personas de todo el mundo sean capaces de vivir en paz y armonía
espiritual, económica, cultural, políticamente y en cualquier otro sentido
concebible.
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